Los 12 espías

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La fe que el Señor nos pide

Hay momentos en la vida que son una “Y”… hay puntos en los que no podemos seguir de la misma manera que venimos, sino que tenemos optar por un camino. Los pro y los contra de ambas son muy fuertes y nos cuesta saber qué camino es el mejor.
1 Corintios 10 Nos habla de que todas las cosas que estamos estudiando sobre el desierto ocurrieron como ejemplo para nosotros para que evitemos los mismos pecados que ellos. Aprovechemos entonces a profundizar en las verdades que nuestro Dios nos dejó.
Números 13 RVR60
Y Jehová habló a Moisés, diciendo: Envía tú hombres que reconozcan la tierra de Canaán, la cual yo doy a los hijos de Israel; de cada tribu de sus padres enviaréis un varón, cada uno príncipe entre ellos. Y Moisés los envió desde el desierto de Parán, conforme a la palabra de Jehová; y todos aquellos varones eran príncipes de los hijos de Israel. Estos son sus nombres: De la tribu de Rubén, Samúa hijo de Zacur. De la tribu de Simeón, Safat hijo de Horí. De la tribu de Judá, Caleb hijo de Jefone. De la tribu de Isacar, Igal hijo de José. De la tribu de Efraín, Oseas hijo de Nun. De la tribu de Benjamín, Palti hijo de Rafú. De la tribu de Zabulón, Gadiel hijo de Sodi. De la tribu de José: de la tribu de Manasés, Gadi hijo de Susi. De la tribu de Dan, Amiel hijo de Gemali. De la tribu de Aser, Setur hijo de Micael. De la tribu de Neftalí, Nahbi hijo de Vapsi. De la tribu de Gad, Geuel hijo de Maqui. Estos son los nombres de los varones que Moisés envió a reconocer la tierra; y a Oseas hijo de Nun le puso Moisés el nombre de Josué. Los envió, pues, Moisés a reconocer la tierra de Canaán, diciéndoles: Subid de aquí al Neguev, y subid al monte, y observad la tierra cómo es, y el pueblo que la habita, si es fuerte o débil, si poco o numeroso; cómo es la tierra habitada, si es buena o mala; y cómo son las ciudades habitadas, si son campamentos o plazas fortificadas; y cómo es el terreno, si es fértil o estéril, si en él hay árboles o no; y esforzaos, y tomad del fruto del país. Y era el tiempo de las primeras uvas. Y ellos subieron, y reconocieron la tierra desde el desierto de Zin hasta Rehob, entrando en Hamat. Y subieron al Neguev y vinieron hasta Hebrón; y allí estaban Ahimán, Sesai y Talmai, hijos de Anac. Hebrón fue edificada siete años antes de Zoán en Egipto. Y llegaron hasta el arroyo de Escol, y de allí cortaron un sarmiento con un racimo de uvas, el cual trajeron dos en un palo, y de las granadas y de los higos. Y se llamó aquel lugar el Valle de Escol, por el racimo que cortaron de allí los hijos de Israel. Y volvieron de reconocer la tierra al fin de cuarenta días. Y anduvieron y vinieron a Moisés y a Aarón, y a toda la congregación de los hijos de Israel, en el desierto de Parán, en Cades, y dieron la información a ellos y a toda la congregación, y les mostraron el fruto de la tierra. Y les contaron, diciendo: Nosotros llegamos a la tierra a la cual nos enviaste, la que ciertamente fluye leche y miel; y este es el fruto de ella. Mas el pueblo que habita aquella tierra es fuerte, y las ciudades muy grandes y fortificadas; y también vimos allí a los hijos de Anac. Amalec habita el Neguev, y el heteo, el jebuseo y el amorreo habitan en el monte, y el cananeo habita junto al mar, y a la ribera del Jordán. Entonces Caleb hizo callar al pueblo delante de Moisés, y dijo: Subamos luego, y tomemos posesión de ella; porque más podremos nosotros que ellos. Mas los varones que subieron con él, dijeron: No podremos subir contra aquel pueblo, porque es más fuerte que nosotros. Y hablaron mal entre los hijos de Israel, de la tierra que habían reconocido, diciendo: La tierra por donde pasamos para reconocerla, es tierra que traga a sus moradores; y todo el pueblo que vimos en medio de ella son hombres de grande estatura. También vimos allí gigantes, hijos de Anac, raza de los gigantes, y éramos nosotros, a nuestro parecer, como langostas; y así les parecíamos a ellos.
Siempre que leemos estos pasajes debemos tener en nuestra mente que este pueblo estaba caminando en base a una promesa: Genesis 12:1 - 2
Génesis 12:1–2 RVR60
Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré.Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición.
Génesis 17:8–9 RVR60
Y te daré a ti, y a tu descendencia después de ti, la tierra en que moras, toda la tierra de Canaán en heredad perpetua; y seré el Dios de ellos. Dijo de nuevo Dios a Abraham: En cuanto a ti, guardarás mi pacto, tú y tu descendencia después de ti por sus generaciones.
Luego de todo lo que ocurre entre la historia de Abraham hasta acá es un camino de fe. De él la Biblia dice que Abraham creyó la promesa y le fue contado por justicia (Génesis 15:6, Romanos 4:3). Uno de los aspectos centrales de esta bendición esta la “tierra”. Luego de muchos años, el pueblo, ya multiplicado y con la tierra prometida en sus narices tiene que decidir si va a creer o no, si iba a obedecer o no. Si va a seguir la historia del “padre de la fe” o no.
I) El lugar de Dios. “Yo doy”: El Señor ya había otorgado esa tierra a los “hijitos- niños” de Israel.
- Él ya lo había decretado.
- Es obvio pero interesante que solo se puede dar algo que es propio. La tierra nunca fue de los cananeos sino de Dios y, por lo tanto, desconocer que todo le pertenece al Dios que puede hacer murallas de agua, es desconocer a Dios mismo.
- La falta de fe comienza por desconocer quien es Dios o parte de sus atributos.
II) La orden de Dios:
- “Reconozcan”: Esta palabra y sus derivados se repite notablemente en esta porción, lo que nos hace preguntar sobre la relevancia de esta orden ¿No sabía Dios quienes habitaban? ¿no se lo podía revelar a Moises como lo hacía con tantas cosas? ¿porqué Dios accede a este pedido y lo ordena?
- “La intención, según se revela en Deuteronomio, era buscar el camino que debían seguir. No era para decidir si deberían o no entrar a la tierra a poseerla. Sin embargo, tras completar la exploración los israelitas estaban aterrorizados” La idea era saber en la práctica cómo es que iban a lograr el objetivo, no si este era posible o no.
Ellos debían observar el obstáculo a vencer de algo que Dios ya les había otorgado y traer pruebas de la bendición de esa promesa. Creo que nosotros tenemos una tarea similar en la vida espiritual. El mandato de Jesucristo de calcular el costo, entender la angostura del evangelio.
1- Es activo el trabajo que debemos hacer de analizar los obstáculos de la vida espiritual. (Jesús advierte de calcular el costo del discipulado Lucas 14:25-33)
2- Alentarnos con la recompensa. Frutos gigntes: Filipenses 3:12-14
Filipenses 3:12–14 RVR60
No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.
Para poder alentarnos con lo que viene necesitamos tener la verdadera fe.
Paréntesis sobre dos aspectos esenciales de la Fe:
1- La fe Bíblica se muestra como completamente confiada en lo que Dios dijo que va a hacer (Promesas)
- La fe NO es un sentimiento de confianza en que Dios hará lo que le pido, sino que una vez que yo exprese mi deseo y preocupaciones al Señor como manda Filipenses 4:6 - 7, confío en que el Señor hará lo que necesito para parecerme más a Cristo según Romanos 8.
2- Pero la ve también es descripta como la obediencia a Dios en cosas que parecen imposibles de ejecutar (insertar ejemplos de hebreos 11)
- Hay gente que tiene fe para que Dios le de la plata para cambiar el auto (cosa que Dios nunca prometió) y no tiene fe para creer que Dios puede obrar en el un cambio de carácter. Hay gente que tiene fe para que deje de llover en el cumpleaños de un hijito o en un evento evangelístico y no tiene fe para obedecer a Dios sugetándose a su esposo. Hay gente que cree y tiene fe en que Dios lo va a ayudar en un exámen para el que no estudió, pero no tiene la fe suficiente para creer que puede y debe someterse a sus padres.
Definición de Elyse Fitzpatrik:

Entonces, ¿qué es la fe? Es el conocimiento del carácter de Dios, la creencia de que Él puede hacer todo lo que ha prometido y la confianza de seguirlo a donde quiera que Él guíe

La obediencia fiel produce mayor fe y obediencia, un paso que te lleva de forma espontánea al siguiente. A veces la obediencia llena de fe parece exactamente lo opuesto a lo que deberíamos hacer. Ve otra vez las vidas de aquéllos que se mencionaron en Hebreos 11. La obediencia que su fe generó parecía ir en contra de la razón y sus corazones debieron estar llenos de temor. Pero vieron las opciones de manera diferente. Vieron la vida a través de los ojos de la fe y supieron que, como Carlos Spurgeon dijo, “Nuestro mayor riesgo se acaba cuando obedecemos.”

Pistis (fe) significa estar persuadido de que algo es verdad y creerlo. Es mucho más que una simple aceptación intelectual, pues implica obediencia. Pistis viene de la palabra peithō (“obedecer”). Los conceptos de obediencia y fe son usados de manera equiparable a lo largo del Nuevo Testamento (cp. Jn. 3:36; Hch. 6:7; Ro. 15:18; 2 Ts. 1:8; He. 5:9; 1 P. 4:17). La Biblia también habla de la obediencia de la fe (Hch. 6:7; Ro. 1:5; 16:26). (Macarthur)
III) Las reacciones del pueblo a los hechos:
El entusiasmo y la frustración:
Se empieza a sentir una tensión insalvable. Dios ha dado pruebas de que la tierra cumple las características prometidas: fluye leche y miel. Al mismo tiempo el pueblo cananeo parece imposible de conquistar.
Es una tensión muy parecida a la que aparece en una persona que ha conocido las virtudes de Cristo y al mismo tiempo vive los riesgos de seguirle. Es de hecho muy parecida a la tensión que sentían los receptores de la carta a los hebreos. La superioridad de Cristo frente a todo lo conocido era innegable, al mismo tiempo que el peligro que corrían sus vidas. Es por eso que el autor de la carta utiliza este ejemplo del antiguo testamento para advertirnos:
Hebreos 3:7–19 RVR60
Por lo cual, como dice el Espíritu Santo: Si oyereis hoy su voz, No endurezcáis vuestros corazones, Como en la provocación, en el día de la tentación en el desierto, Donde me tentaron vuestros padres; me probaron, Y vieron mis obras cuarenta años. A causa de lo cual me disgusté contra esa generación, Y dije: Siempre andan vagando en su corazón, Y no han conocido mis caminos. Por tanto, juré en mi ira: No entrarán en mi reposo. Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo; antes exhortaos los unos a los otros cada día, entre tanto que se dice: Hoy; para que ninguno de vosotros se endurezca por el engaño del pecado. Porque somos hechos participantes de Cristo, con tal que retengamos firme hasta el fin nuestra confianza del principio, entre tanto que se dice: Si oyereis hoy su voz, No endurezcáis vuestros corazones, como en la provocación. ¿Quiénes fueron los que, habiendo oído, le provocaron? ¿No fueron todos los que salieron de Egipto por mano de Moisés? ¿Y con quiénes estuvo él disgustado cuarenta años? ¿No fue con los que pecaron, cuyos cuerpos cayeron en el desierto? ¿Y a quiénes juró que no entrarían en su reposo, sino a aquellos que desobedecieron? Y vemos que no pudieron entrar a causa de incredulidad.
Los 10 espías incrédulos hablaron mal de la Tierra que Dios les había dado. Además menospreciaron al mismo pueblo dando la idea de que eran insignificantes. La actitud de ellos insultó tanto a la tierra como a la descendencia. Este fue uno de los puntos críticos para que murieran en el desiarto sin conocer la tierra que Dios les iba a dar.
La incredulidad pasa por alto las promesas y el poder de Dios, magnifica cada peligro y dificultad, y llena de desaliento el corazón. ¡Que el Señor nos ayude a creer! Entonces encontraremos que todas las cosas son posibles[1]
[1]Matthew Henry, Comentario de la Biblia Matthew Henry en un tomo (Miami: Editorial Unilit, 2003), 142.
Ricardo Toniolo, «NÚMEROS», en Comentario Bíblico Contemporáneo: Estudio de toda la Biblia desde América Latina, ed. C. René Padilla, Milton Acosta Benítez, y Rosalee Velloso Ewell, Primera edición. (La Paz, Bolivia; Barcelona, España; Buenos Aires; Lima: Certeza Unida; Andamio; Ediciones Puma; Ediciones Kairos; Certeza Argentina; Editorial Lampara, 2019), 196
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