14. Disicipulado. El debate para entender las herejías
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El debate para entender las herejías.
El debate para entender las herejías.
La persona de Cristo se volvía algo que estaba separado de Su obra.
Melanchthon, Calvino y Lutero, se opusieron que en vez de conocer a la persona de Cristo de manera abstracta, los creyentes conocen a Cristo y sus méritos.
Felipe Malanchthon: 1497-1560
Felipe Malanchthon: 1497-1560
Conocer a Cristo significa conocer sus BENEFICIOS y no ponerse a pensar en sus naturalezas y modos de encarnación.
Conocer por ejemplo la unión con Él mediante el Espíritu.
Conocerlo con su triple oficio: Sacerdote, Profeta y Rey.
Conocerlo en sus dos estados: Humillado y exaltado.Es decir crucificado y Resucitado.
CONCRETAMENTE: Esto le interesa al pecador, al acusado, al aislado: UN REDENTOR, no un conocimiento abstracto
Martín Lutero:
Martín Lutero:
Cristo no es llamado Cristo por sus dos naturalezas, SINO POR SU OFICIO Y OBRA.
No negó las dos naturalezas, las reafirmó.
El es Emanuel, ÉL que habita con su pueblo, como sumo sacerdote, cumplió su oficio de humillación y su exaltación Para:
Llevarnos a una unión y comunión vital y reciproca con él.
Mateo 12:29 (RVR60) — 29 Porque ¿cómo puede alguno entrar en la casa del hombre fuerte, y saquear sus bienes, si primero no le ata? Y entonces podrá saquear su casa.
Juan Calvino: 1509-1564
Juan Calvino: 1509-1564
Conocer a Dios por sí solo, SINO EL CONOCIMIENTO DE DIOS PARA NOSOTROS.
Conocer a Dios y a Cristo, es conocerlo como ÉL se REVELÓ EN LAS ESCRITURAS.
Redentor
Como es Cristo para nosotros en su Vida, Muerte, Resurrección, Ascensión e intercesión.
Como volverá a consumar el vínculo del pacto y la comunión con su pueblo
Dentro de ese contexto, y considerando que la persona de Cristo debe entenderse siempre en relación con Su obra, repasaremos algunas categorías básicas de la tradición reformista confesional para poder entender mejor la persona y la obra de Jesucristo.
Misterio de la encarnación
Herman Bavinck, el gran teólogo reformista dogmático holandés, en Our Reasonable Faith, enfatizó el hecho y el misterio de la encarnación. Quiero agregar que lo siguiente no pretende ser técnicamente preciso, pero sí lo seremos más adelante al estudiar el tema con cuidado. Solo haremos una primera aproximación para enfatizar el hecho y el profundo misterio de lo que ocurre en la encarnación del Hijo eternamente engendrado de Dios.
Lo siguiente ocurre en la encarnación[1]
Lo siguiente ocurre en la encarnación[1]
1. Lo infinito se volvió finito.
2. Lo eterno se volvió temporal.
3. Lo inmutable se volvió mutable.
4. Lo invisible se volvió visible.
5. El Creador se volvió criatura.
6. El Sustentador se volvió dependiente.
7. El Todopoderoso se volvió débil.
8. Lo divino se volvió humano.
No es metamorfosis
Es crucial señalar que la encarnación no es una metamorfosis.
No podemos decir que lo divino dejó de serlo y se volvió humano;
Que el Todopoderoso dejó de serlo y se volvió débil;
Que el Sustentador dejó de serlo y se volvió dependiente;
Que el Creador dejó de serlo y se volvió criatura.
En las frases previas, el sujeto se mantiene Dios y el predicado se mantiene hombre sin mezcla o confusión alguna.[2]
no mezclamos ni confundimos a Dios con el hombre. Es como si tuvieras dos cajas separadas: una para Dios y otra para el hombre, y no las mezclas. Así que, cuando hablamos de Dios y de hombre, los mantenemos separados y claros
Sujeto = Es el personaje de la historia
Predicado = Lo que decimos de ese personaje
Evitar el arrianismo
Evitar el arrianismo
Primero, vemos que la declaración de la Confesión de Westminster 8.2 afirma que el Hijo de Dios es coeterno con el Padre e igual a Él—y al Espíritu por implicación–; tiene la misma sustancia que el Padre y el Espíritu. ¿Qué error se evita con esto? El error del arrianismo.
Los estándares de Westminster y la forma de gobierno de Westminster Capítulo Ocho: De Cristo el Mediador
VIII.2 El Hijo de Dios, la segunda Persona de la Trinidad, siendo verdadero y eterno Dios, de la misma sustancia e igual con el Padre, cuando llegó la plenitud del tiempo, asumió la naturaleza humana,172 con todas sus propiedades esenciales y con sus flaquezas comunes, pero sin pecado.173 Fue concebido por medio del poder del Espíritu Santo, en el vientre de la virgen María, de la misma sustancia de ella.174 De tal manera que dos enteras, perfectas y distintas naturalezas, la divina y la humana, fueron unidas inseparablemente en una sola Persona, sin conversión, composición o confusión.175 Dicha Persona es verdadero Dios y verdadero hombre, pero con todo, un solo Cristo, el único Mediador entre Dios y el hombre.176
TE242 Cristología: La persona y la obra de Cristo (Cristología reformista clásica)
SEGMENTO 3
Cristología reformista clásica
Objetivos de aprendizaje:
• Listar al menos cinco hechos sobre la encarnación de Jesús.
• Explicar por qué la encarnación no fue una metamorfosis.
Introducción
Desde dónde se debe iniciar el análisis
RTA: Desde la encarnación del Hijo de Dios.
Dios—Dios el Hijo—se hizo hombre. Es la afirmación que el Concilio de Calcedonia
LAS DOS GRANDES HEREJÍAS
Diccionario General de la Lengua Española Vox (docetismo)
arrianismo n. m. Herejía cristiana que tuvo su origen en las ideas de Arrio (siglo III) y que se caracterizaba por negar que Jesús tuviera la misma condición divina que Dios Padre: el arrianismo fue condenado en el Concilio de Nicea, reunido en el año 325. Hubo un tiempo en el que él no era. La mejor de las criaturas.
docetismo n. m. Herejía cristiana que se desarrolló durante los primeros siglos del cristianismo y que se caracterizaba por considerar que el cuerpo de Jesús era aparente y que su humanidad no era verdadera.
La salvación viene de Dios
La salvación viene de Dios
Jonás 2:9–10 (RVR60) — 9 Mas yo con voz de alabanza te ofreceré sacrificios; Pagaré lo que prometí. La salvación es de Jehová. 10 Y mandó Jehová al pez, y vomitó a Jonás en tierra.
Salmo 3:8 (RVR60) — 8 La salvación es de Jehová; Sobre tu pueblo sea tu bendición. Selah
Salmo 37:39 (RVR60) — 39 Pero la salvación de los justos es de Jehová, Y él es su fortaleza en el tiempo de la angustia.
Salmo 37:40 (RVR60) — 40 Jehová los ayudará y los librará; Los libertará de los impíos, y los salvará, Por cuanto en él esperaron.
Salmo 68:20 (RVR60) — 20 Dios, nuestro Dios ha de salvarnos, Y de Jehová el Señor es el librar de la muerte.
Isaías 45:17 (RVR60) — 17 Israel será salvo en Jehová con salvación eterna; no os avergonzaréis ni os afrentaréis, por todos los siglos.
Juan 4:22 (RVR60) — 22 Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los judíos.
Hechos de los Apóstoles 4:12 (RVR60) — 12 Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.
Apocalipsis 7:10 (RVR60) — 10 y clamaban a gran voz, diciendo: La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero.
arrianismo n. m. Herejía cristiana que tuvo su origen en las ideas de Arrio (siglo III) y que se caracterizaba por negar que Jesús tuviera la misma condición divina que Dios Padre: el arrianismo fue condenado en el Concilio de Nicea, reunido en el año 325. Hubo un tiempo en el que él no era. La mejor de las criaturas.
Alegó que:
Alegó que:
Sólo Dios el Padre no es engendrado.
Es decir, que sólo Dios el Padre es divino en cualidad y singularidad.
Dios el Padre es único por Su esencia—las propiedades que lo hacen divino–.
Según Arrio, nadie más puede compartir esas propiedades, pues la implicación sería una negación del monoteísmo.
El dictamen más famoso (o infame) con que Arrio lo expresó es:
“Hubo un tiempo en que Él no era”.
Esa formulación implica que el Hijo de Dios es engendrado temporalmente pero no eternamente.
Arrio negó el engendramiento eterno del Hijo, y lo redujo a ser la primera y más excelsa de las criaturas, y no el mismo Dios eterno.
El gran problema, por supuesto, es que si Jesús es solo una criatura—aun siendo la más excelsa–, ¿cómo puede salvarnos?
RTA://
Adoramos a Cristo como el Salvador,
La Escritura prohíbe adorar a las criaturas, por lo que al adorar a Cristo y al adorar a Su persona.
Le adoramos como esencial y eternamente Dios—igual, coeterno con el Padre, no derivado ni creado