Humillarnos ante Dios

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Humillarse Ante Dios
Introducción:
Humillarse ante Dios es un acto de reconocimiento de Su grandeza y nuestra pequeñez.
Es una disposición del corazón que nos lleva a depender completamente de Él.
Humillarse es doblegarse, es someterse, es sinónimo de la humildad.
El humillarnos delante de Dios es una de las condiciones para obtener su favor
2º Crónicas 7:14 RVR60
si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra.
vamos a ser escuchados
vamos a recibir perdón de pecados
Y nuestra tierra sera sanada
Es una de sus demandas supremas
Miqueas 6:8 NVI
¡Ya se te ha declarado lo que es bueno! Ya se te ha dicho lo que de ti espera el Señor: Practicar la justicia, amar la misericordia, y humillarte ante tu Dios.
Dios mora con el humilde
Isaías 57:15 RVR60
Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados.
Hoy exploraremos cuatro puntos clave sobre cómo humillarnos ante Dios, respaldados por la Palabra de Dios, con ejemplos prácticos y aplicaciones para nuestra vida.

1. Reconocer nuestra dependencia total de Dios

Proverbios 3:5–6 RVA 2015
Confía en el SEÑOR con todo tu corazón y no te apoyes en tu propia inteligencia. Reconócelo en todos tus caminos y él enderezará tus sendas.
Exégesis:
El verbo "confía" en hebreo es "batach," que implica una confianza total y segura. No se trata de una confianza parcial, sino de una entrega completa.
La frase "no en tu propia inteligencia" nos advierte contra la autosuficiencia. La promesa es que al reconocer a Dios en todos nuestros caminos, Él dirigirá nuestras sendas.
Ilustración:
Imagina un niño pequeño que se pierde en un gran centro comercial. La única forma de encontrar su camino es confiar completamente en su padre. Así debemos ser nosotros con Dios, confiando en Él en cada aspecto de nuestras vidas.
Examina áreas en tu vida donde estás confiando en tu propia sabiduría en lugar de en Dios.
Decide hoy entregarle esas áreas a Él y buscar Su guía.

2. Confesar nuestros pecados y arrepentirnos

1 Juan 1:9 NTV
pero si confesamos nuestros pecados a Dios, él es fiel y justo para perdonarnos nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad.
El verbo "confesar" en griego es "homologeo," que significa "decir lo mismo" o "estar de acuerdo."
Al confesar nuestros pecados, estamos estando de acuerdo con Dios sobre la naturaleza de nuestro pecado.
Salmo 32:5 RVR60
Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad. Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová; Y tú perdonaste la maldad de mi pecado. Selah
La promesa es que Dios es fiel (cumple Sus promesas) y justo (actúa conforme a Su carácter) para perdonarnos y limpiarnos.
Ilustración:
Piensa en un vaso lleno de agua sucia. Para llenarlo con agua limpia, primero debe ser vaciado y limpiado. De la misma manera, necesitamos confesar y apartar nuestro pecado para que Dios pueda limpiarnos y llenarnos de Su gracia.
Toma un tiempo diario para examinar tu corazón, confesar tus pecados y pedirle a Dios que te limpie y te renueve.

3. Servir a los demás con humildad

Filipenses 2:3–4 NTV
No sean egoístas; no traten de impresionar a nadie. Sean humildes, es decir, considerando a los demás como mejores que ustedes. No se ocupen sólo de sus propios intereses, sino también procuren interesarse en los demás.
La palabra griega para "humildad" es "tapeinophrosyne," que sugiere una actitud de bajeza mental.
Considerar a los demás como superiores es una actitud contracultural que refleja la mente de Cristo.
La exhortación es a mirar no solo por nuestros intereses, sino activamente cuidar de los intereses de los demás.
Ilustración:
Jesús lavando los pies de Sus discípulos es el ejemplo supremo de servicio humilde. Aunque Él era el Maestro y Señor, se inclinó para realizar la tarea de un siervo.
Busca oportunidades para servir a los demás en tu iglesia, comunidad o lugar de trabajo. Hazlo con una actitud de humildad, sin esperar nada a cambio.

4. Orar con un corazón humilde

2º Crónicas 7:14 NTV
pero si mi pueblo, que lleva mi nombre, se humilla y ora, busca mi rostro y se aparta de su conducta perversa, yo oiré desde el cielo, perdonaré sus pecados y restauraré su tierra.
(NVI) - "Si mi pueblo, que lleva mi nombre, se humilla y ora, y me busca y abandona su mala conducta, yo escucharé desde el cielo, perdonaré su pecado y restauraré su tierra."
El verbo "humillar" en hebreo es "kana," que implica someterse. La promesa de Dios depende de la disposición del corazón del pueblo. Al humillarse, orar y buscar a Dios, y abandonar la mala conducta, Dios promete escuchar, perdonar y sanar.
Ilustración:
La historia de Jonás y Nínive muestra cómo una ciudad entera se humilló ante Dios con ayuno y oración, y Dios respondió con misericordia en lugar de juicio.
Jonás 3:3–5 TLA
Esta vez Jonás sí obedeció a Dios: se levantó y se fue a Nínive. Aquella ciudad era tan grande que para recorrerla toda se necesitaban tres días completos. Jonás entró en la ciudad, y durante todo un día estuvo anunciando: «¡Dentro de cuarenta días Dios va a destruir esta ciudad!» Entonces toda la gente de Nínive dejó de hacer lo malo y decidió obedecer sólo a Dios. Y como querían demostrar que deseaban cambiar su manera de vivir, se pusieron ropa de tela áspera y ayunaron. Todos ellos, desde el más rico hasta el más pobre, no comieron nada ese día.
Haz de la oración una parte central de tu vida. No solo en momentos de necesidad, sino constantemente. Ora con un corazón humilde, reconociendo tu necesidad de Dios y buscando Su guía y perdón.
Considera dedicar tiempo específico cada día para buscar a Dios en oración y arrepentimiento.
Conclusión:
Humillarse ante Dios es un acto fundamental de nuestra fe. Nos ayuda a reconocer nuestra dependencia total de Él, a confesar y arrepentirnos de nuestros pecados, a servir a los demás con humildad y a orar con un corazón sincero.
Recordemos siempre las palabras de Santiago 4:10 (NVI): "Humíllense delante del Señor, y él los exaltará." Al humillarnos ante Dios, no solo experimentamos Su gracia y misericordia, sino que también somos levantados y fortalecidos en nuestra fe.
Santiago 4:10 NTV
Humíllense delante del Señor, y él los levantará con honor.
Que cada uno de nosotros busque vivir una vida de humildad ante Dios, reconociendo Su grandeza y permitiendo que Él obre poderosamente en nosotros y a través de nosotros. Amén.
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