Con la llegada del nuevo pacto, el mandamiento del sábado se ha transformado. Por ejemplo, el cristiano “no trabaja primero seis días y aguarda esperanzado la llegada del descanso. En vez de eso, comienza la semana regocijándose en el descanso ya logrado por el evento cósmico de la resurrección de Cristo. Luego entra gozoso en sus seis días de trabajo, confiado en el éxito de la victoria que Cristo ya ha ganado