Familia 5
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A mayor responsabilidad, Menos conflicto
A mayor responsabilidad, Menos conflicto
Creo que este tema gustará a los padres, es un tema que la generación actual no comprende y se trata de la responsabilidad.
Poniéndolo en negativo: ser irresponsable es no aceptar la responsabilidad de lo que eres responsable. Y ser irresponsable es prácticamente imposible de verlo en uno mismo, pero es fácil verlo en los demás.
Tal parece que la cultura impulsa el ser irresponsable, usando como argumento los derechos humanos, o secuela de traumas y con eso quieren justificar casi cualquier comportamiento.
Tengo el derecho de ser irresponsable, pero nadie tiene el derecho de pedirme cuentas. Tengo el derecho de decir lo que quiero y hasta hablar de forma irresponsable, pero nadie tiene el derecho de preguntarme o cuestionar mi declaración. Si mis palabras o acciones causan un daño ¡alguien tiene que pagar mi irresponsabilidad! deben pagar las deudas que genere mi irresponsabilidad. Entonces mis derechos me permiten no ser responsable, pero nadie puede pedirme cuentas de mi irresponsabilidad.
Pero, si los demás dicen algo que me ofende sí son responsables de reparar el daños.
Cuando no eres responsable en tu casa, escuela, trabajo, ciudad eso se contagia; cuando los irresponsables no sufren las consecuencias y en ocasiones hasta se les premia te preguntas ¿por qué yo sí debo trabajar, limpiar mi desastre, cuando hay otros que hacen lo mismo y no hay consecuencias?
Lo que se recompensa se repite, así es la naturaleza, lo que se premia se repite. Premias el berrinche, ten por seguro que se va a repetir.
En una familia, cultura, nación, si se premian los abusos, estos se repiten, cuando un grupo violento amenaza, soborna, ejerce violencia y no se les detiene, esa acción se multiplica, la idea se expande. ¿Para qué trabajar si con sobornar consigo lo que quiero?
Pero cuando un grupo no es responsable ¡alguien tiene que absorber las consecuencias! Ser irresponsable no es neutral, no es algo que haces y no pasa nada; alguien tiene que arreglar el desastre, alguien necesita hacer algo.
Normalmente quienes reparan mi irresponsabilidad son las personas que me aprecian o que sí son responsables de mí. En alguna casa cuando los hijos dejan algo fuera de lugar, una voz dice ¿quién va a levantar el tiradero? ¿qué pasaría si el hijo dice ¡mamá levanta ese tiradero, tengo flojera!?
Ser irresponsable es pedir que alguien más se haga responsable de las consecuencias, si no lo hago yo ¡alguien más lo tiene que hacer! La irresponsabilidad no es neutral, no se queda con las personas, afecta a muchos más.
Permitir esto en la sociedad la distorsiona, es como decir: tengo el derecho, la libertad de no ser responsable, porque tengo derechos, pero tú no tienes el derecho de pedirme cuentas o de obligarme a corregir las consecuencias, pero sí la de arreglar mi desastre; si seguimos así colapsaremos como sociedad, familia o nación.
Es fácil hablar de lo irresponsable que son los miembros de la familia, la pareja, pero hoy hablaremos de nosotros. Porque tú también quieres evitar la responsabilidad ¡así somos todos! Pero como seguidor de Jesús ¡debemos ser responsables! Una vez más, quienes no son cristianos se salvan de la obligación.
Los cristianos debemos dar cuentas, los hijos a los padres, mamá a papá, papá a Dios; Dios nos ha dado responsabilidades y todos daremos cuentas. Los cristianos debemos ser responsables del planeta, pagar las deudas, levantar nuestra silla, lavar nuestro vaso, sostener a la familia, a los hijos.
Veremos un pasaje desde otra perspectiva, es un pasaje interesante que explica cómo empezó todo esto de la irresponsabilidad; este pasaje se ha debatido mucho, algunos dicen que es simbólico, otros que es literal, otros que es un mito. El Señor Jesús menciona este pasaje en 2 ocasiones y se refiere a Adán y Eva al hablar de la Creación y el matrimonio. Habla de ellos como personas que existieron y si Jesús lo creyó ¡también lo creo yo!
“Así que Dios creó a los seres humanos a su propia imagen. A imagen de Dios los creó; hombre y mujer los creó.” (Génesis 1:27, NTV)
Escucha lo siguiente, antes de darles una lista de leyes, reglas, cosas qué hacer o cumplir, lo primero que hace es darles responsabilidad. Esto es interesante, antes del pecado ¡ya había responsabilidades!
“Luego Dios los bendijo con las siguientes palabras: «Sean fructíferos y multiplíquense...” (Génesis 1:28, NTV)
En otras palabras ¡vayan y tengan hijos! Pero, ¿no necesitamos leyes, reglas, normas? ¡No! sólo tengan hijos. Pero ¿algún mandamiento? ¡no! eso vendrá después, por ahora crezcan, multiplíquense.
“... Llenen la tierra y gobiernen sobre ella. Reinen sobre los peces del mar, las aves del cielo y todos los animales que corren por el suelo».” (Génesis 1:28, NTV)
Quiero que gobiernen la tierra, porque ustedes son los responsables de la tierra; no hay mandamientos sólo una regla ¡aléjense de ese árbol! Hay una sola regla y mucha responsabilidad.
“Entonces Dios dijo: «¡Miren! Les he dado todas las plantas con semilla que hay sobre la tierra y todos los árboles frutales para que les sirvan de alimento.” (Génesis 1:29, NTV)
Entonces, en el principio Dios le da al ser humano la responsabilidad de gobernar, cuidar el planeta y una sola regla. Esto es mucho antes del pecado y de los mandamientos. Esto nos indica que de inicio fuiste, fuimos creados para ser responsables.
Esto lo sabemos de manera intuitiva y cuando no eres responsable ¡no eres pleno! Creemos que la plenitud es hacer sólo lo que quieres y no es así, está en hacer lo que es nuestra responsabilidad.
Esto se da tanto en hombre como mujeres de forma diferente pero se da. La mujer desde que se despierta tal parece que la empuja un sentido de la responsabilidad. Ella se levanta y todo el mudo debe hacerlo y empieza a ordenar a la familia. Tiende tu cama, ve por pollo, limpia tu cuarto, ve por tortillas y así se la puede llevar ¡Todo el día!
El hombre se levanta y por 10 minutos está pensando en ¡nada! se va al trabajo y en sábados, se va a la bodega a su oficina, se ve determinación en sus ojos y se pasa ahí medio día. Le dice a la esposa ¡por fin arregle la bodega! la mujer va y ¡lo ve igual! pero no es así ¡sí hicimos algo…a nuestro estilo! Pero después de hacerlo tenemos un sentido de satisfacción, plenitud. Así fuimos creados hombres y mujeres. Tenemos ese sentido de responsabilidad y queremos cumplirla.
Por eso quien no tiene trabajo se siente mal que no puede proveer para las necesidades o cuidar de su responsabilidad y eso puede deprimir, ese peso, es lo que Dios nos dio. Claro que hay excepciones, hay quienes no sienten ese peso, se hacen concha y esperan que otros cubran su irresponsabilidad.
Fuimos diseñados para ser responsables, no hay irresponsables felices; hay quienes son expertos en culpar a otros, pero aún después de echar la culpa ¡no son felices!
La historia continúa pero no muy bien que digamos; entra en escena el tentador. Eva es tentada, y junto con Adán desobedecen a Dios ¡pecan! Tan pronto como pecan se esconden, saben que tienen que dar cuentas a Dios, pero están avergonzados y se esconden.
Leamos la plática entre Dios y las 2 primeras personas que vivieron; si no crees que es verdad, aún así es una narración asombrosa, yo creo que es verdad y quizá por eso me parece muy interesante.
“Cuando soplaba la brisa fresca de la tarde, el hombre y su esposa oyeron al Señor Dios caminando por el huerto. Así que se escondieron del Señor Dios entre los árboles.” (Génesis 3:8, NTV)
Medio raro por no decir tonto eso de querer esconderse, pero es algo que todos hacemos cuando somos irresponsables ¡nos queremos esconder! quizá es una herencia de Adán y Eva.
“Entonces el Señor Dios llamó al hombre: —¿Dónde estás?” (Génesis 3:9, NTV)
Por supuesto que Dios sabe dónde están, pero les da la oportunidad de salir. Cuando los padres preguntamos a los hijos ¿quién se comió el pastel? y vemos la boca de uno de ellos con betún, claro que sabemos quién es, pero les damos oportunidad de sincerarse y hablar. Algo así es este pasaje.
“El hombre contestó: —Te oí caminando por el huerto, así que me escondí. Tuve miedo porque estaba desnudo. —¿Quién te dijo que estabas desnudo? —le preguntó el Señor Dios—. ¿Acaso has comido del fruto del árbol que te ordené que no comieras?” (Génesis 3:10–11, NTV)
En otras palabras: ¡Adán te estoy pidiendo cuentas!, te di una responsabilidad y te pido cuentas de esa responsabilidad. Una sola regla y responsabilidad. Cuando eres responsable, no necesitas muchas reglas.
Esto aplica en la familia, en el matrimonio, en familias mono parentales, en la empresa, la oficina. Cuando la responsabilidad se delega, se es responsable y se dan cuentas.
“El hombre contestó: -Sí, yo lo hice, acepto toda la responsabilidad de mis acciones, haz conmigo lo que quieras; pero deja a Eva fuera de todo esto ¡ella es inocente!” (1a del pastor 5.2)
Si no estás sorprendido es porque no lees tu Biblia. Lee tu Biblia para que no te engañen. El mundo sería otro si Adán hubiera dicho esto, actuado diferente. Ahora sí veamos lo que dice la Biblia:
“El hombre contestó: —La mujer que tú me diste fue quien me dio del fruto, y yo lo comí.” (Génesis 3:12, NTV)
Para empezar yo no quería, yo sólo iba pasando y de pronto ¡la mujer que tú me diste! Yo no pedí mujer, ni sabía qué era. Sólo estábamos tú y yo y los animales y todo estaba bien, un poco solo, pero bien. Ah pero alguien tuvo la idea de meter a esta mujer y ¡mira el desastre que ha hecho! Dios, esto no es culpa mía, en todo caso ¡es tu culpa y de la mujer! arréglense como puedan y déjame fuera de ese desastre.
Quizá ahora puedas comprender mucho del conflicto en las relaciones, ya sea del matrimonio para empezar, pero esto sucede en el trabajo, con los hijos, con los hermanos, con los tíos, con la familia.
“Entonces el Señor Dios le preguntó a la mujer: —¿Qué has hecho? —La serpiente me engañó —contestó ella—. Por eso comí.” (Génesis 3:13, NTV)
La mujer dice: bueno, siendo honestos, ¡tampoco es culpa mía! Llegó la serpiente, me acordó de mi suegra y pues ¡le hice caso! Para qué las haces tan parecidas ¡no es mi culpa!
Tal parece que el único que acepta la responsabilidad ¡es la serpiente! no responde nada.
Cuando eres irresponsable y empiezas a repartir culpa, eso siempre va a crear ¡conflicto! Cuando hay culpa por no ser responsable, hay vergüenza que se quiere esconder, y hay conflicto.
Cuando alguien dice: ¡Yo soy responsable! quizá no es mi culpa pero sí soy responsable de esta familia, de mis hijos, soy el responsable de esta empresa, del trabajo, de este ministerio. No necesariamente quiere decir que sea su culpa, pero sí la responsabilidad.
Cuando una persona deja su responsabilidad, en ese momento echa la culpa a otra persona, y si te pregunto ¿respetas más a los que pones excusas, a quienes sólo culpan a los demás? Acaso dices: yo quiero ser como esa persona, mira qué facilidad para echar la culpa, para repartir culpas, lo quiero contratar para dirigir la empresa, es un culpador profesional, es un orgullo ser su amigo ¿dices eso? ¡claro que no!
Porque la culpa casi siempre es para dejar la responsabilidad y no ser responsable. Cuando hay irresponsables, hay conflictos, ya sea en una familia, empresa, con los hijos, sociedad.
Pero hay más ¿sabes dónde hay más conflicto cuando eres irresponsable? ¡dentro de nosotros! porque quizá pueda convencerte de que yo no soy responsable, pero no me miento a mí mismo y de alguna forma ¡yo se que soy o que he sido irresponsable!
Por eso no vez que los irresponsables sean felices. Culpan a todos porque saben que llevan la culpa y vergüenza de no cumplir con su responsabilidad. Tenemos una cultura llena de personas que viven cada día con el peso de la vergüenza y culpa de una conducta irresponsable, han culpado a todos y nadie le puede pedir cuentas, pero ¡ellos saben que sí son responsables!
Y esas personas no alcanzarán el potencial que Dios les dio. Si viven culpando a todos y no son responsables, quizá un día tu mamá se de por vencido, tu hija se de por vencido, tu pareja se de por vencido, tu socio, tus empleados, el jefe. Porque actúas de manera irresponsable y nadie te puede decir nada pero ¡tú lo sabes! porque fuiste diseñado para ser responsable.
Eres creado para ser responsable y cuando no lo eres, quieres que alguien más cubra lo que te corresponde o pague, lleve la carga y has perdido algo que es parte de ti y quedará insatisfecho esa parte de ti que tiene el potencial que Dios te dio de ser responsable.
Dios te hizo para ser responsable, fuiste diseñado y serás más feliz, pleno y quizá verás tu camino más claro y limpio cuando aceptes la responsabilidad que tienes.
Puedes esconderte, poner excusas o poner sobre alguien más tu responsabilidad, pero al verte al espejo sabes que eres tú el responsable.
Tu Padre Celestial quiere quitar ese peso de la culpa y es posible cuando aceptes el peso de la responsabilidad.
La próxima vez que quieras repartir culpas por tu irresponsabilidad ¡escúchate! no hagas nada más; escucha las palabras que salen de tu boca; por ejemplo:
No hago ejercicio porque la corredora está llena de ropa, la culpa no es mía.
Voy a comer esto que me enferma, porque nadie me dice que no lo coma.
Culpas a alguien por no cuidar tu cuerpo, lo hacemos para echar en alguien más la responsabilidad de nuestra salud. No estudié porque mis padres no me obligaron. No trabajo, porque nadie me quiere contratar de “gerente”. No leo libros, porque nadie me dice que lo haga. No oro porque no me lo piden. Todo esto es repartir culpas para no aceptar la responsabilidad.
Después de escucharte, has la pregunta ¿estoy siendo responsable de mi vida? Porque cuando no eres responsable ¡alguien más lo tiene que ser! Si tu no levantas el juguete, no haces aseo de Casa, no levantas tu silla, la basura ¡alguien más lo tiene que hacer!
Si no quieres prepararte, estudiar, trabajar duro, habla con tus padres, tu socio, pareja y dile: ¿por favor me puedes mantener el resto de mi vida? no les obligues a hacerlo, siendo irresponsable, mejor trata de convencer pidiéndoselo.
Esto es parte del tema de familia, y es como otra perspectiva de la relación familiar, cuando para intentar resolver el conflicto, todas las partes dicen: es que mi esposa, es que mi esposo, es que mis hijos, es que mi mamá, es que mi socio, es que la maestra, es que el señor de la tienda.
Cuando cada quién se hace responsable de su rebanada del pastel es asumir su responsabilidad. ¡Enfrenta tus responsabilidades! y ¿sabes qué va a pasar? ¡no lo vas a querer hacer! Nadie se quiere quedar en su parte de la responsabilidad, es más divertido culpar a la otra persona.
Mientras asegures que todo es responsabilidad de alguien más ¡no harás ningún progreso! porque yo no soy responsable de la conducta de alguien más, pero si hablo de mi responsabilidad eso me obliga a verme al espejo.
Cuando tengas un conflicto en la familia, pero aplica en el trabajo, con los hijos, en la escuela, la empresa, cualquier tipo de conflicto, grande o pequeño. En ese momento detente y pregunta ¿cuál es mi parte de responsabilidad? ¿Qué es lo que Dios me ha delegado en mi familia? ¿qué me ha delegado el dueño en la empresa? ¿qué me ha encargado mi mamá, mi papá? ¿qué es parte de mi responsabilidad en este ministerio?
Cuando en la relación padres - hijos, jefe -empleado, cada uno asume su responsabilidad, habrá progreso, disminuye el conflicto.
Dios te ha creado para ser responsable. Eres pleno, feliz cuando eres responsable; así que aunque vivimos en una cultura de irresponsabilidad, empecemos en casa y en CASA, seamos pro activos para hacer de la casa y de Casa una comunidad dónde todas las personas quieran pertenecer y estar.
Palabra de Dios
Oremos