Primer sermón Hacia Aguas Profundas
Hacia aguas profundas • Sermon • Submitted • Presented
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· 39 viewsDebemos abrir espacio en nuestra vida para que Jesús entre y use lo que tenemos.
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Deja que Jesús entre en tu barca
Deja que Jesús entre en tu barca
Luke 5:1–11 “Un día estaba Jesús a orillas del lago de Genesaret, y la gente lo apretujaba para escuchar el mensaje de Dios. Entonces vio dos barcas que los pescadores habían dejado en la playa mientras lavaban las redes. Subió a una de las barcas, que pertenecía a Simón, y le pidió que la alejara un poco de la orilla. Luego se sentó, y enseñaba a la gente desde la barca. Cuando acabó de hablar, le dijo a Simón: —Lleva la barca hacia aguas más profundas, y echen allí las redes para pescar. —Maestro, hemos estado trabajando duro toda la noche y no hemos pescado nada—le contestó Simón—. Pero como tú me lo mandas, echaré las redes. Así lo hicieron, y recogieron una cantidad tan grande de peces que las redes se les rompían. Entonces llamaron por señas a sus compañeros de la otra barca para que los ayudaran. Ellos se acercaron y llenaron tanto las dos barcas que comenzaron a hundirse. Al ver esto, Simón Pedro cayó de rodillas delante de Jesús y le dijo: —¡Apártate de mí, Señor; soy un pecador! Es que él…” “Un día estaba Jesús a orillas del lago de Genesaret, y la gente lo apretujaba para escuchar el mensaje de Dios. Entonces vio dos barcas que los pescadores habían dejado en la playa mientras lavaban las redes. Subió a una de las barcas, que pertenecía a Simón, y le pidió que la alejara un poco de la orilla. Luego se sentó, y enseñaba a la gente desde la barca.”
Introducción
Introducción
¿Qué ocupa el mayor espacio en tu vida? ¿De qué cosas está lleno tu tiempo? Los seres humanos tendemos a ocupar y llenar nuestra vida de muchas cosas: gente, tareas, pasatiempos, preocupaciones, trabajo, ambición, rencores: nuestra vida está llena de cosas que en muchas ocasiones nos distraen de lo que es realmente importante. La vida tiene muchos desafíos y es común que estemos tan ocupados que no prestemos atención a lo que es realmente importante.
Sin embargo, hay momentos en nuestra vida en que podemos tener desocupadas algunas áreas que son útiles en las manos de Dios. Estamos tan involucrados en nuestras prioridades que perdemos de vista cómo Dios puede ocupar un espacio en nuestra vida. Entonces vale la pena preguntarnos, ¿cuánto espacio hay para Dios en nuestra vida?
La historia de la pesca milagrosa nos ayudará a entender mejor porqué debemos dejar un espacio para él y qué Dios quiere hacer con nosotros.
Hay muchos lavando sus redes
Hay muchos lavando sus redes
El pasaje de Lucas 5 que nos acompañará durante las próximas semanas, nos presenta la escena de unos pescadores que están lavando sus redes luego de una noche infructosa. Estos pescadores no son desconocidos para nosotros sino que eran Pedro y los hijos de Zebedeo (Juan y Santiago), quienes luego se convertirían en discípulos de Jesús.
Ellos eran profesionales en lo que hacían, pero aún así, esa noche no habían pescado nada. Así nos sucede a muchos de nosotros. La vida tiene muchos momentos en los que no hemos conseguido nada a pesar de nuestro esfuerzo. Y es que, no importa cuán buenos seamos en lo que hacemos, cuánto trabajemos, cuánto tiempo le dediquemos, llegarán momentos de frustración, de agotamiento, que solo nos dejarán lavando nuestras redes.
Isaiah 40:29–31 “Él fortalece al cansado y acrecienta las fuerzas del débil. Aun los jóvenes se cansan, se fatigan, y los muchachos tropiezan y caen; pero los que confían en el Señor renovarán sus fuerzas; volarán como las águilas: correrán y no se fatigarán, caminarán y no se cansarán.”
¿Cuántas veces te has visto así? ¿Cuántas veces agotado de trabajar y sin ningún resultado? ¿Cuántas veces preguntándote si vale la pena tanto esfuerzo? ¿Cuántas veces con las manos ocupadas, pero sin ningún fruto? Es necesario que identifiquemos en nuestras vidas cuáles son esas redes que pueden estar ocupando nuestras manos, pero que no nos producen fruto.
Jesús quiere entrar en tu barca
Jesús quiere entrar en tu barca
En esa escena aparece Jesús. No importa cuán duro sea el camino, no importa cuán frustrante haya sido la noche, no importa cuán cansados podamos sentirnos, ¡siempre llega Jesús! Jesús estaba predicando y la gente lo seguía. En ese momento ve las barcas de los pescadores y decide entrar a la barca.
Jesús está interesado en entrar a nuestras vidas. Él está interesado en ti. Dios está interesado en ti. Quizás hay gente que no te aprecia. Quizás sientes que pasas desapercibido por algunas personas. Quizás piensas que nadie se fija en tus situaciones, en tus cosas, pero Jesús está pensando en ti y quiere entrar a tu vida.
Yo quiero afirmar que hace falta abrir espacio en nuestras vidas para que Jesús pueda entrar. Creo que nos podemos preguntar, si Jesús quiere entrar a mi barca ¿hay espacio para él? ¿Tengo apertura para que pueda entrar?
»Yo soy la vid y ustedes son las ramas. El que permanece en mí, como yo en él, dará mucho fruto; separados de mí no pueden ustedes hacer nada.
Un tiempo diario con Dios es una apertura hacia él. Un tiempo de leer su palabra abre espacio para acercarnos a Dios.
Jesús quiere usar tu barca
Jesús quiere usar tu barca
Jesús entra a la barca de Simón, pide que la alejen de la orilla y comienza a predicar. Dios no solo quiere entrar a tu vida, ¡Dios quiere usarte! Jesús miró la barca de Simón como un instrumento para alcanzar personas. La barca se convirtió en un altar. ¡Una barca! En las manos de Jesús, lo ordinario se puede convertir en extraordinario. En las manos de Jesús, lo cotidiano se convierte en un instrumento de poder. Ese acto de Jesús nos enseña que Dios usa lo que tenemos. ¡Nadie es inútil en Dios!
¿Qué tienes? ¿Qué área de tu vida está disponible para que Dios la use? ¿Qué recursos tienes que Dios puede usar? ¿Qué talentos tienes? ¿Cómo Dios puede usar tu tiempo, tus habilidades, tu trabajo, tu casa, tu carro?
Nueva Versión Internacional (Capítulo 2)
13 pues Dios es quien produce en ustedes tanto el querer como el hacer para que se cumpla su buena voluntad.
El joven que se acercó con los panes y los peces vio cómo aquello que tenía fue usado por Dios para bendecir a miles. No te pongas límites, los límites los pone Dios y para él nada es imposible.
Nuestro propósito se cumple cuando permitimos que Dios haga su voluntad con nosotros.
Conclusión
Conclusión
Entonces, en tu barca, ¿está Jesús? La vida nos puede distraer y frustrarnos, pero en Jesús siempre hay esperanza. ¡Hay esperanza en Jesús! El cansancio y la frustración pueden distraernos, pero Jesús siempre llega a nuestra vida. Abramos espacio en nuestras agendas, en nuestras tareas, en nuestras vidas para que Jesús entre y ocupe su lugar. Tengamos una vida abierta a Jesús. Recordemos que Dios no solo quiere entrar, sino que tiene propósitos con nosotros. Nadie es inutil en Dios. Dios quiere usar lo que tienes. Lo que sabes hacer y lo que tienes son instrumentos extraordinarios en las manos de Dios.
Abramos espacio en nuestra vida y permitamos que Jesús entre a nuestra barca y nos use para bendecir a otros.