Escucho Su Voz
Miércoles Reconciliadores • Sermon • Submitted • Presented
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¿Eres realmente tú?
¿Eres realmente tú?
A través de esta lección vamos a aprender una de las muchas cosas que Dios ha reconciliado con los creyentes, y esta es que ahora puedes escuchar la voz de Dios
Pero, ¿Cómo es esto posible?
La primera pregunta que debemos hacernos es: ¿Es realmente Jesús lo que mi vida necesita? Juan es Bautista nos ayuda con la respuesta que él mismo recibió.
18 Los discípulos de Juan el Bautista le contaron todo lo que Jesús hacía. Entonces Juan llamó a dos de sus discípulos
19 y los envió al Señor para que le preguntaran: «¿Eres tú el Mesías a quien hemos esperado o debemos seguir buscando a otro?».
20 Los dos discípulos de Juan encontraron a Jesús y le dijeron: «Juan el Bautista nos envió a preguntarte: “¿Eres tú el Mesías a quien hemos esperado o debemos seguir buscando a otro?”».
21 En ese preciso momento Jesús sanó a muchas personas de enfermedades, dolencias, y expulsó espíritus malignos y le devolvió la vista a muchos ciegos.
22 Luego les dijo a los discípulos de Juan: «Regresen a Juan y cuéntenle lo que han visto y oído: los ciegos ven, los cojos caminan bien, los leprosos son curados, los sordos oyen, los muertos resucitan, y a los pobres se les predica la Buena Noticia.
23 Y díganle: “Dios bendice a los que no se apartan por causa de mí”».
La historia que nos precede
La historia que nos precede
Hace muchos años, a través de diferentes profetas, Dios anticipo los tiempos que hoy vivimos.
Habló de que las personas tendrían un corazón que tendría las siguientes capacidades:
Entender la voz de Dios
Entender la voz de Dios
Obedecer la voz de Dios
Obedecer la voz de Dios
28 »Entonces, después de hacer todas esas cosas, derramaré mi Espíritu sobre toda la gente. Sus hijos e hijas profetizarán. Sus ancianos tendrán sueños y sus jóvenes tendrán visiones.
29 En esos días derramaré mi Espíritu aun sobre los sirvientes, hombres y mujeres por igual.
30 Y haré maravillas en los cielos y en la tierra: sangre, fuego y columnas de humo.
31 El sol se oscurecerá y la luna se pondrá roja como la sangre antes de que llegue el grande y terrible día del Señor.
32 Pero todo el que invoque el nombre del Señor será salvo; pues algunos que están en el monte Sión en Jerusalén escaparan, tal como el Señor lo ha dicho. Estos se contarán entre los sobrevivientes a quienes el Señor ha llamado.
31 »Se acerca el día —dice el Señor—, en que haré un nuevo pacto con el pueblo de Israel y de Judá.
32 Este pacto no será como el que hice con sus antepasados cuando los tomé de la mano y los saqué de la tierra de Egipto. Ellos rompieron ese pacto, a pesar de que los amé como un hombre ama a su esposa», dice el Señor.
33 «Pero este es el nuevo pacto que haré con el pueblo de Israel en ese día —dice el Señor—. Pondré mis instrucciones en lo más profundo de ellos y las escribiré en su corazón. Yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo.
34 Y no habrá necesidad de enseñar a sus vecinos ni habrá necesidad de enseñar a sus parientes diciendo: “Deberías conocer al Señor”. Pues todos ya me conocerán, desde el más pequeño hasta el más grande —dice el Señor—. Perdonaré sus maldades y nunca más me acordaré de sus pecados».
35 Es el Señor quien provee el sol para alumbrar el día y la luna y las estrellas para alumbrar la noche, y agita el mar y hace olas rugientes. Su nombre es el Señor de los Ejércitos Celestiales, y esto es lo que dice:
36 «¡Igual de improbable es que anule las leyes de la naturaleza como que rechace a mi pueblo Israel!».
37 Esto dice el Señor: «Así como no se pueden medir los cielos ni explorar los fundamentos de la tierra, así tampoco consideraré echarlos fuera por las maldades que han hecho. ¡Yo, el Señor, he hablado!
21 Es Dios quien nos capacita, junto con ustedes, para estar firmes por Cristo. Él nos comisionó
22 y nos identificó como suyos al poner al Espíritu Santo en nuestro corazón como un anticipo que garantiza todo lo que él nos prometió.
15 »Si me aman, obedezcan mis mandamientos.
16 Y yo le pediré al Padre, y él les dará otro Abogado Defensor, quien estará con ustedes para siempre.
17 Me refiero al Espíritu Santo, quien guía a toda la verdad. El mundo no puede recibirlo porque no lo busca ni lo reconoce; pero ustedes sí lo conocen, porque ahora él vive con ustedes y después estará en ustedes.
18 No los abandonaré como a huérfanos; vendré a ustedes.
19 Dentro de poco, el mundo no me verá más, pero ustedes sí me verán. Dado que yo vivo, ustedes también vivirán.
20 Cuando yo vuelva a la vida, ustedes sabrán que estoy en mi Padre y que ustedes están en mí, y yo, en ustedes.
21 Los que aceptan mis mandamientos y los obedecen son los que me aman. Y, porque me aman a mí, mi Padre los amará a ellos. Y yo los amaré y me daré a conocer a cada uno de ellos.
22 Judas (no Judas Iscariote, sino el otro discípulo con el mismo nombre) le dijo: —Señor, ¿por qué te darás a conocer sólo a nosotros y no al mundo en general?
23 Jesús contestó: —Todos los que me aman harán lo que yo diga. Mi Padre los amará, y vendremos para vivir con cada uno de ellos.
24 El que no me ama no me obedece. Y recuerden, mis palabras no son mías, lo que les hablo proviene del Padre, quien me envió.
25 Les digo estas cosas ahora, mientras todavía estoy con ustedes.
26 Sin embargo, cuando el Padre envíe al Abogado Defensor como mi representante —es decir, al Espíritu Santo—, él les enseñará todo y les recordará cada cosa que les he dicho.
27 »Les dejo un regalo: paz en la mente y en el corazón. Y la paz que yo doy es un regalo que el mundo no puede dar. Así que no se angustien ni tengan miedo.
28 Recuerden lo que les dije: me voy, pero volveré a ustedes. Si de veras me amaran, se alegrarían de que voy al Padre, quien es más importante que yo.
29 Les he dicho estas cosas antes de que sucedan para que, cuando sucedan, ustedes crean.
30 »No me queda mucho tiempo para hablar con ustedes, porque se acerca el que gobierna este mundo. Él no tiene ningún poder sobre mí,
31 pero haré lo que el Padre me manda, para que el mundo sepa que amo al Padre. Vamos, salgamos de aquí.
Escucho y entiendo la Palabra de Dios
Escucho y entiendo la Palabra de Dios
Quizás hayas leído o escuchado antes la Palabra y no recuerdas mucho de ella. Hoy, si Jesús está en tu vida, tienes la capacidad de:
Desearla
Escucharla
Entenderla
Ponerla en práctica
Tener la ayuda para ejercerla
Hemos sido reconciliados con la voz de Dios, no lo desprecies.