LA IRA DE DIOS

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INTRODUCCIÓN

¿Qué pensarías de una persona que dice amar a los niños, pero que cuando se da cuenta que violaron a un niño es indiferente a ello?
¿Qué pensarías de Dios, si fuera un Dios que no odia el pecado y la injusticia?
Salmo 7:11 “11 Dios es juez justo, Y Dios está airado contra el impío todos los días.”
“Dios odia el pecado, pero ama al pecador”.
“En los primeros 50 salmos la Biblia dice que Dios odia al pecador, que su ira está sobre el mentiroso, etc.”

LA IRA DE DIOS EXPLICADA

La ira de Dios quiere decir que él detesta intensamente todo pecado.

Un estado de indignación y rabia, a menudo como resultado de la angustia causada por la injusticia o injuria. La Escritura afirma la justa ira de Dios contra el pecado, e insta a la moderación en lo que respecta a la ira humana.

La reacción punitiva y vindicatoria, legítima y controlada, pero asombrosamente enfática de Dios, el juez justo, a la injusticia en las criaturas humanas. Hasta el presente, la expresión del enojo y la ira de Dios ha tenido el propósito de atraer a pecadores al arrepentimiento y la conversión, pero este no será el caso en el juicio final.

Teología básica A. La necesidad de la propiciación: La ira de Dios

Así que, el del Antiguo Testamento no es el concepto pagano de un Dios irrazonable que demanda ser aplacado, sino de un Dios justo que no puede pasar por alto el pecado pero cuyo amor también provee avenidas para la comunión con El.

LA IRA DE DIOS EXPRESADA

En el A.T.
Romanos (Capítulo 6: La ira de Dios (1:18))
Dios expresó su ira contra la humanidad pecadora en eras pasadas. En los días de Noé, destruyó a toda la raza humana con el diluvio, a excepción de ocho personas (Gn. 6–7). Varias generaciones después de Noé, Él confundió el lenguaje de los hombres y los dispersó alrededor de la tierra por haber tratado de construir una torre idólatra que llegara hasta el cielo (Gn. 11:1–9). En el tiempo de Abraham, destruyó a Sodoma y Gomorra dejando escapar únicamente a Lot y su familia (Gn. 18–19). Él destruyó a Faraón y su ejército en el mar mientras perseguían en vano a los israelitas para hacer que volvieran a Egipto (Éx. 14). Él derramó su ira sobre reyes paganos tales como Senaquerib (2 R. 18–19), Nabucodonosor (Dn. 4), y Belsasar (Dn. 5). Él incluso llegó a derramar su ira en contra de algunos de su propio pueblo, contra el rey Nadab por hacer “lo malo ante los ojos de Jehová, andando en el camino de su padre, y en los pecados con que hizo pecar a Israel” (1 R. 15:25–26), y contra Aarón y María, el hermano y la hermana de Moisés, por poner en duda las revelaciones que Moisés recibía de su parte (Nm. 12:1–10).
En el N.T.
Romanos Capítulo 6: La ira de Dios (1:18)

El evangelio de Juan, donde se habla con tanta elocuencia del amor y la gracia de Dios, también habla con tono enérgico de su enojo y de su ira. Las reconfortantes palabras: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”, son seguidas muy de cerca por esta advertencia: “El que rehusa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él” (Jn. 3:16, 36).

Romanos Capítulo 6: La ira de Dios (1:18)

Más adelante en su epístola a los Romanos, Pablo se enfoca nuevamente en la ira de Dios, declarando: “Dios, queriendo mostrar su ira y hacer notorio su poder, soportó con mucha paciencia los vasos de ira preparados para destrucción” (9:22). El apóstol le advirtió a los corintios que cualquiera que no amara al Señor Jesús quedaba maldecido por la eternidad (1 Co. 16:22). Él dijo a los efesios: “Nadie os engañe con palabras vanas, porque por estas cosas viene la ira de Dios sobre los hijos de desobediencia” (Ef. 5:6). Él advirtió a los colosenses que debido a “fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría … la ira de Dios viene sobre los hijos de desobediencia” (Col. 3:5–6). Él aseguró a los creyentes perseguidos de Tesalónica que Dios les traería alivio un día y que “cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de su poder, en llama de fuego, para dar retribución a los que no conocieron a Dios, ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo” (2 Ts. 1:7–8).

LA IRA DE DIOS APLACADA

Romanos 3:21–26 “21 Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas;22 la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia,23 por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios,24 siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús,25 a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados,26 con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús.”
Propiciación: El aplacamiento eterno de la ira de Dios.
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