La gratitud de David

2º Samuel 23:1–7

1 Estas son las palabras postreras de David. Dijo David hijo de Isaí, Dijo aquel varón que fue levantado en alto, El ungido del Dios de Jacob, El dulce cantor de Israel:

2 El Espíritu de Jehová ha hablado por mí, Y su palabra ha estado en mi lengua.

3 El Dios de Israel ha dicho, Me habló la Roca de Israel: Habrá un justo que gobierne entre los hombres, Que gobierne en el temor de Dios.

4 Será como la luz de la mañana, Como el resplandor del sol en una mañana sin nubes, Como la lluvia que hace brotar la hierba de la tierra.

5 No es así mi casa para con Dios; Sin embargo, él ha hecho conmigo pacto perpetuo, Ordenado en todas las cosas, y será guardado, Aunque todavía no haga él florecer Toda mi salvación y mi deseo.

6 Mas los impíos serán todos ellos como espinos arrancados, Los cuales nadie toma con la mano;

7 Sino que el que quiere tocarlos Se arma de hierro y de asta de lanza, Y son del todo quemados en su lugar.

Introducción

Estamos finalizando la historia de David, el segundo rey de Israel pero el primero escogido por Dios.

David siendo humano, cometió muchos errores que le acarrearon duras consecuencias.

Sin embargo, la Biblia da testimonio que era humilde, temeroso de Dios, benigno, bondadoso y prudente.

De tal manera que testifica que era conforme al corazón de Dios. Hechos de los Apóstoles 13:22 “Quitado éste, les levantó por rey a David, de quien dio también testimonio diciendo: He hallado a David hijo de Isaí, varón conforme a mi corazón, quien hará todo lo que yo quiero.”

Estas últimas palabras de David son proféticas, inspiradas por El Espíritu Santo, que revelan El Señorío y Soberanía de Dios.

Privilegio otorgado

2º Samuel 23:1 “Estas son las palabras postreras de David. Dijo David hijo de Isaí, Dijo aquel varón que fue levantado en alto, El ungido del Dios de Jacob, El dulce cantor de Israel:”

David fue el rey más importante de Israel, reconocido en toda la historia, pues era identificado como el padre del Mesías Salvador. En los evangelio, a Jesús lo identificaban con “hijo de David”.

Sin embargo, la fama y la riqueza no volvieron arrogante a David. No se nombra a si mismo rey, simplemente David. Contrario a los reyes paganos que exigían reconocimiento y sumisión, ellos se auto-nombraban dioses, pero David siempre reconoció al único Dios verdadero.

Herodes murió porque recibió del pueblo la alabanza que merecía Dios. Hechos de los Apóstoles 12:22 “Y el pueblo aclamaba gritando: ¡Voz de Dios, y no de hombre!”

Reconoce su humilde origen: “hijo de Isaí”, nunca lo negó ni se avergonzó. Su padre no fue un hombre destacado en Israel, su abuela fue una mujer Moabita (Rut). Fue sorprendido cuando el profeta Samuel llegó a su casa para ungir a uno de sus hijos. (1 Samuel 16).

David reconoce que fue Dios quien lo levantó: “…Dijo aquel varón que fue levantado en alto…”, no se atribuye mérito para está en esa alta posición.

Se identifica como “….El dulce cantor de Israel.” Autor de muchos salmos.

Ungido

“…El ungido de Jacob…”

David se identifica como ungido, una verdad que está atestiguada en 1 Samuel 16, donde el profeta Samuel lo unge como el próximo rey de Israel, aunque el cumplimiento tardó varios años.

La palabra unción tiene varios significados en la Biblia.

Parte del aseo personal: Mateo 6:17 “Pero tú, cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro”

Para sanidad de los enfermos: Marcos 6:13 “Y echaban fuera muchos demonios, y ungían con aceite a muchos enfermos, y los sanaban.”

Como preparación para la sepultura: Marcos 16:1 “Cuando pasó el día de reposo, María Magdalena, María la madre de Jacobo, y Salomé, compraron especias aromáticas para ir a ungirle.”

Consagrar objetos: Levítico 8:10 “Y tomó Moisés el aceite de la unción y ungió el tabernáculo y todas las cosas que estaban en él, y las santificó.”

Consagrar personas: Consistía en atribuir una función o responsabilidad a la persona. Eran ungidos los reyes y sacerdotes, los profetas eran llamados. Pero también recibían poder del Espíritu Santo. 1º Samuel 16:13 “Y Samuel tomó el cuerno del aceite, y lo ungió en medio de sus hermanos; y desde aquel día en adelante el Espíritu de Jehová vino sobre David. Se levantó luego Samuel, y se volvió a Ramá.”

En el Nuevo testamento la práctica de ungir se aplica en el aseo personal (como práctica cultural) y sanidad de los enfermos: Santiago 5:14 “¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor.”

El ungimiento para santificación de objetos es una práctica, que aunque no es obligatoria, si es conveniente. Realizar un acto para la dedicación de un templo, de instrumentos, de una casa, un vehículo, etc.

El ungimiento de personas para el ministerio es una practica de la misma manera simbólica, no obligatoria pero si necesaria. Ahora es Dios el que unge. 2 Corintios 1:21 “Y el que nos confirma con vosotros en Cristo, y el que nos ungió, es Dios.”

El Espíritu Santo es derramado como aceite de la unción: Lucas 4:18 “El Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; A pregonar libertad a los cautivos, Y vista a los ciegos; A poner en libertad a los oprimidos.”

El uso del aceite para ungir es una práctica en la iglesia pero no es un dogma, es decir una obligación, tampoco podemos atribuirle méritos de salvación o santificación. Quien salva y santifica es Cristo.

Promesa perpetua

2º Samuel 23:5 “No es así mi casa para con Dios; Sin embargo, él ha hecho conmigo pacto perpetuo, Ordenado en todas las cosas, y será guardado, Aunque todavía no haga él florecer Toda mi salvación y mi deseo.”

Dios hizo un pacto con David: 2º Samuel 7:16 “Y será afirmada tu casa y tu reino para siempre delante de tu rostro, y tu trono será estable eternamente.” Este pacto lo hizo Dios con David cuando se propuso en su corazón construir casa a Jehová.

Dios escogió a Abraham para levantar una nación, de sus hijos escogió a Isaac y de los hijos de este a Jacob.

Así también escogió a David para ser el padre del linaje real, de donde vendría el Mesías Salvador. Cuyo reino es perpetuo.

En esta declaración David expresa su fe y confianza en que Dios cumplirá su promesa, pues el cumplimiento será en Jesucristo, unos 2,000 años más adelante. Por tanto declara: “…Aunque todavía no haga él florecer toda mi salvación y mi deseo.”

Esta es la profecía que el ángel le dio a María: Lucas 1:33 “y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.”

Jesucristo con su sacrificio en la cruz arrebató a Satanás el dominio, ascendió a los cielos está sentado a la diestra del Padre de donde aguarda el día en que se manifestará como Rey de reyes y Señor de Señores, la promesa de Dios se cumplirá cuando venga a reinar en Jerusalén por mil años sobre la tierra: Apocalipsis 20:4 “Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años.”

Luego de esto, será el juicio sobre esta tierra, Dios creará cielos nuevos y tierra nueva donde moraremos bajo el reinado de Cristo por la eternidad. (Apocalipsis 21).

Fue David el siervo humilde quien fue escogido para levantar este linaje Santo.

Conclusión

Al final David inspirado por el Espíritu Santo hace esta declaración: 2º Samuel 23:6–7 “6Mas los impíos serán todos ellos como espinos arrancados, Los cuales nadie toma con la mano; 7Sino que el que quiere tocarlos Se arma de hierro y de asta de lanza, Y son del todo quemados en su lugar.”

Los impíos son como espinas, nadie quiere meterse con ellos porque les hacen daño, hieren a quien los quiere tocar.

Son personas arrogantes, necias, insensatas, que no escuchan el consejo del evangelio, ofenden al que les predica como las espinas hacen daño al que las toca.

El verso 7 dice, a esta personas el Señor las tratará duramente, como el obrero que usa un instrumento de hierro para cortar las espinas y lanzarlas al fuego.

Mateo 13:41–42 “41Enviará el Hijo del Hombre a sus ángeles, y recogerán de su reino a todos los que sirven de tropiezo, y a los que hacen iniquidad, 42y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes.”

De David aprendemos humildad, sumisión y prudencia.

Por tanto, renunciemos a la arrogancia, al orgullo y vistámonos de humildad, tengamos temor de Dios, no busquemos exaltarnos sino humillarnos para que sea Dios que nos exalte. Mateo 23:12 “Porque el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.”