La Alarma está sonando
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(I) Este año, en marzo, nuestro querido encargado de mantenimiento, José Augusto Stazeski, mejor conocido como Gugui, decidió probar nuestra atención a través de un simulacro. Como muchos recordamos, activó la alarma antiincendios de la institución, esperando que salgamos de las aulas lo más rápido posible, pero la mayoría de nosotros no le hicimos caso. Algunos de nosotros simplemente no captamos la referencia, y otros, tal vez sí, pero pensaron que no se trataba de un peligro real. Cuando al final, después de varios minutos, todos pudimos salir a la cancha de volley, Gugui, nos dio un lindo discurso, dejándonos clara la idea de que, si fuese un incendio real, ya estaríamos todos quemados por culpa de nuestra indiferencia.
(P) Esta situación me hizo reflexionar sobre la importancia de no ignorar y subestimar las alarmas, no ser indiferentes cuando hay una llamada de atención. Dios, en su gran amor y misericordia hace esto constantemente con nosotros. Él persiste en advertirnos de los peligros con el propósito de salvarnos. El libro de Joel es un ejemplo claro de esto. El pueblo estaba yendo por mal camino, y Dios ACTIVÓ LAS ALARMAS, envió una advertencia URGENTE a su pueblo, buscando captar su atención, y llamarles al arrepentimiento.
Para descubrir lo que Dios también nos quiere decir a nosotros a través de este ejemplo de la Biblia, les invito a que podamos enfocarnos en el texto de hoy.
Este pasaje introduce el libro de Joel con una advertencia directa de Dios al pueblo a través de una devastadora plaga de langostas. Joel fue testigo de este evento sin precedentes, que Dios le reveló como una señal de juicio por la desobediencia de Israel. Lo que Dios quería transmitirles con esta plaga es que este juicio devastador de langostas era una alarma, una advertencia de que si no se arrepentían y seguían siendo indiferentes, un juicio mayor vendría sobre ellos. Por lo tanto, usó a Joel para persuadir a la gente a que tomara en serio esta advertencia, pues aún tenían tiempo para volver a Él y evitar un juicio aún mayor. De eso prácticamente todo el libro.
(P) De esta manera, nos encontramos con la primera verdad en este mensaje:
1. Dios sigue hablando a través de sus profetas para advertirnos 1:1
(E) En el v.1, Joel empieza su discurso con la formulación clásica que caracteriza a los profetas de aquella época. En todo el Antiguo Testamento, la frase palabra de Jehová se utiliza casi 250 veces. Esto muestra cuán persistente era Dios en querer comunicarse con su pueblo. Para el tiempo de los profetas como Joel, DIos ya había hablado muchas veces, a través de Moisés, Josué, Los jueces como Débora, Gedeón, o incluso grandes profetas como Samuel, Elías y Eliseo, pero ellos eran muy tercos.
A pesar de eso, Dios, en su amor profundo y apasionado, seguía levantando profetas como Joel, para conitnuar advirtiéndole a Israel de su pecado.
Lo que hacía era recordar al pueblo las consecuencias de la obediencia o desobediencia del pacto con Dios.
Lo interesante de Joel es que sabemos muy poco sobre su vida, y su nombre era muy común en aquella época, el cual significa Jehová es Dios.
Al inspirar este libro, el Espíritu Santo no quiso resaltar tanto la identidad y el trasfondo del profeta, tal vez porque no quería que nos enfoquemos en el mensajero, sino más bien en el mensaje que llevaba.
Así también sucede con otros profetas de la Biblia, como Amós, que era un pastor y cultivador de higos silvestres, o Miqueas, que era un profeta de una pequeña aldea rural. En cada caso,
Este patrón se repite en el Nuevo Testamento. Pedro y Juan, simples pescadores, fueron escogidos no por su estatus, sino por el mensaje que transmitieron.Jesús mismo, aunque era el Hijo de Dios, nació en un humilde pesebre.
DIOS NO SE ENFOCÓ EN ANTECEDENTES O ESTATUS, SINO EN EL PODEROSO MENSAJE QUE ELLOS COMUNICABAN.
Dios puede usar los medios más inesperados y a las personas menos calificadas para hablarnos. Para advertirnos de que necesitamos volver a él.
(P) Esto me recuerda a una experiencia personal que tuve hace poco
(V) Este semestre estoy tomando la materia Liderazgo y Formación de Carácter, y una de las tareas es leer un libro titulado El Líder que Brilla. Cuando escuché sobre el libro, mi reacción inicial fue de escepticismo y aburrimiento: ¡Otro libro genérico sobre liderazgo! Ya estoy cansado del coaching motivacional que solo rasca la superficie. A pesar de eso, al comenzar a leer el libro, me sorprendió cómo cada capítulo me confrontaba, advirtiéndome de ciertos pecados que estaban causando daño a mi vida. Aprendí que tengo que ser más sensible a los medios que Dios usa para hablarme.
(P) De la misma manera, es fácil subestimar un mensaje de Dios juzgando al mensajero por su simplicidad o familiaridad con nosotros, no reconociendo la seriedad de la situación.
Pero Dios, en su profundo amor insiste y persiste en querer hablarnos aun a pesar de nuestra indiferencia, tal vez no sola y necesariamente a través de profetas, pero usa diversos medios y personas, incluso situaciones de crisis similares a las que estaba viviendo Israel. Esto me lleva a pensar que:
(A) En esta sociedad, la cual se caracteriza por un énfasis desmedido en la competencia por nuestra atención. ¿Estamos prestando atención a las alarmas de Dios? Tal vez hoy él te está advirtiendo con muchas señales sobre ciertas actitudes y pecados, pero hay tanto ruido en tu vida que no están dando lugar para escucharle.
Cuando alguna persona en tu vida ya sea tu compañero de habitación, tu cónyuge, amigo, profesor o un familiar observa una conducta o actitud inapropiada que tenes corregir, por ejemplo, “Mateo, hace tiempo que no veo que hacés tu devocional, no soltás ese celular un ratito.” Tal vez te me lo dijo alguien que tampoco suelta su celular un ratito. Pero Dios puede usar cualquier persona para hablarnos ¿cómo tomas esas señales de advertencia? Dios podría usar a cualquier persona, incluso a un no creyente como instrumento para hablarnos.
Dios no solo usa personas, sino las consecuencias de nuestros propios pecados, para advertirnos. La mayor parte del dolor, que experimentamos en la vida, aunque no siempre, se deben a nuestros propios errores y rebeldías.
Como dijo una vez CS Lewis: “el dolor es el megáfono de Dios para despertar a un mundo adormecido”
Cuando te pasaste jugando billar o visitando a tu novia, y no hiciste la tarea, una buena reprensión por parte del director no vendría mal. Dios puede usarle para rencausar tus prioridades.
Una advertencia de tu pastor, sobre una relación que no te conviene, podría ser la voz de Dios para tu vida.
¿Estamos dispuestos a escuchar y responder a Su voz, sin importar el mensajero?
Dejémonos corregir por nuestro amado Dios. Él siempre sabe lo que es mejor.
(P) Habiendo entendido Dios quiere hablarnos constantemente a través de diferentes medios que usa para captar nuestra atención, advertirnos y volvernos a él, podemos avanzar a la siguiente verdad:
2. Dios quiere hablar a través de nosotros para llamar la atención de otros 1:2-4
(E) Dios no solo quiere llamar nuestra atención, él quiere que ahora nosotros seamos usados por él para advertir a otros. En el v.2 Joel se dirige a su audiencia. Los ancianos fueron los primeros en ser llamados, ya que eran los líderes y debían ser los primeros en reconocer la magnitud de esta advertencia. Pero no solo ellos, sino que el compromiso era de todos los habitantes de Israel.
En este versículo, el profeta se dirige de manera directa y repetida con los verbos “Oíd” “Prestad Oído” para enfatizar urgencia y total atención.
Para agrandar todavía más la magnitud del mensaje que iba a entregar, el profeta le hizo al pueblo una pregunta retórica que esperaba una respuesta negativa, ¿Había sucedió algo similar antes? NO (Pausa)
No había precedentes en la experiencia de esa generación ni en la de sus ancestros que igualaran la devastación causada por la plaga reciente.
Es crucial entender que la plaga de langostas en el libro de Joel y específicamente en el v.4 representa el cumplimiento de las maldiciones del pacto descritas en Deuteronomio 28-32. En esos capítulos, Dios advierte que la desobediencia al pacto conllevaría consecuencias devastadoras, como la invasión de langostas que arrasarían la tierra y las cosechas. Las mismas plagas que Dios había utilizado para liberar a Israel de Egipto ahora se volvían en su contra, pues Dios no tolera ninguna clase de mal, incluso si provenía de su propio pueblo.
Así, esta plaga servía como una advertencia directa de Dios a Israel, llamándolos al arrepentimiento y a volverse a Él,.
Más adelante, en el capítulo 2 de Joel, Dios prometía restaurar la tierra y restituir lo que el juicio había destruido, pero esto solamente una vez que el pueblo se arrepintiera.
La escena fue de tal importancia que la memoria de tal desastre merecía ser transmitida a las generaciones futuras. Como describe el v.3 los israelitas debían contar lo sucedido a sus hijos, y ellos a sus hijos, y así sucesivamente hasta la cuarta generación. En el contexto judío, enseñar a los hijos la ley de Dios era un mandato esencial. En Deut. 6:7 dice “Cuando te sientes, y cuando estés caminando, cuando te acuestes y cuando te levantes”
La historia de Israel, Tanto las bendiciones como los juicios, debían recordarse constantemente para inculcar el temor y la obediencia a Dios en cada generación, asegurando la continuidad de la fe y la fidelidad al pacto.
(P) Así también nosotros, estamos llamados a prestar atención al llamado y la advertencia de Dios, y contarlo a nuestras próximas generaciones. Hoy en día ya no nos encontramos bajo el mismo pacto de bendiciones y maldiciones que los israelitas, y no necesariamente seremos castigados con una plaga de langostas, pero el principio de que las consecuencias negativas de nuestro pecado y alejamiento de Dios son fatales sigue vigente. En Cristo tenemos perdón y restauración, pero también somos llamados a cuidar esta salvación con temor y temblor.
(V) Marylin Monroe, la icónica actriz de Hollywood, una vez le preguntó a su amigo cercano, el escritor Truman Capote, una pregunta que revelaba una profunda inquietud: '¿Qué dirán de mí el día de mi funeral?'
(P) Esta pregunta nos invita a reflexionar sobre nuestras propias vidas.
(A)¿Alguna vez ya te pusiste a pensar cómo sería el día de su funeral? Tratemos de pensar por un momento, ¿cuáles serían las palabras que tus cercanos dirían ese día de ti ¿qué dirían tus hijos? ¿Podrían recordarte como parte de una generación que vivió las consecuencias de sus pecados, que se dejó complacer por los ídolos de este mundo? o la generación que vivió el fruto de sus buenas decisiones, que testificó de Dios? ¿Qué clase de testimonio quieres ser?
A los que tienen hijos. Los animo a que puedan tomarse el tiempo de sentarse con ellos, y hablarles de las experiencias que tuvieron, incluso de los errores que cometieron en su juventud, y advertirles de las consecuencias negativas que trajo a sus vidas, para que ellos puedan entender que solo cerca de Dios podrán vivir y disfrutar de una vida plena.
A los que aún no tenemos hijos, ¿nos estamos preparando para dejar un legado para la próxima generación? ¿estamos advirtiendo a otros de las consecuencias de seguir o no a Dios?
Como nos advirtió Alvin Neufeld la semana pasada: “Los estudiantes de CEMTA que eran constantes en sus devocionales, comprometidos con sus prácticas y fieles a sus iglesias, 10 años después son líderes y ejemplos para seguir.” Hoy, ellos son profetas de Dios, al igual que Joel.
Si alguno de ustedes se siente identificado y reconoce que ha sido negligente en su devoción personal, en su compromiso con la iglesia o con esta institución, este es el momento para regresar. Si las actividades cotidianas de la vida han empezado a distraerte y demandar más atención que la voz de Dios, este también es un llamado para volver a Él.
Recordando la historia que mencioné al inicio, semanas después de la primera alarma, Gugui la activó por segunda vez. Pero esta vez ya sabíamos qué hacer. Todos salimos del edificio rápidamente, asegurándonos de que nadie se quedara atrás por ignorar la advertencia. Habíamos aprendido la lección.
(P) Así mismo, podemos resumir el mensaje de Dios para nosotros hoy:
(C) Al igual que con la alarma antiincendios, Dios sigue hablándonos y advirtiéndonos a través de diversos medios, para que volvamos a Él. Es fundamental que no seamos indiferentes a sus advertencias, que prestemos atención y respondamos con arrepentimiento y obediencia. Además, estamos llamados a ser mensajeros de estas advertencias para otros, ayudándoles a encontrar el camino de regreso a Dios. No debemos subestimar la seriedad de las advertencias de Dios ni la importancia de transmitirlas. La alarma está sonando. ¡CORRAN!
Que Dios les bendiga