Lo que tengo te doy

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Comienza la Aventura

Nueva serie en donde estaremos viendo las experiencias que empiezan a vivir los apóstoles a partir de recibir al Espíritu Santo
Predicaciones, persecuciones, encarcelamientos, milagros, muertes.
Un poco de todo eso vamos a estar viviendo en las próximas semanas.
El libro de Hechos es una crónica de los primeros días de la iglesia cristiana, escrita por Lucas.
Introducción:
LE HA PASADO QUE ALGUIEN SE ACERCA PARA CONTARLE ALGO Y USTED NO SABE NI QUE DECIRLE
Le ha pasado que usted no tiene nada más que decirle que busque al Señor pero usted no sabe si es lo mejor que se puede decir? \
Le ha pasado que tal vez usted está en una situación complicada y usted no sabe que aportar al momento para ayudar?
Hoy vamos a estudiar un texto que nos propone algo que podemos hacer siempre.
Hechos 3:1-26 narra un evento significativo:
la curación de un hombre cojo por Pedro y Juan, seguida por una poderosa predicación de Pedro. Este pasaje nos muestra el poder transformador del nombre de Jesús y la llamada a la fe y al arrepentimiento.
Hechos de los Apóstoles 3:1–26 NBLA
1 Cierto día Pedro y Juan subían al templo a la hora novena, la hora de la oración. 2 Y había un hombre, cojo desde su nacimiento, al que llevaban y ponían diariamente a la puerta del templo llamada la Hermosa, para que pidiera limosna a los que entraban al templo. 3 Este, viendo a Pedro y a Juan que iban a entrar al templo, les pedía limosna. 4 Entonces Pedro, junto con Juan, fijando su vista en él, le dijo: «¡Míranos!» 5 Él los miró atentamente, esperando recibir algo de ellos. 6 Pero Pedro le dijo: «No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy: en el nombre de Jesucristo el Nazareno, ¡anda!» 7 Y tomándolo de la mano derecha, lo levantó; al instante sus pies y tobillos cobraron fuerza, 8 y de un salto se puso en pie y andaba. Entró al templo con ellos caminando, saltando y alabando a Dios. 9 Todo el pueblo lo vio andar y alabar a Dios, 10 y reconocieron que era el mismo que se sentaba a la puerta del templo, la Hermosa, a pedir limosna, y se llenaron de asombro y admiración por lo que le había sucedido. 11 Estando el que era cojo aferrado a Pedro y a Juan, todo el pueblo, lleno de asombro, corrió al pórtico llamado de Salomón, donde ellos estaban. 12 Al ver esto, Pedro dijo al pueblo: «Hombres de Israel, ¿por qué se maravillan de esto, o por qué nos miran así, como si por nuestro propio poder o piedad le hubiéramos hecho andar? 13 »El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado a Su Siervo Jesús, al que ustedes entregaron y repudiaron en presencia de Pilato, cuando este había resuelto poner a Jesús en libertad. 14 »Pero ustedes repudiaron al Santo y Justo, y pidieron que se les concediera un asesino, 15 y dieron muerte al Autor de la vida, al que Dios resucitó de entre los muertos, de lo cual nosotros somos testigos. 16 »Por la fe en Su nombre, es el nombre de Jesús lo que ha fortalecido a este hombre a quien ven y conocen. La fe que viene por medio de Jesús, le ha dado a este esta perfecta sanidad en presencia de todos ustedes. 17 »Y ahora, hermanos, yo sé que obraron por ignorancia, lo mismo que sus gobernantes. 18 »Pero Dios ha cumplido así lo que anunció de antemano por boca de todos los profetas: que Su Cristo debía padecer. 19 »Por tanto, arrepiéntanse y conviértanse, para que sus pecados sean borrados, a fin de que tiempos de alivio vengan de la presencia del Señor, 20 y Él envíe a Jesús, el Cristo designado de antemano para ustedes. 21 »A Él el cielo debe recibir hasta el día de la restauración de todas las cosas, acerca de lo cual Dios habló por boca de Sus santos profetas desde tiempos antiguos. 22 »Moisés dijo: “El Señor Dios les levantará a ustedes un profeta como yo de entre sus hermanos; a Él prestarán atención en todo cuanto les diga. 23 ”Y sucederá que todo el que no preste atención a aquel profeta, será totalmente destruido de entre el pueblo” 24 »Asimismo todos los profetas que han hablado desde Samuel y sus sucesores en adelante, también anunciaron estos días. 25 »Ustedes son los hijos de los profetas y del pacto que Dios hizo con sus padres, al decir a Abraham: “Y en tu simiente serán benditas todas las familias de la tierra”. 26 »Para ustedes en primer lugar, Dios, habiendo resucitado a Su Siervo, lo ha enviado para que los bendiga, a fin de apartar a cada uno de ustedes de sus iniquidades»

I. El Milagro en la Puerta del Templo (Hechos 3:1-10) Contexto del Milagro (vv. 1-3):

Pedro y Juan subían juntos al templo a la hora novena, la de la oración. Un hombre cojo de nacimiento era llevado diariamente a la puerta del templo llamada La Hermosa, para pedir limosna a los que entraban.

La Interacción con el Cojo (vv. 4-6):

Pedro, fijando los ojos en él, le dijo: "Míranos". El cojo les prestó atención, esperando recibir algo. Pedro dijo: "No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy: En el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda".

La Sanación (vv. 7-10):

Pedro lo tomó de la mano derecha y lo levantó; al instante sus pies y tobillos cobraron fuerza. El hombre entró con ellos al templo, caminando, saltando y alabando a Dios. Todos los que lo conocían quedaron asombrados y maravillados al ver lo que había sucedido.
Pedro da a Jesús

II. La Predicación de Pedro (Hechos 3:11-26)

La Explicación del Milagro (vv. 11-16):

Al ver la multitud congregarse en el pórtico de Salomón, Pedro aprovechó la oportunidad para predicar. Les dijo que no debían sorprenderse ni atribuir el milagro a su propia piedad o poder, sino al nombre de Jesús, a quien ellos entregaron y negaron ante Pilato. Jesús, el Santo y Justo, el Autor de la vida, fue resucitado por Dios, y por la fe en Su nombre, el cojo fue sanado.

La Llamada al Arrepentimiento y 2 Resultados del arrepentiemiento (vv. 17-21):

Pedro reconoció que actuaron por ignorancia, al igual que sus líderes. Pero lo que Dios había predicho por boca de todos sus profetas, que su Cristo padecería, lo ha cumplido. Por tanto, los exhorta a arrepentirse y convertirse para que sus pecados sean borrados
Resultado 1

Alivio

Sean aliviados vengan tiempos de refrigerio de la presencia del Señor.
Resultado 2

Restauración

Sean restaurados
lo envió primero a ellos para bendecirlos, apartando a cada uno de sus maldades.
La Promesa de Restauración (vv. 22-26):Pedro cita a Moisés, quien dijo que Dios levantaría un profeta como él, a quien debían escuchar en todo. Los que no escuchen serán exterminados. Los profetas desde Samuel en adelante también anunciaron estos días. Dios, habiendo levantado a Su siervo, lo envió primero a ellos para bendecirlos, apartando a cada uno de sus maldades.
Pedro da a Jesús ahora a todos
Aquí hay 2 milagros, el del cojo y el de los israelitas que se arrepienten ycreen en el nombre de Jesús.
Conclusión: Este pasaje nos desafía a reconocer el poder y la autoridad del nombre de Jesús. La sanación del cojo no solo es un milagro físico, sino un signo del poder restaurador de Cristo.
Pedro nos llama a reflexionar acerca de sobre nuestra respuesta a Jesús: ¿Lo reconocemos como el Mesías prometido? ¿Nos arrepentimos y volvemos a Dios, buscando el perdón y la renovación?
Al igual que Pedro y Juan, nos invitan a pensar si nosotros damos lo que tenemos a los demás.
Damos a Cristo
Damos el mensaje transformador de Jesús, damos Su mensaje de esperanza y salvación
¿Qué damos a los que nos piden ayuda?
No tengo plata, ni oro, ni…
Pero lo que tengo te doy, a Jesús.
Aplicación: Fe en el Nombre de Jesús:Así como Pedro y Juan actuaron en fe en el nombre de Jesús, también nosotros estamos llamados a confiar en Su poder para transformar nuestras vidas y circunstancias. Arrepentimiento y Conversión:La llamada de Pedro al arrepentimiento sigue siendo relevante hoy. Necesitamos examinar nuestros corazones y buscar la gracia de Dios para un verdadero cambio y renovación. Ser Testigos Valientes:Pedro aprovechó la oportunidad para proclamar el evangelio. Debemos estar listos para compartir nuestra fe y testificar del poder de Jesús en nuestras vidas, aprovechando cada oportunidad que Dios nos da. Que Dios nos ayude a vivir en el poder de Su Espíritu, proclamando el nombre de Jesús y trayendo esperanza y sanidad a nuestro mundo. Amén.
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