La Promesa de la Presencia de Dios

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Éxodo 33:14–17“Y él dijo: Mi presencia irá contigo, y te daré descanso. Y Moisés respondió: Si tu presencia no ha de ir conmigo, no nos saques de aquí. ¿Y en qué se conocerá aquí que he hallado gracia en tus ojos, yo y tu pueblo, sino en que tú andes con nosotros, y que yo y tu pueblo seamos apartados de todos los pueblos que están sobre la faz de la tierra? Y Jehová dijo a Moisés: También haré esto que has dicho, por cuanto has hallado gracia en mis ojos, y te he conocido por tu nombre.”

Objetivo de la Predicación:

El objetivo de la predicación es instar a los creyentes a reconocer y valorar la importancia de la presencia de Dios en sus vidas, promoviendo una dependencia total de Su guía, y enfatizando que nuestra identidad como pueblo de Dios se define por Su presencia con nosotros.

Hipótesis de la Predicación:

La hipótesis de la predicación es que la presencia de Dios es esencial y determinante en la vida del creyente, ya que sin ella, no podemos avanzar ni cumplir nuestro propósito, y nuestra identidad como pueblo de Dios está intrínsecamente ligada a Su presencia con nosotros.

Declaración Teológica de la Predicación:

La declaración teológica de la predicación es que la presencia de Dios no solo proporciona guía y descanso, sino que también define nuestra identidad como Su pueblo elegido. La gracia de Dios, manifestada a través de Su presencia, es fundamental para la vida cristiana, y es a través de una relación íntima con Él que hallamos favor y dirección.

Introducción

Amados hermanos y hermanas, hoy nos reunimos para reflexionar sobre un pasaje profundo y significativo del libro del Éxodo. Este pasaje nos habla de la íntima relación entre Dios y Moisés, y de cómo la presencia de Dios es esencial en la vida del creyente. Vamos a profundizar en el contexto, la teología bíblica y las implicaciones prácticas de este pasaje para nuestras vidas hoy.

Desarrollo

Contexto:

Para entender plenamente Éxodo 33:14-17, es crucial situarnos en el contexto histórico y narrativo. Israel ha pecado gravemente al adorar el becerro de oro (Éxodo 32). Dios está indignado y está dispuesto a destruir al pueblo, pero Moisés intercede fervientemente por ellos. Dios escucha a Moisés y decide no destruir a Israel, pero aún hay tensión en la relación entre Dios y su pueblo.

Análisis del Pasaje:

1. La Promesa de la Presencia (v. 14):

"Y él dijo: Mi presencia irá contigo, y te daré descanso."
Dios le asegura a Moisés que Su presencia irá con ellos. Esto indica una relación cercana y personal. La presencia de Dios trae descanso, no solo en el sentido físico, sino también en el espiritual y emocional.
"Mi Presencia" (v. 14):
- En hebreo, "presencia" se traduce como "פנים" (panim), que literalmente significa "rostro". Esto sugiere una relación cara a cara, indicando cercanía e intimidad.
- En la tradición judía, la presencia de Dios, o Shejinah, se refiere a la manifestación divina entre el pueblo de Israel. La Shejinah es la presencia inmanente de Dios, que habita con su pueblo y les brinda consuelo y dirección.
- El Talmud (Sotá 48b) menciona que la Shejinah reside entre aquellos que están en comunidad y en estudio de la Torá, lo cual resalta la importancia de la presencia de Dios en la vida comunitaria y espiritual.
"Descanso" (v. 14):
- La palabra hebrea para "descanso" es "מנוחה" (menuja), que implica no solo descanso físico, sino también paz y tranquilidad espiritual. Este descanso es una bendición prometida que acompaña la presencia de Dios.
- En la tradición judía, el descanso sabático (Shabat) es una expresión de este concepto, simbolizando un tiempo de paz y comunión con Dios.

2. La Condición de Moisés (v. 15):

"Y Moisés respondió: Si tu presencia no ha de ir conmigo, no nos saques de aquí."
Moisés entiende que sin la presencia de Dios, no hay sentido en avanzar. Esto muestra su dependencia total en Dios y su deseo de no moverse sin la guía divina. Nos enseña la importancia de buscar siempre la guía de Dios en nuestras decisiones y caminar diarios.

3. La Identidad del Pueblo (v. 16):

"¿Y en qué se conocerá aquí que he hallado gracia en tus ojos, yo y tu pueblo, sino en que tú andes con nosotros, y que yo y tu pueblo seamos apartados de todos los pueblos que están sobre la faz de la tierra?"
La presencia de Dios es lo que distingue a Israel de otras naciones. Este versículo resalta que nuestra identidad como pueblo de Dios está definida por Su presencia con nosotros. Sin Dios, perdemos nuestra esencia y propósito.
Gracia" (v. 16-17):
- La palabra hebrea para "gracia" es "חן" (jen), que implica favor y aceptación. En la tradición judía, la gracia es vista como un regalo inmerecido de Dios, que otorga favor y misericordia a los que encuentran gracia ante Sus ojos.
- El Talmud (Berajot 7a) discute cómo encontrar gracia ante los ojos de Dios implica una vida de justicia, compasión y humildad, reflejando el carácter divino en nuestras acciones
"Te he conocido por tu nombre" (v. 17):
- En hebreo, "conocido" es "ידעתי" (yedatija), que implica un conocimiento íntimo y profundo. No es solo un reconocimiento superficial, sino una comprensión completa y una relación cercana. - En el contexto judío, conocer el nombre de alguien significa tener una relación personal y significativa con esa persona.
- El Talmud (Sanhedrin 11a) menciona que Dios conoce a los justos por su nombre, destacando una relación especial y personal.

4. La Respuesta de Dios (v. 17):

"Y Jehová dijo a Moisés: También haré esto que has dicho, por cuanto has hallado gracia en mis ojos, y te he conocido por tu nombre."
Dios reafirma Su promesa debido a la relación íntima con Moisés. Aquí vemos el favor divino basado en una relación personal. Moisés ha hallado gracia ante los ojos de Dios, lo que asegura la presencia continua del Señor con Israel.

Aplicación para Nuestra Vida Cristiana:

1. Dependencia en la Presencia de Dios:

Tal como Moisés no quería moverse sin la presencia de Dios, nosotros también debemos buscar Su guía en todas nuestras decisiones. En el evangelio de Juan, Jesus dice:
Juan 15:5 “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.”
Proverbios 3:5–6 “Fíate de Jehová de todo tu corazón, Y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, Y él enderezará tus veredas.”
Salmo 16:11“Me mostrarás la senda de la vida; En tu presencia hay plenitud de gozo; Delicias a tu diestra para siempre.”
Mateo 28:20 “enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.”

2. Identidad en Cristo:

Nuestra identidad como cristianos está en Cristo y en Su presencia en nuestras vidas. Romanos nos recuerda que si el Espíritu de Dios habita en nosotros, pertenecemos a Cristo.
Romanos 8:9 “Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él.”
1 Pedro 2:9 “Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable;”
2 Corintios 5:17 “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.”
Gálatas 2:20 “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.”

3. Buscar la Gracia de Dios:

La relación de Moisés con Dios fue basada en la gracia. Nosotros también debemos buscar la gracia de Dios a través de una relación íntima y personal con Él. Hebreos nos invita a acercarnos con confianza al trono de la gracia para hallar misericordia y ayuda en el momento oportuno.
Hebreos 4:16“Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.”
2 Corintios 12:9 “Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo.”
Efesios 2:8–9“Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.”

Conclusión:

Ilustración: El Faro en la Noche Oscura

Imaginen que están en un barco en medio de una tormenta en la noche. Las olas son altas, el viento sopla con fuerza y la oscuridad es total. En medio de esta situación, el capitán del barco busca desesperadamente un faro en la costa que le indique la dirección correcta para llegar a un puerto seguro.
Sin el faro, el capitán y su tripulación están perdidos, a merced de la tormenta. Pero cuando finalmente ven la luz del faro, hay un cambio inmediato. Esa luz, aunque pequeña en la distancia, les da esperanza, dirección y seguridad. Saben que mientras sigan esa luz, podrán encontrar el camino a salvo.
De la misma manera, la presencia de Dios en nuestras vidas es como ese faro. En medio de las tormentas de la vida, cuando todo parece oscuro y caótico, Su presencia nos da dirección, esperanza y seguridad. Sin la guía de Dios, estamos perdidos y desorientados, pero con Su luz, encontramos el camino correcto.

Cierre

Moisés entendía esto muy bien cuando dijo: "Si tu presencia no ha de ir conmigo, no nos saques de aquí" (Éxodo 33:15). Sabía que sin la presencia de Dios, avanzar sería inútil y peligroso. La presencia de Dios es nuestra guía y nuestra seguridad. Así como el faro es vital para el capitán en la tormenta, la presencia de Dios es esencial para nuestras vidas como creyentes. Sigamos siempre Su luz y encontraremos descanso y dirección en medio de cualquier circunstancia.
El pasaje de Éxodo 33:14-17 nos recuerda la importancia vital de la presencia de Dios en nuestras vidas. Nos enseña a depender totalmente de Él, a encontrar nuestra identidad en Su presencia, y a buscar Su gracia continuamente. Que podamos, como Moisés, reconocer que sin la presencia de Dios, no tiene sentido avanzar. Que Su presencia nos guíe, nos dé descanso y nos distinga como Su pueblo santo.
Amén.
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