Corazones dadivosos
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· 5 viewsAyudar a nuestro hermano es una característica que identifica a los verdaderos hijos de Dios.
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Corazones dadivosos
Corazones dadivosos
Deuteronomio 15:7–10
7Cuando haya en medio de ti menesteroso de alguno de tus hermanos en alguna de tus ciudades, en la tierra que Jehová tu Dios te da, no endurecerás tu corazón, ni cerrarás tu mano contra tu hermano pobre, 8sino abrirás a él tu mano liberalmente, y en efecto le prestarás lo que necesite. 9Guárdate de tener en tu corazón pensamiento perverso, diciendo: Cerca está el año séptimo, el de la remisión, y mires con malos ojos a tu hermano menesteroso para no darle; porque él podrá clamar contra ti a Jehová, y se te contará por pecado. 10Sin falta le darás, y no serás de mezquino corazón cuando le des; porque por ello te bendecirá Jehová tu Dios en todos tus hechos, y en todo lo que emprendas.
Introducción
Introducción
Todos oramos porque Dios nos bendiga y prospere, y la bendición y prosperidad vendrá en la medida en que prestemos atención y cumplamos los mandamientos de Dios respecto a ser dadivosos y dispuestos a ayudar al necesitado.
En primero lugar, el principio de la prosperidad es el trabajo: Proverbios 10:4 “La mano negligente empobrece; Mas la mano de los diligentes enriquece.”
Pero también es muy difícil que seamos prosperados si somos avaros e indiferentes al necesitado. Santiago 4:3 “Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites.”
Dios no puede prosperar un corazón codicioso porque hará del dinero su dios.
Pero si nuestro deseo de ser prosperado es para ayudar al avance de la obra de Dios y ayudar a nuestro hermano necesitado, entonces vendrá la bendición.
Ayudar al necesitado
Ayudar al necesitado
Dios ordena a su pueblo ayudar al hermano que esté en necesidad: Deuteronomio 15:7 “Cuando haya en medio de ti menesteroso de alguno de tus hermanos en alguna de tus ciudades, en la tierra que Jehová tu Dios te da, no endurecerás tu corazón, ni cerrarás tu mano contra tu hermano pobre.” Esta no es una sugerencia, es una orden.
Menesteroso = necesitado, pobre.
Esto para Israel fue una ley, para nosotros debe ser el resultado de una genuina conversión, no por obligación sino por amor.
Cuando uno de nuestros hermanos sufre un fracaso o pasa necesidad es nuestro deber ayudarle en lo que necesita.
Debemos ayudar principalmente a nuestros hermanos en la fe: Gálatas 6:10 “Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe.”
Existen muchas personas que se han acomodado a vivir de la caridad cuando pueden trabajar, un genuino cristiano no actuaría de esta manera.
Debemos ser sabios y prudentes en ver a quien ayudamos, para no consentir la pereza: 2 Tesalonicenses 3:10 “Porque también cuando estábamos con vosotros, os ordenábamos esto: Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma.”
Con todo, es posible que seamos engañados por algunos descarados, pero lo importante es que nosotros ayudemos con gozo y amor.
Pensamiento perverso
Pensamiento perverso
Deuteronomio 15:8 “sino abrirás a él tu mano liberalmente, y en efecto le prestarás lo que necesite.”
En la ley, la ayuda al necesitado era un préstamo.
Dios no consiente la negligencia o la pereza, el que ha fracasado necesita más que nadie ponerse a trabajar para salir de la pobreza, no acomodarse a esperar que los demás lo ayuden.
En los tiempos de la ley los que recibían ayuda entendían que era un préstamo no un regalo.
Esto los comprometía con su benefactor.
También para que aprendan a administrar sus bienes, no derrochar y aprender a invertir bien. Lucas 14:28 “Porque ¿quién de vosotros, queriendo edificar una torre, no se sienta primero y calcula los gastos, a ver si tiene lo que necesita para acabarla?”
Por tal razón Dios ordena:
Deuteronomio 15:9 “Guárdate de tener en tu corazón pensamiento perverso, diciendo: Cerca está el año séptimo, el de la remisión, y mires con malos ojos a tu hermano menesteroso para no darle; porque él podrá clamar contra ti a Jehová, y se te contará por pecado.”
En la ley cada siete años debía descansar la tierra, ese año también debían ser perdonadas las deudas. Es el año de la remisión (cancelación o perdón de deudas).
Cuando estaban cerca del séptimo año pensaban dos veces en prestar al pobre.
Dios ordena que no guarden en su corazón de pensamientos perverso.
Existen situaciones en las que piensan dos veces ayudar al hermano en la fe, porque hay algunos que son mala paga o mal agradecidos.
Algunos no les gusta contratar hermanos porque no se esfuerzan.
Aun así, no guardes pensamientos perversos, si el hermano está necesitado ayudale, aun cuando no recibamos gratitud.
Ayuda a tu hermano a iniciar su negocio, enséñale hacer tu trabajo, no seas egoísta. Mateo 10:8 “Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia.”
Mientras más dadivoso seas más te bendecirá el Señor.
Tu bendición no depende de tu conocimiento, proveedores, cartera de clientes, etc. Depende de Dios.
Cuando Lot tomó los mejores pastos, Abraham no le importó pues su bendición dependía de Dios (Génesis 13).
Cuando Isaac abría un pozo, los pastores de Gerar se lo quitaban. Pero donde Isaac cavaba encontraba agua siempre, hasta que se apartó lo suficientes y abrió un pozo que llamó Rehobot (Espacios anchos). Génesis 26.
Ayuda al que lo necesite sin egoísmo y sin pensamientos perversos, hazlo para honrar y obedecer a Dios, puesta tu mirada en Él. Colosenses 3:23 “Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres.”
Así también los que son ayudados deben ser agradecidos y honrar a los que los han ayudado.
El necesitado podrá clamar a Dios porque no lo ayudaste y se te tomará como pecado. “…porque él podrá clamar contra ti a Jehová, y se te contará por pecado”
La promesa de Dios
La promesa de Dios
Deuteronomio 15:10 “Sin falta le darás, y no serás de mezquino corazón cuando le des; porque por ello te bendecirá Jehová tu Dios en todos tus hechos, y en todo lo que emprendas.”
Si está en nuestra capacidad ayudar al necesitado, hagámoslo con alegría y desinteresadamente, no permitamos que la mezquindad, avaricia, tacañería estorben las grandes bendiciones que Dios tiene para nosotros.
Dios promete bendecirnos abundantemente: Proverbios 19:17 “A Jehová presta el que da al pobre, Y el bien que ha hecho, se lo volverá a pagar.”
Esta es la clave de la bendición y la prosperidad, no tener un corazón egoísta sino dadivoso:
Deuteronomio 28:12 “Te abrirá Jehová su buen tesoro, el cielo, para enviar la lluvia a tu tierra en su tiempo, y para bendecir toda obra de tus manos. Y prestarás a muchas naciones, y tú no pedirás prestado.”
En esta bendición está implícita la ayuda al necesitado.
Tener la capacidad de dar es una evidencia que somos bendecidos, de manera que cuando damos somos bienaventurados: Hechos de los Apóstoles 20:35 “En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir.”
Conclusión
Conclusión
Debemos ser sabios en administrar bien nuestras finanzas y recursos, no malgastar y derrochar. Pero si Dios nos demanda ayudar al necesitado, hagámoslo, pues hay bendición en obedecer.
No te prives de la bendición de ser dadivoso, cuando eres mezquino tus riquezas no te darán la felicidad que solo Dios puede dar.
No te preocupes, no tendrás necesidad si ayudas o si das para la obra de Dios. 2 Corintios 9:6 “Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará.”
Solo en el hecho de dar ya hay bendición, las ganancias materiales son extra, para que podamos ayudar a otros.
Quita de tu corazón el amor al dinero, la avaricia, la envidia, la mezquindad y permite al Espíritu Santo produzca fruto de dadivosidad y amor.