Hebreos 2:14-18 - Jesus: El Mejor Libertador
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Introducción
Introducción
Vamos a continuar esta mañana con nuestra serie expositiva de la epístola a los Hebreos. Una Epístola escrita para animar a creyentes desanimaos y punto de apostatar, a perseverar en la fe. El énfasis principal del autor para animar a los creyentes en la fe, es recordarles que Jesus es Mejor, fue el titulo que escogimos para esta serie de sermones “Jesus es Mejor”.
Ya hemos visto que no vale la pena abandonar la fe, a la luz de la realidad de que la persona en la que hemos puesto nuestra confienza es superior a los Profetas, él es la ultima palabra de Dios, todas las promesas de Dios son en él “Si y amen”.
No vale la pena abandonar la fe, a la luz de la realidad de que la persona en la que hemos puesto nuestra confianza es superior a los Angeles, Dios ha puesto todo bajo los pies de Cristo, el es el pionero de nuestra salvación, fue Jesus el eterno hijo de Dios y no un ángel quien se hizo hombre, se humillo y padeció para salvarnos y darnos un lugar en gloria, por esta razón es el pionero de nuestra salvación, el que nos abrió el camino a la gloria y por quien ahora somos hijos e hijas de Dios.
Por mas que suframos en este mundo, a la luz de estas verdades, no vale la pena abandonar nuestra fe. En medio del dolor propio de este mundo bajo maldición, podemos estar convencidos que luego de una vida de humillación estaremos con nuestro hermano mayor en Gloria. Y mientras caminamos a casa, podemos contar con su ayuda y su presencia, su ayuda y su presencia garantizan nuestra completa libertad.
Y es de esa libertad que hablaremos esta mañana. Veremos como Jesus no solo es un mejor pionero, él también es el Mejor Libertador.
Vamos a considerar en Hebreos 2:14-18 cómo Jesús, el Mejor Libertador, quien por medio de su encarnación. nos liberó de la pena del pecado y de su poder dominante. Vamos a descubrir como Jesus es capaz de darnos esa libertad y seguridad que anhelamos de manera que no estemos mas bajo la esclavitud de nuestros enemigos: Satanás, el temor a la muerte y el pecado.
Esta un gran noticia para cada uno de nosotros que esta lidiando esta mañana con el temor a la muerte y con la tentación, todos hemos sentido el peso de nuestra insuficiencia para vencer estos enemigos, es mi oración que esta mañana salgas de este lugar seguro de a quien haz creído y como es poderoso para guardarte sin caída y presentarte delante de la gloria de Dios.
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Es también una gran noticia para los padres que van a traer a sus hijos al Señor por medio del bautismo, amados pueden estar seguros de que Jesus es el mejor libertador para sus hijos… Hay una canción de Adrew Peterson que me encanta, donde le habla a su hijo pequeño diciendo:
“Cuando te miro muchacho, puedo anticipar el camino que tienes por delante, puedo anticipar el amor y la tristeza, lugares rádienles llenos de alegría, noches oscuras en las que despiertas en medio de una tormenta y quisiera ir contigo, pero no puedo seguirte.
Así que busca las sendas antiguas, Mantente en las sendas antiguas y encontrarás tu camino.... Tu primer beso, tu primer amor, la primera vez que te das cuenta de que no eres suficiente, y no habrá nadie que te abrace.... Por favor, recuerda mis palabras: Mantente en las sendas antiguas.... sé que tendrás miedo cuando cargues esa cruz, sé que te va a doler, porque sé lo que cuesta, te amo tanto que me será difícil verte, pero vas a crecer y te vas a perder: Solo vuelve, vuelve a las sendas antiguas; Ata tu corazón al viejo madero
Y espera allí, muchacho, hagas lo que hagas
Con la esperanza puesta allí, encontrarás el camino a casa”.
Amaos hermanos, un día nuestros hijos van crecer, se sentirán tan insuficientes y debiles como nosotrros para vencer el temor y la tentación, la mejor instrucción que les podemos dar es guiarlos a Cristo, el sabrá librarlos siempre, es el mejor libertador.
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Oremos y leamos juntos la palabra de Dios.
Así que, por cuanto los hijos participan de carne y sangre, también Jesús participó de lo mismo, para anular mediante la muerte el poder de aquel que tenía el poder de la muerte, es decir, el diablo, y librar a los que por el temor a la muerte, estaban sujetos a esclavitud durante toda la vida. Porque ciertamente no ayuda a los ángeles, sino que ayuda a la descendencia de Abraham. Por tanto, tenía que ser hecho semejante a Sus hermanos en todo, a fin de que llegara a ser un sumo sacerdote misericordioso y fiel en las cosas que a Dios atañen, para hacer propiciación por los pecados del pueblo. Pues por cuanto Él mismo fue tentado en el sufrimiento, es poderoso para socorrer a los que son tentados.
Lo primero que vemos en nuestro texto, es que para que Jesus fuera un libertador, el mejor libertador tenía que hacerse semejante a sus hermanos en todo, es decir que tenía que tener un cuerpo de sangre y carne como nosotros, o para decirlo de otra manera, debía ser totalmente humano.
Un humano es espíritu y cuerpo:
Entonces el Señor Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz el aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente.
Entonces Jesús le dijo: «Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo reveló carne ni sangre, sino Mi Padre que está en los cielos.
Carne y Sangre (vida) - Cuerpo y Espíritu - esto es lo que somos todos nosotros y es lo que seremos por la eternidad. Jesus tuvo que asumir nuestra humanidad, siendo el eterno hijo de Dios. Y asumió nuestra humanidad, no por un lapso de tiempo para volverla a abandonar, ni de manera virtual como si fuera un espectro entre nosotros. Dios se hizo hombre de manera real, de manera permanente y eterna, para poder ser nuestro sumo sacerdote y libertador.
Siendo sangre de nuestra sangre, carne de nuestra carne, de manera que los lazos que nos unen a Cristo, son lazos de Sangre. El es uno de nosotros, nuestro hermano mayor en todo el sentido de la palabra.
Podemos confesar con la iglesia antigua: “que el hijo de Dios se convirtió en lo que no era (Un hombre), sin dejar de ser quien era (el eterno hijo De Dios) para que pudiera hacer que fuéramos lo que no somos (Hijos de Dios, semejantes al hijo).
El autor de Hebreos quiere estimular a una iglesia a punto de abandonar la fe con estas palabras “Dios entro en nuestra experiencia humana, el tomo nuestro lugar y habito en este mundo bajo maldición, se puso en nuestros zapatos.
Esto es increíble: delante De Dios hay una persona que venció la muerte y triunfo sobre el pecado, que nos comprende de manera perfecta, conoce lo que significa morir bajo la ira de Dios y ser tentado. El conoce por experiencia todo el peso de la tentación, el sufrimiento y la horrenda muerte, pero además triunfó sobre estas cosas en su humanidad.
Nunca terminaremos de comprender como fue posible que Dios se haya hecho como nosotros y lo mas glorioso es lo que hizo siendo como nosotros:
1. Jesus nos libertó de la pena del pecado
1. Jesus nos libertó de la pena del pecado
Porque la paga del pecado es muerte, pero la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.
La pena o el castigo que todos merecemos por nuestros pecados, es la muerte. El autor de Hebreos dice que la muerte nos produce temor y este temor nos mantiene cautivos a Satanás que nos aflige con el temor de saber que más allá de la tumba nos espera el juicio de un Dios Santo.
En la escritura, satanás se presenta como el acusador:
Entonces me mostró al sumo sacerdote Josué, que estaba delante del ángel del Señor; y Satanás estaba a su derecha para acusarlo.
Satanás esta siempre listo para poner en acción el veredicto pronunciado por Dios sobre el culpable y se goza en la destrucción del hombre creado a imagen de Dios. Satanás homicida desde el principio Jn. 8:44, siempre ha deseado la muerte del hombre, siempre a deseado hacernos enemigos de Dios. Es un ángel caído que usa el poder de la muerte para amedrentarnos y someternos a esclavitud.
Jesús en la cruz, nos liberó del temor a la muerte. Ahora, por la fe en Cristo, puedes regocijarte en su victoria:
Pero cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: «Devorada ha sido la muerte en victoria. »¿Dónde está, oh muerte, tu victoria? ¿Dónde, oh sepulcro, tu aguijón?». El aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado es la ley; pero a Dios gracias, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo.
Amados, no hay que tener temor de la muerte. Cristo sufrió la pena que merecía nuestro, la sentencia que pesaba sobre ti y sobre mí fue sobre él en la cruz del calvario y en su resurrección triunfó sobre ella para librarnos del temor. Aunque todavía debamos encontrarnos con la muerte, podemos estar tranquilos de que su Cristo resucitó, nosotros resucitaremos con él, porque no hay condenación para el que está en Cristo.
Para esto Jesus se hizo hombre, para anular mediante su muerte el poder de la muerte que nos reclamaba y librarnos así del temor que nos hace esclavos de satanás. No tenemos que seguir mas sumidos por la culpa, sabiendo que el Hijo de Dios por medio de su encarnación, nos ha librado de la culpa del pecado. Somos el objeto de obra redentorá.
Pero además, Jesus se hizo hombre para ser nuestro sumo sacerdote al servicio de Dios, él hizo propiciación por nuestros pecados.
Hermano, Dios no puede aceptar pecadores delante de él. Satánas tiene razón al acusarnos cada vez que pecamos. Pero debemos saber que Dios ha sido propicio a nuestro pecado, el intercede delante de Dios en favor nuestro como lo hacían los sacerdotes en el A.T. solo que lo hizo ofreciéndose así mismo como expiación por el pecado.
Porque hay un solo Dios, y también un solo Mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús hombre,
Jesus en su humanidad, murió y propició, satisfizo las demandas de la justicia de Dios. De manera que no hay condenación para los que están en Cristo.
Hablando del pago que debe hacerse por nuestros pecados, Anselmo escribió: "No podría haberse hecho a menos que el hombre pagara lo que debía a Dios por el pecado. Pero la deuda era tan grande que, aunque sólo el hombre la debía, sólo Dios podía pagarla, de modo que la misma persona debía ser a la vez hombre y Dios. Por eso fue necesario que Dios tomara la humanidad en la unidad de su persona, para que quien en su propia naturaleza debía pagar y no podía, estuviera en una persona que sí podía."
Los sacerdotes del Antiguo Testamento representaban a Dios ante los hombres, razón por la cual estaban revestidos de gloria y honor (Ex. 28:2). Su vestimenta sacerdotal resplandecía, para representar la justicia de Dios ante el pueblo. Pero igual de importante era que el sacerdote representaba al hombre ante Dios. Por eso el sumo sacerdote llevaba un efod de oro, sobre el que estaban sujetas doce piedras con los nombres de las doce tribus de Israel (Ex. 28:9-12).
Cristo se hizo hombre para llevar sobre sus hombros nuestros nombres. Verdadero Sumo Sacerdote, está revestido de su propia justicia perfecta, que presenta en nuestro favor. Salió como nuestro ministro y representante, ofreciendo su preciosa sangre -su vida divina e infinitamente valiosa, la única que podía expiar los pecados del mundo- para pagar la deuda del pecado. Esto es lo que significa PROPICIACIÖN.
Jesus hizo esto por que a Dios el Padre le plació amarnos de pura gracia, desde antes de la fundación del mundo:
En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amó a nosotros y envió a Su Hijo como propiciación por nuestros pecados.
Jesus es nuestro libertador, nos libro de la pena del pecado haciendo propiciación y como resultado no deberíamos temer a la muerte, ni ceder a ninguna insinuación de satanás que quiere mantenernos esclavos, alejados de Dios amenazando con la culpa como si Dios no hubiera hecho ya en Cristo propiciación por nuestros pecados.
Cada vez que peques, recuerda esto, en lugar de huir como un culpable de Dios, acude a Cristo, confiesa tu pecado y Dios será fiel y justo para perdonarte y librarte de toda maldad.
2. Jesus nos libera del poder del pecado
2. Jesus nos libera del poder del pecado
Amados, nuestro libertador nos ha tomado como su principal responsabilidad, cada uno de los hijos de Abraham, es decir todos los que por la fe se refugian en él, están atados a su corazón como las piedras del Efod que usaba el sumo sacerdote.
Jesus no hizo esto con los ángeles que sirven en su reino, ellos no mueren, ni temen la muerte; tampoco ayuda a los ángeles que cayeron en el principio, ellos sufrirán el castigo eterno. Jesus solo vino como libertador de los hijos de Abraham que estaban bajo condenación y que necesitan desesperadamente ser libres del poder remanente del pecado, del poder de la tentación que quiere arrastrarnos a la esclavitud, a ellos y solo a ellos el Señor ayuda.
Algunos dicen, que como Jesús no peco, no conoce toda la experiencia humana y por esta razón no puede simpatizar plenamente con nosotros, ni ayudarnos. El no conoce lo que estar bajo la tiranía del pecado., no sabe el poder que este ejerce y como nos cuesta abandonarlo.
Pero hermano, Jesus de hecho sabe mas que nosotros sobre el poder de la tentación, el conoció la tiranía del pecado y conoció todo su poder seductor, el soporto el poder de la tentación sin ceder al pecado. Ni el mas fuerte de los hombres hubiera soportado lo que Jesus soportó, sin embargo nunca fue aplastado por el peso de la tentación. Por esta razón puede simpatizar con nosotros y ayudarnos a resistirla.
El que cae en pecado, cede antes del ultimo esfuerzo. Jesus nunca cedió. El conoce la tentación con todo su peso, con toda su intensidad. De manera que el puede compadecerce de nosotros que estamos constantemente siendo tentados, el conoce por experiencia lo fuerte que es cualquier tentación y por esta razón es capaz de ayudarnos a superarla. El no solo es poderoso para redimirnos como lo hizo con Israel al sacarlos de Egipto; el también es poderoso para sustentarnos con todo el peso de la tentación.
CONCLUSIÓN:
CONCLUSIÓN:
Jesús es capaz. Es capaz de entender por lo que estás pasando. Es capaz de escucharte con un corazón compasivo y misericordioso cuando clamas. Esto te anima a acudir al Señor en oración en toda clase de pruebas y tentaciones.
Jesús es capaz de librarte, él es el mejor libertador. Por eso puedes confiar en él, sabiendo que la muerte no podrá hacerte daño, sino que te llevará a casa. También puedes confiar en Él mientras vives para él hoy, en medio de tus tentaciones y luchas. Él puede ayudarnos, él ora por nosotros delante el trono del Padre y ha enviado su Santo Espíritu a nuestros corazones, para que así tengamos la fuerza que procede de Él y así vencer la tentación.
»Con Cristo he sido crucificado, y ya no soy yo el que vive, sino que Cristo vive en mí; y la vida que ahora vivo en la carne, la vivo por la fe en el Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.
Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.
Tal vez te hayas preguntado en medio de la aflicción o cuando cedes a la tentación: "¿Dónde está Dios? ¿Por qué no hace algo?". Debes saber esta mañana que Él lo ha hecho todo, él ha hecho mucho más de lo que podrías siquiera imaginar: Dios vino a este mundo en la persona del hijo, camino por esta tierra bajo maldición, siendo él mismo la resurrección y la vida clamo ante la tumba e Lazaro, siendo el Pan de Vida sintió el dolor de un hombre hambriento. Siendo santo, se sentó con los débiles, los cansados y afligidos por el pecado, se sentó a la mesa con prostitutas y ladrones, tomó sobre si el castigo de sus pecados y extendió sus manos de amor muriendo en la cruz del calvario, luego resucitó de la muerte para destruirla, y ascendió al Padre para darnos acceso a la gloria, de manera que no temamos mas a la muerte.
Jesus es el mejor libertador, capaz de ayudarte, no somos suficientes por nosotros mismos para vencer el temor a la muerte y la tentación en nuestra vidas, pero Jesus es suficiente; la pregunta que queda es: ¿estás dispuesto a aferrarte a él, a confiar en él?.... El Señor quiera que así sea, que te cada uno en este salón, desde el mas pequeño, hasta el mas grande se aferre a Cristo nuestro gran Libertador.
Oremos:
Y a Aquel que es poderoso para guardarlos a ustedes sin caída y para presentarlos sin mancha en presencia de Su gloria con gran alegría, al único Dios nuestro Salvador, por medio de Jesucristo nuestro Señor, sea gloria, majestad, dominio y autoridad, antes de todo tiempo, y ahora y por todos los siglos. Amén.