LA SALVACIÓN QUE ALEGRA EN MEDIO DE LA PRUEBA

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Propósito Del Sermón Que la audiencia pueda expresar gozo y alegría aún en medio de las pruebas, porque la salvación en Cristo es un estímulo para esto.

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INTRODUCCIÓN

REGOCIJADOS EN MEDIO DE LA PRUEBA DE LA FE (VER V. 6-9)

Nuestra porción de estudio del día de hoy no puede ser vista aislada de la sección anterior. La expresión “en lo cual” (v. 6) nos deja ver esta realidad. El apóstol Pedro continua con su propósito de animar y advertir a los hermanos que se encuentran atravesando momentos difíciles.
Pedro revela que estos hermanos experimentaban “gran regocijo” por “la salvación que está preparada para ser revelada…” (v. 5). Estos hermanos sentían gozo o alegría, aun en medio de la aflicción en la que estaba siendo sometidos. Más adelante él exhorta:
“Antes bien, en la medida en que comparten los padecimientos de Cristo, regocíjense, para que también en la revelación de Su gloria se regocijen con gran alegría.” (1 Pedro 4:13, NBLA)
El apóstol invita a sus destinatarios a que miren las aflicciones que están atravesando como una prueba de su fe. Y dentro de su explicación nos enseña algunas verdades importantes sobre la prueba de la fe:

La prueba de la fe es momentánea “por un poco de tiempo” (v. 6b)

“Y después de que hayan sufrido un poco de tiempo, el Dios de toda gracia, que los llamó a Su gloria eterna en Cristo, Él mismo los perfeccionará, afirmará, fortalecerá, y establecerá.” (1 Pedro 5:10, NBLA)
“Pues esta aflicción leve y pasajera nos produce un eterno peso de gloria que sobrepasa toda comparación,” (2 Corintios 4:17, NBLA)

La prueba de la fe es necesaria “si es necesario” (v. 6b).

A veces, es necesaria la prueba de la fe porque las circunstancias de la vida así lo ameritan.
A veces, es necesaria la prueba de la fe porque Dios necesita trabajar nuestro carácter.
A veces es necesaria la prueba de la fe para hacernos dependiente de Dios.
“Después de anunciar el evangelio a aquella ciudad y de hacer muchos discípulos, volvieron a Listra, a Iconio y a Antioquía, fortaleciendo los ánimos de los discípulos, exhortándolos a que perseveraran en la fe, y diciendo: «Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios».” (Hechos de los Apóstoles 14:21–22, NBLA)

La prueba de la fe aflige “sean afligidos” (v. 6c)

“Yo sé, SEÑOR, que Tus juicios son justos, Y que en Tu fidelidad me has afligido.” (Salmo 119:75, NBLA)
“Porque el Señor no rechaza para siempre, Antes bien, si aflige, también se compadecerá Según Su gran misericordia. Porque Él no castiga por gusto Ni aflige a los hijos de los hombres.” (Lamentaciones 3:31–33, NBLA)

La prueba de la fe es diversa “diversas pruebas” (v. 6c)

“Amados, no se sorprendan del fuego de prueba que en medio de ustedes ha venido para probarlos, como si alguna cosa extraña les estuviera aconteciendo.” (1 Pedro 4:12, NBLA)
“Tengan por sumo gozo, hermanos míos, cuando se hallen en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de su fe produce paciencia, y que la paciencia tenga su perfecto resultado, para que sean perfectos y completos, sin que nada les falte.” (Santiago 1:2–4, NBLA)

La prueba de la fe resulta en autenticidad (ver v. 7)

“El crisol es para la plata y el horno para el oro, Pero el SEÑOR prueba los corazones.” (Proverbios 17:3, NBLA)
“Bienaventurado el hombre que persevera bajo la prueba, porque una vez que ha sido aprobado, recibirá la corona de la vida que el Señor ha prometido a los que lo aman.” (Santiago 1:12, NBLA)
Richard Sibbes dijo: “El invierno prepara la tierra para la primavera, así como las aflicciones santificadas preparan el alma para la gloria.”[1]
Mis amados hermanos, nuestra fe es comparada, por el apóstol Pedro, al oro, que es un metal precioso y ha sido valorado y utilizado a lo largo de la historia para la fabricación de joyas, monedas y objeto de arte, así como en aplicaciones industriales y tecnológicas. Para nuestra sociedad, el oro es sumamente valioso y Pedro nos recuerda, que, comparado con la fe, “perece”.
Tu fe es valiosa porque llegará un momento en que te permitirá ver a nuestro salvador Jesucristo y esto debería provocar regocijo en ti aún en medio de la aflicción (ver v. 8).
III. REGOCIJADOS EN LA SALVACIÓN PROFETIZADA (V. 10-12)

CONCLUSIÓN

Te invito a mirar los procesos por los que estás pasando con los lentes que Pedro nos ha enseñado; como prueba de nuestra fe, que son temporales, aflictivas, diversas, pero necesarias para ver la autenticidad de nuestra fe.
Deposita hoy tu carga en los amorosos brazos de nuestro Salvador Jesús. Descansa en él. Enfoca tu mirada en el galardón que se nos revelará cuando él se manifieste.
Confía con todo tu corazón en que Dios sabe lo que está haciendo. Aférrate a tu salvación en Cristo.
[1] Richard Sibbes, The Bruised Reed (Edinburgh: The Banner of Truth Trust, 1998), p. [número de página].
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