EL MINISTERIO PASTORAL EN LA IGLESIA LOCAL - PARTE III
Sermon • Submitted • Presented
0 ratings
· 8 viewsNotes
Transcript
INTRODUCCIÓN
INTRODUCCIÓN
Lectura: 1 Timoteo 3:1-7.
Oración.
Una de las cosas más determinantes en las organizaciones, bien sean negocios, deportivas o religiosas es el tipo de liderazgo que tengan. En mi corta experiencia laboral he visto el gran impacto que el liderazgo puede tener en los resultados de una empresa.
De hecho, en una de las compañías para las que Dios me permitió trabajar, era evidente que el liderazgo era un problema. En tan solo 3 años, cambiaron en varias oportunidades a lo directivos de operaciones porque no lograban dar con la tecla necesaria para que la empresa tuviera éxito. Pero, esto ocurre también en el mundo deportivo. Para quienes nos gusta el fútbol, estamos acostumbrados a ver a directores técnicos ser destituidos de los equipos por los malos resultados, incluso antes de que termine la temporada.
El liderazgo en cualquier organización es fundamental, y esto incluye la iglesia.
Muchas veces pareciera que el concepto de liderazgo está reservado para las organizaciones empresariales, y es verdad que mucha filosofía mundana ha entrado en la iglesia, sin embargo, el liderazgo es fundamental en la vida del pueblo de Dios. Desde el Antiguo Testamento, comenzando por Moisés, Josué, Samuel, David, entre muchos otros que fueron llamados por Dios para guiar a su pueblo.
Y, de la misma forma que un mal liderazgo tendrá un mal impacto en una empresa, así también ocurre con el pueblo de Dios. De hecho, en el Antiguo Testamento, Dios juzga a los malos pastores del pueblo de Israel. En Ezequiel 34:1-5
“Entonces vino a mí la palabra del Señor: «Hijo de hombre, profetiza contra los pastores de Israel; profetiza y di a los pastores: “Así dice el Señor Dios: ‘¡Ay de los pastores de Israel que se apacientan a sí mismos! ¿No deben los pastores apacentar el rebaño? ’Comen la grasa, se han vestido con la lana, degüellan la oveja engordada, pero no apacientan el rebaño. ’Ustedes no han fortalecido a las débiles, no han curado a la enferma, no han vendado a la herida, no han hecho volver a la descarriada, no han buscado a la perdida; sino que las han dominado con dureza y con severidad. ’Las ovejas se han dispersado por falta de pastor, y se han convertido en alimento para toda fiera del campo. ¡Se han dispersado!”
En Mateo 15:12–14 el Señor Jesús criticó a los líderes espirituales de Israel por su mal liderazgo “Entonces, acercándose los discípulos, le dijeron*: «¿Sabes que los fariseos se escandalizaron cuando oyeron Tus palabras?» Pero Él contestó: «Toda planta que Mi Padre celestial no haya plantado, será desarraigada. »Déjenlos; son ciegos guías de ciegos. Y si un ciego guía a otro ciego, ambos caerán en el hoyo».”
De modo que, Dios ha establecido un modelo de liderazgo bíblico para su pueblo.
La pregunta es, ¿cómo podemos saber si el liderazgo que tenemos en nuestras iglesias es bíblico o no?
Bueno, en primer lugar, como hemos visto en los dos sermones anteriores, lo vemos en la piedad y el carácter de los líderes. En 1 Timoteo, Pablo estaba corrigiendo la falsas enseñanza y la falta de piedad que había dentro de la iglesia. El apóstol comienza corriendo la falsa enseñanza en el capítulo 1, para luego comenzar a corregir la falta de piedad producto de esa falsa enseñanza. Esta falta de piedad se veía en hombres pendencieros y llenos de ira que discutían por genealogías y cosas sin sentido, y en mujeres que se negaban a seguir el diseño de Dios para la familia y la iglesia.
Bien podríamos decir que:
1 Timoteo 1 es una corrección de la falsa doctrina.
1 Timoteo 2 es una corrección por la falta de piedad en los miembros de la iglesia.
1 Timoteo 3 establece la vida piadosa que deben tener los líderes y las personas que sirven en la iglesia.
De modo que, la primera forma de reconocer un liderazgo bíblico es por el carácter piadoso descrito en pasajes como 1 Timoteo 3:1-7 o Tito 1:6-9.
Sin embargo, ésta es solo una cara de la moneda del liderazgo bíblico. Si bien es cierto que el carácter piadoso e irreprochable es fundamental, también es importante decir que no es lo único que un pastor, anciano o líder, como queramos llamarlo debe poseer.
Así que, en segundo lugar, un liderazgo bíblico se caracteriza por las funciones bíblica que un pastor o anciano debe llevar a cabo. Y para poder ejercer esta funciones, Dios da a estos hombres que son llamados los dones y talentos necesarios para la obra del ministerio. Y esto es lo que veremos en esta tarde, con la ayuda del Señor.
Así que, mi argumento para este sermón es que: “La principal tarea pastoral es liderar y alimentar al pueblo de Dios con la Palabra de Dios”.
Y veremos esto en tres puntos:
Cuáles son los dones pastorales.
Los dones pastorales en la vida de la iglesia.
El fruto de los dones pastorales.
I. CUÁLES LOS DONES PASTORALES
I. CUÁLES LOS DONES PASTORALES
Pero, antes de continuar, quiero hacer un recordatorio importante, y es que el oficio pastoral, bien sea de anciano, pastor, presbítero o líder, como queramos llamarlo, es un llamado que Dios hace a hombres calificados en primer lugar con un carácter irreprochable, y en segundo lugar, con los dones necesarios para ejercer el ministerio.
LA NECESIDAD DE LOS DONES
De hecho, los dones son igual de necesarios que el carácter irreprochable. Cuando leemos 1 Timoteo 3:1-7, sin duda alguna vemos que el énfasis está en el tipo de hombre que el pastor debe ser, el estilo de vida y el testimonio que debe tener.
Sin embargo, tanto en este pasaje como en Tito 1:6-9, hay un requisito indispensable relacionado con la habilidad que Dios concede a estos hombres. Es más, estos dones pastorales son tan necesarios que es lo único que diferencia a un pastor de un diácono. En un par de semanas hablaremos también del ministerio diaconal en la iglesia, y veremos como estos siervos de Dios también son llamados a ser irreprochables, sin embargo, la gran diferencia es que no deben tener dones pastorales como la enseñanza y el liderazgo.
Un hombre que tenga un carácter irreprochable pero no tenga dones de liderazgo y no sea apto para enseñar está descalificado para el ministerio pastoral, no por pecado, sino por no tener los dones que Dios otorga a quienes llama a liderar su iglesia.
Ahora bien, antes de hablar acerca de los dones pastorales, quiero hacer un breve comentario y dos breves advertencias acerca de los dones.
UN BREVE COMENTARIO SOBRE LOS DONES ESPIRITUALES
El comentario acerca de los dones, amados hermanos, es que éstos son un regalo que el Espíritu Santo de Dios otorga a los creyentes con un propósito muy claro y muy definido en la Biblia. Y es el propósito de la edificación y el crecimiento de la iglesia. Es decir, todos los dones que el Espíritu Santo da a los creyentes individuales son con el propósito de que esos dones sean administrados en la iglesia local con el fin de edificar y ayudar a crecer a los demás hermanos.
Esto ocurre con todos los dones, no solamente los dones pastorales. Evidentemente, el don de la enseñanza tendrá un impacto mucho más directo, pero no es el único por el cual Dios edifica a su iglesia. Los dones de hospitalidad, servicio, misericordia son fundamentales en consolarnos y darnos ánimo los unos a otros para seguir adelante en la vida cristiana.
De modo que, los dones espirituales no son para la vanagloria de quien los posee.
En mi caso, Dios me ha dado un don de enseñanza muy claro, pero este don amados hermanos, ni es mío ni lo conseguí yo por mis propios méritos. De hecho, muchas veces he pensado: “Dios mío, ¿por qué me has dado este don?” Y no puedo evitar recordar que Dios me lo ha dado por su gracia para su gloria y por el bienestar de la iglesia. Es decir para la edificación vuestra.
UNA ADVERTENCIA SOBRE LOS DONES ESPIRITUALES
La identidad Cristiana
Pero por otra parte, quiero hacer una advertencia acerca de los dones espirituales. Y esto, quizás afecta mucho más a los pastores que al resto de los cristianos, por lo cerca que está el llamado vocacional y los dones. Pero la advertencia que quiero hacer es que nuestra identidad como personas no está en nuestros dones, sino en nuestra unión con Cristo.
Lo que a mí me define como cristiano no es que yo sea pastor, sino que Cristo me redimió. De hecho, Dios puede quitarme los dones y el llamado pastoral si no soy fiel a Él, pero nunca me quitará la redención y la justificación que Cristo ha logrado para mí.
Amados, yo quiero confesaros que esto es algo que aprendí hace unos años en mi propia vida. En un momento de mi vida, se hizo difícil imaginar mi vida cristiana sin el ministerio pastoral. Y Dios de manera soberana me apartó del ministerio, y permitió que por mi misma irresponsabilidad atravesara un tiempo de dificultad para que mi identidad estuviera en Cristo y no en mis dones.
Así que, la misma advertencia quiero haceros a vosotros. Nuestra identidad está en Cristo, no en el don o ministerio que Dios me haya permitido ejercer en algún momento.
La madurez cristiana
La segunda advertencia que quiero hacer, es que los dones no son sinónimo de madurez. Especialmente cuando hablamos del don de enseñanza o la predicación. De hecho, no es común encontrar hombres inmaduros en el liderazgo que tienen una gran habilidad para enseñar pero que al momento del más mínimo conflicto sacan a relucir su carnalidad, y no porque no sean creyentes sino porque son inmaduros. Por eso, Pablo advierte que no debe ser un neófito o un nuevo creyente, porque la madurez no se evidencia en los dones, sino en el carácter.
CUÁLES SON ESTOS DONES PASTORALES
Y habiendo dicho esto, pasamos entonces a profundizar en los dones pastorales.
¿Cuáles son? En resumen, nuestro texto de hoy nos muestra dos: el don de liderazgo o dirección, y el don de enseñanza.
EL DON DE LIDERAZGO
El don de liderazgo lo encontramos en la misma palabra usada para el oficio pastora. La palabra obispo en el griego es la palabra ἐπίσκοπον (espiskopon), que hace referencia a un supervisor. Describe a un hombre que ejerce la función de vigilar y dirigir al rebaño. Un texto que me ayuda a entender este rol de una manera mejor es Hebreos 13:17 “Obedezcan a sus pastores y sujétense a ellos, porque ellos velan por sus almas, como quienes han de dar cuenta. Permítanles que lo hagan con alegría y no quejándose, porque eso no sería provechoso para ustedes.”
Esa capacidad para velar implica supervisar y dirigir al rebaño. La guía en la congregación deben proveerla los ancianos. La dirección hacia donde la iglesia debe ir principalmente debe venir de los ancianos, que son a quienes Dios ha dotado para ejercer esa función.
Por eso, cuando Cristo critica el liderazgo de los fariseos los llama “ciegos guías de ciegos”, porque por su propia carnalidad no estaban en la capacidad de guiar o liderar al pueblo. No podían conducir al pueblo a la voluntad de Dios, porque ellos mismo no andaban bajo la voluntad de Dios.
De hecho, tan importante es el don de liderazgo, que una de las muestras de que un hombre está calificado para el ministerio es la prueba de lidera bien a su familia.
1 Timoteo 3:4–5 “Que gobierne bien su casa, teniendo a sus hijos sujetos con toda dignidad; (pues si un hombre no sabe cómo gobernar su propia casa, ¿cómo podrá cuidar de la iglesia de Dios?).” El verbo en griego usado por Pablo es προΐστημι (proistemi) que significa presidir, gobernar o dirigir.
Hay una estrecha relación entre el liderazgo pastoral y el cuidado pastoral. De hecho, el liderazgo se otorga para cuidar del rebaño. La autoridad que Dios da a los pastores no es para exaltarlos sino para que cuiden y hagan florecer al pueblo de Dios.
En 1 Timoteo 5:17 vemos nuevamente la palabra griega προΐστημι (proistemi): “Los ancianos que gobiernan bien sean considerados dignos de doble honor, principalmente los que trabajan en la predicación y en la enseñanza.”
De manera que, en primer lugar, Dios dota a estos hombres con una capacidad para dirigir, cuidar y velar por la salud espiritual del pueblo de Dios. Los pastores son los supervisores que la guía y dirigen a la iglesia.
EL DON DE LA ENSEÑANZA
La pregunta es, ¿cómo se lleva a cabo esa dirección y liderazgo pastoral? Para responder a esta pregunta, debemos ir al final versículo 2 de nuestro pasaje.
1 Timoteo 3:2 “Un obispo debe ser, pues, irreprochable… apto para enseñar,”
Los pastores deben guiar y dirigir a la congregación por medio de la proclamación de la Palabra de Dios. Esta proclamación no es únicamente la predicación y la enseñanza, sino la exhortación y la corrección.
¿Apto para enseñar?
Pero, antes de continuar amados, creo que es importante que entendamos qué significa apto para enseñar. Ya que, creo que en muchas iglesias hay una confusión sobre el don de la enseñanza.
Apto para enseñar no significa tener buena oratoria o ser elocuente, sino tener la capacidad para entender, explicar y aplicar la Palabra de Dios a la vida de las personas.
Cuando Pablo denuncia y corrige a los malos pastores que había en la iglesia de Éfeso en 1 Timoteo 1:3-7, describe a hombres que tenían una gran capacidad para el debate y la discusión pública, hombres que hablaban de una manera asertiva y con confianza. Tanto así que en el v.7 leemos 1 Timoteo 1:7 “Quieren ser maestros de la ley, aunque no saben lo que dicen ni entienden las cosas acerca de las cuales hacen declaraciones tan firmes.” Es decir, eran hombres que tenían una capacidad para hablar en público pero que no tenían ni idea de lo que realmente enseña la Palabra de Dios.
Amados, esto también lo vemos en nuestros días. Cuando escuchamos hombres como Guillermo Maldonado, Cash Luna o Jesús Adrián Romero, que son falsos maestros, vemos que son hombres que pueden hablar muy bien en público, hombres con una oratoria convincente pero vemos que no tienen ni idea de lo que la Palabra de Dios dice.
Por tanto, ser apto para enseñar no tiene que ver con la habilidad para hablar en público, sino con la capacidad otorgada por Dios para entender, enseñar y aplicar la Escritura a la vida de la iglesia.
Ahora bien, esta capacidad para enseñar puede aplicarse de muchas maneras en la iglesia. Y de hecho, es muy raro que Dios otorgue la misma medida del don a todos los pastores en una misma iglesia. Lo que generalmente ocurre, es que Dios dará una mayor medida de gracia a un hombre quien probablemente tomará el rol principal en la predicación. Pero la predicación no es la única forma de enseñanza. La enseñanza también puede verse a través de:
Estudios bíblicos.
La consejería.
El discipulado en grupos.
El entrenamiento.
La escuela dominical (o instituto bíblico como lo llamamos nosotros).
En el discipulado 1 a 1.
Hay muchas formas en las que el don de la enseñanza se puede evidenciar. Y todos los pastores o ancianos deben tener la capacidad para entender, explicar y aplicar la Palabra de Dios a la vida propia y de la iglesia.
Apto para enseñar
Así que, el pastor debe poseer una capacidad para dirigir y liderar, pero también para enseñar.
2 Timoteo 2:24 “El siervo del Señor no debe ser rencilloso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido.” Debe tener esta capacidad, de lo contrario, no estará calificado para ser un episkopon.
De hecho, el oficio de pastor bíblicamente es inconcebible sin la función de maestro. En Efesios 4:11 “Y Él dio a algunos el ser apóstoles, a otros profetas, a otros evangelistas, a otros pastores y maestros,” La gramática nos muestra que Pablo estaba describiendo un solo ministerio, el de pastor/maestro. De modo que el hombre que es llamado al ministerio, es también capacitado para el ministerio con dones de liderazgo y de enseñanza.
II. LOS DONES PASTORALES EN LA IGLESIA
II. LOS DONES PASTORALES EN LA IGLESIA
Ahora bien, cómo se ven estos dones en la vida de la iglesia. Es decir, ¿cómo los pastores ejercen su don de liderazgo y de enseñanza en la iglesia local?
El apóstol Pablo responde de una manera muy clara a lo largo de toda la carta de 1 Timoteo.
Mandato o instrucción
Primeramente, por medio del mandato o la instrucción:
1 Timoteo 1:3 “Tal como te rogué al salir para Macedonia que te quedaras en Éfeso para que instruyeras a algunos que no enseñaran doctrinas extrañas,”
1 Timoteo 1:5 “Pero el propósito de nuestra instrucción es el amor nacido de un corazón puro, de una buena conciencia y de una fe sincera.”
1 Timoteo 4:11 “Esto manda y enseña.”
La palabra mandato o instrucción es la misma en el griego. Significa una orden o mandamiento. Los pastores deben y pueden demandar obediencia a la Palabra de Dios. Esto es importante, a la Palabra de Dios, no a ellos mismos por ser pastores, sino a ellos entre tanto que nos manda a obedecer a Cristo. No es casualidad que la Biblia tenga tantos imperativos, y es deber pastoral llamar a la congregación a la obediencia por medio del mandato bíblico.
Enseñanza y predicación
1 Timoteo 3:2 “Un obispo debe ser, pues, … apto para enseñar,”
1 Timoteo 5:17 “Los ancianos que gobiernan bien sean considerados dignos de doble honor, principalmente los que trabajan en la predicación y en la enseñanza.”
1 Timoteo 6:2 “Y los que tienen amos que son creyentes, no les falten el respeto, porque son hermanos, sino sírvanles aún mejor, ya que son creyentes y amados los que se benefician de su servicio. Enseña y predica estos principios.”
Los pastores deben proclamar la la verdad Bíblica de una manera pública y también privada. La palabra griega para enseñar es διδασκαλία (didaskalia), de donde proviene nuestra palabra didáctica. Y este concepto de enseñanza tiene que ver con la acción de instruir, adiestrar o formar a alguien, o incluso también puede referirse a la información misma que es enseñada.
Los pastores deben formar, adiestrar, instruir y enseñar a la congregación para que tal como dice 1 Timoteo 1:5 “[Crezcan] en el amor nacido de un corazón puro, de una buena conciencia y de una fe sincera.”
Corrección
Este es uno de los temas principales de la carta, que Timoteo corrija a los falsos maestros.
1 Timoteo 6:3–4 “Si alguien enseña una doctrina diferente y no se conforma a las sanas palabras, las de nuestro Señor Jesucristo, y a la doctrina que es conforme a la piedad, está envanecido y nada entiende, sino que tiene un interés corrompido en discusiones y contiendas de palabras, de las cuales nacen envidias, pleitos, blasfemias, malas sospechas,”
También hemos leído ya el capítulo 1. Pablo denuncia y corrige la falsa doctrina.
Liderando a la iglesia con la Palabra
De modo que, amados hermanos, los pastores debemos guiar y supervisar a la congregación por medio de la enseñanza. Esto quiere decir que los pastores guiamos a la congregación:
En la doctrina y confesión de fe que la iglesia tiene.
En todo lo que se enseña en los distintos ministerios de la iglesia (mujeres, niños, etc). Esto no quiere decir que los pastores ejecutan esa enseñanza, pero sí debemos supervisarla y saber qué se está enseñando en cada área de la iglesia.
En la defensa y proclamación del evangelio.
En la corrección de doctrinas que sutilmente se aparten de la Palabra de Dios, protegiendo a la iglesia de no ser arrastrada por la falsa enseñanza.
En la denuncia de falsos maestros y pastores, advirtiendo a la iglesia de no escucharlos, o escucharlos con cautela.
III. EL FRUTO DE LOS DONES PASTORALES
III. EL FRUTO DE LOS DONES PASTORALES
Y al hacer todo esto, amados hermanos, la iglesia tendrá un gran beneficio al disfrutar de los frutos de los dones pastorales. Y si usted se pregunta cuáles son esos frutos, quiero pedirle que me acompañe a Colosenses 1:28–29 “A Él nosotros proclamamos, amonestando a todos los hombres, y enseñando a todos los hombres con toda sabiduría, a fin de poder presentar a todo hombre perfecto en Cristo. Con este fin también trabajo, esforzándome según Su poder que obra poderosamente en mí.”
El fruto es que el evangelio será predicado fiel mente.
CONEXIÓN CON EL EVANGELIO
Amado amigo, en este iglesia deseamos por sobre todas las cosas que escuches una predicación fiel del evangelio, que tu mente y corazón sean expuestos a la verdad. Y esta verdad consiste en el el hecho de que Cristo vino a este mundo para salvarnos de nuestro pecado y de la justa ira que merecemos. Esto es lo que predicamos y lo que todo hombre y mujer debe escuchar. Estamos en un camino que nos lleva a la muerte, pero al reconocer que somos pecadores y reconocer nuestra necesidad de que Cristo nos perdone, cuando nos arrepentimos y confiamos únicamente en Jesús, entonces, podemos experimentar la vida eterna que Dios nos da por su pura gracia. Si deseas saber más acerca de esto, me encantaría conversar contigo al finalizar el culto.
LA IGLESIA ES EDIFICADA
Cuando el evangelio es fielmente proclamando, la iglesia crece en madurez. Esto es lo que significa presentar a todo hombre perfecto en Cristo. Por eso, el trabajo pastoral consiste en guiar y alimentar al pueblo de Dios con la Palabra de Dios. La palabra debe ser central en la vida de la iglesia, y los pastores deben mantenerla en el centro.
LA CENTRALIDAD DE LA PALABRA
Esto es lo que la iglesia necesita, lo que más necesitas tú hoy es que tu mente y corazón sean expuestos a la Palabra de Dios para que ésta pueda transformar tu vida.
Nada más tiene el poder de transformar la vida de las personas, solo la Biblia. Es la Escritura la que permite que el ser humano tenga una esperanza más allá de sí mismo y de las circunstancias. Es la Palabra la que nos puede ayudar en nuestra lucha contra el pecado. El la Palabra la que nos consuela en tiempo de aflicción.
Quiero que leas conmigo rápidamente el Salmo 19.
Salmo 19:7–10 “La ley del Señor es perfecta, que restaura el alma; El testimonio del Señor es seguro, que hace sabio al sencillo. Los preceptos del Señor son rectos, que alegran el corazón; El mandamiento del Señor es puro, que alumbra los ojos. El temor del Señor es limpio, que permanece para siempre; Los juicios del Señor son verdaderos, todos ellos justos; Deseables más que el oro; sí, más que mucho oro fino, Más dulces que la miel y que el destilar del panal.”
2 Timoteo 3:16–17 “Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, equipado para toda buena obra.”
Efesios 4:11–13 “Y Él dio a algunos el ser apóstoles, a otros profetas, a otros evangelistas, a otros pastores y maestros, a fin de capacitar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo; hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del pleno conocimiento del Hijo de Dios, a la condición de un hombre maduro, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo.”
Lo que más necesita el cristiano es ser expuesto a la Palabra de Dios para que su mente y corazón continúen creciendo hasta la madurez cristiana. Solo así podremos hacer frente a cualquier realidad que nos enfrentemos, por grave que ésta sea.
Por eso, un pastor malo es aquel que es negligente en su tarea de enseñar, exhortar y consolar a los hermanos con las Escrituras.
FIDELIDAD VERSUS ESTRATEGIAS
Muchos pastores, en un afán por hacer crecer sus iglesias en número usan todo tipo de estrategias de marketing, redes sociales, programas sociales o cualquier otro tipo de eventos para que más gente se sienta atraída. Pero el llamado de un pastor no es ser creativo con estrategias para atraer a las personas, sino fiel en la enseñanza de la Palabra de Dios.
Por eso, es necesario que sea apto para enseñar porque ésta será su tarea principal como pastor. Esto es indispensable en el ministerio pastoral. Cuando el Señor habló con Pedro después de su resurrección en Juan 21:15-17, le dijo que si lo amaba, debía apacentar a su rebaño. La palabra apacentar es alimentar. Apacentar es llevar al rebaño a los prados verdes para que puedan alimentar de la hierba.
Evidentemente, un pastor puede hacer muchas otras cosas, pero la más esencial de todas es apacentar al rebaño de Dios con la Palabra de Dios.
APLICACIONES
Ahora bien, como iglesia, ¿cómo nos debemos aplicar todos estos principio?
(Solo hombres) Prepárate para enseñar: Estudia la Escritura, aprende y profundiza en la doctrina y la teología.
Identifica qué hombres ya están ejerciendo un don de enseñanza: Hay hombres que, sin ser pastores, son una referencia para la congregación en cuanto al conocimiento bíblico. Una buena forma de identificar a estos hombres, es prestando atención si otros hermanos se les acercan para hacerles preguntas de la Biblia o si cuando ellos explican un texto de la Biblia la gente tiene un mayor entendimiento de la Palabra de Dios.
Ofrezcamos oportunidades y demos retroalimentación: Es importante tener espacios en los que hombres puedan enseñar la Biblia y puedan ser entrenados. Pero también que reciban la retroalimentación necesaria. Ésta es una de las partes más difíciles, yo he tenido conversaciones con hombres que creen que son llamados al ministerio pastoral, pero que realmente no se hay un don de enseñanza evidente en su vida, de hecho, no hay entendimiento de la doctrina bíblica o del evangelio muy claro.
Tener paciencia, los dones también se desarrollan: También es parte del proceso de madurez cristiana crecer en el don, esto será por la fidelidad que la persona tenga en el servicio al Señor.
Entiende el rol del liderazgo en la iglesia: Los pastores deben supervisar y guiar, y esto implica que deben estar al tanto de todo aquello que se enseña en la iglesia, y puede ser que deban corregir o aclarar doctrinas que no se ajusten a la Palabra de Dios.
(Solo para los hombres) Prepárate y sirve: Quizás Dios te esté llamando a liderar la iglesia y quizás no lo sepas aún. Aunque esto comienza con un deseo, también es cierto que hay hombres que pueden dudar y no reconocer ese deseo que tienen.
Amados, el Señor ha regalado a su esposa, la iglesia, pastores que la cuiden y velen por su salud espiritual. Como iglesia debe ser diligentes en reconocer a estos hombres calificados tanto en carácter como en dones que Dios nos ha provisto con el fin de llevar a su iglesia a la madurez cristiana.
¿Amén?
Vamos a orar.