Huye de TODAS las pasiones juveniles, no solo de las tentaciones sexuales.

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(I) Muchos de nosotros somos parte de esa época en la que hemos sido bendecidos por los campamentos juveniles. Recuerdo que siempre había un tiempo en el que se apartaba
a los varones de las chicas en donde cada grupo tendría un momento para hablar de cosas incómodas pero necesarias. En este tiempo, se volvió famosa una práctica en la que todos se comprometían con el famoso pacto de pureza. Consistía en firmar un papelito y guardarlo en la Biblia prometiendo que uno se mantendría íntegro sexualmente hasta el día del matrimonio. Estos papelitos siempre venían con versículos clave sobre las tentaciones sexuales. Uno de estos versículos era 2 Timoteo 2:22 que dice “Huye de las pasiones juveniles” Muchas veces, cuando escuchamos este mandato de Pablo, pensamos automáticamente que se refiere a las tentaciones sexuales. Pero, ¿es eso realmente todo lo que Pablo quería decir? ¿O hay algo más profundo en este consejo? ¿Podría ser que nos estamos perdiendo de algo?
(P) Para descubrirlo, me gustaría que podamos abrir nuestras Biblias en 2 Timoteo 2:22-26 para entender el mensaje que Dios para nosotros el día de hoy.
22 Huye, pues, de las pasiones juveniles y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que invocan al Señor con un corazón puro. Pero rechaza los razonamientos necios e ignorantes, sabiendo que producen altercados. 24 Y el siervo del Señor no debe ser rencilloso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido, 25 corrigiendo tiernamente a los que se oponen, por si acaso Dios les da el arrepentimiento que conduce al pleno conocimiento de la verdad, 26 y volviendo en sí, escapen del lazo del diablo, habiendo estado cautivos de él para hacer su voluntad. (LBLA)
(E) En el versículo 22, Pablo revela la actitud que Dios desea de aquellos que sirven en el ministerio. Así llegamos al primer punto:
1. Dios desea que huyamos de las pasiones juveniles y que busquemos desarrollar buenas virtudes
(E). Timoteo era un líder de la iglesia de Éfeso, y estaba pasando por muchos desafíos ministeriales. Pablo estaba por morir, y quería dejarle consejos a Timoteo para continuar con la obra de Dios.
Ahora, cuando Pablo ordena tajantemente que Timoteo huya de las pasiones juveniles ¿A qué se estaba refiriendo?
Para responder bien a esta pregunta, tenemos que entender el contexto en el que se encontraba este joven ministro. Uno de los desafíos que enfrentaba Timoteo era mantener la enseñanza sana frente a falsas doctrinas.
Esto se evidencia rápidamente al leer el versículo 23 que dice, Pero rechaza los razonamientos necios e ignorantes, sabiendo que producen altercados.
Incluso si observamos párrafos anteriores, en los versículos 14-18 Pablo mencionó a ciertos hermanos, Himeneo y Fileto como ejemplos de personas que se habían apartado de la verdad y estaban confundiendo a otros sobre la fe, diciendo que la resurrección ya había ocurrido. Es probable que estos hombres tuvieran una actitud de ser siempre argumentativos y propensos a discutir, demostrando demasiada confianza en sus propias ideas, y Timoteo tarde o temprano e iba a toparse con gente así, entonces Pablo quería mostrarle la manera en la que él debía actuar en estos casos.
Como él era un hombre joven, no tenía mucha experiencia todavía lidiando con estos asuntos. Pablo sabía que, por su propia naturaleza, los jóvenes tienen un impulso más enérgico y la tendencia a participar de discusiones acaloradas y polémicas que no llevan a ninguna parte constructiva, generando solo conflictos y divisiones en lugar de edificar y promover la paz.
Además de la tentación sexual, los jóvenes frecuentemente pueden experimentar impulsos hacia la ira, hacer juicios precipitados y mostrar orgullo, características que abundan en quienes aún no han sido moldeados por el tiempo ni han aprendido de las pruebas y experiencias de la vida.
(V) Si alguna vez han presenciado una competencia deportiva, es común observar que cuando surge algún roce o disputa entre equipos rivales, los jóvenes tienden a alterarse rápidamente y están más dispuestos a pelearse, mientras que son los más veteranos quienes intervienen para calmar las aguas.
Algo similar es lo que estaba sucediendo en este contexto. Pablo estaba indicándole que debía huir de esta clase de disputas.
(A) En nuestra vida diaria y en nuestras interacciones con otros hermanos, es crucial discernir entre lo que construye y lo que destruye, y evitar a toda costa lo malo. Como vimos en 2 Timoteo 2:22, Pablo insta a Timoteo a huir de las pasiones juveniles. No se trata solamente de las tentaciones sexuales, sino que también de la actitud arrogante e impaciente que los jóvenes pueden tener, cuando tienden a involucrarse en discusiones y polémicas sin sentido. No todas las disputas merecen nuestra energía y atención; algunas simplemente nos desvían del propósito de Dios para nosotros. Dentro de la iglesia, ejemplos claros de esto son
1) Conflictos no resueltos y ofensas no perdonadas, que persisten en el tiempo, debilitando el testimonio cristiano ante el mundo.
2) Preferencias sobre cómo hacer la liturgia de los cultos o los estilos de música.
3) Discusiones sobre temas políticos que polarizan y dividen a la congregación.
4) Debates intensos entre cristianos sobre interpretaciones teológicas menores o prácticas eclesiásticas que, aunque importantes, no afectan la esencia del Evangelio o la unidad en Cristo. Esto se observa mucho hoy en día en las redes sociales lastimosamente. La discusión entre denominaciones a veces se vuelve muy intensa.
El punto de todo esto no es que no se pueda hablar de estos temas en ningún momento, sino la actitud que envuelve a estas discusiones.
(P) Ante estos ejemplos de discusiones que no construyen, es importante entender que el llamado de Pablo no era simplemente una advertencia negativa sobre lo que debía evitar, sino que también involucraba un mandamiento positivo sobre lo que Timoteo debía perseguir. De esta manera, en el v.22 le dice
…sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que invocan al Señor con un corazón puro (v.22b)
(E) Entonces, por un lado, Pablo instruye a Timoteo a huir de las pasiones juveniles, y por el otro lado, le ordena seguir o perseguir buenas virtudes. Ambas ordenanzas están expresadas de manera que se deben realizar habitualmente, no solo de manera puntual. Pablo estaba queriendo decir: Timoteo, así como las pasiones juveniles van a acecharte constantemente, debes estar preparado para huir constantemente. Pero no solo debes enfocarte en huir, sino que también debes tener un objetivo hacia donde correr, una meta hacia dónde dirigirte.
(V) Recuerdo una vez que estaba en el centro de Asunción con un amigo, y nos encontramos en una situación peligrosa. Caminábamos por una calle poco concurrida cuando, al mirar atrás, vimos a dos jóvenes con apariencia sospechosa siguiéndonos. Le dije a mi amigo que en la próxima cuadra doblaríamos y empezaríamos a correr. Cuando doblamos, miré hacia atrás y, efectivamente, los jóvenes comenzaron a correr hacia nosotros. En ese momento, supe que debíamos encontrar un lugar seguro. Recordé que había una estación de servicio cerca, así que corrimos hacia allá y nos refugiamos junto al guardia de seguridad. Mientras los asaltantes se alejaban decepcionados, me di cuenta de algo importante: correr sin tener una meta o un destino es perder el tiempo, y tarde o temprano te vas a cansar y el asaltante te va a agarrar.
Pablo mismo practicó esto cuando decía a en Filipenses 3:13 olvidando lo que queda atrás y extendiéndome a lo que está delante, prosigo hacia la meta para obtener el premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.
(A.1) Así como Pablo, necesitamos determinarnos metas claras para luchar contra el pecado. No solo huir, sino crecer en nuestra vida espiritual. En tu lucha diaria contra el pecado, no solo te enfoques en lo negativo, sino también en lo positivo. Cuando te sientas tentado a dejarte guiar por las pasiones juveniles, recuerda la meta que se te asignó, y que debes perseguirla hasta el final.
(E) Pablo, en este contexto, como meta para perseguir, mencionó cuatro virtudes que se debían alcanzar: 1) La Justicia, que implica mantener la honradez, la integridad y la imparcialidad en las relaciones con otros, ya sean creyentes o no. 2) La Fe, es decir, una total dependencia del Señor, una confianza sincera y dinámica en Dios. 3) El Amor, que fomenta la unidad, el desprendimiento y consideración hacia los demás y 4) La Paz, la cual es natural en un entorno donde no hay ambiciones desmedidas, ira, cólera o intereses personales egoístas, y donde se practica la paciencia y la tolerancia con amor.
(A.2) En lugar de preguntarte constantemente "¿Cómo hago para no pecar la próxima vez?", es más constructivo y positivo preguntarte "¿Cómo puedo crecer en mi amor hacia Dios y por mi hermano en Cristo? ¿Cómo puedo ser más generoso con mi tiempo y recursos para ayudar a otros? ¿Estoy abordando los conflictos y desacuerdos con mis hermanos en Cristo de manera amorosa y pacífica?
Todas estas virtudes se tienen que buscar en la compañía de los que invocaban al Señor. Los cristianos no deberían buscar vivir aislados o separados de sus semejantes, sino que deben encontrar fortaleza y crecimiento en la comunidad cristiana.
(P) Ahora que hemos entendido la importancia de huir de las pasiones juveniles y de perseguir virtudes que edifican nuestra vida espiritual y comunitaria, Pablo se dedica a desarrollar el siguiente punto, el cual es que:
2. Dios desea que lidiemos los conflictos con otros de una manera amable y paciente
Leamos desde el v.24: Y el siervo del Señor no debe ser rencilloso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido, 25 corrigiendo tiernamente a los que se oponen, por si acaso Dios les da el arrepentimiento que conduce al pleno conocimiento de la verdad, 26 y volviendo en sí, escapen del lazo del diablo, habiendo estado cautivos de él para hacer su voluntad.
(E) En estos vv. 24-26 Pablo le enseña a Timoteo, el joven inexperto, cuál es la manera de proceder del Siervo del Señor cuando aparezcan personas que se opongan al evangelio. No debe actuar dejándose llevar por los impulsos de ira, ni haciendo juicios apresurados que muestran orgullo y un sentido de superioridad.
Primero, debe ser amable y tierno, es decir, alguien fácil de conversar, no irritable ni sarcástico, incluso con aquellos que se equivocan.
Además, debe ser apto para enseñar, capaz de impartir enseñanzas no solo con palabras sino también con su vida, ofreciendo respuestas bíblicas a cualquier situación.
Finalmente, debe ser paciente, capaz de soportar adversidades sin resentimiento, tolerando los insultos y falsedades con serenidad. Estas cualidades prepararán al siervo de Dios para enfrentar a los oponentes. Como dice en el v.25, su tarea será corregir con humildad y gentileza los errores de aquellos que se oponen. En lugar de involucrarse en discusiones insensatas, explicará amablemente por qué sus argumentos no son relevantes y continuará con la instrucción positiva, de modo que los oponentes puedan recibir corrección.
(V.1) Los anabautistas del siglo XVI entendieron bien que eran constructores de paz, mientras los católicos y protestantes buscaban resolver sus conflictos mediante torturas y muertes, los anabautistas buscaban convertir a sus enemigos en amigos, no actuando con violencia sino con amor y resiliencia.
(E) Justamente el propósito de esta insistencia es llevar a los oponentes al arrepentimiento. El siervo de Dios debe mantener la esperanza de que sean transformados, saliendo de la esclavitud del diablo hacia la libertad de Dios, como dice en el v.26, reconociendo que incluso aquellos que se oponen con mayor firmeza pueden ser cambiados por Dios y recuperar sus sentidos.
(V) Richard Wurmbrand, un pastor cristiano en Rumanía, fue arrestado y torturado por su fe durante el régimen comunista. En 1948, fue detenido y pasó 14 años en prisión, muchos en confinamiento solitario y bajo tortura. A pesar de esto, Wurmbrand respondió a sus captores con amor y perdón, orando por ellos y hablándoles del amor de Jesús. En su libro "Torturado por Cristo", cuenta cómo su amabilidad y fe llevaron a algunos de sus torturadores a reconsiderar sus acciones y acercarse al cristianismo. Esto ilustra perfectamente como la compasión y paciencia pueden liberar a los oponentes del lazo del diablo y llevarlos a la libertad en Cristo.
(A.1) Como cuerpo de Cristo, nuestra meta debe ser siempre la restauración y la liberación en Cristo. Debemos orar y trabajar por la conversión y el crecimiento espiritual de aquellos en error. Cuando son gente de afuera, como seguidores de sectas, es fácil burlarse o menospreciarles, como los mormones o testigos de Jehová, ¿pero alguna vez han orado por la conversión de ellos? ¿Te ha tocado recibirlos en tu casa? ¿Cómo le has tratado?
(A.2) Esto también puede suceder entre hermanos en Cristo, y frecuentemente entre creyentes de diferentes denominaciones, podrían ser bautistas reformados, pentecostales, menonitas, metodistas, anglicanos, y muchos más. En ocasiones, surgen discusiones acaloradas y divisivas sobre temas secundarios como los que ya mencioné anteriormente.
Lastimosamente, he tenido la experiencia de conocer a cristianos que están tan obsesionados con la “sana doctrina” que incluso llegan a insultar o tachar de herejes a hermanos que piensan diferente en ciertos puntos. Debemos tener mucho cuidado con esto. Es nuestra responsabilidad corregir estas actitudes, recordándoles a los involucrados que las rivalidades y contiendas no son propias del pueblo de Dios.
(P) Entonces, de esta manera podemos resumir la enseñanza de hoy, diciendo que:
(C) Así como Pablo instruyó a Timoteo para que sea un siervo fiel del Señor en el ministerio, Dios también desea que nosotros huyamos de las pasiones juveniles, que no se refieren solamente a las tentaciones sexuales, sino a cómo interactuamos con otras personas con quiénes pensamos diferente, ya sean hermanos en la fe o seguidores de falsas doctrinas, y que en este proceso busquemos desarrollar buenas virtudes en comunidad. Cuando surjan discusiones o disputas entre nosotros, Dios desea que lidiemos estos conflictos de una manera amable y paciente.
Hermanos y hermanas, que cada discusión y cada interacción que tengamos entre nosotros o con otras personas refleje la gracia y sabiduría de Cristo. Nuestra tarea es corregir con gentileza y paciencia, con esperanza de que todos encuentren el camino hacia la verdad y la libertad en Cristo. Oremos: “Señor, gracias por tu paciencia y amabilidad hacia nosotros. Te pedimos también que podamos tener la misma actitud entre nosotros.Te pedimos que nos des el poder para huir con firmeza de las pasiones juveniles y también crecer en amor, paz, justicia y fe. Ayúdanos a resolver nuestros conflictos como a ti te agrada, en un espíritu de reconciliación y de humildad, Amén. ¡¡¡Que Dios les bendiga!!!
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