Josafat, la batalla es del Señor
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Quién es Josafat?
Quién es Josafat?
Josafat hijo de Asa, el Señor estuvo con Josafat porque anduvo en los primeros caminos de su padre David y no buscó a los Baales.
Rey de Judá, durante el reino dividido.
El Señor afirmo su reino y todo Judá, le honraba, tuvo grandes riquezas, su corazón estaba entusiasmado (apasionado) por los caminos del Señor y quitó de Judá los lugares altos, puntos de adoración a los baales, y las Aseras.
Dos escenas que nos ayudan a ver el carácter de Josafat.
I.- Su relación con Acab y sus consecuencias.
Josafat tenía grandes riquezas y gloria; se emparentó con Acab.
Algunos años después descendió a Samaria para visitar a Acab. Y Acab mató muchas ovejas y bueyes para él y para el pueblo que estaba con él, y lo persuadió a que subiera con él contra Ramot de Galaad.
Acab, rey de Israel, le preguntó a Josafat, rey de Judá: «¿Irás conmigo contra Ramot de Galaad?». Y Josafat le respondió: «Yo soy como tú, y mi pueblo como tu pueblo; estaremos contigo en la batalla».
Dijo además Josafat al rey de Israel: «Te ruego que primero consultes la palabra del Señor».
Entonces el rey de Israel reunió a los profetas, 400 hombres, y les preguntó: «¿Iremos a pelear contra Ramot de Galaad, o debo desistir?». «Suba», contestaron ellos, «porque Dios la entregará en mano del rey».
Pero Josafat dijo: «¿No queda aún aquí algún profeta del Señor para que le consultemos?».
Y el rey de Israel dijo a Josafat: «Todavía queda un hombre por medio de quien podemos consultar al Señor, pero lo aborrezco, porque nunca profetiza lo bueno en cuanto a mí, sino siempre lo malo. Es Micaías, hijo de Imla». «No hable el rey así», dijo Josafat.
Entonces el rey de Israel llamó a un oficial, y le dijo: «Trae pronto a Micaías, hijo de Imla».
El rey de Israel y Josafat, rey de Judá, estaban sentados cada uno en su trono, vestidos con sus mantos, en la era, a la entrada de la puerta de Samaria; y todos los profetas estaban profetizando delante de ellos.
Sedequías, hijo de Quenaana, se había hecho cuernos de hierro y decía: «Así dice el Señor: “Con estos acornearás a los arameos hasta acabarlos”».
Y todos los profetas profetizaban así, diciendo: «Sube a Ramot de Galaad y tendrás éxito, pues el Señor la entregará en manos del rey».
El mensajero que fue a llamar a Micaías le advirtió: «Mira, las palabras de los profetas son unánimes en favor del rey. Por esto te ruego que tu palabra sea como la de uno de ellos, y hables favorablemente».
Pero Micaías le contestó: «Vive el Señor, que lo que mi Dios me diga, eso hablaré».
Cuando llegó al rey, este le preguntó: «Micaías, ¿iremos a Ramot de Galaad a pelear, o debo desistir?». «Sube y tendrás éxito», respondió él, «porque serán entregados en tu mano».
Entonces el rey le dijo a Micaías: «¿Cuántas veces he de tomarte juramento de que no me digas más que la verdad en el nombre del Señor?».
Y él respondió:
«Vi a todo Israel
Esparcido por los montes,
Como ovejas sin pastor;
Y el Señor dijo:
“Estos no tienen señor;
Que cada uno vuelva a su casa en paz”».
Entonces el rey de Israel le dijo a Josafat: «¿No te dije que no profetizaría lo bueno acerca de mí, sino lo malo?».
Micaías respondió: «Por tanto, escuchen la palabra del Señor. Yo vi al Señor sentado en Su trono, y todo el ejército de los cielos estaba a Su derecha y a Su izquierda.
»Y el Señor dijo: “¿Quién persuadirá a Acab, rey de Israel, para que suba y caiga en Ramot de Galaad?”. Y uno decía de una manera, y otro de otra.
»Entonces se adelantó un espíritu y se puso delante del Señor, y dijo: “Yo lo persuadiré”. Y el Señor le dijo: “¿Cómo?”.
»Y él respondió: “Saldré y seré un espíritu de mentira en boca de todos sus profetas”. Entonces Él dijo: “Lo persuadirás y también prevalecerás. Ve y hazlo así”.
»Ahora el Señor ha puesto un espíritu de mentira en boca de estos sus profetas, pues el Señor ha decretado el mal contra usted».
Entonces se acercó Sedequías, hijo de Quenaana, y golpeó a Micaías en la mejilla, y le dijo: «¿Cómo pasó el Espíritu del Señor de mí para hablarte a ti?».
Respondió Micaías: «Tú lo verás aquel día en que entres en un aposento interior para esconderte».
Entonces el rey de Israel ordenó: «Tomen a Micaías y devuélvanlo a Amón, gobernador de la ciudad, y a Joás, hijo del rey;
y díganles: “Así dice el rey: ‘Echen a este en la cárcel, y aliméntenlo con poco pan y poca agua hasta que yo vuelva en paz’ ”».
Micaías le dijo: «Si en verdad vuelves en paz, el Señor no ha hablado por mí». Y añadió: «Oigan, pueblos todos».
Y subió el rey de Israel con Josafat, rey de Judá, contra Ramot de Galaad.
El rey de Israel dijo a Josafat: «Yo me disfrazaré para entrar en la batalla, pero tú ponte tus ropas reales». Y el rey de Israel se disfrazó y entraron en la batalla.
Pero el rey de Aram había ordenado a los capitanes de sus carros: «No peleen contra chico ni contra grande, sino solo contra el rey de Israel».
Cuando los capitanes de los carros vieron a Josafat, dijeron: «Este es el rey de Israel»; y se desviaron para pelear contra él. Pero Josafat clamó, y el Señor vino en su ayuda, y Dios los apartó de él,
Resaltar
- quién era Acab y la actitud de Acab frente a la palabra de Dios.
- Josafat clamó y el Señor vino en su ayuda y Dios los apartó de él.
II.- Nombramiento y encargo de jueces
Entonces Josafat, rey de Judá, regresó en paz a su casa en Jerusalén.
Pero el vidente Jehú, hijo de Hananí, salió a encontrarlo y dijo al rey Josafat: «¿Vas a ayudar al impío y amar a los que odian al Señor, y con esto traer sobre ti la ira del Señor?
»Sin embargo, se han hallado en ti cosas buenas, porque has quitado las Aseras de la tierra y has dispuesto tu corazón para buscar a Dios».
Y habitó Josafat en Jerusalén, y volvió a salir por entre el pueblo, desde Beerseba hasta la región montañosa de Efraín, y los hizo volver al Señor, Dios de sus padres.
Puso jueces en el país en todas las ciudades fortificadas de Judá, ciudad por ciudad,
y dijo a los jueces: «Miren lo que hacen, pues no juzgan en lugar de los hombres, sino en lugar del Señor que está con ustedes cuando hacen justicia.
»Ahora pues, que el temor del Señor esté sobre ustedes. Tengan cuidado en lo que hacen, porque con el Señor nuestro Dios no hay injusticia ni acepción de personas ni soborno».
También en Jerusalén Josafat puso algunos de los levitas y de los sacerdotes y algunos de los jefes de las familias de Israel, para el juicio del Señor y para juzgar querellas entre los habitantes de Jerusalén.
Y les ordenó: «Así harán en el temor del Señor, con fidelidad y de todo corazón.
»Cuando llegue a ustedes cualquier querella de sus hermanos que habitan en sus ciudades, entre sangre y sangre, entre ley y mandamiento, estatutos y ordenanzas, ustedes los amonestarán para que no sean culpables delante del Señor, y la ira no venga sobre ustedes ni sobre sus hermanos. Así harán y no serán culpables.
»Amarías, el sumo sacerdote, presidirá sobre ustedes en todos los asuntos del Señor, y Zebadías, hijo de Ismael, jefe de la casa de Judá, en todos los asuntos del rey. También los levitas serán oficiales delante de ustedes. Sean valientes y obren bien, y sea el Señor con el bueno».
Josafat estaba preocupado por la formación del pueblo y la justicia en el pueblo, generó un sistema judicial que contemplaba un sistema de apelaciones.
No solo esto, la presencia de jueces, levitas, sacerdotes y príncipes con una copia de la Ley de Dios implicaba un impacto en el corazón del pueblo
“Que se escuche la Palabra entre los hombres y familias”
nota: es necesario que eso ocurra en nuestras vidas
La oración de dos reyes
La oración de dos reyes
¿Qué tiene que ver un rey firme y prospero conmigo?
Si contará mis hazañas son más las que me callaría por vergüenza que las que diría en voz alta,
No es el éxito lo que nos conecta con Josafat, es el miedo.
2º Crónicas 20:1–3 (NBLA)
Aconteció después de esto, que los moabitas, los amonitas, y con ellos algunos de los meunitas, vinieron a pelear contra Josafat.
Entonces vinieron algunos y dieron aviso a Josafat: «Viene contra ti una gran multitud de más allá del mar, de Aram y ya están en Hazezon Tamar, es decir, En Gadi».
Josafat tuvo miedo y se dispuso a buscar al Señor, y proclamó ayuno en todo Judá.
Aquí es donde nos encontramos con Josafat, no en sus grandes aciertos precisamente, sino en las grandes amenazas que le vinieron.
Qué te da miedo a ti hoy? Qué amenazas tenemos?
reales
Corte de personal - falta de provisión
Una enfermedad - sufrimiento físico
Perder una persona - sufrimiento interno
no reales
Todas las anteriores, simplemente sin las realidades que corresponden.
Tanto unas como otras se resuelven de la misma manera.
2º Crónicas 20:4–9 (NBLA)
Y Judá se reunió para buscar ayuda del Señor; aun de todas las ciudades de Judá vinieron para buscar al Señor.
Entonces Josafat se puso en pie en la asamblea de Judá y de Jerusalén, en la casa del Señor, delante del atrio nuevo,
y dijo: «Oh Señor, Dios de nuestros padres, ¿no eres Tú Dios en los cielos? ¿Y no gobiernas Tú sobre todos los reinos de las naciones? En Tu mano hay poder y fortaleza y no hay quien pueda resistirte.
»¿No fuiste Tú, oh Dios nuestro, el que echaste a los habitantes de esta tierra delante de Tu pueblo Israel, y la diste para siempre a la descendencia de Tu amigo Abraham?
»Y han habitado en ella, y allí te han edificado un santuario a Tu nombre, diciendo:
“Si viene mal sobre nosotros, espada, juicio, pestilencia o hambre, nos presentaremos delante de esta casa y delante de Ti (porque Tu nombre está en esta casa), y clamaremos a Ti en nuestra angustia, y Tú oirás y nos salvarás”.
¿Quién es Dios y qué ha prometido?
Aquí esta el ejercicio de la fe, justo aquí.
“Si viene mal sobre nosotros, espada, juicio, pestilencia o hambre, nos presentaremos delante de esta casa y delante de Ti (porque Tu nombre está en esta casa), y clamaremos a Ti en nuestra angustia, y Tú oirás y nos salvarás”.
»Y ahora, los amonitas y moabitas y los del monte Seir, a quienes no permitiste que Israel invadiera cuando salió de la tierra de Egipto (por lo cual se apartaron de ellos y no los destruyeron),
mira cómo nos pagan, viniendo a echarnos de Tu posesión, la que nos diste en heredad.
»Oh Dios nuestro, ¿no los juzgarás? Porque no tenemos fuerza alguna delante de esta gran multitud que viene contra nosotros, y no sabemos qué hacer; pero nuestros ojos están vueltos hacia Ti».
¿En dónde estan puestos tus ojos en medio de las amenazas?
Clama, con fe, prueba esto, con fe clama lo que Dios ya ha dispuesto, no tu mejor escenario, lo que Dios es y lo que ha prometido, aquí es donde tenemos grandes dificultades por constantemente olvidamos quién es Dios, olvidamos lo que nos ha dicho o peor aun lo recordamos pero no le creemos.
Todo Judá estaba de pie delante del Señor, con sus niños, sus mujeres y sus hijos.
Entonces el Espíritu del Señor vino en medio de la asamblea sobre Jahaziel, hijo de Zacarías, hijo de Benaía, hijo de Jeiel, hijo de Matanías, levita de los hijos de Asaf,
y dijo Jahaziel: «Presten atención, todo Judá, habitantes de Jerusalén y tú, rey Josafat: así les dice el Señor: “No teman, ni se acobarden delante de esta gran multitud, porque la batalla no es de ustedes, sino de Dios.
El Señor se adueña de las batallas de aquellos que le pertenecen.
Ejemplos:
Una empresa que compra a otra.
Un papá que asume los problemas de su hijo.
Un esposo/esposa que asimila las peleas del otro.
ejemplos solo son eso, que tratan de ilustrar una realidad mucho mayor.
Dios siendo Dios de tu vida, no un adorno, no una ilusión del “genio”, sino el Padre celestial que realmente es.
”No necesitan pelear en esta batalla; tomen sus puestos y estén quietos, y vean la salvación del Señor con ustedes, oh Judá y Jerusalén”. No teman ni se acobarden; salgan mañana al encuentro de ellos porque el Señor está con ustedes».
Entonces Josafat se inclinó rostro en tierra, y todo Judá y los habitantes de Jerusalén se postraron delante del Señor, adorando al Señor.
¿Dónde está la trampa?
NO HAY TRAMPA, solo coherencia - integridad.
La adoración es digna y apropiada.
Y se levantaron los levitas, de los hijos de Coat y de los hijos de Coré, para alabar al Señor, Dios de Israel, en voz muy alta.
Se levantaron muy de mañana y salieron al desierto de Tecoa. Cuando salían, Josafat se puso en pie y dijo: «Óiganme, Judá y habitantes de Jerusalén, confíen en el Señor su Dios, y estarán seguros. Confíen en Sus profetas y triunfarán».
Después de consultar con el pueblo, designó a algunos que cantaran al Señor y a algunos que le alabaran en vestiduras santas, conforme salían delante del ejército y que dijeran: «Den gracias al Señor, porque para siempre es Su misericordia».
Qué pasó con los enemigos?
Cuando comenzaron a entonar cánticos y alabanzas, el Señor puso emboscadas contra los amonitas, los moabitas y los del monte Seir, que habían venido contra Judá, y fueron derrotados.
Porque los amonitas y los moabitas se levantaron contra los habitantes del monte Seir destruyéndolos completamente, y cuando habían acabado con los habitantes de Seir, se pusieron a destruirse unos a otros.
Cuando Judá llegó a la torre del desierto, miraron hacia la multitud, y solo vieron cadáveres tendidos por tierra, ninguno había escapado.
Al llegar Josafat y su pueblo para recoger el botín, hallaron mucho entre los cadáveres, incluyendo mercaderías, vestidos y objetos preciosos que tomaron para sí, más de los que podían llevar. Estuvieron tres días recogiendo el botín, pues había mucho.
»Ya no estoy en el mundo, pero ellos sí están en el mundo, y Yo voy a Ti. Padre santo, guárdalos en Tu nombre, el nombre que me has dado, para que sean uno, así como Nosotros somos uno.
»Cuando Yo estaba con ellos, los guardaba en Tu nombre, el nombre que me diste; y los guardé y ninguno se perdió, excepto el hijo de perdición, para que la Escritura se cumpliera.
»Pero ahora voy a Ti; y hablo esto en el mundo para que tengan Mi gozo completo en sí mismos.
»Yo les he dado Tu palabra y el mundo los ha odiado, porque no son del mundo, como tampoco Yo soy del mundo.
»No te ruego que los saques del mundo, sino que los guardes del maligno.
»Ellos no son del mundo, como tampoco Yo soy del mundo.
»Santifícalos en la verdad; Tu palabra es verdad.
Ven con tus miedos.
Ven con tus miedos.