Membresía # 1 La Iglesia

Sermon  •  Submitted   •  Presented
0 ratings
· 18 views

Curso de membresía IBJS

Notes
Transcript
Handout

La Iglesia

Matthew 16:18 (NBLA)
»Yo también te digo que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré Mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.
Este propósito notablemente declarado por el Señor Jesucristo nos muestra que la iglesia es una institución divina del más eminente significado.
El Señor se propuso reemplazar a la nación de Israel, la cual representaba a Dios en la tierra, con una comunidad completamente nueva.
Los israelitas debían ser “luz de las naciones” para que la salvación de Dios pudiera llegar hasta lo último de la tierra (Isaías 42:6), pero como pueblo elegido fueron infieles a Dios en esta sagrada misión.
Su ciudad santa, su sacerdocio, su Templo y sacrificios fueron destruidos, como sus profetas lo habían advertido.
Se levantó un nuevo cuerpo, que no hacía diferencia entre judíos y gentiles (Colosenses 3:11, Efesios 2:11–18).
La realidad de la iglesia, como pueblo de Dios, fue un misterio en los primeros tiempos hasta que se dio a conocer en el Nuevo Testamento (Efesios 3:4, 5).
En el transcurso del período de los cuatro Evangelios y el primer capítulo de Hechos, aún no existía la iglesia como tal, ésta todavía era algo del futuro.
Fue por primera vez formada en la fiesta judía de Pentecostés (Hechos 2) con el primer acto de incorporar a los creyentes al cuerpo de Cristo llamado entonces el bautismo del Espíritu (Hechos 1:5; 1 Corintios 12:12, 13).
Ahora, Dios llama a la humanidad por medio del testimonio de su iglesia.
El añade cada día a la iglesia los que han de ser salvos (Hechos 2:47).
Dios estableció la iglesia con un propósito, los creyentes no son salvos sólo para vivir una relación solitaria o individualista con Dios como algunos son tentados a pensar.
Ellos son llamados a unirse a comunidades espirituales como miembros activos de la familia de Dios.
El dice que no deben dejar de congregarse (Hebreos 10:25).

Definamos que es la iglesia

¿Qué es la iglesia?
Algunos piensan que es un edificio en el cual se celebran reuniones (“la iglesia de la esquina”).
Otros se refieren a ella como una denominación u organización religiosa (“¿A qué iglesia perteneces?”).
El significado bíblico, a nivel local, es una congregación de creyentes en Cristo que se reunen para adorar, orar, estudiar la Palabra de Dios y observar las ordenanzas (el Bautismo y la Cena del Señor).
La palabra iglesia es una alternativa deficiente para dar el significado del griego ekklesia.
La versión general, ordinaria y razonable es la de una asamblea o congregación.
La palabra significa una sociedad llamada o convocada.
Es un tipo de asamblea muy particular la que tenemos a la vista, el pueblo de Dios reunido sólo en el nombre de Jesús ( 1 Corintios 5:4).
En sentido espiritual, es una congregación de un pueblo vivo en Cristo

Dos aspectos de la iglesia

La palabra iglesia se usa en sentido general o universal como también con significado local.
La iglesia universal incluye a todo creyente verdadero en Cristo, aquellos que hoy están con Cristo y los que aún viven, desde Pentecostés hasta la venida de Cristo.
Efesios 1:22, 23 habla de Cristo como la cabeza sobre todas las cosas de la iglesia, la cual es su cuerpo.
Efesios 3:10, 21 y 5:23–32 o Colosenses 1:18, 24 también enfocan a la iglesia como una unidad de creyentes bajo el señorío de Cristo.
La iglesia local (o iglesias) tiene que ver con las reuniones de creyentes renacidos en una localidad.
Muchas de las cartas del Nuevo Testamento se escriben a tales iglesias Ejemplos: Roma, Corinto, Efeso, Filipos, Colosas y Tesalónica.

Una iglesia local ideal debiera:

(1) tener funcionando ancianos y diáconos quienes pastorean y son responsables del cuidado espiritual de aquellos a quien Dios a puesto a su cuidado (1 Corintios 16:16, Hebreos 13:17),
(2) estar practicando las ordenanzas de la iglesia: Bautismo (Mateo 28:19, 20, Hechos 2:41, 42) y la Cena del Señor (1 Corintios 11:23–26), y
(3) proveer un ambiente en el cual los creyentes puedan ejercitar sus dones espirituales para mutua edificación (Hebreos 10:25, 1 Corintios 14:26).
No se puede comprender cómo un creyente bíblicamente informado puede pensar que no es necesario ser parte activa de una iglesia local.
La falta de participación, de apoyo o el no congregarse con el pueblo de Dios es inconcebible en una persona que verdaderamente afirma seguir y obedecer al Señor Jesús quien es la cabeza de la Iglesia.
El dejar de participar en la iglesia en forma voluntaria después de haber asistido, es ponerse en condición dudosa (1 Juan 2:19).
El escuchar programas radiales y adorar en casa puede ser necesario para los creyentes inválidos, encerrados o aislados.

Nombres para la iglesia

Los nombres bíblicos que hallamos para la iglesia son instructivos.
Estos son:
1. Iglesia de Dios (1 Corintios 10:32, 15:9), indicando propiedad divina.
2. Iglesia de Cristo (Romanos 16:16), indicando su relación con el fundador.
3. Novia de Cristo (Efesios 5:25–27; 2 Corintios 11:2), indicando el afectuoso interés y compromiso del Señor para con los suyos.
4. Cuerpo de Cristo (Efesios 1:22, 23), para ilustrar la forma en la cual el Señor expresa su vida a través de sus miembros.
5. Templo de Dios (1 Corintios 3:16), para mostrar que es la habitación del Espíritu Santo; también que como sacerdotes santos somos “piedras vivas” unidas como una casa santa de adoración (1 Pedro 2:5).
6. Rebaño de Dios (Juan 10:16), ilustrando que somos ovejas de Cristo de las cuales el es el Gran Pastor (Hebreos 13:20; 1 Pedro 2:25).
7. Casa de Dios (1 Timoteo 3:15), indica el orden y disciplina apropiada para aquellos sobre quienes el Señor preside.

Nombres para los miembros de la iglesia

Nuestra membresía principal está en el cuerpo de Cristo, no en una organización religiosa. Los nombres denominacionales comunes para los miembros de la iglesia, considerados tan frecuentemente como esceciales, no son los usados en la Biblia para identificar a los creyentes. Antes bien, se dan nombres apropiados para todo el que está en Cristo y adora en verdad a nuestro único Señor y Salvador.
1. El término creyentes (Hechos 5:14) indica el canal de fe por el cual entramos al reino de Dios y seguimos relacionándonos con su vida.
2. El nombre discípulos (Hechos 9:1) muestra la idea de imitar y seguir al Señor Jesús mientras profesamos ser sus seguidores.
3. El título santos (Efesios 1:1) significa “sagrados” y muestra nuestra separación de la corrupción para Dios de acuerdo a nuestra posición “en Cristo”.
4. El nombre hermanos (Santiago 2:1) indica la relación familiar entre los miembros de la familia de Dios como hermanos y hermanas en Cristo.
5. El término cristianos (Hechos 11:26) es el nombre menos común. Denota nuestra relación con Cristo, y los incrédulos lo usaron por primera vez en los tiempos bíblicos para describir a los fieles.

Identificando una iglesia escritural

Es muy difícil para las personas en todo el mundo comprender las variedades de las iglesias que se hacen llamar cristianas. Muchas de ellas, aunque no la mayoría, no presentan un mensaje fiel del evangelio o de otras verdades bíblicas fundamentales. Aun los creyentes son frecuentemente confundidos.
Es preciso considerar las siguientes advertencias.
Iglesias verdaderas y falsas funcionan a la par en muchos lugares.
Esto recalca la realidad de que siempre han habido profetas o maestros verdaderos y falsos así como creyentes verdaderos y falsos. Debemos saber distinguir el uno del otro.
¿Cómo podemos notar la diferencia entre lo verdadero y lo falso?
Debemos conocerlos por sus frutos o evidencias de sus hechos (Mateo 7:16).
¿Proclaman o enseñan claramente el mensaje del Evangelio de salvación e invitan a las personas a que se arrepientan, crean y sean renacidas o dejan a las personas con la impresión de que la membresía en la iglesia, el bautismo o los rituales les salvarán en el día del fin?
¿Enfatizan la Palabra de Dios como la autoridad final en asuntos de fe y práctica o aluden a la tradición y autoridad humana como una guía igualmente aceptable? (Mateo 15:3, 9).
¿Es el Señor quien tiene la última palabra, o algún profeta reciente u organización humana?
¿La iglesia glorifica a Cristo o a algún lider terrenal?
¿Nutre a sus fieles con el estudio de la Palabra?
¿Se interesa por llevar a las multitudes paganas al conocimiento de Cristo?
¿Las vidas de los fieles o líderes dan clara evidencia de una transformación moral por el poder del Espíritu de Dios?
Estas y otras preguntas deben contribuir a fijar la distinción entre “el Espíritu de verdad y el espíritu de error” (1 Juan 4:6).

Centralidad de la iglesia

La iglesia es parte del plan determinado de Dios desde el principio.
Ella ocupa la mente del Señor hoy.
Será prominente hasta en los siglos venideros (Efesios 2:7).
Fue el propósito eterno de Dios, antes de la fundación del mundo, que su sabiduría fuera dada a conocer “a los principados y potestades en los lugares celestiales” por medio de la iglesia (Efesios 3:10, 11).
El determinó que la iglesia reflejara su carácter santo.
En realidad, somos salvos y llamados a una vida santa para reflejar su carácter y métodos.
La iglesia no es una alternativa o una idea futura de Dios, sino que estuvo en su corazón desde el principio.

1. El costo.

El Señor también supo desde el principio el tremendo costo envuelto en la formación de la iglesia (1 Pedro 1:19, 20).
Cristo la compró con su propia sangre (Hechos 20:28b).
El puso su vida por sus ovejas (Juan 10:15).
La iglesia era la perla preciosa, que cuando la halló dio todo lo que tenía por ella (Mateo 13:46).
Era la enseñanza de la muerte, sepultura y resurrección de Cristo por la iglesia la que debía ser la escencia del evangelio (1 Corintios 15:3, 4) y el fundamento de la iglesia (1 Corintios 3:11).
¡Qué maravilloso debería ser para nosotros, su iglesia, saber que Cristo mismo es el arquitecto, el fundamento, la principal piedra del ángulo y el habitante divino nuestro, su gloriosa iglesia! (Colosenses 1:27; 1 Corintios 3:11). ¿Cómo podemos ser indiferentes con aquello por lo cual Cristo pagó tanto?

2. La preparación.

Cristo seleccionó y enseñó personalmente a los primeros líderes de la iglesia, los apóstoles. Sin embargo, es común que algunos consideren los tres años del ministerio de Jesús (el período del evangelio) como algo completamente separado de la era de la iglesia que sigue en el libro de los Hechos. ¿Para qué adiestró Cristo a estos hombres? En Mateo, la Gran Comisión viene al final del evangelio (28:18–20), pero en Hechos viene como un prefacio de la crónica de la iglesia primitiva (Hechos 1:8). De este modo, el último mandato de los evangelios fue el primer mandato de los Hechos.

3. La construcción.

Cristo dijo que él edificaría su iglesia.
Es cierto que él obra por medio del Espíritu Santo como su representante (vicario) para la iglesia. Sin embargo, un repaso al libro de los Hechos también revela una participación directa y personal del Señor Jesús, la cabeza de la iglesia.
El Señor mismo añade cada día a la iglesia los que han de ser salvos (Hechos 2:47b).
El coloca las “piedras vidas” en su casa (1 Pedro 2:5).
El mismo le dijo a Ananías al hablarle de Saulo (Pablo): “Me es intrumento escogido para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel; porque yo le mostraré cuánto le es necesario padecer por mi nombre” (Hechos 9:15, 16).

4. La inspección.

Cristo no sólo es el constructor quien está directamente comprometido con la selección de “materiales” y “obreros”, sino también es el inspector de cada iglesia local.
En el libro de Apocalipsis, vemos a Cristo parado entre los siete candeleros, los cuales representan a las siete iglesias verdaderas del primer siglo, situadas en Asia.
En su mensaje para cada iglesia, Cristo señala su interés y participación en cada una.
Cristo se identifica personalmente con la iglesia.
Tocar la iglesia es tocar el corazón de Cristo.
Cuando Saulo “respiraba amenazas” contra los discípulos del Señor, Cristo lo confrontó personalmente: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?”. Saulo no estaba seguro quién era el Señor. “¿Quién eres, Señor?”, preguntó. “Yo soy Jesús, a quien tú persigues”, respondió el Señor.

Conclusión y aplicación

Related Media
See more
Related Sermons
See more