VIDA SANTA DEL CREYENTE BAJO PRUEBA

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Que la audiencia comprenda las razones para vivir en santidad y como se puede ver en la vida práctica esa vida santa.

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INTRODUCCIÓN

TRES RAZONES PARA VIVIR UNA VIDA SANTA

La santidad no es un adorno opcional para la vida cristiana ni mucho menos está reservada para unos cuantos cristianos superdotados de alta elite. La vida santa ha sido, es y será un rasgo indispensable del creyente. Pedro estaba claro en esto y exhortó a estos hermanos a que vivan vidas santas, aun en medio de las pruebas por las que estaban atravesando.
De acuerdo con lo que el apóstol expone sobre la santidad en el creyente en este texto, podemos puntualizar, al menos tres razones por las cuales el creyente debe vivir una vida santa:

En primer lugar, Debemos ser santos porque es un mandamiento o instrucción bíblica (ver v. 16)

Pedro dice “porque escrito esta” acudiendo a la autoridad de las Sagradas Escrituras y citando a Levítico.
44 Porque Yo soy el Señor su Dios . Por tanto, conságrense y sean santos, porque Yo soy santo . No se contaminen, pues, con ningún animal que se arrastra sobre la tierra. 45 Porque Yo soy el Señor, que los he hecho subir de la tierra de Egipto para ser su Dios ; serán, pues, santos porque Yo soy santo ”».(Levítico 11:44-45, NBLA)
“Habla a toda la congregación de los israelitas y diles: “Santos serán porque Yo, el Señor su Dios, soy santo .” (Levítico 19:2, NBLA)
Santifíquense, pues, y sean santos , porque Yo soy el Señor su Dios”. (Levítico 20:7, NBLA)
Según Levítico, ser santo era una instrucción para el pueblo de Israel y según Pedro, ser santo es una instrucción para la iglesia de Cristo. La vida santa es una constante tanto en el AT como en el NT.

En segundo lugar, Debemos ser santos porque Dios es Santo y se muestra como nuestro ejemplo a seguir (ver v. 16)

Dios nunca nos va a pedir algo que el no este dispuesto a hacer o que no se haya mostrado como un ejemplo. La santidad es pedida porque Dios dice “porque Yo Soy Santo” (v. 16). Pero también Pedro les indica a los hermanos que “así como aquel que los llamo es santo, así también sean ustedes santos” (v. 15)
Todos los textos vistos en nuestra primera razón, también nos indican que Dios es santo.
Ver textos punto anterior.
“en toda su manera de vivir” apunta a que la santidad tiene que permear y abarcar cada espacio y rincón de nuestra vida. De la misma manera que la santidad de Dios, como un atributo que Dios posee de una manera perfecta e infinita, ocupa toda la naturaleza y acciones de Dios y no hay nada que Dios haga que no sea santo, de una forma semejante también en nuestro caso.

En tercer lugar, Debemos ser santos por nuestra afiliación con Dios: Padre – hijos (ver v.14-17)

En el versículo 4 de este capítulo, el apóstol nos señala que tenemos herencia gracias a Cristo Jesús nuestro Señor. Ahora nos señala y compara a “como hijos obedientes”. En otras palabras, Dios es nuestro Padre y nosotros sus hijos, por lo que se espera que, como hijos, nosotros mostremos los rasgos de nuestro Padre celestial, quien es Santo.
Ilustración:
Un estudio elaborado por científicos de la UNC School of Medicine (Estados Unidos) demuestra que el hombre aporta más carga genética que la mujer a sus descendientes. ¿Qué cosas heredamos?
- Rasgos físicos
- Gestos y tics
- Ciertas habilidades
- Enfermedades
- Temperamento e inteligencia[1]
De la misma manera, se espera que como hijos de Dios vivamos en santidad como el es y vive en santidad.

¿COMO PUEDE DE VERSE LA VIDA SANTA DEL CREYENTE?

La vida santa puede mostrarse siendo hijos obedientes (v.14)

Los hijos obedientes no se dejan moldear por los malos deseos (ver v. 14)
“No se conformen” συσχηματίζομαι (syschēmatizomai), συσχηματίζω (syschēmatizō): moldear la propia conducta; ser conformados según un modelo o patrón (Ro 12:2; 1 P 1:14)[2]
“Por tanto, puesto que Cristo ha padecido en la carne, ármense también ustedes con el mismo propósito, pues quien ha padecido en la carne ha terminado con el pecado, para vivir el tiempo que le queda en la carne, ya no para las pasiones humanas, sino para la voluntad de Dios. Porque el tiempo ya pasado les es suficiente para haber hecho lo que agrada a los gentiles, habiendo andado en sensualidad, lujurias, borracheras, orgías, embriagueces, y abominables idolatrías.” (1 Pedro 4:1–3, NBLA)
Los hijos obedientes invocan a Dios como Padre (ver v. 17)
Pedro, siguiendo las enseñanzas de Jesús quien enseñó a orar a Dios dirigiéndonos a él como “Padre” en Mateo 6, acá nos esta afirmando que al invocar a Dios nos dirigimos a él como “Padre” también.
Todo hijo debe de acercarse su padre en busca de ayuda en su necesidad. Dios es nuestro Padre y podemos invocarle también.
Nuestro Padre Celestial juzga imparcialmente o no hace acepción de personas, dice el apóstol Pedro. Pero también Pablo habla de lo mismo.
“Porque en Dios no hay acepción de personas.” (Romanos 2:10–11, NBLA)
Los hijos obedientes se purifican (ver v. 22)
Pedro plantea que estos hermanos habían sido purificados por la obediencia a la verdad.
Cristo dijo:
“Ustedes ya están limpios por la palabra que les he hablado.” (Juan 15:3, NBLA)
“Santifícalos en la verdad; Tu palabra es verdad.” (Juan 17:17, NBLA)

La vida santa debe mostrarse conduciéndonos en el temor del Señor (v. 17b)

Una persona que vive en el temor del Señor es una persona que está lista para trabajar - “preparen su entendimiento | ceñid los lomos de vuestro entendimiento” (ver v. 13).
“Al igual hoy se diría: ‘abróchense los cinturones’ o ‘manos a la obra’, Pedro pide a sus lectores que se preparen para realizar un esfuerzo vigoroso y continuo, que es la manera en la que se coloca la ‘esperanza completamente en la gracia que se les traerá en la revelación [final] de Jesucristo.”[3]
Una persona que vive en el temor del Señor es una persona “sobria” (ver v. 13).
“Sean de espíritu sobrio, estén alerta. Su adversario, el diablo, anda al acecho como león rugiente, buscando a quien devorar.” (1 Pedro 5:8, NBLA)
Una persona que vive en el temor del Señor cree en Dios (v. 21).
“En verdad les digo: el que oye Mi palabra y cree al que me envió, tiene vida eterna y no viene a condenación, sino que ha pasado de muerte a vida.” (Juan 5:24, NBLA)

La vida santa debe mostrarse amando a los demás (v. 22-25)

De la misma manera que la Biblia enseña que Dios es santo, también enseña que Dios es amor (1 Juan 4:8).
Por tanto, el amar a los demás, es la expresión más pura de una vida santa.
En el v. 22 “amor sincero de hermanos” (NBLA) | “amor fraternal no fingido” (RV60) Pedro usa la palabra griega φιλαδελφίαν | filadelfian que es el amor por los creyentes, literalmente, amor fraternal; amabilidad fraternal.[4]Pero algo interesante a observar es que Pedro, en un modo imperativo, dice “ámense” y utiliza la palabra griega ἀγαπάω (agapaō)que es amar o mostrar amor, demostrar amor y deleitarse en, amar sobre la base del valor concedido a lo que se ama.[5]
Pedro le esta diciendo a los hermanos que gracias a que ellos han sido purificados o cambiados moralmente, gracias a la verdad o la Palabra de Dios, esto trae como resultado que amen fraternalmente, en otras palabras, ahora pertenecen a una familia donde se expresan amor sincero. Pero, además, ese amor tiene que ser expresado de una manera más intensa e intensional.

CONCLUSIÓN

Amados hermanos, Cristo Jesús es quien hace posible que podamos vivir vidas santas, porque él es quien nos redime al haber derramado su sangre por nosotros, para el perdón de nuestros pecados. Él es el sustituto, el cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Sin su obra en la cruz, nadie jamás podría ser santo porque el pecado lo impide, pero Cristo conquistó el pecado y la muerte y nos imputa su justicia para que nosotros podamos vivir vidas agradables a Dios.
Ahora es nuestro turno de obedecer viviendo vidas santas, que muestren rectitud, pureza, integridad, abandonando toda practica que sea nociva a la santidad. Permitamos que la palabra de Dios purifique nuestras mentes y corazones y nos impulse a una obediencia viva, constante e intencional.
[1] https://www.guiainfantil.com/blog/salud/los-hijos-se-parecen-mas-a-los-padres-que-a-las-madres/ [2] Swanson, James. 1997. En Diccionario de idiomas bı́blicos: Griego (Nuevo testamento), Edición electrónica. Bellingham, WA: Logos Bible Software. [3] Comentario de la Biblia de Estudio de la Reforma, pag. 2180. [4] Swanson, James. 1997. En Diccionario de idiomas bı́blicos: Griego (Nuevo testamento), Edición electrónica. Bellingham, WA: Logos Bible Software. [5] Swanson, James. 1997. En Diccionario de idiomas bı́blicos: Griego (Nuevo testamento), Edición electrónica. Bellingham, WA: Logos Bible Software.
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