EL MINISTERIO PASTORAL EN LA IGLESIA LOCAL - PARTE I
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INTRODUCCIÓN
INTRODUCCIÓN
Lectura del texto: 1 Timoteo 3:1-7
Oración
INTRODUCCIÓN
Una de las frases que se ha popularizado a lo largo de los años en muchos países es la de: “hay que votar por el menos malo”. Una frase que refleja la falta de un liderazgo político que genere confianza en el pueblo.
Las elecciones presidenciales es uno de los eventos que mayor tensión y expectativa puede generar en una sociedad, ya que el resultado de este proceso electoral puede cambiar drásticamente el futuro de un país en los próximo años.
De hecho, hoy es un día histórico en Venezuela, pues se están celebrando unas elecciones presidenciales que pueden ser determinantes en la lucha por la libertad de una sociedad entera. Y hemos orado el día de hoy para que Dios permita que reine la justicia y la paz.
Esa misma expectativa se vive en estos momentos en los Estados Unidos. Este año, en el mes de Noviembre, los Estados Unidos celebrará una elecciones presidenciales que también cambiarán el país. Tanta tensión hay en la sociedad, que uno de los candidatos sufrió un intento de asesinato contra su propia vida.
Pero esta frase: “hay que votar al menos malo”, lamentablemente se ha vuelto algo común, y refleja la desconfianza que se tiene en el liderazgo político. La gente no cree en los líderes, porque lamentablemente se han llevado muchas decepciones. De hecho, hay personas que ya ni creen en la política como ciencia social. Estas personas se autodenominan “apolíticas”, es decir, personas que son indiferentes a la política en general.
Lo que llama la atención, es que veo mucha similitud entre este fenómeno social, y lo que ocurre en muchas iglesias evangélicas. Iglesias donde hay una especie de resignación ante un mal liderazgo. Iglesias donde los miembros se acostumbra a tener un mal liderazgo sobre ellos. Y como resultado, muchos cristianos, y no cristianos también, han dejado de creer en la iglesia como institución al ver el mal ejemplo y la corrupción de muchos líderes religiosos.
Cuando un pastor usa el ministerio para intereses personales, en vez de ser ejemplo de piedad, entonces, el resultado es desastroso en la vida de la iglesia. Esto puede tomar muchas formas:
Puede ser ambición por el dinero y las riquezas.
Puede ser abuso de poder o autoridad.
Puede ser manipulación e incluso pecado sexual.
Entre muchas otras cosas…
Sin embargo, a pesar de todos estos malos ejemplos de liderazgo religioso, la Biblia nos muestra que el diseño y el plan de Dios para su iglesia, incluye irrevocablemente, pastores y ancianos que lideren la iglesia ejerciendo bien la autoridad bíblica. El rol de los pastores o ancianos es fundamental para la iglesia. De hecho, podemos decir sin temor a equivocarnos, que la iglesia no puede ser saludable a menos que tenga pastores y ancianos liderándola. La iglesia necesita pastores y ancianos para ser saludable.
Éste es el diseño de Dios para su iglesia.
Ahora bien, esto no quiere decir que la iglesia por mucha necesidad que tenga de pastores deba conformarse con malos pastores. Cuando una congregación elige a sus líderes, no hay lugar para frases como “hay que elegir al menos malo”.
Por el contrario, la Biblia es muy clara en cuanto a los requisitos que un candidato debe cumplir para poder aspirar al oficio pastoral. Estos requisitos son los de un carácter irreprochable, es decir un carácter que no genere sospechas ni desconfianza, sino que por el contrario sea ejemplo de la piedad a la que somos llamados en Cristo.
Esto es lo que Pablo estaba enseñando a Timoteo en su primera carta. Cuando llegamos a 1 Timoteo 3, encontramos los requisitos que debe cumplir todo aquel que aspire al oficio pastoral. Esto es de vital importancia, ya que el tema que sigue tratando Pablo en esta sección de su carta es la piedad.
En el capítulo 2 vimos cómo el apóstol, después de corregir la doctrina, comenzó a corregir la práctica, exhortando tanto a hombres como a mujeres que vivan de una manera piadosa, y en el capítulo 3, el tema sigue siendo lo mismo, la piedad en la vida de los líderes de la iglesia.
Así que, nuestro argumento para la tarde de hoy es: “Los pastores fieles y piadosos son un regalo para la iglesia local”.
Lo que pretendo argumentar esta tarde, es que Dios ha hecho un regalo maravilloso a su iglesia, y es contar con pastores fieles que cuiden y velen por la salud del pueblo de Dios. Es un privilegio que Dios concede a la congregación tener pastores fieles.
He puesto por título a este sermón: “El ministerio pastoral en la iglesia local”. Comenzando con una primera parte este domingo.
He divido el sermón en 3 partes:
Una honorable vocación.
Un irreprochable carácter.
Un llamado divino.
Así que te animo a leer nuevamente conmigo el texto para esta tarde: 1 Timoteo 3:1-7.
I. UNA VOCACIÓN HONORABLE (1 Timoteo 3:1)
I. UNA VOCACIÓN HONORABLE (1 Timoteo 3:1)
LA VOCACIÓN
Lo primero que nos muestra el texto, es que para que un hombre pueda ejercer el ministerio pastoral, debe haber una fuerte vocación pastoral.
Verán amados, muchas personas piensan que el estar en el ministerio tiene que ver con un llamado místico que Dios le hace al hombre. Hay personas que piensan que para estar en el ministerio Dios debe llamarte de la misma forma que llamó a Samuel. En 1º Samuel 3:1–11
“El joven Samuel servía al Señor en presencia de Elí. La palabra del Señor escaseaba en aquellos días, y las visiones no eran frecuentes. Y aconteció un día, estando Elí acostado en su aposento (sus ojos habían comenzado a oscurecerse y no podía ver bien), cuando la lámpara de Dios aún no se había apagado y Samuel estaba acostado en el templo del Señor donde estaba el arca de Dios, que el Señor llamó a Samuel, y él respondió: «Aquí estoy». Entonces corrió a Elí y le dijo: «Aquí estoy, pues me llamaste». Pero Elí le respondió: «Yo no he llamado, vuelve a acostarte». Y él fue y se acostó. El Señor lo volvió a llamar: «¡Samuel!». Y Samuel se levantó, fue a Elí y le dijo: «Aquí estoy, pues me llamó». Elí respondió: «Yo no te he llamado, hijo mío, vuelve a acostarte». Y Samuel no conocía aún al Señor, ni se le había revelado aún la palabra del Señor. El Señor volvió a llamar a Samuel por tercera vez. Y él se levantó, fue a Elí y le dijo: «Aquí estoy, pues me llamó». Entonces Elí comprendió que el Señor estaba llamando al muchacho. Y Elí dijo a Samuel: «Ve y acuéstate, y si Él te llama, dirás: “Habla, Señor, que Tu siervo escucha”». Y Samuel fue y se acostó en su aposento. Entonces vino el Señor y se detuvo, y llamó como en las otras ocasiones: «¡Samuel, Samuel!». Y Samuel respondió: «Habla, que Tu siervo escucha». Y el Señor dijo a Samuel: «Estoy a punto de hacer una cosa en Israel la cual hará retumbar ambos oídos a todo aquel que la oiga”.
Hay personas que piensan que ésa es la forma en cómo Dios llama a un hombre al ministerio pastoral. Pero amados, nada está más lejos de la realidad. La vocación pastoral no es el resultado de una experiencia sobrenatural, sino el resultado de una aspiración y deseo profundo de servir al Señor en el oficio pastoral.
1 Timoteo 3:1 “Palabra fiel es esta: si alguien aspira al cargo de obispo (supervisor), buena obra desea hacer.”
La palabra griega para aspirar, implica un anhelo profundo del corazón. De hecho, en griego esta palabra se usa para cuando una persona hace un esfuerzo tremendo en perseguir un objetivo. Habla de estirarse uno mismo para alcanzar algo. En otras palabras, una persona tiene vocación pastoral cuando, literalmente, persigue el pastorado.
Deberíamos ver el deseo y la vocación pastoral de la misma forma que vemos a un hombre que se alista en el ejercito o en los bomberos. De hecho, el ministerio pastoral, es en primer lugar voluntario.
1 Pedro 5:1–2 “Por tanto, a los ancianos entre ustedes, exhorto yo, anciano como ellos y testigo de los padecimientos de Cristo, y también participante de la gloria que ha de ser revelada: pastoreen el rebaño de Dios entre ustedes, velando por él, no por obligación, sino voluntariamente, como quiere Dios; no por la avaricia del dinero, sino con sincero deseo;”
La motivación detrás de la vocación pastoral, no debe ser otra que el deseo profundo de entregar la vida en servicio a Dios, por amor a su gloria y a su iglesia. Cualquier otra motivación, bien sea por estatus o por salario, no tiene lugar en la vocación bíblica. Esto es lo que la Biblia describe como una vocación honorable.
En la última parte del versículo 1, Pablo le dice a Timoteo que todo aquel que anhele y se esfuerce por estar en el ministerio pastoral, desea hacer una buena obra. Nuevamente vemos la vocación en la palabra desea, y lo que desea es una tarea honrosa.
EL OFICIO
Ahora bien, en qué consiste esta buena obra. Es decir, ¿a qué es exactamente lo que aspira un hombre que quiere servir en el ministerio pastoral? En otras palabras, ¿en qué consiste el oficio pastoral?
Lo primero que debemos entender es que, cuando del ministerio pastoral se trata, la Biblia usa diferentes términos para referirse a una misma cosa. En común encontrarse con términos como obispo, presbítero, pastor o anciano. Todos se refieren a lo mismo. Un anciano, un pastor, un obispo o un presbítero son exactamente la misma cosa, y la Biblia les otorga la misma autoridad y posición de honor. Y demanda de ellos la misma vida santa y piadosa.
Sin embargo, para efectos de nuestro sermón de esta tarde, vamos a referirnos a este oficio como el oficio de pastor o anciano, ya que son los más comunes en el Nuevo Testamento.
Otra demarcación importante, es que la Biblia no hace diferencia entre un pastor que esté dedicado exclusivamente al ministerio, y un pastor que sea bi-vocacional. La Escritura los ve a ambos de la misma manera. Sin embargo, es cierto que, hay pastores que por estar dedicados exclusivamente al ministerio tiene una mayor implicación en la obra ministerial, pero ambos son igual de responsables ante Dios por el cuidado de las ovejas.
Y eso nos lleva a la definición del ministerio pastoral. Un pastor es un hombre fiel encargad de proteger, guiar y alimentar al pueblo de Dios. Los pastores o ancianos son los líderes que Dios ha puesto sobre su pueblo con el propósito de que sean llevados a la madurez en Cristo.
Los pastores deben supervisar a la iglesia, tanto en la enseñanza general de la iglesia como la vida de sus miembros. Hay dos textos que nos ayudarán a entender mejor el oficio pastoral
Colosenses 1:28–29 “A Él nosotros proclamamos, amonestando a todos los hombres, y enseñando a todos los hombres con toda sabiduría, a fin de poder presentar a todo hombre perfecto en Cristo. Con este fin también trabajo, esforzándome según Su poder que obra poderosamente en mí.”
El objetivo del ministerio pastoral es llevar a cada miembro de la iglesia a la madurez en Cristo. Para ello, el pastor debe enseñar fielmente la Biblia, debe proclamar a Cristo y debe amonestar o corregir a cada miembro de la iglesia para que se sujete al Señor. Esto requiere que los pastores estén cercanos a los miembros y caminen con ellos en los momentos buenos y malos.
Como dice Jeremie Rinne en su libro Los ancianos en la iglesia: “El anciano debe oler a oveja”
El segundo texto que nos puede ayudar a entender el oficio pastoral se encuentra en Hebreos 13:17 “Obedezcan a sus pastores y sujétense a ellos, porque ellos velan por sus almas, como quienes han de dar cuenta. Permítanles que lo hagan con alegría y no quejándose, porque eso no sería provechoso para ustedes.”
Los pastores han sido designados por Dios para velar y cuidar de las almas de los miembros. Cada pastor dará cuentas ante Dios por la salud espiritual de la iglesia. De hecho, cuando leemos el libro de Apocalipsis 2, vemos precisamente al Señor pidiendo cuenta a los pastores de las 7 iglesias en Asia.
En resumen, los pastores son los líderes de la iglesia encargados de supervisar la salud espiritual de la iglesia como un todo y de la vida individual de cada miembro. Esto lo hacen por medio de la enseñanza y exhortación a través de la Palabra de Dios.
LOS PASTORES SON EL PLAN DE DIOS PARA SU IGLESIA
Amados, este es el plan de Dios para la iglesia. Los pastores.
Desde los inicios de la iglesia primitiva, Dios ha designado pastores para el cuidado del rebaño. Incluso en la época apostólica de la iglesia. El apóstol Pablo en sus viajes misioneros predicaba el evangelio, pero también establecía la estructura de liderazgo que el Señor ha diseñado para su iglesia.
Lea conmigo lo que dice Hechos 14:21–23 “Después de anunciar el evangelio a aquella ciudad y de hacer muchos discípulos, volvieron a Listra, a Iconio y a Antioquía, fortaleciendo los ánimos de los discípulos, exhortándolos a que perseveraran en la fe, y diciendo: «Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios». Después que les designaron ancianos en cada iglesia, habiendo orado con ayunos, los encomendaron al Señor en quien habían creído.”
En Hechos 15 cuando la iglesia enfrentaba su primer debate teológico sobre el evangelio vemos como, aún en la era apostólica, los ancianos eran parte del plan de Dios para la iglesia
Hechos 15:5–7 “Pero algunos de la secta de los fariseos que habían creído se levantaron diciendo: «Es necesario circuncidarlos y mandarles que guarden la ley de Moisés» Entonces los apóstoles y los ancianos se reunieron para considerar este asunto. Después de mucho debate, Pedro se levantó y les dijo: «Hermanos, ustedes saben que en los primeros días Dios escogió de entre ustedes que por mi boca los gentiles oyeran la palabra del evangelio y creyeran.”
En Hechos 20, cuando Pablo se despide de la iglesia en Éfeso, llama a los ancianos para advertirles de los peligros futuros.
Hechos 20:28 “»Tengan cuidado de sí mismos y de toda la congregación, en medio de la cual el Espíritu Santo les ha hecho obispos para pastorear la iglesia de Dios, la cual Él compró con Su propia sangre.”
Esto nos muestra que los pastores son le plan de Dios para que la iglesia crezca en conocimiento y piedad.
A este oficio es al que se aspira cuando alguien desea estar en el ministerio pastoral.
II. UN CARÁCTER IRREPROCHABLE (1 Timoteo 3:2-7)
II. UN CARÁCTER IRREPROCHABLE (1 Timoteo 3:2-7)
Ahora bien, este deseo no es suficiente, este deseo debe ser ratificado por la iglesia local para confirmar si verdaderamente este hombre tiene el llamado al ministerio pastoral.
La iglesia es la que debe determinar si un hombre puede ser pastor o no, y para esto, Dios nos dejó en su Palabra el filtro por el cual debemos evaluar a los candidatos o aspirantes al ministerio pastoral. Este filtro se encuentre en varias partes de la Escritura, aunque las mayores descripciones las encontramos en 1 Timoteo 3:1-7 y Tito 1:5-9.
Esto es importante amados, porque no todo hombre que desea ser pastor está calificado para serlo, y no todo el que esté calificado tiene la aspiración. Por eso la iglesia es la que debe funcionar como el organismo que confirma o niega la vocación pastoral en un candidato.
Lea conmigo 1 Timoteo 3:2-7.
UN LLAMADO MASCULINO
Amada iglesia, en primer lugar, este es un llamado que solo los hombres pueden recibir. Quiero ser muy claro, las mujeres no pueden ser pastores, pues en el diseño divino este es un llamado exclusivamente para los hombres.
El oficio pastoral implica cierta autoridad sobre la iglesia, y Pablo es muy claro 1 Timoteo cuando menciona que la mujer no tiene permitido ejercer autoridad sobre los hombres. En 1 Timoteo 2:11–12 “Que la mujer aprenda calladamente, con toda obediencia. Yo no permito que la mujer enseñe ni que ejerza autoridad sobre el hombre, sino que permanezca callada.” Al igual que en la familia, la mujer no está llamada a ejercer el liderazgo sino en ser su apoyo para su marido. Asimismo, las mujeres en la iglesia no están llamadas al pastorado, sino en colaborar con los ancianos.
Esto no quiere decir que la mujer no pueda servir en la iglesia en otras áreas. El pastor y escritor Kevin De Young, en su libro “Hombres y Mujeres en la Iglesia”, abordó este tema, me encanta lo que dijo, porque deja claro que el oficio pastoral está exclusivamente reservado para los hombres, pero al mismo tiempo, da una larga lista de la valiosa colaboración femenina dentro de la iglesia.
“Las mujeres pueden ministrar a los enfermos, a los que están muriendo, a los discapacitados. Ellas pueden compartir su fe, compartir recursos, y pueden abrir sus casa a los extranjeros. Pueden escribir, dar consejería, mentorear, organizar, administrar, diseñar, planificar y caminar junto a otros. Ellas pueden orar. Ellas pueden servir como parte de los comités en la iglesia. Pueden acompañar a los ancianos y a los diáconos en situaciones difíciles que involucren a otras mujeres, o aquellas situaciones que necesiten la perspectiva de una mujer. Pueden ministrar a las madres solteras, las que se son nuevas madres, pueden ministrar a las víctimas de abuso. Pueden cocinar, pueden coser, puede enviar paquetes de cuidado y organizar baby showers. Pueden participar en ministerios deportivos, liderar estudios bíblicos para mujeres, enseñar teología sistemática a otras mujeres, y planificar viajes misioneros. Puede enseñar a los niños. Pueden criar a sus hijos para la gloria de Dios (que es lo que nos dice 1 Timoteo 2:15) y pueden abrazar la soltería como un don de Dios”.
Amados, el ministerio de las mujeres en la iglesia es de gran importancia y apoyo para los ancianos. En muchas ocasiones Pablo se refirió a mujeres como sus colaboradoras en el ministerio. Tal fue el caso de Evodia y Sintique en Filipenses 4:1-3. También fue el caso de Febe en Romanos 16:1-2.
Así que, esto no se trata de algo cultura, sino que es parte del diseño de Dios. El liderazgo tanto en el hogar como en la iglesia está reservado exclusivamente para los hombres.
HOMBRES CALIFICADOS
Pero, no cualquier hombre. Sino hombres calificados. 1 Timoteo 3:2 nos dice qué clase de hombre es apto para el ministerio. Y en esta primera parte de este sermón, nos enfocaremos en la cualidad del carácter que nos muestra el versículo 2.
Un aspirante al pastorado debe ser considerado por la iglesia si, en primer lugar, tiene un carácter irreprochable.
Ahora bien, ¿qué significa ser irreprochable? En ningún caso significa ser perfecto. Si la perfección fuera el requisito, ningún hombre podría ser anciano.
La palabra irreprochable quiere decir que la vida de este hombre no levanta ninguna sospecha, un hombre del que no se espera una conducta claramente pecaminosa. Es decir, un hombre que es ejemplo para los demás. Incluso en su lucha contra el pecado y la confesión de su pecado.
Esto es vital amados, la iglesia no puede ni debe conformarse con líderes que no vivan en piedad o que tengan motivaciones dudosas. La iglesia no debe conformarse como lo hacen alguna sociedades con sus líderes políticos, la iglesia no debe elegir al menos malo. Es mejor para una iglesia no tener pastor, que tener un pastor que no viva una vida piadosa.
Tolerar los vicios de los ministros es promover la ruina de la iglesia. Porque, ¿qué vía más rápida hay para depravar y destruir a las personas que la depravación de sus líderes?
Richard Baxter (Teólogo puritano)
Por eso nuestro argumento de esta tarde es “Los pastores fieles y piadosos son un regalo para la iglesia local”.
Estos hombres calificados tomarán para sí el sacrificio de pastorear a la iglesia con la motivación correcta y siendo ejemplo para la congregación.
Esta vida irreprochable debe ser evidente en:
La conducta sexual de este hombre - marido de una sola mujer.
Su carácter y conducta - sobrio, prudente, de conducta decorosa.
Su amor por los demás - hospitalario.
Su carácter apacible - No pendenciero, sino amable, no contencioso.
Con la motivación correcta - No avaricioso.
Su vida familiar - Que gobierne bien su casa, tenga a sus hijos en sujeción con dignidad.
No puede ser un nuevo creyente.
Así es como se ve en detalle lo irreprochable de su carácter.
Amada iglesia, cuando evaluamos un candidato al ministerio, debemos considerar si este hombre tiene un carácter irreprochable. Pero no solo los candidatos, los hombres que ahora mismo estamos ya ejerciendo el oficio de pastor debemos mantener siempre este carácter irreprochable.
En el momento que un pastor, por muy carismático y amigable que sea, deja de tener un carácter irreprochable, en ese momento queda descalificado para el ministerio pastoral.
III. UN LLAMADO DIVINO (1 Timoteo 3:7)
III. UN LLAMADO DIVINO (1 Timoteo 3:7)
Usted se preguntará, ¿por qué? Pues, esto nos lleva a nuestro último punto. La razón por la que el pastor debe siempre mantener un carácter irreprochable, es por el llamado divino que ha recibido del Señor.
1 Timoteo 3:7 nos muestra que incluso debe gozar de buena reputación de los de afuera para evitar que caiga en descrédito, tanto él mismo como su mensaje.
Esto aplica para todo cristiano, pero en especial para los pastores, que somos llamados a proclamar el evangelio con su boca y también con su propia vida.
Lamentablemente, el evangelio se ha visto desacreditado por hombres avariciosos que usan el ministerio para su propio beneficio, en vez de servir sacrificialmente, usan la iglesia para llenarse los bolsillos. Los no creyentes al ver esto, cierran aún más sus oídos al evangelio.
Amados, el llamado al ministerio pastoral es un llamado divino a ser un reflejo del evangelio en toda la vida. Es decir, cuando una persona piense o vea a los pastores, debe ver el evangelio vivido. Debe mostrar a Cristo. Es triste escuchar todos los malos ejemplos de pastores que no han mantenido la santidad ni la pureza sexual, hombres que han caído en adulterio por no cuidar su propia vida.
Cuántos escándalos ha sufrido la iglesia por hombres que por su avaricia lo que hacen es explotar la fe de las personas para generar sus propias ganancias.
De ahí la importancia de que el ministro tenga una buena conciencia delante de Dios. Tal como lo dijo Pablo a Timoteo en esta carta. 1 Timoteo 1:18–19 “Esta comisión te confío, hijo Timoteo, conforme a las profecías que antes se hicieron en cuanto a ti, a fin de que por ellas pelees la buena batalla, guardando la fe y una buena conciencia, que algunos han rechazado y naufragaron en lo que toca a la fe.”
El llamado divino de proclamar el evangelio con su boca y su vida, implica en primer lugar un cuidado personal de su propia alma.
Cuanto más tiempo tardes, el pecado se hará más fuerte y echará raíces. Si no puedes doblar una rama, ¿cómo serás capaz de doblarla cuando se convierta en árbol? Si no puedes arrancar una planta tierna, ¿te parece que podrás arrancar un roble bien robusto?
Richard Baxter (Teólogo puritano)
Para evitar el descrédito del evangelio, el pastor debe primero evitar que el pecado eche raíces en su corazón.
Amados, éste es el llamado divino de los ancianos.
APLICACIONES
Todo esto amados, debe llevarnos a reflexionar como iglesia. La razón por la que comencé esta serie en 1 Timoteo, fue precisamente para prepararnos como congregación para la transición de liderazgo que atravesaremos el próximo año. Como congregación debemos entender la gran responsabilidad que el Señor nos ha otorgado de elegir líderes que sean ejemplo en la congregación. De nuevo, es mejor que una iglesia esté sin pastor, a que tenga malos pastores. Esto de elegir al menos malo, no debe tener lugar en la congregación.
Así que, ¿cómo debemos aplicar estas verdades a la vida de nuestra iglesia?
Entiende tu responsabilidad como miembro de la iglesia: De la misma forma que una persona tiene el deber cívico de ir a votar en las elecciones presidenciales, así también los miembros de la iglesia son responsables ante el deber bíblico de elegir a líderes piadosos. Amado, no debes tener temor de cuestionar la candidatura o incluso la vida de un pastor que esté ya en ejercicio. Recuerdo que hace unos años, nuestra iglesia atravesó un momento duro por este tema. Algunos miembros tuvieron temor de levantar la mano y mencionar las preocupaciones que tenían con la candidatura de este hombre. Amados, no debe ser ésa nuestra actitud en el futuro. Si vemos un hombre que no tiene un carácter irreprochable, entonces, debemos ser responsables como iglesia y denunciarlo.
Busca candidatos dentro de la congregación: Los miembros pueden nominar personas para el ministerio pastoral. La mejor forma de esto es entendiendo cuáles son las calificaciones para ser anciano, y cuando la congregación identifica a un hombre con esas características, debe hablar con los ancianos sobre estos candidatos. Si bien es cierto que el primer requisito es desear el ministerio pastoral, conozco algunos hombres que desean servir al Señor pero dudan de sin son llamados o no al ministerio. Este tipo de deseo es algo que se puede identificar rápidamente por el compromiso que tienen con la iglesia local.
Entiende que el oficio pastoral no es un plan de carrera: En las empresas suele haber un plan de carrera, es decir, una escala que el empleado va subiendo hasta que llega al nivel más alto en la organización. Pero la iglesia, y el oficio pastoral no funcionan así. El hecho de que un hombre tengan mucho tiempo asistiendo a la iglesia o sirviendo en un área, no quiere decir que deba ser pastor. Hay iglesias que tratan el oficio de ancianos como un siguiente punto en el discipulado, pero esto no es bíblico. La meta no es llevar a todos los hombres a ser pastores, sino identificar a aquellos que tengan la vocación. Este grave error ocurre mucho con los diáconos. Vemos a un hombre que está sirviendo fielmente, y ya queremos hacerlo diácono. Y después de unos años, ya queremos hacerlo anciano. No amados, no importa cuánto tiempo tengas asistiendo o sirviendo en la iglesia, no importa cuánto dinero des a la iglesia, no debes ser pastor a menos que tengas la vocación y estés claramente calificado.
Entiende la labor pastoral: Finalmente, es importante entender la responsabilidad que los pastores tienen en la congregación. Liderar, guiar, proteger y alimentar a la congregación. Esto quiere decir que en algunas ocasiones los pastores tendremos que decirte cosas que no serán fáciles de digerir. Especialmente, cuando hay una conducta pecaminosa. Entiende que los pastores en muchas ocasiones tendremos que corregir, incluso la forma de pensar de algunos miembros, cuando ésta no se ajuste a la Escritura. Porque a esto nos ha llamado el Señor. Y en al hacerlo, el pastor se expone a sí mismo al rechazo, porque a nadie le gusta que lo estén corrigiendo. Pero, tal como dice Hebreos 13:17, los pastores daremos cuentas a Dios por la salud espiritual de la iglesia. Entiende que no es que queramos meternos en tu vida y controlarte, sino que nuestro deseo es el que dice Colosenses 1: presentar a todo miembro perfecto en Cristo.
Amada iglesia, que el Señor nos ayude a ser responsables y diligentes en la elección de buenos líderes que nos enseñen y exhorten para llegar a la madurez cristiana.
Amén.