En búsqueda del amado

Dominical  •  Sermon  •  Submitted   •  Presented
0 ratings
· 1 view

La búsqueda de la sulamita a su amado es una figura de la iglesia que ama a Cristo, y por tanto se esfuerza en buscarlo hasta encontrarlo.

Notes
Transcript

En búsqueda del amado

Cantares 3:1–5
1 Por las noches busqué en mi lecho al que ama mi alma; Lo busqué, y no lo hallé.
2 Y dije: Me levantaré ahora, y rodearé por la ciudad; Por las calles y por las plazas Buscaré al que ama mi alma; Lo busqué, y no lo hallé.
3 Me hallaron los guardas que rondan la ciudad, Y les dije: ¿Habéis visto al que ama mi alma?
4 Apenas hube pasado de ellos un poco, Hallé luego al que ama mi alma; Lo así, y no lo dejé, Hasta que lo metí en casa de mi madre, Y en la cámara de la que me dio a luz.
5 Yo os conjuro, oh doncellas de Jerusalén, Por los corzos y por las ciervas del campo, Que no despertéis ni hagáis velar al amor, Hasta que quiera.

Introducción

Cantar de los cantares es un poema de amor de una relación matrimonial.
Fue escrito por Salomón y describe el amor que existe entre él y su amada sunamita.
Salomón tuvo setecientas esposas y trescientas concubinas. 1º Reyes 11:3Y tuvo setecientas mujeres reinas y trescientas concubinas; y sus mujeres desviaron su corazón.
Sin embargo, esta sunamita es especial. La sunamita era una mujer sencilla, de la tierra de Sunem territorio de Isacar a 32km al N de Jerusalén, posiblemente fue pastora de ovejas, pero que Salomón la escogió como esposa, teniendo un lugar especial, pues escribió este libro inspirado por ella.
Cantares es un libro inspirado por El Espíritu Santo porque la relación de Salomón con su amada, es un símbolo del amor de Dios por su pueblo y de Cristo por su iglesia.
La relación de Cristo con su iglesia no es solo la de un siervo y Señor o de Padre e Hijo, sino también de esposo y esposa, no carnal sino espiritual.
Aunque Cantares contiene escenas románticas, estas se deberán ver como una relación de amor puro que es agape y no pasional que es eros. Efesios 5:25Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella.
Aun la relación matrimonial pura no se centra en lo carnal sino en la satisfacción del alma y del espíritu.
La sunamita descuidó su relación con el amado, y cuando se dio cuenta, que su amado no estaba y ella estaba en obscuridad.

La pérdida

Cantares 3:1Por las noches busqué en mi lecho al que ama mi alma; Lo busqué, y no lo hallé.
Se describe que la sunamita en un momento se encuentra sola, su amado no estaba y la obscuridad de la noche había llegado.
Procuró buscarlo a tientas pero no lo encontró.
El amado ya no estaba en el lugar de comunión.
La sunamita había descuidado la relación con el amado, por tanto, se había quedado mientras que el amado había avanzado.
Esta es una figura de aquellos que ha llegado a tener un encuentro personal con Jesucristo, pero por situaciones materiales descuidan su relación con Él, ya no caminan con Él, se han desviado o se han quedado estancados. Mateo 13:22El que fue sembrado entre espinos, éste es el que oye la palabra, pero el afán de este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se hace infructuosa.
En algún momento de su vida se dan cuenta que ya no tienen la misma relación con Dios, la misma pasión y entrega.
Lo experimentan los que han conocido a Jesucristo, los que no nunca lo podrá extrañar.
La sunamita se dio cuenta en la noche, cuando las tinieblas reinan.
Alejarnos de Cristo implica tinieblas: Juan 12:46Yo, la luz, he venido al mundo, para que todo aquel que cree en mí no permanezca en tinieblas.
En nuestro caminar cristiano estaremos expuestos a desviarnos del camino, pero nuestra conciencia nos acusará, el corazón se sentirá triste y extrañará el amor y comunión con nuestro Señor.
Pero si resistimos a la conciencia, perderemos la sensibilidad espiritual. Efesios 4:17–19Esto, pues, digo y requiero en el Señor: que ya no andéis como los otros gentiles, que andan en la vanidad de su mente, 18teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón; 19los cuales, después que perdieron toda sensibilidad, se entregaron a la lascivia para cometer con avidez toda clase de impureza.

La búsqueda

Cantares 3:2Y dije: Me levantaré ahora, y rodearé por la ciudad; Por las calles y por las plazas Buscaré al que ama mi alma; Lo busqué, y no lo hallé.
La sunamita recapacita, advierte que no puede estar un minuto más sin su amado y que debe esforzarse por encontrarlo, como el hijo prodigo, se levanta y va a buscarlo.
En esa época una mujer decente no salía a las calles por las noches, solo lo hacían las prostitutas.
Pero su necesidad es tan grande que no le importa los peligros o los señalamientos, está desesperada, anhela nuevamente su comunión.
Aquellos desesperados por la presencia de Dios no les importará las burlas o señalamientos, su necesidad es tan grande que no prestará atención a nadie que quiera estorbarle. Salmo 3:1–31¡Oh Jehová, cuánto se han multiplicado mis adversarios! 2Muchos son los que se levantan contra mí. Muchos son los que dicen de mí: No hay para él salvación en Dios. Selah 3Mas tú, Jehová, eres escudo alrededor de mí; Mi gloria, y el que levanta mi cabeza.
Cantares 3:3Me hallaron los guardas que rondan la ciudad, Y les dije: ¿Habéis visto al que ama mi alma?
Los guardas de la ciudad son soldados que vigilaban por las noches el orden y la paz.
Aunque ellos eran personas de bien, no conocían al amado, no podían ayudar a la sunamita.
Así es aquel que quieren encontrar al Señor y lo busca entre aquellos que no le conocen. No podemos saber con exactitud quien conoce al Señor y quien no, pero aun así debemos buscarlo con sinceridad.
La búsqueda de la sunamita requirió esfuerzo y sacrificio, no se quedó cómoda en su lecho esperando.
Debemos esforzarnos por buscar al Señor, que nuestros actos reflejen nuestra necesidad de Él.
Mateo 7:7–8Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.
Somos incapaces en nuestra naturaleza humana de encontrar al Señor, pero Él recompensa nuestro esfuerzo.

El encuentro

Cantares 3:4Apenas hube pasado de ellos un poco, Hallé luego al que ama mi alma; Lo así, y no lo dejé, Hasta que lo metí en casa de mi madre, Y en la cámara de la que me dio a luz.
Ni bien había dejado de hablar con los guardas de la ciudad, su amado aparece. Ella buscó con todo su corazón hasta que lo encontró, valió la pena su esfuerzo y sacrificio.
Jeremías 29:13y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón.
La sunamita, ahora que había experimentado la ausencia del amado, valoraba más su amor y no está dispuesta a abandonarlo nunca.
Así como el hijo pródigo, después de experimentar la ausencia del padre, volvió a Él y se sujetó a Él, así también nosotros, cuando hemos conocido a Dios y nos hemos alejado de Él, volveremos nuevamente con la experiencia de que su presencia es lo mejor. Lo así, y no lo dejé… lo agarré y no quise soltarlo.
La sunamita lo mete a casa de su madre, en la cámara de la que la dio a luz. Esto está fuera de la costumbre cultural, pues era el esposo quien llevaba a la esposa a su casa.
Pero esto simboliza al lugar de nuestro encuentro con Jesús, al primer amor, aquel lugar donde nacimos de nuevo.
Jesús le reclama a la iglesia de Éfeso: Apocalipsis 2:4Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor.
Debemos volver con el amado a ese primer amor, a esa pasión y entrega que teníamos por Él.

Conclusión

Cantares 3:5Yo os conjuro, oh doncellas de Jerusalén, Por los corzos y por las ciervas del campo, Que no despertéis ni hagáis velar al amor, Hasta que quiera.
En este encuentro, el amado no reclama el descuido, simplemente la abraza y la consuela.
Ordena a las doncellas que no molesten a su amada, que no la despierten si está dormida o la hagan velar si esta despierta, que la dejen hacer su obra.
El Señor tiene cuidado de la iglesia: Juan 10:28–29y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano.Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre.” Él es nuestro pastor y nos cuidará y guardará hasta el día que Él venga.
Si en tu corazón hay una tristeza porque ya no sientes la presencia del Señor, te sientes solo y desprotegido.
Hoy El Señor te dice búscame y me hallaras, aunque Él desea tener comunión contigo, Él no entrará a tu corazón si no le permites, sino hay interés en ti.
Este es el día de volvernos a Dios. Zacarías 1:3Diles, pues: Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Volveos a mí, dice Jehová de los ejércitos, y yo me volveré a vosotros, ha dicho Jehová de los ejércitos.
Related Media
See more
Related Sermons
See more