El proceso del Reino de Dios
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Paradoja de la luz
Paradoja de la luz
¿Qué hacemos con las noticias del Reino de Dios? La iglesia en general ha buscado intentar tener una conversación robusta dentro de la misma, buscando de manera objetiva poner en perspectiva todo lo que crea que es el Reino de Dios. Desde los inicios de la iglesia primitiva hasta la Reforma, los cristianos han buscado la manera de elaborar una teologia robusta y realizar converasciones solo con los de adentro, dice Lucas Magnin
Mientras mas alto el edificio, menos vecinos tenemos alrededor
Por eso, parece muy interesante que Jesús inicia diciendonos ¿Qué se hace con la luz? No es necesario contestar puesto que la respuesta es obvia, la luz tiene que alumbrar y por lo tanto su lugar no es escondido en un cajón ni debajo de la cama si no en una repisa para que pueda alumbrar todo alrededor por lo tanto llama la atencion el contraste interesante con la iglesia actual y nos debe hacernos replantear nuestro objetivo primordial ¿es posible que alrededor de nosotros sepan que tenemos la luz? ¿no será que hemos ocultado tan bien la luz que ahora nadie puede beneficiarse de ella?
Jesús quiere que sus discipulos comprendan que la razón por la cual ha hablado en parabolas (como ocultando información) tiene como destino final ser revelado, nuestro trabajo como discipulos de Jesús no es ocultar la lampara si no ponerla en una repisa para que alumbre alrededor.
La Iglesia debe saber que es lo que tiene en las manos, se trata del Reino de Dios, no es algo que le pertenece mas bien es algo que le ha sido dado, debemos ser capaces de practicar con generosidad el compartir el reino de Dios, con la medida que nosotros sirvamos a los demás será con la misma que se nos dará (e incluso se nos añadirá) dando el control de las cosas a algo externo es decir a Dios, Él es quien controla el tener y no nosotros, el reino de Dios no es algo que nosotros podamos administar tacañamente puesto que si lo hacemos asi aún lo que tenemos nos será quitado.
Comparaciones en la cosecha
Comparaciones en la cosecha
Si la primer parabola habla acerca de la necesidad de poner en su lugar correcto al reino de Dios, estas 2 nos hablan de su naturaleza y la dinámica de crecimiento.
En la primera, Jesús nos dice que el reino de Dios se parece a un hombre que esparce la semilla en la tierra y que este, sin saber como, un dia despierta y la semilla ya brotó, en esta imagen vemos 2 procesos, uno es oculto (la germinación) y otro es manifiesto (el crecimiento), el discipulo de Cristo se parece a este hombre, no hace enfasis en los metodos, de hecho el relato está haciendo enfasis en que nada de lo que haga el sembrador (dormir o estar despierto) o nada de lo exterior (dia o noche) hará que la semilla brote, de hecho no sabemos que pasa con el crecimiento y la germinación, simplemente nos dice “la tierra da fruto por si sola” (vv 28).
Este proceso de crecimiento es algo paulatino, nunca la semilla duerme y aparece siendo fruta, primero el tallo, luego la espiga y finalmente el grano “lleno” en la espiga. Quien tiene oidos para oir entenderá que el crecimiento es paulatino, jamás exigirá frutos a quien todavia es tallo pero sabe que después de un tiempo se espera que la espiga de frutos llenos. Dice Mercedes Navarro
La ignorancia del proceso de transformación, subraya por contraste el empeño de medir y controlar
Como emisarios del reino de Dios nosotros confiamos en el proceso de quien da el crecimiento, ponemos nuestros esfuerzos en esparcir la semilla pero entendemos que hay alguien mas detrás de su crecimiento y no somos nosotros, la confianza que tenemos nosotros no solamente es en que estamos haciendo nuestro trabajo si no que además sabemos que quien da el crecimiento será el encargado de meter la hoz para cosechar cuando el grano esté maduro, es decir, llegará un momento tanto presente como escatologico en donde Dios mismo participará en la cosecha de su reino.
Finalmente tenemos la paradoja de la semilla de mostaza, siendo un grano tan pequeño es capaz de dar un arbol muy grande, facilmente podemos dejarnos guiar por las apariencias, desanimarnos por considerar minusculo nuestro sefuerzo frente al gran campo que tenemos por delante, pero quien tiene oidos para oir, sabe y confia en que por mas insignificante que pueda ser una semilla, una vez que es sembrada podrá alcanzar una estatura muy alta y no solo eso si no tambien servir de refugio para las aves que anidan bajo su sombra (vv 32).
Creemos que hay una evocación en el relato del grano de mostaza con Ezequiel 17:23, en este pasaje Dios está mostrandole al pueblo de Israel que Él hace crecer a los arboles pequeños y que reduce a los arboles grandes, es Él quien controla los tamaños en la naturaleza y no el ser humano.
Lo plantaré sobre el cerro
más alto de Israel,
para que eche ramas y produzca fruto
y se convierta en un magnífico cedro.
Toda clase de aves anidará en él,
y vivirá a la sombra de sus ramas.
Jesús está predicando algo diferente, en este capitulo se comenta 4 veces la frase “el reino de Dios”, Jesús está sumamente interesado en que sus discipulos aprenden a ver y a oir para que puedan convertirse de sus malos caminos a diferencia de la profecia de Isaias, está claro que busca decirnos que nadie puede tener la patente del Reino de Dios, nadie puede creer que ya lo domina, al contrario, nos invita a unicamente poner esa luz en una repisa para alumbrar y a esperar paciente a que la semilla germine y crezca alegrandonos de que cuando crezca será un arbol muy grande y lleno de fruto de los cuales el Señor mismo cosechará.