TODOS NECESITAMOS EL EVANGELIO

ESTUDIO DE ROMANOS PARA TI  •  Sermon  •  Submitted   •  Presented
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Romanos 3:20 NVI
Por tanto, nadie será justificado en presencia de Dios por hacer las obras que exige la ley; más bien, mediante la ley cobramos conciencia del pecado.
Pablo, ¿estás diciendo que no se gana nada por tener una religión bíblica?
Romanos 3:1 NVI
Entonces, ¿qué se gana con ser judío, o qué valor tiene la circuncisión?
No; no estoy diciendo eso. Hay gran valor en tener y conocer las palabras de Dios (v 2).
Romanos 3:2 NVI
Mucho, desde cualquier punto de vista. En primer lugar, a los judíos se les confiaron las palabras mismas de Dios.
Sí, pero esas palabras han fallado, ¿no es cierto?, porque muchos no han creído el evangelio de justicia revelado en Jesús, el Hijo de Dios. ¿Qué ha pasado con las promesas? (v 3a).
Romanos 3:3 NVI
Pero entonces, si a algunos les faltó la fe, ¿acaso su falta de fe anula la fidelidad de Dios?
A pesar de que Su pueblo no ha creído, Sus promesas de Salvación están avanzando. Nuestra infidelidad solo revela qué tan comprometido está Dios con Su verdad (¡piensa en todo lo que Él ha hecho para ser fiel a Sus promesas!) (v 3b 4).
Romanos 3:3–4 NVI
Pero entonces, si a algunos les faltó la fe, ¿acaso su falta de fe anula la fidelidad de Dios? ¡De ninguna manera! Dios es siempre veraz, aunque el hombre sea mentiroso. Así está escrito: «Por eso, eres justo en tu sentencia, y triunfarás cuando te juzguen.»
Pero si es necesaria la injusticia para que se vea la justicia de Dios, ¿no es injusto que Dios nos juzgue? (v 5).
Romanos 3:5 NVI
Pero si nuestra injusticia pone de relieve la justicia de Dios, ¿qué diremos? ¿Que Dios es injusto al descargar sobre nosotros su ira? (Hablo en términos humanos.)
Sobre esa base, Dios no juzgaría a nadie en el mundo. Y estamos de acuerdo (es decir, Pablo y los judíos religiosos) en que Dios debe juzgar (v 6).
Romanos 3:6 NVI
¡De ninguna manera! Si así fuera, ¿cómo podría Dios juzgar al mundo?
Bueno, entonces si mi pecado hace que Dios se vea mejor, eso quiere decir que debo pecar más para que Su gloria se vea con mayor claridad, ¿no es cierto? (v 7-8).
Romanos 3:7–8 NVI
Alguien podría objetar: «Si mi mentira destaca la verdad de Dios y así aumenta su gloria, ¿por qué todavía se me juzga como pecador? ¿Por qué no decir: Hagamos lo malo para que venga lo bueno?» Así nos calumnian algunos, asegurando que eso es lo que enseñamos. ¡Pero bien merecida se tienen la condenación!
He sido acusado por muchos de creer esto, pero no es así. Y decir que pecas para que Dios te ame es una actitud absolutamente digna de condenación (v 8).
Romanos 3:8 NVI
¿Por qué no decir: Hagamos lo malo para que venga lo bueno?» Así nos calumnian algunos, asegurando que eso es lo que enseñamos. ¡Pero bien merecida se tienen la condenación!

TODOS ESTAMOS PERDIDOS

Romanos 3:9–10 NVI
¿A qué conclusión llegamos? ¿Acaso los judíos somos mejores? ¡De ninguna manera! Ya hemos demostrado que tanto los judíos como los gentiles están bajo el pecado. Así está escrito: «No hay un solo justo, ni siquiera uno;
Estar “bajo el pecado” y ser “injusto” son la misma cosa. Ser injusto es un término posicional: estamos delante de Dios pero no tenemos una buena relación con Él ni con los demás porque los hemos agraviado a Él y a ellos.
Estar “bajo el pecado” es un término legal: somos ciudadanos del pecado. Es como si todos tuviéramos un pasaporte espiritual que mostrara nuestra ciudadanía legal. Este pasaporte está sellado ya sea con el sello de Bajo el pecado o con el sello de Bajo la gracia. Y la sorprendente declaración de Pablo es que judíos y gentiles, religiosos y no religiosos, todos están bajo pecado. La persona que vive una vida de tremenda inmoralidad y desenfreno (aquella que encaja con cada descripción de 1:18-32) y la persona que es escrupulosa y moral están igualmente bajo el pecado.

¿Cómo el pecado afecta a los pecadores?

Hay siete efectos que el pecado produce:
Nuestra posición legal. Nadie es legalmente justo y nadie puede hacer nada para cambiar eso. Somos culpables y estamos condenados (v 10). POR MAS QUE QUSIÉRAMOS SOBORNAR A DIOS CON BUENAS ACCIONES, CON GENEROSIDAD, CON UNA BUENA APARIENCIA NO SE PUEDE CAMBIAR EL VEREDICTO.
Nuestras mentes. “No hay nadie que entienda” (v 11). Debido a que nuestra naturaleza esencial está corrompida por el pecado, no entendemos la verdad de Dios. “A causa de la ignorancia que [nos] domina y por la dureza de [nuestro] corazón” tenemos “oscurecido el entendimiento” (Ef 4:18). La ignorancia no causa la dureza de los corazones (no sabemos nada acerca de Dios, así que no lo amamos); más bien, la dureza del corazón genera una falta de entendimiento. Eso se debe a que nuestro egocentrismo pecaminoso nos lleva a ignorar gran parte de la realidad; vivimos negando esta realidad. Estamos ciegos a muchas verdades y nuestro pensamiento no procesa la información como debería. NO QUEREMOS ENTENDER, NO VERBALIZAMOS NUESTRAS FALTAS
Nuestros motivos. “Nadie que busque a Dios” (v 3:11b). Ninguno de nosotros quiere realmente encontrarlo; más bien, estamos huyendo y escondiéndonos de Él en todo lo que hacemos, incluso en nuestra religión y moralidad (hablaremos más de esto a continuación). ¿QUÉ HAY DETRÁS DE LO QUE HACES O NO HACES?
Nuestras voluntades. “Todos se han descarriado” (v 12). Esta afirmación hace eco de Isaías 53:6: “Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino” (RV60). Hay obstinación en nuestro andar errante. El pecado se puede definir como nuestra insistencia en la autodeterminación; queremos tener el derecho de escoger nuestros propios caminos. QUEREMOS VIVIR SOLOS NUESTRO CRISTIANISMO, NOSOTROS SABEMOS DONDE LE METEMOS VELOCIDAD O FRENAMOS, EN UNAS COSAS ERES PERMISIVO EN CASA Y OTRAS MUY LIBERAL CONTIGO.
Nuestras lenguas. “Su garganta es un sepulcro abierto” (v 13). Somos mentirosos, odiosos, amargados y blasfemos en lo que decimos (v 13-14). La imagen es la de un sepulcro que tiene cuerpos podridos ahí adentro. Las palabras pecaminosas son una señal de la muerte. Usamos nuestras lenguas para mentir y proteger nuestros propios intereses y para dañar los intereses de los demás.
Nuestras relaciones. “Veloces son [nuestros] pies para ir a derramar sangre; dejamos ruina y miseria en [nuestros] caminos, y no [conocemos] la senda de la paz” (v 15-17). Esta es la manera en la que el pecado afecta nuestras relaciones: vamos tras la sangre del otro, a veces literalmente, y otras veces (con mayor frecuencia) tratamos de derribar a los que se nos atraviesan en nuestro camino. ¿Por qué nos enojamos con las personas? Porque han bloqueado el acceso a un ídolo: han desafiado nuestra comodidad, han impedido nuestro ascenso laboral, nos han hecho sentir que perdemos el control, están disfrutando de una relación que sentimos necesitar. Cuando no vivimos gozándonos en la aprobación de Dios en el evangelio, no conocemos la paz ni podemos vivir en paz con los demás.
Nuestra relación con Dios. “No hay temor de Dios delante de [nuestros] ojos” (v 18)
Esta es una lista detallada y deprimente. También contiene dos afirmaciones particularmente sorprendentes y una conclusión impactante. Pablo afirma que “no hay […] nadie que busque a Dios” y que “no hay nadie que haga lo bueno”. “No hay temor de Dios” es un resumen de nuestro pecado y, a la vez, lo que nos señala el antídoto para nuestro pecado.
Buscar a Dios (3:11) se debe entender en su significado más obvio. Es un deseo por conocer al Dios verdadero, encontrarlo y disfrutar de Él; es un deseo de adorar, apreciar y gozarse en Él por lo que Él es. Muchos dirían: Aquí Pablo se ha pasado. Conozco a muchas personas que no son cristianas y que no van a la iglesia, pero oran y reflexionan mucho; están realmente buscando la verdad. Y también están las personas de otras religiones. Y al fin de cuentas, ¡yo era un buscador y encontré a Dios! Pero Pablo no está diciendo: Nadie busca las bendiciones espirituales, o nadie busca a Dios para que conteste sus oraciones, o nadie busca tener poder espiritual o paz o experiencias. No lo dice porque, de hecho, muchos hacen estas cosas. Lo que Pablo está diciendo es: Nadie, impulsado por su propia decisión y actuando por su propia capacidad, quiere encontrar a Dios.
Alguien puede tener un problema en su vida y darse cuenta de que necesita el perdón para tratar con su culpa, o que necesita la paz espiritual para tratar con su ansiedad, o que necesita el poder y la sabiduría para saber cómo avanzar en la vida, o que necesita una experiencia mística para lidiar con el vacío que siente. Pero eso de ninguna manera es lo mismo que tratar de conocer en verdad al Dios santo, vivo, soberano y relacional y de ser conocido por Él. No es buscar a Dios sino buscar lo que Él nos puede dar.
través de nuestro servicio a Él. Entonces cuando alguien de verdad busca a Dios es porque Dios lo ha buscado antes. Si nadie es capaz de buscar a Dios, cualquier ser humano que verdaderamente lo esté buscando debe de haber pasado ya por un cambio interior hecho por el Espíritu de Dios, no por sí mismo. Jesús mismo dijo: “Nadie puede venir a Mí si no lo atrae el Padre que me envió” (Juan 6:44 “Nadie puede venir a mí si no lo atrae el Padre que me envió, y yo lo resucitaré en el día final.” , ver también Juan 6:65 “—Por esto les dije que nadie puede venir a mí, a menos que se lo haya concedido el Padre.” ). Pablo espera que a los impíos “Dios les conceda el arrepentimiento para conocer la verdad” (2 Timoteo 2:25 “Así, humildemente, debe corregir a los adversarios, con la esperanza de que Dios les conceda el arrepentimiento para conocer la verdad,” ).
¿Qué diferencia hace esto? La diferencia está en que te gozas cuando ves que Dios no se está escondiendo de ti; entiendes que todo lo que sabes de Él es porque Él ha decidido revelártelo. Te humilla ver la verdad de que no hay nada mejor o más inteligente en ti que pudiera significar que tú buscaste a Dios.
La salvación no comenzó contigo cuando decidiste buscar a Dios; comenzó con la decisión que Él tomó de buscarte. Sabes que todo lo que tienes y eres es por pura gracia.
HACEMOS COSAS BUENAS, TODOS HACEMOS COSAS BUENAS, PERO TODO RADICA EN EL FONDO EN EL CORAZÓN. Todos tenemos que entender esto para ser cristianos salvados en vez de personas religiosas pero perdidas.
1. ¿Por qué los rebeldes - pecadores necesitan el evangelio? ¿Cómo le explicarías esto a alguien que rechaza la existencia de Dios?
2. ¿Por qué las personas “buenas” necesitan el evangelio? ¿De qué manera le explicarías esto a alguien que piensa que es lo suficientemente bueno ante Dios?
3. ¿Tú por qué necesitas el evangelio? ¿De qué manera le recuerdas esto a tu corazón cuando estás tentado a sentir orgullo por tu bondad o desesperación por tu pecado?
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