HECHOS 13-14
Sermon • Submitted • Presented
0 ratings
· 4 viewsNotes
Transcript
LAS SEIS PUERTAS ABIERTAS
LAS SEIS PUERTAS ABIERTAS
LAS SEIS PUERTAS ABIERTAS
I. EL PRIMER VIAJE MISIONERO
Hechos 13–14
A una década después de la crucifixión de Jesús, la cultura rural de Palestina había sido dejada atrás y la cultura greco-romana llegó a ser el ambiente dominante en el cual trabajó el primer movimiento evangélico cristiano.
La iglesia empezó en Jerusalén, y de allí se esparció a otras ciudades, incluidas Samaria, Damasco, Cesarea y Antioquía de Siria.
En el libro de los Hechos, se mencionan por lo menos cuarenta ciudades diferentes. Y fue desde Antioquía, de donde Pablo y sus colaboradores llevaron el evangelio por todo el mundo conocido en aquel entonces. por lo cual el apóstol Pablo pudo decir:
“de manera que, desde Jerusalén, y por los alrededores hasta Ilírico, todo lo he llenado del evangelio de Cristo” (Romanos 15:19). ¡Qué historial!
En los capítulos 13-14 Lucas describe el ministerio de Pablo en seis ciudades diferentes, empezando y terminando en Antioquia.
1. Antioquía de Siria: La Decisión
Hechos 13:1–5 Había entonces en la iglesia que estaba en Antioquía, profetas y maestros: Bernabé, Simón el que se llamaba Niger, Lucio de Cirene, Manaén el que se había criado junto con Herodes el tetrarca, y Saulo. 2 Ministrando estos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado. 3 Entonces, habiendo ayunado y orado, les impusieron las manos y los despidieron. 4 Ellos, entonces, enviados por el Espíritu Santo, descendieron a Seleucia, y de allí navegaron a Chipre. 5 Yllegados a Salamina, anunciaban la palabra de Dios en las sinagogas de los judíos. Tenían también a Juan de ayudante.
Cierto misionero a la India y Persia dijo esto: “El Espíritu de Cristo es el espíritu de las misiones, y mientras más cerca estemos de él, más intensa será nuestra carga por la obra evangélica y misionera”. - Henry Marty.
Pablo (Saulo) y Bernabé tuvieron esa experiencia al ministrar en Antioquía, y el Espíritu los llamó para que llevaran el evangelio al mundo romano.
Hasta entonces, Jerusalén había sido el centro del ministerio y Pedro había sido el apóstol clave. Pero desde este punto en adelante, Antioquía de Siria sería el nuevo centro ministerial y Pablo el nuevo líder. ¡El convoy del evangelio estaba en marcha para el mundo!
Lucas menciona a cinco hombres diferentes que ministraban en la iglesia:
- Bernabé, a quien ya hemos conocido (Hechos 4:36–37; 9:27; 11:22–26).
- Simeón, que quizá era de África, puesto que su apodo o sobrenombre era “Níger”.
- Lucio, que venía de Cirene y pudo haber sido uno de los fundadores de la iglesia de Antioquía (Hechos 11:20).
- Manaén, amigo íntimo (o tal vez hermano adoptivo) de Herodes Antipas, el que mató a Juan el Bautista.
- Por último, en la lista, Saulo (Pablo), pero que pronto llegaría a ser el primero.
Estos hombres servían como “profetas y maestros” en una iglesia local. Eran más bien eran predicadores o proclamadores” en lugar de ser pronosticadores.
Los profetas ayudaron a poner el cimiento de la iglesia al proclamar la Palabra de Dios.
Efesios 2:20
1 Corintios 14:29–32
Aunque a veces, los profetas anunciaban cosas por venir
Hechos 11:27–30
Los maestros ayudaban a cimentar a los convertidos en la doctrina de la fe.
2 Timoteo 2:2
Dios ya había llamado a Pablo a ministrar a los gentiles (Hechos 9:15; 21:17–21),y ahora llamó a Bernabé para trabajar con él. La iglesia confirmó el llamamiento de ambos, los comisionó y los envió.
El ministerio del Espíritu Santo, mediante la iglesia local, es equipar y nombrar a los creyentes para que salgan y sirvan.
Bernabé y Pablo llevaron consigo a Juan Marcos como ayudante. Juan Marcos era sobrino de Bernabé.
Colosenses 4:10
Y la casa de su madre en Jerusalén era un lugar de reunión para los creyentes.
Hechos 12:12
Es probable que Pedro haya sido quien condujo a Juan Marcos a la fe en Cristo.
1 Pedro 5:13
Juan Marcos sin duda ayudó a Bernabé y a Pablo de numerosas maneras, alguna de ellas fue alivianarlos de tareas y detalles que habrían interferido con el importante ministerio de la palabra que desempeñaban.
2. Pafos: La Decepción
Hechos 13:6–12 Y habiendo atravesado toda la isla hasta Pafos, hallaron a cierto mago, falso profeta, judío, llamado Barjesús,7 que estaba con el procónsul Sergio Paulo, varón prudente. Este, llamando a Bernabé y a Saulo, deseaba oír la palabra de Dios.8 Pero les resistía Elimas, el mago (pues así se traduce su nombre), procurando apartar de la fe al procónsul 9 Entonces Saulo, que también es Pablo, lleno del Espíritu Santo, fijando en él los ojos, 10 dijo: ¡Oh, lleno de todo engaño y de toda maldad, hijo del diablo, enemigo de toda justicia! ¿No cesarás de trastornar los caminos rectos del Señor? 11 Ahora, pues, he aquí la mano del Señor está contra ti, y serás ciego, y no verás el sol por algún tiempo. E inmediatamente cayeron sobre él oscuridad y tinieblas; y andando alrededor, buscaba quien le condujese de la mano. 12 Entonces el procónsul, viendo lo que había sucedido, creyó, maravillado de la doctrina del Señor.
Fue lógico que se dirigieran primero a Chipre, porque era el lugar natal de Bernabé.
Hechos 4:36
Lucas no nos da detalles del ministerio en Salamina, este gran centro comercial situado en el extremo oriental de la isla. Seguramente algunos creyeron en el evangelio y formaron una congregación local.
Después, estos misioneros recorrieron los 145 kilómetros que separaban Salamina de Pafos que se encontraba en el extremo occidental de la isla, y es aquí donde enfrentaron la primera oposición.
Pafos era la capital de Chipre, y el principal funcionario romano allí era Sergio Paulo, “varón prudente”, quien tenía el deseo de oír la Palabra de Dios. Se le opuso un falso profeta judío llamado “hijo de Jesús [Josué]” (“Barjesús”).M
Era extraño encontrarse con un falso profeta y hechicero judío, porque el judío tradicionalmente evadía tales actividades demoníacas. El nombre “Elimas” puede significar tanto hechicero como sabio.
Este acontecimiento ilustra la lección que Jesús enseñó en la parábola de la cizaña(Mateo 13:24–30, 36–43): siempre que el Señor siembra en sus verdaderos hijos la buena semilla (el trigo), Satanás viene y siembra allí mismo la mala semilla (la cizaña).
Pablo reconoció que Elimas era un hijo del diablo (Juan 8:44), y lo dejó ciego como castigo de Dios. Este milagro también le comprobó a Sergio Paulo que Pablo y Bernabé eran siervos del verdadero Dios y que predicaban el mensaje genuino de la salvación (Hebreos 2:4). El funcionario romano creyó y fue salvo.
Hechos 13:9 es el primer lugar donde encontramos el nombre “Pablo” por primera vez en el Nuevo Testamento. Como ciudadano judío y romano, el nombre completo del apóstol probablemente era “Saulo Pablo”, porque muchos judíos tenían nombres judíos y romanos combinados.
3. Perge: La Deserción
Hechos 13:13 Habiendo zarpado de Pafos, Pablo y sus compañeros arribaron a Perge de Panfilia; pero Juan, apartándose de ellos, volvió a Jerusalén.
¿Por qué abandonó Juan Marcos a sus amigos y regresó a Jerusalén? Tal vez, simplemente añoraba su casa o no le gustó que Pablo empezara a liderar sobre Bernabé, su tío. Marcos era un judío consagrado, y puede haberse sentido incómodo con los gentiles que eran salvos.
Algunos piensan que el regreso de Juan Marcos a Jerusalén ayudó a desencadenar la oposición de los judaizantes legalistas que más adelante se opusieron a Pablo(Hechos 15 | Gálatas).
Otra posibilidad es el temor al peligro, conforme el grupo avanzaba a áreas nuevas y difíciles. Cualquiera que haya sido la causa de su deserción, Juan Marcos hizo algo tan grave ¡que Pablo no quiso que fuera de nuevo con su grupo! (Hechos 15:36 en adelante).
Más adelante, Pablo escogería a Timoteo para que ocupara su lugar (Hechos 16:1–5). Juan Marcos mostró ser digno nuevamente, y con el tiempo, Pablo lo aceptó y lo aprobó (2 Timoteo 4:11).
4. Antioquía de Pisidia: la Predicación
Hechos 13:14–15 Ellos, pasando de Perge, llegaron a Antioquía de Pisidia; y entraron en la sinagoga un día de reposo y se sentaron. 15 pY después de la lectura de la ley y de los profetas, los principales de la sinagoga mandaron a decirles: Varones hermanos, si tenéis alguna palabra de exhortación para el pueblo, hablad.
Pablo y Bernabé viajaron como 170 kilómetros hacia el norte, y ascendieron unos 1090 metros hasta llegar a Antioquia esta importante ciudad romana.
Conforme seguimos los viajes de Pablo en Hechos, notaremos que seleccionó ciudades estratégicas, iniciando iglesias en ellas, y que, desde esas iglesias, salió a evangelizar las regiones circunvecinas.
También notaremos que, siempre que le fue posible, extendía su ministerio a las sinagogas locales, porque sentía una gran carga por su pueblo (Romanos 9:1–5; 10:1), y allí donde predicó tanto a judíos como a gentiles quienes estaban listos para oír la Palabra de Dios.
Este es el primer sermón de Pablo en el libro de Hechos, y puede dividirse en tres partes, cada una de las cuales tiene como introducción la frase: “Varones israelitas” o “varones hermanos”.,
a. Primera parte: la Preparación
Hechos 16–25 Entonces Pablo, levantándose, hecha señal de silencio con la mano dijo: Varones israelitas, y los que teméis a Dios, oíd: 17 El Dios de este pueblo de Israel escogió a nuestros padres, y enalteció al pueblo, siendo ellos extranjeros en tierra de Egipto, y con brazo levantado los sacó de ella. 18 Y por un tiempo como de cuarenta años los soportó en el desierto; 19 y habiendo destruido siete naciones en la tierra de Canaán, les dio en herencia su territorio. 20 Después, como por cuatrocientos cincuenta años, les dio jueces hasta el profeta Samuel. 21 Luego pidieron rey, y Dios les dio a Saúl hijo de Cis, varón de la tribu de Benjamín, por cuarenta años. 22 Quitado este, les levantó por rey a David, de quien dio también testimonio diciendo: He hallado a David hijo de Isaí, varón conforme a mi corazón, quien hará todo lo que yo quiero. 23 De la descendencia de este, y conforme a la promesa, Dios levantó a Jesús por Salvador a Israel. 24 Antes de su venida, predicó Juan el bautismo de arrepentimiento a todo el pueblo de Israel. 25 Mas cuando Juan terminaba su carrera, dijo: ¿Quién pensáis que soy? No soy yo él; mas he aquí viene tras mí uno de quien no soy digno de desatar el calzado de los pies.
En esta sección, Pablo repasó la historia de Israel, llegando al clímax con el ministerio de Juan el Bautista y la venida del Mesías de Israel. Dejó bien claro que fue Dios el que obraba en y por Israel, preparando el camino para la venida del Mesías prometido.
También les recordó que la nación no siempre había sido fiel al Señor y al pacto, sino que a menudo se había rebelado. Cada judío consagrado sabía que el Mesías vendría de la familia de David y que un profeta preanunciaría su venida. Juan el Bautista fue ese profeta.
b. Segunda parte: La Declaración
Hechos 26–37 Varones hermanos, hijos del linaje de Abraham, y los que entre vosotros teméis a Dios, a vosotros es enviada la palabra de esta salvación. 27 Porque los habitantes de Jerusalén y sus gobernantes, no conociendo a Jesús, ni las palabras de los profetas que se leen todos los días de reposo, las cumplieron al condenarle. 28 Y sin hallar en él causa digna de muerte, pidieron a Pilato que se le matase. 29 Y habiendo cumplido todas las cosas que de él estaban escritas, quitándolo del madero, lo pusieron en el sepulcro. 30 Mas Dios le levantó de los muertos. 31 Y él se apareció durante muchos días a los que habían subido juntamente con él de Galilea a Jerusalén, los cuales ahora son sus testigos ante el pueblo. 32 Y nosotros también os anunciamos el evangelio de aquella promesa hecha a nuestros padres, 33 la cual Dios ha cumplido a los hijos de ellos, a nosotros, resucitando a Jesús; como está escrito también en el salmo segundo: Mi hijo eres tú, yo te he engendrado hoy. 34 Y en cuanto a que le levantó de los muertos para nunca más volver a corrupción, lo dijo así: Os daré las misericordias fieles de David. 35 Por eso dice también en otro salmo: No permitirás que tu Santo vea corrupción. 36 Porque a la verdad David, habiendo servido a su propia generación según la voluntad de Dios, durmió, y fue reunido con sus padres, y vio corrupción. 37 Mas aquel a quien Dios levantó, no vio corrupción.
Al dirigirse Pablo a los que “teméis a Dios”, tanto judíos como gentiles de la congregación, Les explicó por qué sus dirigentes de Jerusalén rechazaron y crucificaron al Mesías de la nación.
No fue porque no hubieran leído u oído el mensaje de los profetas, sino porque no lo entendieron. Es más, los profetas incluso prometieron la crucifixión de Jesús de Nazaret. Pedro adoptó este mismo enfoque en su segundo mensaje, (Hechos 3:12–18.)
La resurrección de Jesucristo constituyó el acontecimiento crucial: “Mas Dios le levantó de los muertos”. Pablo les estaba declarado “la palabra de esta salvación, el evangelio”. ¡Cristo murió, fue sepultado y resucitó!
Puesto que Pablo estaba hablando a una congregación de una sinagoga, usó Escrituras del Antiguo Testamento para respaldar su argumento. En Hechos 13:33, cita el nacimiento. El “sepulcro nuevo” (Juan 19:41) fue como un vientre que dio a luz a Jesucristo en la gloria de la resurrección.
Luego, citó Isaías 55:3, refiriéndose al pacto de Dios con David: “las misericordias fieles de David”. Dios le había prometido a David que de él saldría el Mesías (2 Samuel 7:12–17). Este era un pacto eterno con un trono establecido para siempre (2 Samuel 7:13, 16).
Si Jesús es el Mesías, y si murió y quedó muerto, este pacto nunca podría cumplirse. Por consiguiente, Jesús tenía que morir y resucitar de los muertos; de lo contrario, el pacto habría sido falso.
Su tercera referencia fue al Salmo 16:10, el mismo pasaje que Pedro citó en su mensaje en Pentecostés (Hechos 2:24–28). Los judíos consideraban que el Salmo 16 era mesiánico, y era claro que esta promesa no se aplicaba a David, quien murió, fue sepultado y cuyo cuerpo vio corrupción (se pudrió). Por consiguiente, Tenía que aplicarse a Jesucristo, el Mesías.
c. Tercera parte: La Aplicación
Hechos 38–52 Sabed, pues, esto, varones hermanos: que por medio de él se os anuncia perdón de pecados, 39 y que de todo aquello de que por la ley de Moisés no pudisteis ser justificados, en él es justificado todo aquel que cree. 40 Mirad, pues, que no venga sobre vosotros lo que está dicho en los profetas: 41 Mirad, oh menospreciadores, y asombraos, y desapareced; Porque yo hago una obra en vuestros días, Obra que no creeréis, si alguien os la contare. 42 Cuandosalieron ellos de la sinagoga de los judíos, los gentiles les rogaron que el siguiente día de reposo les hablasen de estas cosas. 43 Y despedida la congregación, muchos de los judíos y de los prosélitos piadosos siguieron a Pablo y a Bernabé, quieneshablándoles, les persuadían a que perseverasen en la gracia de Dios. 44 El siguiente día de reposo se juntó casi toda la ciudad para oír la palabra de Dios. 45 Pero viendo los judíos la muchedumbre, se llenaron de celos, y rebatían lo que Pablo decía, contradiciendo y blasfemando. 46 Entonces Pablo y Bernabé, hablando con denuedo, dijeron: A vosotros a la verdad era necesario que se os hablase primero la palabra de Dios; mas puesto que la desecháis, y no os juzgáis dignos de la vida eterna, he aquí, nos volvemos a los gentiles.47 Porque así nos ha mandado el Señor, diciendo: Te he puesto para luz de los gentiles, A fin de que seas para salvación hasta lo último de la tierra. 48 Los gentiles, oyendo esto, se regocijaban y glorificaban la palabra del Señor, y creyeron todos los que estaban ordenados para vida eterna. 49 Y la palabra del Señor se difundía por toda aquella provincia. 50 Pero los judíos instigaron a mujeres piadosas y distinguidas, y a los principales de la ciudad, y levantaron persecución contra Pablo y Bernabé, y los expulsaron de sus límites. 51 Ellos entonces, sacudiendo contra ellos el polvo de sus pies, llegaron a Iconio.52 Y los discípulos estaban llenos de gozo y del Espíritu Santo.
Pablo les había declarado el evangelio de las buenas nuevas (Hechos 13:32), y ahora lo único que quedaba era aplicarlo en forma personal y cosechar. Les dijo que, por la fe en Jesucristo, tendrían dos bendiciones que la ley nunca podía proveer: perdón de sus pecados y justificación ante el trono de Dios.
La justificación es el acto de Dios por el cual declara justo al pecador que cree en Jesucristo. Tiene que ver con la posición del creyente ante el trono de Dios. A los judíos se les enseñaba que Dios justificaba al justo y castigaba al impío (2 Crónicas 6:22–23). Pero Dios también justifica al impío que pone su fe en Jesucristo (Romanos 4:1–8).
La ley no puede justificar al pecador. Solo puede condenarlo (Romanos 3:19, 20; Gálatas 2:16). Dios no sólo perdona nuestros pecados, sino que también nos da la misma justicia de Cristo ¡y la pone a nuestra cuenta! Esto era ciertamente una buena noticia proclamada por Pablo a la congregación de judíos y gentiles que estaban buscando paz en su corazón y que no la tenían, aunque eran muy religiosos.
Pablo concluyó su mensaje con una nota de advertencia tomada de Habacuc 1:5 eIsaías 29:14. En la época de Habacuc, la obra increíble que Dios estaba haciendo era levantar a los caldeos para castigar a su pueblo, una acción tan asombrosa que nadie la creería.
Después de todo, ¿por qué Dios usaría a una nación pagana y perversa para castigar a su pueblo escogido, por más pecadores que fueran? ¡Dios iba a usar a los gentiles para castigar a los judíos! Pero la obra maravillosa en los días de Pablo era que ¡Dios estaba utilizando a los judíos para salvar a los gentiles!
¿Cuál fue el resultado? Muchos judíos y prosélitos gentiles creyeron y se unieron a Pablo y Bernabé. Los gentiles quedaron especialmente entusiasmados por el mensaje de Pablo y querían que les dijera más, lo cual hizo el sábado siguiente. La gente había hecho un buen trabajo difundiendo la noticia, ya que se reunió una gran multitud. Probablemente, eran en su mayoría gentiles, lo que provocó en los judíos envidia y enojo.
En el mensaje final de Pablo en la sinagoga, declaró que Dios había enviado la Palabra a los judíos primero (Hechos 3:26; Romanos 1:16), pero que ellos la habían rechazado. Por consiguiente, ahora llevaría las buenas nuevas a los gentiles, y citó Isaías 49:6 para respaldar su decisión. (Lucas 2:29–32.) ¡Estaba listo para ir hasta los confines de la tierra para ganar almas para Cristo!
Hechos 13:48 nos da el lado divino de la evangelización, porque Dios tiene sus elegidos (Efesios 1:4). La palabra que se traduce “ordenados” quiere decir inscritos, e indica que los miembros del pueblo de Dios tienen sus nombres escritos en el libro de Dios (Lucas 10:20; Filipenses 4:3).
Pero Hechos 13:49 nos da el lado humano de la evangelización: si no predicamos la Palabra, nadie puede creer y ser salvo. Se necesita de ambos(2 Tesalonicenses 2:13-14 y Romanos 10:13–15).
Los judíos que no creían no iban a quedarse sentados y dejar que Pablo y Bernabé hicieran de las suyas. Primero, discutieron con ellos, y después, entablaron un pleito legal contra ellos y los expulsaron de sus límites. Los misioneros no se desalentaron: sacudieron el polvo de sus pies contra ellos (Lucas 9:5; 10:11) y se fueron a la siguiente ciudad, dejando atrás a un grupo de discípulos gozosos.
II. LA CONTINUACIÓN DEL VIAJE MISIONERO – Hechos 14
1. Iconio: La División
Pablo y Bernabé en Iconio
Hechos 14:1–7 Aconteció en Iconio que entraron juntos en la sinagoga de los judíos, y hablaron de tal manera que creyó una gran multitud de judíos, y asimismo de griegos. 2 Mas los judíos que no creían excitaron y corrompieron los ánimos de los gentiles contra los hermanos. 3 Por tanto, se detuvieron allí mucho tiempo, hablando con denuedo, confiados en el Señor, el cual daba testimonio a la palabra de su gracia, concediendo que se hiciesen por las manos de ellos señales y prodigios. 4 Y la gente de la ciudad estaba dividida: unos estaban con los judíos, y otros con los apóstoles. 5 Pero cuando los judíos y los gentiles, juntamente con sus gobernantes, se lanzaron a afrentarlos y apedrearlos, 6 habiéndolo sabido, huyeron a Listra y Derbe, ciudades de Licaonia, y a toda la región circunvecina, 7 y allí predicaban el evangelio.
Esta ciudad, más griega que romana, se hallaba en la provincia romana de Galacia. El ministerio de Pablo en la sinagoga fue bendecido singularmente y una multitud de judíos y gentiles creyó. De nuevo, los judíos incrédulos atizaron el odio y la oposición, pero los misioneros se quedaron y testificaron intrépidamente de Cristo.
Dios también capacitó a los hombres para que realizaran señales y prodigios como credenciales de que eran siervos auténticos del Dios verdadero (Hechos 15:12; Gálatas 3:5; Hebreos 2:4).
La fe no se basa en milagros (Lucas 16:27–31; Juan 2:23–25), pero estos pueden estimularla. Lo importante es “la palabra de su gracia” que realiza la obra de su gracia (Hechos 14:26).
¿El resultado? La ciudad se dividió y a los creyentes se los amenazó con bochorno público y apedreamiento. Obedientes al consejo de su Señor en Mateo 10:23, se fueron de esa región a un distrito romano diferente y continuaron ministrando la Palabra de Dios.
2. Listra: El Engaño
Listra estaba en la provincia romana de Galacia, unos treinta kilómetros al suroeste de Iconio. Esta fue la primera de tres visitas de Pablo a esta ciudad, ¡y vaya que fue todo un acontecimiento! En su segundo viaje misionero, encontró allí a Timoteo (Hechos 16:1–5); y también visitó esta iglesia en su tercer viaje (Hechos 18:23). Debemos notar cuatro respuestas diferentes durante esta visita.
a. La respuesta del cojo a la Palabra – Vs. 8–10.
Vs.8-10 Y cierto hombre de Listra estaba sentado, imposibilitado de los pies, cojo de nacimiento, que jamás había andado. 9 Este oyó hablar a Pablo, el cual, fijando en él sus ojos, y viendo que tenía fe para ser sanado, 10 dijo a gran voz: Levántate derecho sobre tus pies. Y él saltó, y anduvo.
Tanto Pedro como Pablo sanaron hombres lisiados de nacimiento (Hechos 3). Si su cojera hubiera sido por enfermedad o accidente, la curación podría haberse atribuido a un repentino cambio en su salud. Pero, como era cojo de nacimiento, fue obviamente milagrosa.
La palabra que se traduce “hablar” en Hechos 14:9 quiere decir conversación ordinaria, aunque puede referirse a una conferencia formal. Es probable que Pablo simplemente estuviera conversando con algunos de los ciudadanos en la plaza, hablándoles de Jesús, y que el lisiado oyó lo que decía sin necesariamente proponérselo. La Palabra produjo fe (Romanos 10:17) y la fe produjo sanidad.
b. La respuesta de la multitudal lisiado – Vs.11–13
Vs.11–13 Entonces la gente, visto lo que Pablo había hecho, alzó la voz, diciendo en lengua licaónica: Dioses bajo la semejanza de hombres han descendido a nosotros. 12 Y a Bernabé llamaban Júpiter, y a Pablo, Mercurio, porque este era el que llevaba la palabra. 13 Y el sacerdote de Júpiter, cuyo templo estaba frente a la ciudad, trajo toros y guirnaldas delante de las puertas, y juntamente con la muchedumbre quería ofrecer sacrificios.
Los milagros por sí mismos no producen ni convicción ni fe. Deben ir acompañados de la Palabra (Hechos 14:3). Esta era una multitud supersticiosa que interpretó los eventos a la luz de su mitología. Identificaron a Bernabé con Júpiter (Zeus), su deidad principal; y a Pablo, el que hablaba, con Mercurio (Hermes), el mensajero de sus dioses. Júpiter era el patrono de la ciudad, así que, fue una gran oportunidad para que el sacerdote de Júpiter cobrara gran importancia y dirigiera al pueblo para honrar a su dios.
c. La respuesta de los apóstolesa la multitud – Vs.14–19
Vs.14–19 Cuando lo oyeron los apóstoles Bernabé y Pablo, rasgaron sus ropas, y se lanzaron entre la multitud, dando voces 15 y diciendo: Varones, ¿por qué hacéis esto? Nosotros también somos hombres semejantes a vosotros, que os anunciamos que de estas vanidades os convirtáis al Dios vivo, que hizo el cielo y la tierra, el mar, y todo lo que en ellos hay. 16 En las edades pasadas él ha dejado a todas las gentes andar en sus propios caminos; 17 si bien no se dejó a sí mismo sin testimonio, haciendo bien, dándonos lluvias del cielo y tiempos fructíferos, llenando de sustento y de alegría nuestros corazones. 18 Y diciendo estas cosas, difícilmente lograron impedir que la multitud les ofreciese sacrificio.19 Entoncesvinieron unos judíos de Antioquía y de Iconio, que persuadieron a la multitud, y habiendo apedreado a Pablo, le arrastraron fuera de la ciudad, pensando que estaba muerto.
Qué fácil habría sido aceptar esta adoración y tratar de usar esa honra para enseñar la verdad al pueblo, pero los verdaderos siervos de Dios no ministran así (2 Corintios 4:1–2; 1 Tesalonicenses 2:1–5). Pablo y Bernabé se opusieron a lo que el pueblo hacía y valientemente le dijeron que los dioses de Listra eran vanidades.
El mensaje de Pablo no se basó en el Antiguo Testamento, porque era un público pagano. Empezó con el testimonio de Dios en la creación (Hechos 17:22).Dejó en claro que hay solo un Dios viviente, el Dios que da y el Dios que perdona; que ha sido paciente con las naciones que pecan (Hechos 17:30) y no las ha juzgado como se merecen.
La multitud se calmó, pero cuando algunos judíos buscapleitos llegaron de Antioquía e Iconio, la gente los obedeció y apedreó a Pablo. En un instante, Pablo era un dios al que debía adorar; al siguiente, ¡era un criminal que querían matar! Émerson definió a una chusma como “una sociedad de cuerpos que voluntariamente pierden la razón”. A menudo, esto es verdad.
d. La respuesta de los discípulosa Pablo – V.20
V.20 Pero rodeándole los discípulos, se levantó y entró en la ciudad; y al día siguiente salió con Bernabé para Derbe.
Hubo nuevos creyentes en Listra, y fue una crisis para ellos. Eran minoría, su dirigente había sido apedreado y su futuro se veía lúgubre. ¡Pero se quedaron al lado de Pablo! Es probable que hayan unido sus corazones y orado por él, y esta es una razón por la cual Dios lo levantó. ¿Estaba muerto Pablo? No se nos dice. Este es el único apedreamiento que sufrió (2 Corintios 11:25), pero esto generó gloria a Dios. Probablemente, este suceso tocó especialmente a Timoteo y, con el tiempo, lo llevó a asociarse con Pablo (2 Timoteo 3:10).
3. Antioquía de Siria: La Declaración
Hechos 14:21–28 Y después de anunciar el evangelio a aquella ciudad y de hacer muchos discípulos, volvieron a Listra, a Iconio y a Antioquía,22 confirmando los ánimos de los discípulos, exhortándoles a que permaneciesen en la fe, y diciéndoles: Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios. 23 Y constituyeron ancianos en cada iglesia, y habiendo orado con ayunos, los encomendaron al Señor en quien habían creído. 24 Pasando luego por Pisidia, vinieron a Panfilia. 25 Y habiendo predicado la palabra en Perge, descendieron a Atalia. 26 De allí navegaron a Antioquía, desde donde habían sido encomendados a la gracia de Dios para la obra que habían cumplido. 27 Y habiendo llegado, y reunido a la iglesia, refirieron cuán grandes cosas había hecho Dios con ellos, y cómo había abierto la puerta de la fe a los gentiles. 28 Y se quedaron allí mucho tiempo con los discípulos.
En su viaje de regreso a Antioquía de Siria, los misioneros realizaron varios ministerios importantes.
a. Primero, predicaron el evangelio e hicieron discípulos (“hacer muchos discípulos”).
Es difícil entender cómo regresaron a las ciudades de las que habían sido expulsados, pero el Señor abrió las puertas.
b. Segundo, fortalecieron (“confirmando”) a los creyentes en las cosas de Cristo y los animaron (“exhortándoles”) a continuar en la fe.
La perseverancia es prueba de la verdadera fe en Jesucristo (Juan 8:31–32; Hechos 2:42). Pablo dijo claramente que vivir la vida cristiana no era fácil y que deberían esperar pruebas y sufrimientos antes de que pudieran ver al Señor en gloria.
Tercero, organizaron iglesias (Hechos 14:23–25). (La iglesia local es tanto un organismo como una organización, porque si un organismo no está organizado, ¡morirá! Pablo y Bernabé establecieron dirigentes espirituales y les encomendaron atender al rebaño. Si comparas Tito 1:5 y 7, verás que “anciano” y “obispo” (sobreveedor) se refieren al mismo oficio, y ambos equivalen a “pastor”.
La palabra que se traduce “constituyeron” quiere decir elegir alzando las manos. Es posible que Pablo haya escogido a los hombres y que la congregación diera su voto de aprobación, o que la gente los seleccionó por votación y Pablo los constituyó (Hechos 6:1–6).
Finalmente, informaron a la iglesia que los envió sobre la obra que Dios había hecho(Hechos 14:26–28). Habían estado viajando por lo menos durante un año, y probablemente haya sido emocionante para ellos y para la iglesia cuando regresaron. Por la gracia de Dios, habían cumplido la obra que él les había encargado; y con gozo, informaron a la familia de la iglesia sobre las bendiciones.
Esta es tal vez la primera conferencia misionera en la historia de la iglesia, ¡y qué conferencia debe de haber sido! Un dirigente de una iglesia me dijo una vez: “No me importa cuánto dinero quiere usted para la obra misionera, se lo daré; pero ¡simplemente no me obligue a oír a los misioneros cuando hablen!” Sentí lástima por él, porque su temperatura espiritual estaba tan baja que no podía oír los informes de lo que Dios estaba haciendo en los rincones difíciles de la siega.
Al revisar el primer viaje misionero de Pablo, verás los principios con los que operó; principios que todavía son aplicables hoy.
Trabajó primordialmente en ciudades clave y les presentó a los creyentes el reto de llevar el mensaje a regiones remotas. El evangelio es eficaz en centros de población, y debemos llevarlo allí.
Usó un determinado método con las congregaciones de las sinagogas y otro con los gentiles. A los judíos y a los prosélitos los refirió a las Escrituras del Antiguo Testamento; pero al predicarles a los gentiles, recalcó al Dios de la creación y su bondad hacia las naciones. Su punto de partida fue diferente, pero la conclusión fue igual: la fe en el Señor Jesucristo.
Se especializó en establecer y organizar iglesias locales. Jesús tenía la iglesia local en mente cuando dio lo que llamamos la gran comisión (Mateo 28:19–20).Después de hacer discípulos (enseñar), debemos bautizarlos (responsabilidad primordialmente de una iglesia local) y luego enseñarles la Palabra de Dios.
¡Ganar a las personas para Cristo es simplemente cumplir con un tercio de la gran comisión! La asamblea local de creyentes, la iglesia, es necesaria para ayudar a cumplir todo lo que Jesús nos ha ordenado hacer.:
Cimentó a los creyentes en la Palabra de Dios. Esta es la única fuente de fortaleza y estabilidad ante la persecución, que inevitablemente vendrá. Pablo no predicó un popular evangelio del éxito, que pintaba un cuadro de una vida cristiana fácil.
Lo asombroso es que Pablo y sus compañeros hicieron todo esto sin los medios modernos de transporte y comunicación que tenemos hoy.
Alguien dijo esto: “Otros han hecho tanto con tan poco, mientras que nosotros ¡hemos hecho tan poco con tanto!”.
Si se invirtiera en la evangelización del mundo la riqueza desperdiciada tan solo de los creyentes estadounidenses, podría dar como resultado la salvación de millones de personas perdidas.
Pablo y Bernabé anunciaron que la puerta de la fe había sido abierta para los gentiles.
Esa puerta sigue abierta, para judíos y gentiles por igual; ¡para el mundo entero! Pasa por ella y ayuda a llevar el evangelio a otros.