LENGUAS EN LLAMAS
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· 4 viewsQue mi audiencia conozca el peligro de una lengua descontrolada y acuda a Cristo por un cambio.
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INTRODUCCIÓN
INTRODUCCIÓN
Ilustración
Spurgeon lucía en cierta ocasión una larga y vistosa corbata de aquellas que estaban muy de moda en la época en que “el príncipe de los predicadores” llenaba los templos y salones de espectáculos más grandes de Londres.
Después de la predicación, se le acercó una señora que era conocida de él: de esas que son muy devotas; pero cuya mayor preocupación es descubrir los defectos del prójimo.
—Señor Spurgeon —le dijo—, he traído mis tijeras; pues deseo acortarle esa corbata que es muy mundana y demasiado larga para un predicador del evangelio.
—Corte como quiera, señora —fue la respuesta—. Pero antes permítame usar sus tijeras para cortar algo que usted lleva, una cosa que es demasiado larga, y que produce grave daño a su testimonio cristiano.
La mujer sorprendida, no se opuso en absoluto. Y entonces Spurgeon, sonriendo, le dijo:
—Saque la lengua, señora. —Tribuna Evangélica.[1]
La necesidad de controlar nuestra lengua siempre ha sido el dolor de cabeza de muchos ¡Que maravilloso sería que este problema pudiera ser resuelto con una tijera y, como se ilustra en nuestra historia anterior, cortar y listo! Pero no es tan simple.
Por eso hoy le traigo el tema “Lengua en llamas” donde estaremos viendo como Santiago aborda esta problemática en la iglesia.
Se dirige a aquellos que tiene la ambición y se han autonombrado maestros (v.1) y le explica sobre el problema y complejidad, pero también sobre nuestra irresponsabilidad al darle rienda suelta a nuestra lengua.
Así que veamos algunas verdades sobre la lengua que nos enseña Jacobo o Santiago.
LA LENGUA ES PEQUEÑA PERO PELIGROSA EN SU ALCANCE (V. 2-5)
LA LENGUA ES PEQUEÑA PERO PELIGROSA EN SU ALCANCE (V. 2-5)
Existe una realidad que no podemos pasar por alto y es el pecado que ha permeado y corrompido todo en nuestras vidas. Santiago no está ajeno a esto, por eso reconoce tres realidades sobre los efectos del pecado en este versículo 2:
La seguridad de que pecaremos: “tropezamos” (LBLA, BTX4) / “ofendemos” (RV60) / “fallamos” (NBLA NVI).
La universalidad de los que pecan: por eso usa la palabra “todos”, incluyéndose a sí mismo.
La diversidad en como pecamos: “de muchas maneras”. Y una de ellas es la que aborda… al hablar.
Ante esto, Santiago enseña que aquella persona que tiene control total sobre su lengua (“no falla en lo que dice”) es un hombre perfecto, que controla todo su ser.
La madurez espiritual requiere una lengua domada.[2]
Pero como este no es el caso de todos nosotros, para establecer su punto sobre lo peligrosa que es la lengua, Santiago utiliza tres ilustraciones:
El freno en boca del caballo (v. 3)
Las naves o barcos (v.4)
La flama y el bosque (v. 5b)
“El que guarda su boca, preserva su vida; El que mucho abre sus labios, termina en ruina.” (Proverbios 13:3, NBLA)
“Muerte y vida están en poder de la lengua, Y los que la aman comerán su fruto.” (Proverbios 18:21, NBLA)
La lengua es solo un miembro pequeño de nuestro cuerpo, pero con una capacidad destructiva impresionante.
Una mentira guardada por mucho tiempo puede destruir un matrimonio.
Una broma de mal gusto puede llevar a una persona a cometer un acto extremo como el suicidio u homicidio.
Los padres pueden marcar negativamente la vida de sus hijos con sus palabras, produciendo personas agresivas y violentas o con problemas de autoestimas y depresivas.
Un chisme en la iglesia puede llevar a la división de la misma.
Es inimaginable lo que se puede llegar a ocasionar si no sabemos manejar la lengua.
LA LENGUA ES MALDAD PURA (V. 6)
LA LENGUA ES MALDAD PURA (V. 6)
Santiago utiliza la metáfora del fuego para referirse a la lengua. Su intención es comparar la lengua con la capacidad destructiva del fuego para ilustrar la maldad de esta.
El fuego quema.
El fuego consume.
El fuego destruye.
El fuego se expande bajo las condiciones adecuadas.
El fuego aterroriza.
El fuego atormenta.
Esta maldad de la lengua se ve evidenciada de diferentes maneras:
En primer lugar, como la lengua está en nuestros cuerpos, contamina nuestros cuerpos (v. 6b)
En primer lugar, como la lengua está en nuestros cuerpos, contamina nuestros cuerpos (v. 6b)
“no es lo que entra en la boca lo que contamina al hombre; sino lo que sale de la boca, eso es lo que contamina al hombre.” (Mateo 15:11, NBLA)
“Tampoco haya obscenidades, ni necedades, ni groserías, que no son apropiadas, sino más bien acciones de gracias.” (Efesios 5:4, NBLA)
Son las palabras obscenas y vulgares son lo que te contaminan.
Son las mentiras y calumnias lo que te contaminan.
Son los chismes lo que te contaminan.
Son las blasfemias y maldiciones lo que te contaminan.
Son los insultos o atropellos verbales lo que te contaminan.
Son las críticas despectivas lo que te contaminan.
Son los sarcasmos lo que te contaminan.
Son los cuentos de doble sentidos lo que te contaminan.
Son las conversaciones inapropiadas por chat lo que te contaminan.
El bullying verbal lo que te contamina.
Son las supuestas verdades que les dices a alguien pero que el propósito es humillar en lugar de corregir lo que te contamina.
En segundo lugar, afecta el curso de nuestras vidas (v. 6d)
En segundo lugar, afecta el curso de nuestras vidas (v. 6d)
Por nuestra forma de hablar podríamos obtener o no un buen empleo, de manera que, si nuestro hablar no es adecuado, nuestras vidas son afectada en lo laboral.
Si nuestro vocabulario es atropellante, nuestras relaciones con los demás serán significativamente afectadas y nos ganaremos la mala voluntad de otros.
Muchos terminan solos en los últimos años de sus vidas solo porque fueron más sinceros de lo necesario. Su lengua afecta a tal punto de ahuyentan incluso a sus más cercanos.
La lengua no controlada puede hacer que nos ganemos la etiqueta de gruñón y peleón.
En tercer lugar, es encendida por el infierno (v. 6c)
En tercer lugar, es encendida por el infierno (v. 6c)
γέεννα (geenna), infierno, Hades, una traducción helénica del hebreo “Valle del Hinom” (גֵּיא הִנֹּם). Una quebrada al sur oeste del Monte del Templo en Jerusalén. Un lugar donde se quemaba basura y desperdicios que ardían constantemente, de allí la extensión figurativa de lugar de eterno castigo.[3]
Santiago emplea la palabra infierno con una connotación hebrea: Gehenna, el valle del hijo de Hinom, fuera de Jerusalén (Jos. 15:8; 2 R. 23:10; 2 Cr. 28:3; 33:6; Jer. 19:2; 32:35). Inicialmente, Gehenna era el lugar en que se ofrecieron sacrificios a Moloc; más tarde, se quemaba allí la basura. Con el pasar del tiempo el nombre adquirió otro significado: “En los evangelios es el lugar de castigo en la próxima vida”.184 Como símbolo, la palabra se refiere al lugar donde reside el demonio y en el cual son confinados los perdidos. Lo que se quiere dar a entender en este versículo es que Satanás mismo es el que enciende la lengua.[4]
Si la lengua en su maldad es encendida por el infierno, Santiago está intentado advertirnos que la maldad y el desenfreno de la lengua tiene su fuente de alimentación el infierno mismo.
Una lengua desenfrenada es una lengua que nos controla. No es que yo digo lo que quiero decir, sino que lo que digo es lo que me esclaviza a mí. Y esta lengua desenfrenada comparte la visión y la naturaleza de las tinieblas.
LA LENGUA ES INDOMABLE (V. 7-12)
LA LENGUA ES INDOMABLE (V. 7-12)
Santiago hace referencia a la creación en este v. 7. La Palabra enseña que Dios otorgó la responsabilidad y autoridad al hombre de gobernar sobre la creación. Esto incluye a los animales.
Lo que parece increíble es que el hombre no ha podido gobernar su lengua.
La lengua es indomable porque el hombre es incapaz (v.8a).
La lengua es indomable porque el hombre es incapaz (v.8a).
“Como está escrito: «NO HAY JUSTO, NI AUN UNO; NO HAY QUIEN ENTIENDA, NO HAY QUIEN BUSQUE A DIOS. TODOS SE HAN DESVIADO, A UNA SE HICIERON INUTILES; NO HAY QUIEN HAGA LO BUENO, NO HAY NI SIQUIERA UNO. SEPULCRO ABIERTO ES SU GARGANTA, ENGAÑAN DE CONTINUO CON SU LENGUA. VENENO DE SERPIENTES HAY BAJO SUS LABIOS; LLENA ESTÁ SU BOCA DE MALDICIÓN Y AMARGURA. »SUS PIES SON VELOCES PARA DERRAMAR SANGRE. »DESTRUCCIÓN Y MISERIA HAY EN SUS CAMINOS, Y LA SENDA DE PAZ NO HAN CONOCIDO. »NO HAY TEMOR DE DIOS DELANTE DE SUS OJOS».” (Romanos 3:10–18, NBLA)
La lengua es indomable porque es inestable (turbulenta) (v.8b).
La lengua es indomable porque es inestable (turbulenta) (v.8b).
La lengua es un mal incontrolable, dice Santiago. La palabra acatastatos fue también utilizada por Santiago en 1:8 para describir al hombre de “doble ánimo” que es “inconstante” en todos sus caminos. Inconstante, incontrolable, así es el ser humano cuando no puede dominar su lengua. Nadie puede dominar su lengua, así como nadie tampoco puede dominarse a sí mismo. Sin la vida de Cristo en nuestra vida no podemos controlarnos ni dominarnos. Somos dominados por nuestras emociones, por nuestros deseos y ansiedades.[5]
La lengua es indomable porque es venenosa. (v. 8c)
La lengua es indomable porque es venenosa. (v. 8c)
“Aguzan su lengua como serpiente; Veneno de víbora hay bajo sus labios. (Selah)” (Salmo 140:3, NBLA)
La lengua es indomable porque es hipócrita (v. 9)
La lengua es indomable porque es hipócrita (v. 9)
Es hipócrita porque en la iglesia alabamos a Dios con cánticos, pero en la casa, en el barrio, en el trabajo, con otros, maldecimos y atropellamos.
Santiago pone un “stop” a su discurso llamando la atención sobre nuestra participación en la maldad de nuestra lengua. “esto no debe ser así” del v. 10, aclara que, a pesar de la maldad y el dominio de la lengua, el creyente no está llamado a dejarse dominar por ella.
Toda persona, especialmente los maestros en una iglesia, deben refrenar su hablar para poder refrenarse a sí mismos.[6]
Nuestra forma de hablar simplemente revela nuestro interior. Por esto Santiago está en consonancia con lo dicho por Jesús:
“¡Camada de víboras! ¿Cómo pueden hablar cosas buenas siendo malos? Porque de la abundancia del corazón habla la boca. El hombre bueno de su buen tesoro saca cosas buenas; y el hombre malo de su mal tesoro saca cosas malas.” (Mateo 12:34–35, NBLA)
“bendigan a los que los maldicen; oren por los que los insultan.” (Lucas 6:28, NBLA)
Pablo también está en consonancia con lo anterior al decir:
“Bendigan a los que los persiguen. Bendigan, y no maldigan.” (Romanos 12:14, NBLA)
“No salga de la boca de ustedes ninguna palabra mala, sino solo la que sea buena para edificación, según la necesidad del momento, para que imparta gracia a los que escuchan. Y no entristezcan al Espíritu Santo de Dios, por el cual fueron sellados para el día de la redención. Sea quitada de ustedes toda amargura, enojo, ira, gritos, insultos, así como toda malicia. Sean más bien amables unos con otros, misericordiosos, perdonándose unos a otros, así como también Dios los perdonó en Cristo.” (Efesios 4:29–32, NBLA)
Solo una vida controlada por Cristo puede dominar el poder de la lengua en llama. Si Cristo no trabaja en corazón, despojándolo de todo aquello que lo contamina, será imposible vencer ante la amenaza de la lengua.
CONCLUSIÓN
CONCLUSIÓN
Hoy es un buen momento para reflexionar sobre nuestras palabras y conversaciones.
¿Están estas glorificando a Dios o solo están reflejando una vida dominada por la lengua y su maldad?
¿Cuál es la opinión de los demás sobre nuestra forma de comunicarnos?
La abundancia de mis palabras, ¿Revelan algún ídolo de mi corazón? ¿revelan odio, amargura, ira, soledad, depresión, histeria, etc.?
¿A quiénes he maltratado verbalmente que debería disculparme?
El evangelio de Cristo es la solución para el problema del pecado que controla nuestra lengua. En Cristo tenemos perdón y liberación del control de nuestra lengua. Cristo cambia nuestro corazón; cambia nuestro vocabulario; cambia nuestras intenciones.
[1] Alfred Lerı́n, 500 ilustraciones(El Paso, TX: Casa Bautista de Publicaciones, 2000), 85–86.
[2] John F. Walvoord y Roy B. Zuck, El conocimiento bíblico, un comentario expositivo: Nuevo Testamento, tomo 4: Hebreos-Apocalipsis (Puebla, México: Ediciones Las Américas, A.C., 2006), 74.
[3] James Swanson, Diccionario de idiomas bı́blicos: Griego (Nuevo testamento) (Bellingham, WA: Logos Bible Software, 1997).
184 Bauer, p. 153. El término Gehena aparece solamente doce veces en el Nuevo Testamento griego; once de ellos están en los Evangelios sinópticos (Mt. 5:22, 29, 30; 10:28; 18:9; 23:15, 33; Mr. 9:43, 45, 47; Lc. 12:5)
[4] Simon J Kistemaker, Comentario al Nuevo Testamento: Santiago y 1-3 Juan (Grand Rapids, MI: Libros Desafío, 2007), 136.
[5] Juan Carlos Cevallos, Comentario Bíblico Mundo Hispano tomo 23: Hebreos, Santiago, 1 Y 2 Pedro, Judas (El Paso, TX: Editorial Mundo Hispano, 2006), 241–242.
[6] Juan Carlos Cevallos, Comentario Bíblico Mundo Hispano tomo 23: Hebreos, Santiago, 1 Y 2 Pedro, Judas (El Paso, TX: Editorial Mundo Hispano, 2006), 243.