Cristo en Pablo: Cristo en nosotros
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"¿Qué significa realmente que Cristo viva Pablo, y qué significa que Cristo viva en nosotros?
Esta es una verdad central en la vida cristiana y una fuente de poder y transformación."
"Hoy, vamos a profundizar en la enseñanza del apóstol Pablo sobre lo que implica que Cristo viva en nosotros, y cómo esta realidad impacta cada área de nuestra vida."
Para hablar de Cristo en el apóstol Pablo, debemos comenzar con sus propias palabras.
He sido crucificado con Cristo, y ya no vivo yo sino que Cristo vive en mí. Lo que ahora vivo en el cuerpo, lo vivo por la fe en el Hijo de Dios, quien me amó y dio su vida por mí.
Una realidad esperanzadora
Una realidad esperanzadora
A éstos Dios se propuso dar a conocer cuál es la gloriosa riqueza de este misterio entre las naciones, que es Cristo en ustedes, la esperanza de gloria.
para que por fe Cristo habite en sus corazones. Y pido que, arraigados y cimentados en amor,
puedan comprender, junto con todos los santos, cuán ancho y largo, alto y profundo es el amor de Cristo;
en fin, que conozcan ese amor que sobrepasa nuestro conocimiento, para que sean llenos de la plenitud de Dios.
Muerte vivificadora, una necesidad
Muerte vivificadora, una necesidad
Porque para mí el vivir es Cristo y el morir es ganancia.
Los que son de Cristo Jesús han crucificado la naturaleza pecaminosa, con sus pasiones y deseos.
Por tanto, hagan morir todo lo que es propio de la naturaleza terrenal: inmoralidad sexual, impureza, bajas pasiones, malos deseos y avaricia, la cual es idolatría.
SI CRISTO ESTÁ EN USTEDES
Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado, mas el espíritu vive a causa de la justicia.
Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros.
Así que, hermanos, deudores somos, no a la carne, para que vivamos conforme a la carne;
porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis.
SI USTEDES ESTÁN EN CRISTO
Por lo tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo!
El amor de Cristo nos obliga, porque estamos convencidos de que uno murió por todos, y por consiguiente todos murieron.
Y él murió por todos, para que los que viven ya no vivan para sí, sino para el que murió por ellos y fue resucitado.
Una nueva identidad
Una nueva identidad
Pablo llevo todo lo que él era y poseía antes a un solo nivel: “estiércol”
Yo mismo tengo motivos para tal confianza. Si cualquier otro cree tener motivos para confiar en esfuerzos humanos, yo más:
circuncidado al octavo día, del pueblo de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo de pura cepa; en cuanto a la interpretación de la ley, fariseo;
en cuanto al celo, perseguidor de la iglesia; en cuanto a la justicia que la ley exige, intachable.
Sin embargo, todo aquello que para mí era ganancia, ahora lo considero pérdida por causa de Cristo.
Es más, todo lo considero pérdida por razón del incomparable valor de conocer a Cristo Jesús, mi Señor. Por él lo he perdido todo, y lo tengo por estiércol, a fin de ganar a Cristo
Cuando Cristo viene a vivir en nosotros lo único que necesitamos es la gracia del Señor
pero él me dijo: «Te basta con mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad.» Por lo tanto, gustosamente haré más bien alarde de mis debilidades, para que permanezca sobre mí el poder de Cristo.
Admito que yo soy el más insignificante de los apóstoles y que ni siquiera merezco ser llamado apóstol, porque perseguí a la iglesia de Dios.
Pero por la gracia de Dios soy lo que soy, y la gracia que él me concedió no fue infructuosa. Al contrario, he trabajado con más tesón que todos ellos, aunque no yo sino la gracia de Dios que está conmigo.
Yo mismo, hermanos, cuando fui a anunciarles el testimonio de Dios, no lo hice con gran elocuencia y sabiduría.
Me propuse más bien, estando entre ustedes, no saber de cosa alguna, excepto de Jesucristo, y de éste crucificado.
Es más, me presenté ante ustedes con tanta debilidad que temblaba de miedo.
No les hablé ni les prediqué con palabras sabias y elocuentes sino con demostración del poder del Espíritu,
para que la fe de ustedes no dependiera de la sabiduría humana sino del poder de Dios.
No es que nos consideremos competentes en nosotros mismos. Nuestra capacidad viene de Dios.
PABLO NO TENÍA AUTOESTIMA, TENÍA CRISTOESTIMA…!
Una misión de vida y una razón para morir
Una misión de vida y una razón para morir
Embajadores de Cristo:
Así que somos embajadores de Cristo, como si Dios los exhortara a ustedes por medio de nosotros: «En nombre de Cristo les rogamos que se reconcilien con Dios.»
La Gran Comisión:
Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo,
enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo.
Fiel hasta la muerte:
y por último nos da un propósito por el cuál dar la vida.
Sin embargo, me alegraré aun si tengo que perder la vida derramándola como ofrenda líquida a Dios, así como el fiel servicio de ustedes también es una ofrenda a Dios. Y quiero que todos ustedes participen de esta alegría.
Yo, por mi parte, ya estoy a punto de ser ofrecido como un sacrificio, y el tiempo de mi partida ha llegado.
He peleado la buena batalla, he terminado la carrera, me he mantenido en la fe.
Por lo demás me espera la corona de justicia que el Señor, el juez justo, me otorgará en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que con amor hayan esperado su venida.
VIII. Conclusión:
VIII. Conclusión:
Testimonio de Rick Warren
Resumen:
Resumen:
Cristo viviendo en Pablo, Cristo viviendo en nosotros.
Una realidad esperanzadora
Muerte vivificadora, una necesidad
Una nueva identidad
Una misión de vida y una razón para morir
Desafío:
Desafío:
El apóstol Pablo, no sólo lo experimentó él sino que enseño el camino por el cual todos lo pueden experimentar.
Hoy somos desafiados a Creer en esta realidad esperanzadora que es “Cristo viviendo en mí”, estando dispuesto a transitar el camino de morir a mi “yo” a mí ego y apegarme a la nueva identidad, al nuevo quién soy en Cristo, cumpliendo la misión que me fue encomendada hasta el fin de mi vida.