JESÚS ES QUIEN SANA

Jesús  •  Sermon  •  Submitted   •  Presented
0 ratings
· 9 views
Notes
Transcript

Texto a estudiar: Lucas 17:11-19

Información para empezar:
Durante su ministerio Jesús expulsó a muchos demonios que atormentaban a las personas. Se utilizó un ejemplo de esto en la guía de estudio anterior. Pero además de expulsar demonios, Jesús también sanó a muchas personas.
Todas las liberaciones de demonios y las sanidades eran señales que demostraban que Jesús era el Hijo de Dios y que tenía más autoridad que cualquier persona.
Jesús sabía que era necesario viajar a Jerusalén, la ciudad más importante de la región, porque allí Él sería juzgado y luego sería crucificado.
Jesús tenía claro que para cumplir Su misión de redención era necesario que este viaje pasara. Por eso salió desde una región que se llamaba Galilea (estaba al norte del país) y en su camino hacia Jerusalén (en el sur del país) tuvo varios encuentros con personas que necesitaban su ayuda.
La historia que se estudiará ahora sucedió mientras Jesús viajaba a Jerusalén, sabiendo que allí entregaría Su vida por los pecadores.
Ideas principales
La sanidad debe buscarse en Jesús (versículos 11-13)
En el versículo 11 se da el detalle de que Jesús iba camino a Jerusalén. Esto hace recordar que Él sabía que su ministerio pronto terminaría, porque en Jerusalén se daría su captura, juicio y crucifixión. Él estaba aprovechando cada oportunidad disponible para hacer el bien.
Jesús iba pasando por una aldea, según el versículo 12, y lo salieron a encontrar diez hombres leprosos. Aquí es necesario observar algunos detalles:
Era una aldea donde esta historia pasó. Esto demuestra que Jesús actuaba en cualquier lugar, sin importar si era una ciudad con mucha riqueza como Jerusalén o una humilde aldea rural, como en esta historia.
Diez leprosos salieron al encuentro de Jesús. Es importante ver que eran varias personas enfermas que estaban juntas. Esto se debe a que la lepra era una enfermedad en la piel que era muy contagiosa, por eso cuando una persona se enfermaba de ella tenía que dejar a su familia e irse a vivir con gente que estaba enferma de lo mismo.
Los hombres se quedaron a cierta distancia de Jesús. Además de que la enfermedad era contagiosa y ellos no querían que Jesús se enfermara, la Ley decía que ellos eran impuros y no podían acercarse a otras personas. Ser impuro significaba no poder estar cerca de familia, amigos o de los lugares de adoración a Dios. Era una situación muy dolorosa para la persona.
En el versículo 13 se menciona que estos hombres levantaron su voz y le pidieron a Jesús que tuviera compasión de ellos. Aquí es importante notar:
Levantaron su voz. Esto significa que ellos a pesar de estar lejos de Jesús, se esforzaron por hablarle. Realmente querían ser sanos.
Pidieron a Jesús tenerles compasión. Ellos llamaron “Maestro” a Jesús, y esta era una forma de demostrar su respeto hacia Él. Al pedir compasión ellos querían expresar su necesidad de ser sanos, sabiendo que no tenían cómo pagarle a Jesús para hacerlo. Ellos deseaban que Jesús los sanara a pesar de no ser merecedores de eso.
Estos hombres sabían que Jesús era el único que podía sanarlos. Por eso lo buscaron y se atrevieron a hablarle.
La sanidad puede llegar por medio de obedecer a Jesús (versículo 14)
En este versículo Jesús les dice a los hombres que deben ir ante el sacerdote, y sucedió que mientras iban de camino fueron sanados. Los detalles a tomar en cuenta son los siguientes:
Jesús les dijo directamente que fueran a presentarse delante de los sacerdotes. Puede parecer extraño que Jesús les dijera esto sin dar más instrucciones. Pero los leprosos entendieron la razón de la orden. Según la Ley judía para que ellos pudieran ser declarados “limpios” debían presentarse ante los sacerdotes, y ellos los examinarían para ver que estuvieran sanos. Si los sacerdotes no veían más de la enfermedad los declaraban limpios, y entonces podían volver a su vida normal.
Mientras ellos iban de camino, quedaron limpios. Los hombres no se opusieron a lo que Jesús les dijo que hicieran. Quizás cuando empezaron a caminar todavía veían su piel enferma, pero decidieron obedecer de todas formas, y la recompensa a su obediencia fue que finalmente fueron sanos.
La sanidad de estos hombres llegó mientras obedecían a Jesús. Actuar de acuerdo a lo que Él manda puede traer muchas bendiciones, y una de ellas es la sanidad del cuerpo. No siempre sucede, pues no siempre el plan de Dios es sanar a una persona. Pero si la sanidad no es lo que Dios otorga, sí da la paz necesaria para enfrentar la enfermedad.
La sanidad debe llevar a un agradecimiento profundo (versículos 15-18)
En el versículo 15 se menciona que cuando uno de los leprosos se dio cuenta de que había sido sanado, volvió alabando a Dios. Aquí se debe considerar:
El hombre vio que había sido sano. Él no podía pensar en otra razón de su sanidad, sino que Jesús lo había hecho, ¡solamente Jesús tenía el poder para hacerlo! Sus ojos ahora veían la sanidad que tanto había esperado.
Regresó alabando a Dios. Nada más podía hacer este hombre al ver un milagro en su vida, solamente darle la gloria a Dios. Esa es la razón de todos estos milagros que se mencionan en la Biblia, pues toda la gloria es para Dios, quien ha creado todo y tiene el cuidado completo de aquellos que son suyos.
En el versículo 16 dice que este hombre se arrojó a los pies de Jesús para agradecerle. Ahora su vida estaba llena de agradecimiento y tenía frente a Él al autor de ese maravilloso milagro. Es interesante que se menciona que este hombre era samaritano:
Los samaritanos eran de un pueblo diferente al de Jesús (él era judío). Durante mucho tiempo ambos pueblos habían sido enemigos.
El detalle de que el hombre era samaritano es importante porque demuestra que Jesús estaba haciendo milagros con gente fuera de su propio pueblo. Además, que el hombre se haya arrojado a los pies de Jesús demuestra que la barrera de odio había sido quebrada, y él solo quería agradecer al Hombre que lo sanó.
En los versículos 17-18 Jesús hace la observación de que solamente uno es quien regresó con Él, y los demás se fueron.
La sanidad que Jesús había otorgado a estos hombres debía provocar en ellos una gratitud hacia Dios. Sin embargo, parece que la alegría de ser sano y reconocer quién lo había sanado solamente estaba en el corazón de este samaritano.
Jesús resalta el hecho de que es un extranjero quien regresa para agradecer y alabar a Dios. El pueblo de Jesús solía despreciar a la gente de otros pueblos, pero ahora Jesús demuestra que un corazón agradecido puede estar en gente de cualquier parte, media vez haya experimentado un milagro en su vida.
La sanidad más importante es la que limpia el pecado (versículos 19)
En el versículo 19 Jesús le dice al hombre que puede levantarse e irse. Además agrega que su fe lo ha salvado.
El agradecimiento de este hombre no podía quedarse solamente en regresar a Jesús, sino que ahora ese mismo agradecimiento lo llevaría a vivir para compartir con otras personas lo que Jesús había hecho en su vida.
Jesús le dice que su fe lo ha salvado porque ahora cree en Él como el único que puede sanar verdaderamente, y no solamente las heridas del cuerpo, sino del corazón también.
Este hombre había sufrido muchas cosas mientras estaba enfermo. Ahora Jesús lo había sanado, no solamente en su cuerpo, sino también en su corazón, perdonando todos sus pecados y dándole una vida nueva.
La vida nueva de este hombre sería anunciar lo que Jesús había hecho con Él, contándole a otros cómo Jesús sanó su cuerpo y su corazón.
El pecado es la enfermedad más mortal, al punto que condena al hombre a vivir una eternidad como enemigo de Dios. Pero en Jesús existe la sanidad, pues debido a que Él murió en lugar de los culpables, ahora todo el que cree en Él puede ser limpiado del pecado y disfrutar de una nueva vida.
Conclusiones
Jesús es el único que puede sanar el corazón triste, vacío y perdido en el pecado.
Si estamos enfermos podemos pedir a Jesús en oración que nos sane. Si es Su voluntad hacerlo, Él lo hará.
Si Jesús nos sana en nuestro cuerpo, debemos contar de esto a otras personas, como testimonio de que Él escuchó nuestras oraciones e invitarlos a que confíen en Él también.
Si oramos pero Jesús no nos sana, eso no debe quitar el agradecimiento de nuestro corazón, pues Él prometió estar con nosotros siempre, incluso cuando estamos enfermos.
Las enfermedades pueden venir por muchas razones, pero si estamos con Jesús no hay nada que nos pueda separar de Él. Si Él nos sana debemos agradecer, y si no lo hace, también debemos agradecer, porque nuestra vida está segura en sus manos. Él siempre será fiel y bueno con nosotros, porque nos ama con amor eterno.
Related Media
See more
Related Sermons
See more