¿ES JESUS ES EL SEÑOR DE TU HOGAR?

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Sociedad consumista

A partir de los años 90’s estamos en medio de una sociedad cada mas consumista. Compramos algo y al poco tiempo lo cambiamos por otra cosa.
Si compras algo y no te funciona lo desechas y compras otro, ¿es asi? Salvo que vivas en una sociedad tan pobre como la de Haiti o Cuba.
Esto pasa con los juguetes de los niños, con la ropa de las jóvenes (que me voy a poner eso, si ya me lo han visto tantas veces!). Con los artefactos eléctricos, con los teléfonos celulares. Quiero tener el nuevo modelo que ha salido el mes pasado!
¿Es que es todo desechable hoy? ¿Es tu pareja, desechable? ¿Tu matrimonio ya no funciona, lo desechas?
Aun ese hijo no deseado es un estorbo para tu futuro, ¿lo abortas? (Claro que hay casos penosos de violación donde tal vez se considere el aborto, pero esa es una decisión muy difícil.)
¿Es un padre anciano una carga para la familia? Lo enviamos al asilo, para que se consuma y se vaya de este mundo. O tal vez ya es un anciano con enfermedad terminal. ¿Habría que proceder con la eutanasia?

Una pareja de 65 años de casados

Cuando les preguntaron como lograron permanecer juntos por 65 años, la anciana respondió: “Nacimos en una época donde si algo se rompía, lo arreglábamos. No lo tirábamos a la basura”.
Con esa actitud los matrimonios de antes pudieron superar grandes crisis, remendar corazones rotos, restaurar la relación, y salvar hogares.
Lucas 1:5–7 RVA
En los días de Herodes, rey de Judea, había un sacerdote llamado Zacarías, de la clase de Abías. Su esposa era de las hijas de Aarón y se llamaba Elisabet. Ambos eran justos delante de Dios y vivían irreprensiblemente en todos los mandamientos y ordenanzas del Señor. No tenían hijo, porque Elisabet era estéril, y ambos eran de edad avanzada.
La esterilidad era considerada en Israel, y en todo el antiguo Oriente, como un mal, lo peor que podía acontecerle a una mujer, entendido como una especie de castigo enviado por Dios. Si hubieran vivido en el siglo 21, Zacarías y Elisabet pudieron haber terminado su relación mucho antes, pero no lo hicieron.
Pero hoy vivimos infectados del consumismo: “me voy a casar, pero si no funciona me divorcio”.
Las estadísticas dicen que la falta de tolerancia es el principal motivo del fracaso matrimonial. En el fondo solo es orgullo.
La mitad de todos los matrimonios terminan en divorcio, pero sólo en el caso de los primeros matrimonios. En realidad, los segundos y terceros matrimonios fracasan a un ritmo mucho mayor. Los terceros matrimonios tienen la tasa de divorcio más alta: 73%
Conocemos las consecuencias desastrosas del divorcio, donde ambas partes pierden, y la mas afectada son los hijos.
Entonces ¿Hay aún esperanza para las familias en este siglo 21?
Si la hay, y necesitamos a Jesucristo, pero solo si lo buscamos como necesidad profunda, como un clamor, como en una búsqueda desesperada.

Dos personas que buscaron a Jesús

El pasaje de Lucas 8:40-56 nos habla de dos hechos extraordinarios en que dos personas buscaron a Jesús de todo su corazón: Jairo, un principal de la sinagoga y una mujer que sufría de flujo de sangre. Tenemos ahora dos milagros entretejidos, de la misma manera que se nos narran en Mateo y en Marcos. Lucas es minucioso en su relato, por su preparación como médico.
Lucas 8:40–44 RVR60
Cuando volvió Jesús, le recibió la multitud con gozo; porque todos le esperaban. Entonces vino un varón llamado Jairo, que era principal de la sinagoga, y postrándose a los pies de Jesús, le rogaba que entrase en su casa; porque tenía una hija única, como de doce años, que se estaba muriendo. Y mientras iba, la multitud le oprimía.Pero una mujer que padecía de flujo de sangre desde hacía doce años, y que había gastado en médicos todo cuanto tenía, y por ninguno había podido ser curada, se le acercó por detrás y tocó el borde de su manto; y al instante se detuvo el flujo de su sangre.

Jairo el principal de la sinagoga

Notamos el detalle en el verso 41 que Jairo, «postrándose a los pies de Jesús, le suplicaba que entrara en su casa» (v. 41). Cristo accedió a ello y marchó en compañía de Jairo.
Así como Jairo, nosotros debemos clamar a Jesús para que entre en nuestra casa. La niña era su única hija de 12 años y se estaba muriendo. Imaginemos el gran dolor de este padre judio, para quien la permanencia de su legado era tan grande.
Y se acerca a Jesus, con toda humildad y dolor, clamando por ayuda.

La mujer con flujo de sangre

En el verso 42 notamos que mientras Jesús iba a la casa de Jairo, la multitud le apretaba. Y tenemos a esta pobre mujer afligida por su dolencia de 12 años, que había gastado en médicos posiblemente toda su fortuna y sin resultados. Marcos nos da mas detalles sobre este hecho.
Marcos 5:25–29 RVR60
Pero una mujer que desde hacía doce años padecía de flujo de sangre, y había sufrido mucho de muchos médicos, y gastado todo lo que tenía, y nada había aprovechado, antes le iba peor, cuando oyó hablar de Jesús, vino por detrás entre la multitud, y tocó su manto. Porque decía: Si tocare tan solamente su manto, seré salva. Y en seguida la fuente de su sangre se secó; y sintió en el cuerpo que estaba sana de aquel azote.
La naturaleza de la enfermedad, era tal que la mujer prefirió acercarse ocultamente a Jesús, mezclada con la multitud, y tocar la orla de su manto. Su fe era fuerte, pues estaba segura de que, con sólo tocar la orla del manto de Jesús, quedaría curada, y tal vez pensó que Él no se daría cuenta.
Lucas 8:45–48 RVA
Entonces dijo Jesús: —¿Quién es el que me ha tocado? Y como todos negaban, Pedro le dijo: —Maestro, las multitudes te aprietan y presionan. Jesús dijo: —Alguien me ha tocado, porque yo sé que ha salido poder de mí. Entonces, cuando la mujer vio que no había pasado inadvertida, fue temblando; y postrándose delante de él, declaró ante todo el pueblo por qué causa le había tocado, y cómo había sido sanada al instante. El le dijo: —Hija, tu fe te ha salvado. Vete en paz.
Veamos aquí dos detalles importantes.
La multitud que apretaba a Jesús, pero que no recibe de El alguna sanidad, a pesar de estar tan cerca. En cambio la mujer puso toda su fe en Jesús y entonces fue sanada por el poder de Dios, pues estuvo dispuesta a humillarse al punto de incluso ser pisoteada por la multitud, tan solo poniendo su esperanza en El.
Y Jesús le dice algo extraordinario: “Tu fe ha salvado”. Es decir no solo fue sanada, sino también salvada. Con seguridad esa expresión no pasó desapercibida por los burladores que luego se manifestaron cuando Jesús se acercó a la casa de Jairo, y declaró que la niña no había muerto, sino que dormía.
Lucas 8:49–53 RVA
Mientras él aún hablaba, vino uno de la casa del principal de la sinagoga para decirle: —Tu hija ha muerto. No molestes más al Maestro. Al oír esto, Jesús le respondió: —No temas; sólo cree, y ella será salva. Cuando llegó a la casa, no dejó entrar consigo a nadie, sino sólo a Pedro, a Juan, a Jacobo, y al padre y a la madre de la niña. Todos lloraban y lamentaban por ella. Pero él dijo: —No lloréis. Ella no ha muerto, sino que duerme. Ellos se burlaban de él, sabiendo que ella había muerto.
Con esto demostraban:
Que no tenían fe en el poder de Jesús.
Que no había sinceridad en su llanto; estaban pagados para llorar y cumplían con lágrimas de cocodrilo.
Por eso, Jesús los echó fuera a todos, ya que eran indignos de presenciar el milagro.
Marcos 5:41–43 RVR60
Y tomando la mano de la niña, le dijo: Talita cumi; que traducido es: Niña, a ti te digo, levántate. Y luego la niña se levantó y andaba, pues tenía doce años. Y se espantaron grandemente. Pero él les mandó mucho que nadie lo supiese, y dijo que se le diese de comer.
En el evangelio de Marcos menciona aquí la expresión original del arameo que Jesús hablaba: «Talithá cumi, que traducido significa: Muchacha, levántate». El Señor de la vida, ordenó a la niña que se levantase.
¿Dónde estaba en ese intervalo el espíritu de la muchacha? No se nos dice, pero basado en otros textos, podemos pensar que estaba en las manos del Padre de los espíritus (Hebreos 12:9). Había la opinión entre los judíos de que el alma humana, al salir del cuerpo en el momento de la muerte, se queda cerca del cadáver durante tres días, marchándose definitivamente de él al cuarto día.

¿Vidas descartadas?

Como hemos visto hoy, en el caso de la mujer con flujo de sangre se podría decir que estaba desahuciada. Es decir, para los médicos, ella era descartable.
En el caso de la hija de Jairo, vino uno de la casa del principal de la sinagoga para decirle: “Tu hija ha muerto. No molestes más al Maestro.” Es decir, en nuestro propio entorno familiar nos pueden decir que el caso está perdido, ya no hay nada que hacer. Y peor aún, burlarse de que expreses tu confianza en Cristo.
Pero tenemos a un Cristo que Salva, y Sana. Que es el Señor de la vida. Entonces pon tu fe enteramente en El.
Y no solo eso, sino que también Cristo Santifica, así como lo hizo con la mujer samaritana, con María Magdalena, y muchos mas, incluyéndome a mi.

¿Como buscas a Cristo hoy?

Si estas pasando un problema grave - solo hay un paso que hacer – clama a Jesucristo – haz como la mujer con hemorragia crónica, que vino con fe a Jesús – haz como Jairo, que clamó por su hija – ambos declararon que Jesús era el Señor.
No solo busques a Jesús cuando estas en crisis. Fíjate cuanta gente apretaba a Jesús, pero solo por interés, por conveniencia – y luego se van. Y cuantos no podrán ver los milagros en su vida. Y el mayor milagro es tu Salvación.
La mayor prueba que demuestra que sigues a Jesús de corazón es cuando confiesas y das testimonio de tu fe ante los demás. Y luego sigues a Cristo, a pesar de la crítica, como el caso de la mujer samaritana, que dejó su cántaro y fue anunciando de Jesús ante sus vecinos.
Recuerda el caso de María Magdalena, quien no se avergonzó de seguir a Jesús, a pesar que ella tenía mala reputación de su vida antigua, pero ella siguió a Jesús, y estuvo a los pies de Jesús, y fue la primera persona que vió a Jesus resucitado.
Lucas 8:1–3 RVA
Aconteció después, que él andaba de ciudad en ciudad y de aldea en aldea, predicando y anunciando el evangelio del reino de Dios. Los doce iban con él, y también algunas mujeres que habían sido sanadas de espíritus malignos y de enfermedades: María, llamada Magdalena, de la cual habían salido siete demonios; Juana, la mujer de Cuza, administrador de Herodes; Susana, y muchas otras. Ellas les servían con sus bienes.
Concluyendo este mensaje, notemos que la mujer con flujo de sangre puso toda su fe en Jesús, y hizo todo lo posible por llegar cerca del Maestro, aún arriesgándose a ser pisoteada por la multitud, tan solo poniendo su esperanza en El. No solo fue sanada, sino también salvada.
Notemos que Jairo, el dueño de la casa, permitió que Jesús entrara al aposento principal donde estaba la niña. ¿Has dejado entrar a Jesús a todos los rincones de tu casa? ¿O solo se ha quedado como invitado en tu sala?
Hebreos 13:8 RVA
¡Jesucristo es el mismo ayer, hoy y por los siglos!
Con Cristo plenamente en tu hogar, hay seguridad de tener un feliz hogar.
Finalmente, ten presente que Cristo Viene Pronto a llevar a su Iglesia. ¿Tienes la seguridad de ir con El y todos sus santos?
Invita a Jesús a entrar en tu corazón, hoy, como tu Salvador y Señor.
OREMOS.
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