ORO POR TI – PARTE II

ORO POR TI  •  Sermon  •  Submitted   •  Presented
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2 Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas,
3 sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia.
4 Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna.
Stg. 1:2 – 4
Introducción:
1. Oro para que consideres esta prueba una oportunidad para el gozo:
Stg. 1:2 – 4
A la mayoría de nosotros o a todos, nos resulta ilógico que cuando surjan los problemas debamos de considerarlos como oportunidades de gozo.
Lo más natural y racional sería considerar cada problema, cada circunstancia difícil como una oportunidad para quejarnos, dudar o sucumbir a la autocompasión.
Sin embargo, Santiago dice que deberíamos considerarlos de otra manera (no como una ocasión para la duda y la queja, sino como una ocasión oportuna para el gozo).
En otras palabras, deberíamos de cambiar nuestra forma de pensar acerca de los problemas, de manera que nuestros pensamientos nos lleven a cambiar nuestros sentimientos.
Nosotros llegaremos a tener gozo en medio de los problemas, solo si estando en tal circunstancia comenzamos a pensar que tal situación está desarrollando dentro de nosotros un carácter persistente, paciente y una fe más profunda, solida y madura en Él.
Necesitamos cambiar nuestros pensamientos de como vemos la vida, de cómo vemos las circunstancias difíciles, para tener gozo en medio de las pruebas.
Lo que se está logrando o generando en nuestro interior solo sucede en momentos difíciles, no cuando tenemos una vida cómoda.
Dios quiere usar los problemas presentes para desarrollar en nosotros una dependencia más profunda, sólida y madura en Él. Y como recompensa, tendremos gozo.
Nuestros problemas nos están dando la oportunidad de poner en práctica la fe que proclamamos.
Solo en los momentos de prueba nuestras raíces se están haciendo más profundas en Dios. Y el gozo surge cuando salimos del sufrimiento como personas que tienen una estabilidad y una determinación a ser menos propensos a ser sacudidos por situaciones difíciles en el futuro.
Conclusión:
Así que, cuando ore por ti u ore por mí, en una circunstancia difícil, pediré a Dios que consideres esa prueba como una oportunidad para tener gozo. Porque también estaré pidiendo que tu mente entienda todo lo que se esta logrando o generando en tu interior, por la prueba que estás pasando y así tus pensamientos puedan guiarte al gozo de Dios.
2. Oro para que no caigas en preocupación:
Lc. 12:25 – 26, 30 - 31
Cuando Jesús les hizo estás preguntas incisivas a sus discípulos, ellos estaban llenos de preocupaciones respecto a tener suficiente: suficiente alimento para comer y suficiente ropa para vestir.
Por supuesto, nosotros también somos discípulos llenos de ansiedad, de preocupación respecto a si tendremos lo suficiente: suficiente dinero para pagar las cuentes, suficiente ropa, suficiente comida, suficiente energía, suficiente discernimiento o suficiente tiempo.
Somos discípulos preocupados por todo.
Y Jesús pregunta, si la preocupación que nosotros tenemos tiene el poder de añadir algo a nuestra vida.
Jesús pregunta si preocupándonos lograremos aumentar siquiera una hora a nuestra vida.
Y apenas escuchamos la pregunta, sabemos la respuesta: no podemos.
Ninguno de nosotros tiene la capacidad (tiene el poder), por más que nos preocupemos, añadirle una hora a nuestra vida. Más bien sabemos que, toda la energía que dedicamos a preocuparnos tan solo nos quita la paz y hasta nos enferma.
En otras palabras: tú por ti mismo no tienes la capacidad ni el poder de conseguir algo para ti, si es que Dios anticipadamente decide no dártelo.
Pero lo que si tenemos es alguien a quien recurrir cuando nos vemos tentados a preocuparnos: tenemos un Padre que conoce nuestras necesidades y las proveerá.
Así que, en vez de sumergirnos en nuestros temores sobre el futuro: el que comeremos o que vestiremos. Antes de preocuparnos por todo eso, debemos de transformar cada preocupación que se nos venga a la mente en una oración.
Ahí comenzaremos a experimentar una confianza en Dios que nos lleve a descansar, que nos da paz.
Conclusión:
Así que, a pesar de que la preocupación surja con naturalidad, transformemos esa preocupación en una oración.
Cuando en medio de las pruebas y circunstancias difíciles comiences a preocuparte, ora.
Y si estás pasando una circunstancia difícil oro para que no caigas en preocupación y confíes en tu Padre, quien provee todas y cada una de tus necesidades.
3. Oro para que goces de buena salud física y espiritual:
3 Jn. 1 - 3
En la breve carta de 3 Juan, podemos leer una carta personal de parte del apóstol Juan a un hombre llamado Gayo, quien era uno de los amados hijos espirituales de Juan.
Algunos hermanos que hace poco habían estado con Gayo, le informaron a Juan que Gayo estaba fortalecido en espíritu (…así como prospera tu alma).
En esta carta, Juan le dijo a Gayo lo feliz que lo ponía recibir un informe tan positivo sobre el estado del alma de Gayo y saber también que caminaba en la verdad del Evangelio (…dieron testimonio de tu verdad, de cómo andas en la verdad).
Juan también le dice a Gayo que estaba orando por él ¿Dónde dice?
Que su salud física pueda ser igual de fuerte que su salud espiritual.
v.2 Amado, yo deseo…
v.2 Querido hermano, oro para que te vaya bien… (NVI)
v.2 Amado, mi oración es… (RV 15)
v.2 Amado hermano, le pido a Dios… (TLA)
¿Por qué motivo estaba orando Juan?
Que su salud física pueda ser igual de fuerte que su salud espiritual.
Aquí vemos que el amor de Juan por su amado hermano Gayo lo condujo a orar por su salud física.
Nosotros estamos formados por cuerpo y alma, y amar a alguien implica interesarse por su salud física y espiritual (y orar por estas cosas), en el mismo nivel.
Pero a veces, no logramos el equilibrio y nos interesamos orar más por su salud física y no por la espiritual. Otras veces, orar más por su salud espiritual y nada por su salud física.
Debemos de orar por ambos aspectos del ser de nuestro hermano, por cuerpo y alma.
Muy pocos de nosotros estamos dispuestos a levantar la mano un viernes de oración y mencionar nuestras enfermedades físicas, para que oren por nosotros.
Y también habrá otros que no están dispuestos a dar su pedido de oración y decir que está luchando con la duda, el desánimo, el temor, su falta de comunión con Dios o una resistencia a creer y obedecer a Dios.
Pero si tienes un hermano al cual puedes pedirle de forma muy personal e intima que ore por ti, por tu cuerpo o por tu alma, dándole a conocer tus peticiones específicas, hazlo.
Y si nadie se te acerca, cada uno de nosotros tenemos la responsabilidad de orar por nuestros hermanos, tanto por su cuerpo y por su alma (salud física y espiritual).
Pero si también tienes la confianza de acercarte a alguien que ves que esta algo decaído espiritualmente o lo notas con algunas afectaciones físicas, acércate y quizás tengas que hacerle preguntas personales.
¿Especialmente, cómo oro por tu salud física? ¿Especialmente, cómo oro por tu salud espiritual?
Conclusión:
Y luego recuerda decirle, estoy orando 3 Juan por ti, oro para que goces de buena salud física y espiritual.
4. Oro para que Dios te dé una fe de: Y si no…
Dn. 3:16 – 18
Este evento, es un evento admirable. Ya que Nabucodonosor manda a construir una estatua de oro de 27 metros de altura y cuando su construcción termina; Nabucodonosor da un decreto que toda persona de toda lengua, tribu y nación que habitaba en Babilonia, tendría que adorar a la estatua en el instante que escuchasen instrumentos de música.
Y como que llega el día de la inauguración de la estatua, se reúne una gran muchedumbre y en eso suenan los instrumentos de música, al instante todo ese mar de gente se inclina y se pone rostro a suelo y en medio de todos ellos, solo se ve a tres jóvenes en pie, sabiendo ellos que, si no se inclinaban y adoraban a la estatua, un horno de fuego los esperaba.
Entonces los muchachos fueron llamados y llevados delante del rey Nabuco, y el rey Nabuco les dice a los jóvenes:
v. 15 (leer)
En otras palabras, van delante del rey y el rey les da una oportunidad más para arrodillarse delante de la estatua y les dice: Van a hacer sonar los instrumentos de música, en cuanto lo escuchen, ustedes se arrodillan y adoran la estatua, porque si no lo hacen los lanzaré de inmediato a un horno de fuego y créanme que no habrá dios capaz de librarlos de mis manos.
Y es ahí cuando ellos responden:
vv. 17a – 18a (leer)
Sadrac, Mesac y Abednego sabían que su Dios podía rescatarlos. Lo que no sabían era si el rescatarlos era parte del plan Divino de Dios.
¿Entonces que permitió que Sadrac, Mesac y Abednego enfrentaran el fuego sin saber si Dios los rescataría?
Lo que permitió que ellos enfrentaran el fuego era saber la promesa de Dios de un rescate final a un reino eterno y su seguridad en la resurrección final
Cuando termina el libro de Daniel, leemos que el arcángel Miguel le señalo a Daniel un día en el futuro que todo el pueblo de Dios sería libre y que resucitarían para vida eterna.
Dn. 12:1b – 3
Este es el conocimiento y la confianza de la promesa de Dios que tenían los jóvenes amigos.
La confianza en esta realidad futura era la que los llenaba de valor a enfrentar el horno de fuego y es la confianza que debe de llenarnos a nosotros los creyentes para poder también tener valor y enfrentar los fuegos de esta vida.
Conclusión:
Nosotros sabemos que Dios puede y tiene el poder de rescatarnos, sanarnos, protegernos, proveernos o hacer una obra milagrosa en nuestras vidas.
Pero lo que no sabemos si es así como el quiere glorificarse en nuestras vidas (en nuestra circunstancia de sufrimiento). Así que, si Dios no lo hace (no nos da…) oremos para tener la clase de fe que nos permita confiar en Dios, incluso si no nos rescata como quisiéramos.
Y oremos por tener el valor para enfrentar los sufrimientos actuales, confiando en el rescate supremo el día de la resurrección.
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