Conquistando el Temor
Tiempo con Dios • Sermon • Submitted • Presented
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SLIDE 1
Buenas noches, bienvenidos a este nuevo Tiempo con Dios del viernes 23 de agosto de 2024.
Me da mucho gusto saludarlos, yo soy Hector Viruega, y soy el responsable de los grupos pequeños de nuestra iglesia. Y para mi es un gusto el poder estar con ustedes en esta noche.
Antes de comenzar, quiero dar unos breves anuncios:
La próxima semana retomaremos nuestros grupos pequeños y de discipulado.
Hoy vamos a estar meditando en el capítulo 14 del libro del Éxodo, por lo que te pido por favor que abras tus Biblias en este pasaje porque ahí vamos a estar estudiándolo el día de hoy.
Pero antes de eso vamos a orar:
ORACIÓN
Cuando vivíamos en Monterrey, frecuentemente viajábamos a la ciudad de México para visitar a nuestra familia, y dado que mis hijos habían crecido en la Sultana del Norte, como le dicen, cuando veníamos aprovechábamos el viaje para que mis hijos hicieran algo de turismo en la capital.
Así que un día nos organizamos con mis suegros, mi cuñado y su familia, y fuimos a Xochimilco. Mis hijos en ese entonces tendrían unos 6 y 9 años, y nos acompañó un sobrinito de la misma edad de mi hijo Héctor, esto es como de unos seis años en ese entonces.
Yo soy muy bromista, por no decir chorero, y cuando estábamos por subir a la trajinera, se me ocurrió decirles, en tono muy serio: Niños, no saquen las manos de la trajinera porque hay cocodrilos y la semana pasada le comieron la mano a unos niños.
Hubo dos reacciones: por un lado mis hijos se atacaron de la risa, pero por el otro mi sobrino se espantó tanto que (1) quería llorar, (2) ya no se quería subir, y (3) mi esposa y mi concuña me querían matar por dañar el paseo familiar.
Ahora, ¿Te sientes identificado? Hay muchas personas constantemente dominadas por el temor. En ocasiones hay personas, no se si sea tu caso, que el temor las paraliza.
Ahora, déjame te digo que hay dos tipos de temores. Hay temores sanos y temores nocivos.
El temor sano se llama también precaución, pero el temor nocivo es siempre dañino.
(2)
1. Temor sano: el cirujano teme dañar a su paciente. El piloto en cometer un error en el manejo de su avión. El ponerle las vacunas a los hijos cuando son pequeños. Yo al compartir este Tiempo con Dios, en equivocarme en los conceptos.
Pero ahora hablemos del segundo tipo de temor, el:
(3)
2. Temor nocivo: en el que por lo general se da por miedos infundados, de los que Dios quiere vernos totalmente libres, y es lo que nos enseña este salmo que vamos a estudiar.
Cualquier persona sea cristiana o no, puede estar sujeto a ambos temores. Y hago énfasis en esto, en ocasiones los hijos de Dios llegamos a experimentar temor. Y miren, no faltará algun baboso (perdonen la expresión) que nos diga: “¿qué no tienes fe? un hijo de Dios nunca debe tener temor”.
Y a esta persona se le olvida que Elías en algún momento tuvo temor y se escondió en una cueva. Moisés y Jeremías tuvieron temor cuando Dios los llamó a servirle, y le pusieron múltiples excusas. David, muchos años después de haber derrotado a Goliat, sus hombres quisieron apedrearlo y tuvo mucha angustia. Juan el bautista tuvo temor e incertidumbre cuando estuvo encarcelado por Jesús, y el mismo SEÑOR Jesús sintió angustia en el huerto de Getsemaní.
Así que, si, en ocasiones, los hijos de Dios, en ocasiones, podemos llegar a experimentar temor.
El día de hoy nos vamos a estar enfocando en el segundo tipo de temor, el nocivo, que, como veremos más adelante, nos afecta de varias maneras.
Una frase que se repite con frecuencia es “no temas”. Dicen los estudiosos que aparece 365 veces en la Biblia, como si Dios nos diera nuestra porción diaria de ánimo.
(4-6)
Ya te lo he ordenado: ¡Sé fuerte y valiente! ¡No tengas miedo ni te desanimes! Porque el Señor tu Dios te acompañará dondequiera que vayas.»
Isaías 35:4 (NVI)
digan a los de corazón temeroso: «Sean fuertes, no tengan miedo. Su Dios vendrá, vendrá con venganza; con retribución divina vendrá a salvarlos.»
Isaías 41:10 (NVI)
Así que no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con mi diestra victoriosa.
Dicen también, que la mayoría de las cosas que nos angustian, algo así como el 85% de las cosas que nos preocupan, nunca llegan a ocurrir.
Ahora bien, hay situaciones que nos pueden quitar el sueño; y no se cual sea tu caso, pero en ocasiones puede ser:
(7-11)
a) Temor al fracaso:
este temor inhabilita para muchas cosas buenas.
b) Temor a ciertas situaciones:
por ejemplo la claustrofobia que es el temor a estar en espacios cerrados. Esa la tenía mi papá y no podía estar en un elevador que se quedara varado porque empezaba a sudar; otra es por ejemplo la acrofobia que es miedo a estar en las alturas, y no necesariamente un rascacielos de 100 pisos, puede ser desde la azotea de una casa; otra, y esta anótenla para que la puedan usar, es la socerafobia, que es un miedo irracional, perseverante y fuera de lo normal a la suegra. Así que cuando te digan que tienes que ir a verla, puedes excusarte diciendo que tienes socerafobia.
Otro puede ser el,
c) Temor al peligro:
En enero de este año, mi familia y yo fuimos a las Barrancas del Cobre en Chihuahua, y tienen unas tirolesas que las atraviesan. La distancia que uno recorre es más de tres kilómetros y llegas a alcanzar velocidades por encima de los 100 km/hr, colgado en un cable. Mi esposa y mi hijo que son muy valientes dijeron, nos subimos, pero yo la verdad, dije paso. A mi eso si me da mucho miedo.
Otro temor puede ser:
d) Temor al futuro:
A muchas personas, les da miedo el envejecer, temen cómo han de vivir o lo que sucederá cuando sus hijos abandonen el hogar. Temen el que puedan tener el sustento necesario, el que puedan tener salud, el que no les vaya a dar alguna enfermedad degenerativa.
Y finalmente, otro temor que es muy común es:
e) El temor a la muerte:
Posiblemente este sea el temor más común inclusive entre los hijos de Dios.
El problema con estos temores nocivos es que:
(12-14)
i) Debilita nuestra salud.
Se nos va el sueño. Nos quita el hambre, o nos da mucha hambre. Nos da colitis. Nos afecta con dolores de cabeza, de cuello, etc.
ii) Paraliza nuestro actuar.
¿Se acuerdan de mi sobrino que no se quería subir a la trajinera por miedo a los supuestos cocodrilos en Xochimilco? En ocasiones como adultos el miedo nos paraliza.
iii) Afecta otras áreas de nuestro ser.
Quita la paz, la alegría, la serenidad y el poder de dar testimonio. Pensamos, ¿cómo yo que soy un hijo de Dios puedo sentir temor?
Les pedí que abrieran sus biblias en el capítulo 14 del libro del Éxodo. Y quiero que meditemos en como los israelitas reaccionaron ante el miedo.
Repasemos la historia. Han pasado las diez plagas en Egipto. Los israelitas han sido liberados por el Faraón, y en el capítulo 13, v. 17 dice que Dios no los llevó por el camino más corto, sino que les hizo dar un rodeo por el camino del desierto, en dirección del Mar Rojo (13:18).
Y en el capítulo 14 vemos que Dios le manda acampar en un lugar donde estaban acorralados entre el mar, las montañas y el ejército de Faraón que se estaba acercando en una persecusión.
Dice Éxodo 14:9 “Todo el ejército del faraón—caballos, carros, jinetes y tropas de Egipto—salió tras los israelitas y les dio alcance cuando éstos acampaban junto al mar, cerca de Pi Ajirot y frente a Baal Zefón.”
Entonces los israelitas se dieron cuenta que el faraón y los egipcios se estaban acercando, dice la NVI, les estaban pisando los talones, cuando (1) sintieron mucho miedo, (2) Clamaron a Dios y (3) reclamaron a Moisés, y le dijeron: (Éxodo 14:11) “¿Acaso no había sepulcros en Egipto, que nos sacaste de allá para morir en el desierto? ¿Qué has hecho con nosotros? ¿Para qué nos sacaste de Egipto?”
De pronto se les olvidó que habían sido esclavos por más de 400 años en Egipto.
Culpaban a Moisés, porque habían hecho una vuelta en U y acamparon en un lugar llamado Pi-Ajirot. Era un callejón sin salida. Las montañas a un lado, un muro de agua al otro, y el ejército egipcio persiguiéndolo. ¿Qué iban a hacer?
¿Alguna vez te has sentido como en un callejón sin salida?
Creo que en ocasiones, nosotros mismos por las decisiones que tomamos nos ponemos entre la espada y la pared. Otras veces son las personas las que nos ponen en un callejón sin salida. Pero en este pasaje que estamos leyendo, vemos que Dios puso al pueblo de Israel en un lugar donde estaban acorralados.
¿Por qué Dios permitiría que te metas en un callejón sin salida? ¿O por qué Dios permitiría que otra persona te lleve a ese lugar? ¿O peor aún, por qué Él te llevaría a un callejón sin salida?
Santiago, el medio hermano de Jesús, escribe (Santiago 1:2) “Hermanos míos, considérense muy dichosos cuando tengan que enfrentarse con diversas pruebas”.
Insisto, ¿por qué debemos sentirnos dichosos cuando estamos pasando por pruebas? ¿Por qué Dios en ocasiones nos lleva a callejones. La respuesta es
Porque toda situación, así sea una prueba difícil, que nos lleve a acercarnos a Dios, es una bendición.
para Su gloria.
Miren la respuesta de Moisés:
(15)
Éxodo 14:13–14 (NVI)
No tengan miedo. Mantengan sus posiciones, que hoy mismo serán testigos de la salvación que el Señor realizará en favor de ustedes. A esos egipcios que hoy ven, ¡jamás volverán a verlos! Ustedes quédense quietos, que el Señor presentará batalla por ustedes.
(16)
Moisés dijo tres cosas muy poderosas:
No tengan miedo.
Quédense quietos (manténganse firmes)
El Señor peleará por ustedes.
Y entonces ocurrieron varias cosas:
Dios le dijo a Moisés, que ordenara a los israelitas que se pusieran en marcha (v. 15); y que posteriormente levantara su vara para que el Mar Rojo fuese dividido y el pueblo de Israel pudiera transitar por en medio de él caminando sobre un terreno seco.
Acto seguido el Ángel de Dios se situó entre los egipcios y los israelitas para detener a los primeros.
Cuando los egipcios intentaron cruzar por el camino seco, las llantas de sus carruajes se atascaron, y cuando el pueblo de Dios hubo cruzado, Dios le dijo a Moisés que extendiera nuevamente su mano sobre el mar, para que las aguas se vuelvan contra los egipcios y contra sus carros y jinetes, y de ésta manera el Faraón y sus ejércitos quedaron sepultados debajo del mar.
Ahora bien, ¿qué debes hacer si el miedo se apodera de ti?
Pídele a Dios que tu fe esté por encima del miedo.
Mira, el miedo susurra en nuestros oídos. El miedo es un motivador y un estimulador. En lugar de apoyarte en el miedo, apóyate en la fe. Puede que pienses que no tienes suficiente fe, ¡pero estoy aquí para decirte que sí! El padre de un hijo enfermo, le pidió a Jesús que le ayudara a tener más fe. Y lo más importante no es el tamaño de tu fe, sino en Quien está tu fe.
No importa que tu fe sea del tamaño de un grano de mostaza. Lo importante es que la tengas puesta en Dios. Pon tu fe en Dios para que te ayude a vencer tu miedo. Siempre se puede confiar en él.
(17)
Salmo 56:3 (NVI)
Cuando siento miedo, pongo en ti mi confianza.
¿Tienes miedo? Admite tu temor ante Dios, sabiendo que se puede confiar en Él. Esta es la promesa de Dios: Él estará contigo y te librará.
Tal vez te enfrentes a un callejón sin salida en una relación o a un callejón sin salida económicamente. Es posible que estés en un callejón sin salida emocional o físicamente.
¿Por qué estás ahí? No lo sé. Pero no desperdicies un callejón sin salida. No temas. No te te pierdas lo que Dios quiere hacer en un callejón sin salida. Dios quiere mostrarte Su gloria.
Varias cosas me llaman la atención del relato.
Primero, Moisés le dice al pueblo que estén firmes. Que esperen porque Dios va a actuar. No les dice, agarren lo que puedan para hacer una barca, corran a las montañas, escóndanse, tomen piedras y defendámonos.
Les dice: tranquilos. Esperen lo que Dios va a ser.
Segundo, Dios le dice a Moisés que el pueblo marche hacia el mar.
Dios es Todopoderoso, pero no manda un viento recio que eleve a los israelitas por encima del Mar Rojo y los haga aterrizar del otro lado del mar.
Aunque en algunas ocasiones Dios exterminó a los enemigos de su pueblo, no lo hace en esta ocasión, Él no manda fuego del cielo para acabar con los egipcios. Si bien es cierto que los detiene el Ángel, al final los egipcios siguen persiguiendo a los israelitas hasta el mar.
Dios le dice a Moisés que el pueblo marche hacia el mar. Y después de que el pueblo va hacia el mar, es que Dios lo abre. Entonces, una vez que los israelitas obedecieron en fe, fue que Dios abrió el camino en el mar.
Y mira. Aquí quiero que saquemos varias conclusiones. Dios no quitó lo que amenazaba a los israelitas (los egipcios), y no “aventó” a los israelitas del otro lado del mar. Es muy probable que Dios no desaparezca la prueba de tu vida, pero si, Él te dará la salida, y tu deberás marchar hacia adelante para salir de ella.
Por ejemplo, si estás en un callejón sin salida económico, Dios no va a borrar los adeudos de tu tarjeta de crédito. No es que Dios va a crashear los sistemas informáticos de BBVA o Citibank para que tus siguientes estados de cuenta lleguen en cero… seguramente te llegarán más santificados, mas no en cero.
Pero Dios te abrirá el camino, pero tu deberás marchar hacia adelante con un presupuesto ajustado, con ahorros sistemáticos, con pagos a tus acreedores.
El texto bíblico da muy poca información en cuanto al cruce del mar. Éxodo 14:22 “y los israelitas lo cruzaron sobre tierra seca. El mar era para ellos una muralla de agua a la derecha y otra a la izquierda.”
Inclusive los estudiosos difieren acerca del punto donde fue el cruce en el mar.
Y mira, sin violentar el texto bíblico, quiero imaginarme varias cosas con relación al cruce:
(1) Dios no hizo una pista de tartán ergonómica, suave, en la que uno podría transitar cómodamente sobre ella. Si tu has caminado sobre la arena del mar es complicado, se hunden los pies, la arena raspa, y me imagino que había rocas que tenían que esquivar, posiblemente alguno que otro erizo que había que evitar. Y lo que quiero decir con esto es que en ocasiones el camino que Dios nos pone para salir de las pruebas es difícil, es duro, implica esfuerzo y perseverancia.
(2) En el grupo había ancianos y niños. Y seguramente ellos necesitaban apoyo de los adultos fuertes para hacer esta caminata sobre la arena. Y con esto quiero decirte, todos estamos pasando por pruebas y tribulaciones. Pero tal vez tu puedas ayudar a otros sobrellevando sus cargas. Por favor hazlo. No los dejes solos. O tal vez tu eres como esos ancianos o esos niños (y no me refiero por la edad sino porque necesitas ayuda para pasar la prueba). No te quedes solo, recibe la ayuda que tus hermanos te brindan. Lo peor que podemos hacer cuando estamos en medio de la prueba es aislarnos. Pide ayuda. A tu familia, a tu grupo pequeño, al área de consejería pastoral que mi querido V. M Herrera dirige. Al programa Yo Ayudo que mi querido JC Albavera lidera. Por favor, no te quedes solo. Deja que tu familia tanto carnal como espiritual, te ayude a cruzar la prueba.
Esta liberación de los israelitas sería un hecho que el pueblo de Dios recordaría para siempre.
La gloria de Dios se vio manifestada en este hecho salvador.
Por eso yo te invito a que le hagas caso a Dios cuando el te dice:
Salmo 50:15 (RVA)
Invócame en el día de la angustia; yo te libraré, y tú me glorificarás."
Oremos
