Un Fe Triunfante
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Introducción:
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Introducción
Introducción
En años recientes, el Movimiento de Fe ha ganado gran popularidad en nuestro país. Un gran porcentaje de iglesias ha abrazado este movimiento que enseña que la fe puede traer prosperidad, salud y éxito. Pero, ¿es esto lo que realmente enseña la Biblia? Pensemos, por ejemplo, en la salud. Imaginemos a una familia cuyo padre ha sido diagnosticado con cáncer. Todos comienzan a orar fervientemente por él, pidiendo al Señor que lo sane. Por la gracia de Dios, después de algunos exámenes médicos, la familia recibe la noticia de que el cáncer ha desaparecido. En la iglesia, están llenos de gratitud y comúnmente pensamos que esta familia tuvo una gran fe.
Ahora bien, pensemos en otra familia con el mismo problema. Aunque oraron y hasta ayunaron por su padre, finalmente el cáncer lo venció en menos de tres meses. La tendencia de muchos, influenciados por este Movimiento de Fe, es pensar que a esta familia le faltó fe.
Entonces, ¿quién tiene más fe? ¿La familia cuyo padre es sanado o la familia cuyo padre muere?
Hoy veremos en Hebreos 11:30-40 que la fe no es una varita mágica para revertir el mal y hacer desaparecer nuestras pruebas. La fe no es un medio para que Dios haga nuestra voluntad. La fe, definida como la certeza de lo que se espera y la convicción de lo que no se ve, está anclada a las promesas de Dios y nos permite vivir en cualquier situación, sea en medio de la victoria o la derrota, aferrados a los propósitos eternos de Dios para nosotros. Es una fe que no está determinada por las circunstancias presentes.
Amados, Dios en Su soberana voluntad decide bendecir físicamente a algunos y hacer sufrir a otros, y esto no determina nuestra fe. Nuestra fe se basa en la confianza en Dios, sabiendo que Él recompensa a quienes lo buscan, independientemente de lo que nos suceda. Por fe, damos gracias a Dios tanto cuando nos da como cuando nos quita.
Recordemos a Job, quien al perderlo todo dijo:
y dijo: «Desnudo salí del vientre de mi madre Y desnudo volveré allá. El Señor dio y el Señor quitó; Bendito sea el nombre del Señor».
A pesar de su inmenso sufrimiento, Job mantuvo su fe en Dios y no pecó con sus labios.
También recordemos la confesión de los tres amigos de Daniel (Sadrac, Mesac y Abed-nego). Cuando fueron amenazados con ser lanzados al horno de fuego si no adoraban la estatua de oro, respondieron con una fe firme y ejemplar:
»Ciertamente nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiente. Y de su mano, oh rey, nos librará. »Pero si no lo hace, ha de saber, oh rey, que no serviremos a sus dioses ni adoraremos la estatua de oro que ha levantado».
La fe que Dios nos ha dado no deja de servir a Dios en medio de cualquier situación. No deja de aferrarse a la esperanza de la gloria eterna que Dios ha prometido a los que le temen y guardan su palabra. La fe que Dios nos ha dado triunfa en medio de la victoria y la adversidad. Es una fe que se goza cuando recibe bienes físicos o cuando estos faltan, sabiendo que todo nos está ayudando a prepararnos para la eternidad.
El verdadero creyente confía en Dios sin importar las circunstancias. El incrédulo, por otro lado, puede profesar lo que quiera, pero cuando recibe bendición, se olvida de Dios, y cuando sufre, duda del amor de Dios. La vida cristiana es una carrera que debemos terminar para obtener la herencia eterna. Dios asegura que cada uno de Sus hijos llegará al final, y lo hace a través de victorias y derrotas.
En este sermón, exploraremos las maneras en que Dios actúa en nosotros, ayudándonos a perseverar en la fe hasta el final. Primero, veremos la necesidad de esperar en Él y en Su herencia, incluso cuando vencemos obstáculos por fe. Segundo, la necesidad de esperar en Él cuando somos vencidos en medio del dolor y la adversidad. Concluiremos viendo cómo, tanto en la victoria como en la derrota, la fe siempre se mantendrá firme esperando en las promesas eternas de Dios. Si tienen sus Biblias, acompáñenme en Hebreos 11:30-40.
Vamos a comenzar con el aspecto positivo de la fe, como esta nos ayuda vencer toda suerte de obstáculos:
1. Venciendo Obstáculos por Fe (Hebreos 11:30-34)
1. Venciendo Obstáculos por Fe (Hebreos 11:30-34)
En este pasaje, el autor de Hebreos destaca cómo la fe permite vencer obstáculos aparentemente insuperables. Los ejemplos que presenta muestran cómo la fe activa y obediente a la palabra de Dios puede transformar situaciones difíciles y lograr victorias significativas.
A. La Caída de los Muros de Jericó (Hebreos 11:30)
El autor de la epístola a los Hebreos, después de hablar de la fe de Moisés, salta cuarenta años para destacar la fe del pueblo de Israel al iniciar la conquista de la Tierra Prometida. Tras cuarenta años de quejas e incredulidad, surge una nueva generación de israelitas que confían en las promesas de Dios y avanzan con fe hacia la conquista de la tierra prometida. Después de circuncidarse y atravesar el Jordán, los israelitas llegan a Jericó.
Jericó era una ciudad fortificada con murallas tan robustas que parecían impenetrables. Aunque la ciudad era pequeña y podía rodearse en pocas horas, sus muros eran extremadamente gruesos y estaban diseñados para resistir ataques.
»Solo que es fuerte el pueblo que habita en la tierra, y las ciudades, fortificadas y muy grandes; y además vimos allí a los descendientes de Anac.
El texto de Hebreos 11:30 subraya que, por fe, los muros de Jericó cayeron después de ser rodeados durante siete días. La fe de Israel no se manifestó en una mera creencia, sino en una obediencia activa al plan que Dios revelo y que parecía ilógico a los ojos humanos:
»Ustedes marcharán alrededor de la ciudad, todos los hombres de guerra rodeando la ciudad una vez. Así lo harás por seis días. »Siete sacerdotes llevarán siete trompetas de cuerno de carnero delante del arca. Al séptimo día ustedes marcharán alrededor de la ciudad siete veces, y los sacerdotes tocarán las trompetas. »Y sucederá que cuando toquen un sonido prolongado con el cuerno de carnero, y ustedes oigan el sonido de la trompeta, todo el pueblo gritará a gran voz, y la muralla de la ciudad se vendrá abajo. Entonces el pueblo subirá, cada hombre derecho hacia adelante».
El Objeto de la Fe: La fe de Israel no estaba en sus habilidades militares, sino en la confianza en las instrucciones reveladas por Dios.
La Manifestación de la Fe: Israel siguió las instrucciones divinas de rodear la ciudad y tocar las trompetas, confiando en que Dios cumpliría Su promesa.
Lecciones Aprendidas
Obediencia a la Revelación de Dios: La fe que vence obstáculos se basa en la obediencia a los medios que Dios prescribe en Su palabra, aunque no siempre comprendamos el plan completo. Por la fe podemos orar por la salud de alguien y, mientras lo hacemos, administrar las medicinas que el médico prescribe, confiando en que Dios puede obrar a través de ellas, como dice Santiago 5.14-15
Superación de Obstáculos: La caída de los muros de Jericó demuestra que ningún obstáculo es demasiado grande para Dios. Los desafíos en nuestras vidas pueden ser superados si confiamos en Dios.
La Tierra Prometida como Símbolo: La conquista de Jericó marca el inicio de la entrada en la Tierra Prometida, simbolizando el reposo eterno de Dios al que estamos llamados a esforzarnos por entrar (Hebreos 4:11). Por esta razón, Jericó no podía ser poseída por el pueblo de Israel; Dios la consagró para sí como anatema, señalando hacia el día en que la tierra será consumida por fuego, mientras nosotros avanzamos por las puertas de la nueva creación.
B. La Fe de Rahab (Hebreos 11:31)
Rahab era una ramera cananea que vivía en Jericó. A diferencia de sus conciudadanos, que perecieron en su incredulidad, Rahab mostró una fe verdadera en el Dios de Israel.
Rahab escuchó sobre las obras poderosas de Dios y decidió unirse al pueblo de Israel, reconociendo a Jehová como el único Dios verdadero. En Josué 2:11, ella confiesa: “Porque Jehová vuestro Dios es Dios arriba en el cielo y abajo en la tierra.” Su fe la llevó a recibir a los espías y a ayudarles, mientras que su pueblo continuó en incredulidad y se enfrentó a la destrucción.
Porque con el corazón se cree para justicia, y con la boca se confiesa para salvación.
Rahab no solo fue rescatada de la destrucción inminente, sino que también fue incluida en el linaje de los hijos de Abraham, convirtiéndose en la tatarabuela del rey David y parte del linaje del Mesías. Esto demuestra que la fe puede transformar y redimir a los pecadores, independientemente de su pasado. La fe verdadera se manifiesta en una confesión pública y en una acción que sigue la voluntad de Dios.
De la historia de Rahab, aprendemos:
La Urgencia de la Fe: La incredulidad y la desobediencia llevan a la condena, mientras que la fe en la revelación de Dios y Su plan para la salvación resulta en redención.
La Profesión Pública de Fe: La verdadera fe se manifiesta en la confesión pública y en la disposición de dejar atrás el pasado para unirse a la causa de Dios. Lucas 9:26
La Prioridad del Reino de Dios: Rahab priorizó el reino de Dios sobre su propio interés nacional, demostrando que la fe verdadera valora la causa de Dios por encima de todo.
Y de la misma manera, ¿no fue la ramera Rahab también justificada por las obras cuando recibió a los mensajeros y los envió por otro camino?
Estos ejemplos de fe – la de Israel en la conquista de Jericó y la de Rahab al recibir a los espías – eran poderosos estímulos para la iglesia hebrea que recibió la carta, animándolos a confiar en Dios a pesar de la persecución. Nosotros también debemos recordar que Dios puede usarnos para avanzar Su reino, enfrentando desafíos con la misma fe que demostraron los antiguos creyentes.
C. Ejemplos Adicionales de Fe (Hebreos 11:32-34)
El autor menciona que no tiene tiempo para detallar todos los ejemplos, pero presenta varios casos destacados de cómo la fe venció grandes obstáculos, para animarnos a creer que Dios puede usarnos para grandes cosas si confiamos en Él y cumplimos con nuestro llamado. Gedeón: Llamado por Dios a través de un ángel para proteger a Israel. A pesar de sus dudas y temores, con solo 300 hombres derrotó al vasto ejército de los madianitas (Jueces 6:12-14; 7:19-22). Gedeón demostró que la fe y la obediencia pueden transformar a personas ordinarias en instrumentos poderosos para el propósito de Dios.
Barac: Llamado por Débora, lideró a los israelitas en la derrota de los opresores cananeos bajo el mando de Sísara. A pesar del formidable ejército enemigo, Barac confió en la dirección de Débora y obtuvo una victoria decisiva (Jueces 4:6-15).
Sansón: Nacido como nazareo y dotado de fuerza sobrenatural, Sansón defendió a Israel de los filisteos. Aunque enfrentó derrotas personales y cometió errores significativos, su vida ilustra cómo la fe y el arrepentimiento pueden cumplir el propósito de Dios (Jueces 14:5-6; 16:30).
Samuel: Llamado directamente por Dios para ser profeta y juez, Samuel tuvo un papel crucial en la transición de Israel a la monarquía. Su fidelidad y justicia establecieron el reino y protegieron al pueblo (1 Samuel 3:10-14; 8:6-22).
David: Llamado desde su juventud, David derrotó a Goliat y consolidó el reino de Israel. A través de sus victorias y salmos, David demostró fe y dependencia en Dios a pesar de sus dificultades y persecuciones (1 Samuel 16:13; 2 Samuel 5:3).
Jefte: Elegido por el pueblo de Israel como juez, Jefte liberó a Israel de la opresión amonita. A pesar de su voto imprudente que resultó en el sacrificio de su hija, Jefte lideró con fe y valentía (Jueces 11:6-39).
Daniel: Como profeta en el exilio, Daniel mostró integridad y fe inquebrantable. A pesar de los peligros, fue protegido por Dios en el horno de fuego, demostrando que la fe puede mantenernos a salvo en circunstancias adversas (Daniel 3:27).
Elías: Desafió a los profetas de Baal y fue protegido de la persecución de Jezabel. Su fe le permitió escapar y continuar su ministerio (1 Reyes 19:3-18).
Uzías: A pesar de una grave enfermedad y la amenaza de no tener descendencia, Uzías oró a Dios y fue sanado, procreando y dejando una descendencia (2 Crónicas 26:16-21).
Mujeres en tiempos de Elías y Eliseo: Durante el ministerio de estos profetas, dos mujeres vieron a sus hijos resucitados, mostrando el poder de Dios para realizar milagros y mantener la fe en medio de la tragedia (1 Reyes 17:22-24; 2 Reyes 4:36).
Aplicación:
Podemos esperar grandes cosas por la fe mientras obedecemos el llamado del Señor. Aunque no siempre veamos resultados inmediatos, la fe nos capacita para perseverar y confiar en la obra de Dios en nuestras vidas.
Cada uno de estos testigos de la fe fue un hombre sujeto a pasiones y debilidades, y muchos cometieron graves pecados. Recordemos a Gedeón por sus dudas, a Jefte por su voto imprudente, a Sansón por sus debilidades sexuales, y a David por sus faltas graves.
De esto aprendemos, como dice Owen, que no es la dignidad de la persona la que da eficacia a la fe, sino que es la fe la que hace que la persona sea aceptada delante de Dios. Ni la culpa del pecado ni el sentimiento de culpa deben impedirnos actuar con fe en Cristo cuando seamos llamados a ello. La fe verdadera salva a grandes pecadores, como se evidencia en este catálogo de creyentes.
Los logros de estos hombres no se dieron por mérito de sus obras o por la dignidad de su carácter, sino por gracia a través de la fe. Si abrazamos el llamado de Dios por la fe, al igual que ellos, también veremos éxito por la misma gracia. Nuestro éxito en avanzar en los propósitos de Dios depende de la fe y de la gracia de Dios.
La fe que ellos tuvieron es la misma fe que todos los creyentes poseemos. Si la fe fue eficaz en ellos, también lo será en nosotros. Por la fe, podemos obrar justicia, resistir al diablo con valor, derribar fortalezas y ser usados por Dios para transformar a muchos que aún no conocen al Señor.
Amados, confíen en que nada es demasiado difícil para Dios. Sigan sirviendo a Dios y a Sus propósitos, de acuerdo con Su palabra revelada, y confíen en que Dios puede hacer proezas.
Pero ¿qué estímulo pueden recibir esta mañana aquellos que están viviendo para la gloria de Dios y no están viendo proezas, sino que todo les resulta de mal en peor? ¿Les falta fe? ¿Están en pecado? Consideremos los últimos ejemplos que nos da el autor, para que comprendamos que por la fe también podemos soportar el dolor del fracaso, al mantener nuestros ojos fijos en nuestra esperanza. Veamos lo que la fe hace con las personas que son oprimidas, perseguidas y asesinadas.
II. Soportando el Dolor por Fe - Hebreos 11:35-38
II. Soportando el Dolor por Fe - Hebreos 11:35-38
Todos estos ejemplos son testimonios de cómo la fe preserva y fortalece a los creyentes bajo los más duros sufrimientos. Estos sufrimientos no surgieron porque los creyentes los buscaran o debido a las miserias comunes del mundo caído, sino por su firme profesión de fe. En otras palabras, obedecieron a Dios y se comprometieron con Su causa, confiando en Sus promesas, aunque esto resultó en sufrimientos severos. Este tipo de sufrimiento es una parte inevitable de la vida del creyente, ya que no esperamos un buen trato de los enemigos de Dios.
Amados, no se sorprendan del fuego de prueba que en medio de ustedes ha venido para probarlos, como si alguna cosa extraña les estuviera aconteciendo.
Pero resístanlo firmes en la fe, sabiendo que las mismas experiencias de sufrimiento se van cumpliendo en sus hermanos en todo el mundo.
El autor de Hebreos se refiere a los tiempos de persecución de los macabeos bajo el reinado de Antíoco Epífanes, cuando la profecía había cesado en Israel y estos eventos eran bien conocidos por los destinatarios de la carta. Aunque el autor no menciona nombres específicos, el dolor y la adversidad sufridos son ejemplares:
Sufrieron torturas físicas: La historia de Eleazar y sus siete hermanos es emblemática. Según 2 Macabeos 7:7-9, estos valientes fueron sometidos a torturas extremas y, a pesar de las ofertas de liberación y ascensos si renunciaban a su fe, perseveraron porque esperaban una mejor resurrección. Uno de los hermanos afirmó: “El Rey del universo nos resucitará para una vida eterna, como ya has dicho que has de levantarnos” (2 Macabeos 7:9).
Burlas y persecuciones: Además, estos hombres enfrentaron burlas y hostigamiento, conocidos hoy como bullying.
Encarcelamientos y cadenas: Algunos fueron encarcelados y encadenados, como el profeta Jeremías, quien fue arrojado al pozo de cisterna (Jeremías 38:6), y el apóstol Pablo, quien soportó encarcelamientos y cadenas (Hechos 16:23).
Muerte por apedreamiento o aserramiento: Los fieles sufrieron muerte por apedreamiento, como el mártir Esteban (Hechos 7:58), y aserramiento, como la tradición sugiere que sufrió Isaías (Hebreos 11:37), y Juan el Bautista (Mateo 14:10).
Pobreza extrema y vida en escondites: Muchos de estos hombres vivieron en pobreza extrema, anduvieron escondidos en cuevas y montañas. Esto se refleja en el testimonio de Hebreos 11:37-38, que describe a los justos como “pobres, angustiados y maltratados” que “anduvieron de acá para allá, cubiertos de pieles de ovejas y de cabras”.
A pesar de estos terribles sufrimientos, ninguno sucumbió ante la prueba. Su fe se afianzó más en la esperanza de vida eterna, demostrando que la fe verdadera no se ve menoscabada por las adversidades, sino que se fortalece en ellas. Estos ejemplos ilustran la perseverancia y el coraje de los fieles, quienes confiaron en las promesas de Dios a pesar de las pruebas más severas.
Esto nos enseña que:
Ningún creyente debe desmayar ni desanimarse por cualquier aflicción que el mundo pueda infligir.Ningún instrumento de crueldad, ninguna invención del diablo o del mundo, ni ningún esfuerzo de las puertas del infierno prevalecerá jamás contra la fe de los elegidos de Dios.En un mundo esclavo del placer, el orgullo y la vana gloria, los creyentes son despreciados. Por eso, el autor afirma que el mundo no es digno de los creyentes, que son de alta estima ante los ojos de Dios.
De esta manera, la fe nos dignifica y nos sostiene en medio del sufrimiento.
Pues esta aflicción leve y pasajera nos produce un eterno peso de gloria que sobrepasa toda comparación,
Finalmente veamos que la fe, tanto en la victoria como en el dolor se mantiene firme en la esperanza que es en Cristo.
III. Esperando en Dios por Fe (Hebreos 11:39-40)
III. Esperando en Dios por Fe (Hebreos 11:39-40)
Todos estos héroes de la fe no recibieron lo prometido en su tiempo. Dios nos dio a nosotros estas promesas que ellos esperaban:
"Y todos éstos, habiendo obtenido aprobación por su fe, no recibieron la promesa, porque Dios había provisto algo mejor para nosotros, a fin de que ellos no fueran hechos perfectos sin nosotros" (Hebreos 11:39-40, LBA).
Ninguno vio el cumplimiento de las promesas de Dios en Cristo, mediante el cual tanto ellos como nosotros recibimos la perfección necesaria para entrar juntos al reino de los cielos. De manera que tanto ellos como nosotros que por la fe confiamos en la promesa del nuevo pacto, recibiremos en Cristo la perfección y juntos seremos resucitados de entre los muertos un día y veremos con nuestros ojos lo que hoy anticipamos por fe. Veremos el rostro del Señor en gloria y estaremos para siempre con él en cielos nuevos y tierra nueva donde mora la justicia.
Conclusión:
Conclusión:
Por la fe estamos llamados a vencer obstáculos, a soportar el dolor, y a esperar en Dios. Que Dios nos dé la gracia de confiar en Él en cualquier circunstancia, sabiendo que todo nos ayuda a bien a los que hemos sido llamados en Cristo. Que Dios nos fortalezca para vivir una fe triunfante.
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NIÑOS
Título: "La Fe que Nunca Se Rinde"
Introducción:
¡Hola a todos! Hoy vamos a hablar sobre algo muy importante: la fe. ¿Alguna vez has deseado algo mucho, mucho, y has tenido que esperar? La fe es como eso, pero en lugar de desear cosas, confiamos en Dios y en Sus promesas, incluso cuando no podemos verlas.
1. La Fe que Nos Ayuda a Superar Obstáculos
Vamos a hablar de una historia emocionante. ¿Conocen la historia de los muros de Jericó? Era una ciudad con grandes muros que parecían imposibles de derribar. Pero Dios le dijo a Josué y a su gente que caminaran alrededor de la ciudad durante siete días y luego gritaran. Aunque esto parecía raro y sin sentido, ellos obedecieron a Dios y, ¡adivinen qué! Los muros se cayeron y pudieron conquistar la ciudad. Esto nos enseña que cuando confiamos en Dios y seguimos Su plan, ¡podemos superar grandes obstáculos!
Versículo: Hebreos 11:30 - “Por la fe, cayeron los muros de Jericó, después de haber sido rodeados siete días.”
2. La Fe que Nos Ayuda a Ser Valientes en Tiempos Difíciles
Ahora hablemos de Rahab. Ella vivía en Jericó, pero decidió ayudar a los espías de Israel porque confiaba en el Dios de Israel. Aunque ella estaba en un lugar peligroso, su fe la ayudó a ser valiente y a hacer lo correcto. Dios la salvó y ella se convirtió en parte de la familia de Jesús. Esto nos muestra que la fe también nos ayuda a hacer lo correcto, incluso cuando es difícil.
Versículo: Hebreos 11:31 - “Por la fe, Rahab la ramera no pereció con los desobedientes, habiendo recibido a los espías en paz.”
3. La Fe que Espera con Paciencia
Finalmente, ¿sabían que a veces, las cosas no salen como queremos? En la Biblia, había muchas personas que confiaban en Dios, pero no vieron todo lo que esperaban mientras estaban vivos. Ellos esperaban algo mucho mejor: ¡la vida eterna con Dios! Nuestra fe nos ayuda a esperar pacientemente y a confiar en que Dios tiene un plan maravilloso para nosotros.
Versículo: Hebreos 11:39-40 - “Todos éstos, habiendo obtenido aprobación por su fe, no recibieron la promesa, porque Dios había provisto algo mejor para nosotros.”
Conclusión:
Entonces, niños, la fe es confiar en Dios y seguir Su camino, incluso cuando las cosas se ponen difíciles o cuando no entendemos todo. La fe nos ayuda a superar obstáculos, a ser valientes y a esperar con paciencia. ¡Dios siempre está con nosotros, y Sus promesas son verdaderas!
Vamos a pedirle a Dios que nos ayude a tener una fe fuerte como la de Josué, Rahab y todos los que confiaron en Él.
Oración:
Querido Dios, gracias por ser siempre fiel y por darnos ejemplos de fe en la Biblia. Ayúdanos a confiar en Ti, a ser valientes y a esperar con paciencia.