Familias que Adoran 4
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Creen y Ven Milagros
Creen y Ven Milagros
¿Alguna vez te has preguntado si Dios existe? Y si existe ¿por qué no hace algo con ese familiar enfermo? ¿por qué no sana al hijo? El Señor Jesús sabe que eso está en el pensamiento de muchos y decide enseñar sobre el tema; para hacerlo provoca una situación en la que pudiendo hacer algo, decide no hacerlo.
La situación que provoca es algo dramático, doloroso, pero el mensaje es ¡Puedes confiar en ÉL! Aun cuando parece que no está cerca. En la historia estamos tú y yo, porque a veces sentimos que Dios llega tarde o no entendemos por qué permite ciertas cosas a quienes ama como a ti y a mí.
“Un hombre llamado Lázaro estaba enfermo. Vivía en Betania con sus hermanas María y Marta.” (Juan 11:1, NTV)
Un enfermo en un pueblo a unos 3 km de Jerusalén.
“María era la misma mujer que tiempo después derramó el perfume costoso sobre los pies del Señor y los secó con su cabello. Su hermano, Lázaro, estaba enfermo.” (Juan 11:2, NTV)
Quienes han escuchado la historia, reconocen a María, la del perfume.
“Así que las dos hermanas le enviaron un mensaje a Jesús que decía: «Señor, tu querido amigo está muy enfermo».” (Juan 11:3, NTV)
Jesús está a unas horas de camino y recibe el mensaje de parte del amigo querido, no tienen que decir el nombre, Jesús sabe a quién se refiere. Se trata de Lázaro. La familia es conocida de Jesús ¡no son extraños! Envían el mensaje sabiendo que Jesús ha sanado a desconocidos que se forman y son sanados. Seguro al saber que su amigo está enfermo hará algo para sanarlo.
“Cuando Jesús oyó la noticia, dijo: «La enfermedad de Lázaro no acabará en muerte. Al contrario, sucedió para la gloria de Dios, a fin de que el Hijo de Dios reciba gloria como resultado».” (Juan 11:4, NTV)
Jesús crea una nueva categoría para las enfermedades: ¡Para la gloria de Dios! ¿en serio? Si le preguntas ¿por qué está enfermo Lázaro? Dirá: ¡para que Dios se glorificado! Pero, si la enfermedad es algo malo. Jesús dice: No todas, ésta es para mi gloria. Es algo que nunca se había escuchado -tampoco ahora-. Juan escribe la historia, sabe que será diferente, por eso antes de seguir escribiendo nos dice algo importante, para que no creas algo antes de terminar de escuchar la historia:
“Aunque Jesús amaba a Marta, a María y a Lázaro,” (Juan 11:5, NTV)
¿Por qué aclara esto? ¡por lo que sucederá después! Si no sabes esto antes, puedes pensar que Jesús no los ama, o que quizá no conocía a Lázaro, así que antes que digas algo, debes saber que Jesús no solo los conoce, no solo le caen bien, sino que ¡Jesús los ama!
“se quedó donde estaba dos días más.” (Juan 11:6, NTV)
Juan acaba de decir que los ama, pero al escuchar el mensaje se queda 2 días más donde está. Cuando los discípulos oyen el mensaje, quizá se ponen de pie pensando que en ese momento Jesús se levantará para ir a Betania, porque ellos saben que Jesús es amigo de ellos y los ama.
Pero Jesús les dice: ¡alto, alto, no vamos a ningún lado!
“Pasado ese tiempo, les dijo a sus discípulos: —Volvamos a Judea. Pero sus discípulos se opusieron diciendo: —Rabí, hace sólo unos días, la gente de Judea trató de apedrearte. ¿Irás allí de nuevo?” (Juan 11:7–8, NTV)
Betania está en la región de Judea y ahí quieren matar a Jesús, quizá lo olvidó por eso se lo recuerdan los discípulos. Jesús si te tiran piedras a ti, quizá algunas nos lleguen a nosotros ¡no queremos ir! Creo que más que precaución, tienen miedo.
Jesús se queda 2 días más en ese lugar. Los discípulos se olvidan de Lázaro, lo único que saben es que no quieren ir a Judea. Después Jesús les dice:
“—¿Acaso el día no tiene doce horas?—respondió Jesús—….” (Juan 11:9, NVI)
Se ven entre ellos ¿de qué habla! ¿Qué no de Judea? ¿el día 12 horas? Si Señor, pero ¿eso qué tiene que ver? Jesús de forma magistral les enseña algo que ellos aún no podían comprender. Juan sigue escribiendo, aunque no entiende, sabe que viene algo importante.
“…El que anda de día no tropieza, porque tiene la luz de este mundo. Pero el que anda de noche sí tropieza, porque no tiene luz.” (Juan 11:9–10, NVI)
Se quedan mudos, fingen interés pero ¡no saben de qué habla! Escucha con atención, porque esto responde varias de tus preguntas en momentos difíciles. Cuando Jesús habla de 12 horas, habla de oportunidades. En el día cuando hay luz, ese es el momento para hacer las cosas, pero cuando no hay luz, se pierde la oportunidad de hacer algo. No hay luz eléctrica. Lo que aprendas hoy te ayudará en momentos de crisis.
Lo que dice es: Yo no estaré mucho tiempo con ustedes, mi iré de este mundo y cuando eso pase, para ustedes será como cuando la luz del día se va y quedarán por un tiempo en oscuridad. Así que pueden aprender mucho más, si vienen conmigo a Betania. Aprenderán y les daré una luz que van a llevar el resto de sus vidas. Podrán caminar en la oscuridad de este mundo. Lo que aprenderán ahora, no lo aprenderían de otra manera. Hoy tienen la oportunidad porque ¡es de día! Estoy con ustedes ¡Síganme! Se que tienes miedo, pero si te quedas, no vas a aprender.
“Dicho esto, añadió: —Nuestro amigo Lázaro duerme, pero voy a despertarlo. —Señor—respondieron sus discípulos—, si duerme, es que va a recuperarse.” (Juan 11:11–12, NVI)
Le dicen ¿para qué vamos? Va a despertar. La fiebre se ha ido, está descansando. Pero no les importa Lázaro, no quieren ir por miedo a que los maten.
“Jesús les hablaba de la muerte de Lázaro, pero sus discípulos pensaron que se refería al sueño natural. Por eso les dijo claramente: —Lázaro ha muerto,” (Juan 11:13–14, NVI)
Se los dice así, de golpe, parece insensible, les dice algo que no es fácil de entender:
“y por causa de ustedes me alegro de no haber estado allí….” (Juan 11:15, NVI)
Jesús ¿sabías que iba a morir? ¡sí! ¿dejaste que María y Marte lo cuidaran en su agonía? ¡sí! ¿fue intencional? Y ¿te alegras de no haber estado ahí?
Esto no es fácil de entender, porque no es eso lo que has escuchado de Jesús. Pero ¿qué puede ser tan importante de aprender que dejó morir a su amigo? ¿para qué?
“y por causa de ustedes me alegro de no haber estado allí, para que crean. Pero vamos a verlo.” (Juan 11:15, NVI)
¿Por qué es tan importante que creamos en ti? Tanto que dejaste que quien amas muera, para que nosotros podamos creer. Para que nuestra fe madure ¿es eso tan importante? Jesús dice: ¡sí, así de importante es que aprendan a confiar en mí!
Quizá esto es nuevo para ti, te hace dudar lo que piensas de Dios, de Jesús. Aquí ÉL provoca esta situación, con ese propósito. Las lecciones que más atesoramos son las más dolorosas.
Les dice que Lázaro ha muerto, después Tomás el pesimista del grupo habla. Si tienes 3 hijos uno es como Tomás, el que te dice: ya me aburrí, no quiero ir, el negativo. Tomás dice:
“Entonces Tomás, apodado el Gemelo, dijo a los otros discípulos: —Vayamos también nosotros, para morir con él.” (Juan 11:16, NVI)
¡Lázaro murió! Los judíos van a apedrear a Jesús, después nos matarán a nosotros, será una masacre, funeral en grupo, pero ¡vamos a que muramos! Salen rumbo a Betania.
“A su llegada, Jesús se encontró con que Lázaro llevaba ya cuatro días en el sepulcro.” (Juan 11:17, NVI)
Lázaro muere sin medicina, si algo para evitar su sufrimiento, sin ayuda ¡no sabe que se está muriendo! Mandaron el mensaje a Jesús, pero ¡Jesús no llegó! Esto es dramático.
Quizá has pasado algo similar, el matrimonio que se muere, los hijos se alejan, el negocio apenas sobrevive, la enfermedad no se va, tú mismo no recibes ayuda con eso que no puedes dejar.
María y Marta junto a Lázaro, le limpian el sudor de la fiebre, le dicen: “no te preocupes ya fue el mensajero a avisarle a Jesús, aguanta un poco más, no ha de tardar, ya viene en camino”. Marta le dice a María: Asómate a ver si viene y me avisas. Regresas para cambiar de turno. Le cuentan a Lázaro que han oído que Jesús ha sanado mucha gente. Jesús va a llegar ¡tenemos fe! Y esperaron y esperaron. Toda la comunidad esperó, pero ¡Jesús no llegó! Lázaro muere.
Al esperar quizá decían: Quizá llegue hoy, acaba de morir, pero Jesús puede hacer algo. Los que van a llevar el cuerpo para prepararlo ya lo quieren hacer, ellas dicen ¡no podemos! Jesús no ha llegado, tenemos que esperar. María, Marta, ya es hora de llevar el cuerpo. Ellas observan como envuelven a su hermano, en pocas semanas ellas harán lo mismo con el cuerpo de Jesús. Ponen a Lázaro en la tumba, la sellan con una piedra, empieza el duelo y ¡Jesús no llegó!
¿No te sientes así a veces? ¿no es cierto que a veces parece que Jesús no se interesa por nosotros? Llega tarde y te enojas, gritas y dice: Dios ¿dónde estabas? ¡pensé que me amabas!
Ahora sabemos que Jesús provoca esa situación, pero ¡ellas no lo saben! Jesús la crea para que tú y yo podamos tener esperanza. Así de importante es esta lección de tu Salvador para ti hoy.
“A su llegada, Jesús se encontró con que Lázaro llevaba ya cuatro días en el sepulcro.” (Juan 11:17, NVI)
En ese tiempo creían que el espíritu del difundo rondaba el cuerpo 3 días y al 4º cuando el rostro cambiaba de parecer, decían que era porque el espíritu ya no podía regresar y se iba definitivamente y para ellos en ese momento ¡ya no había esperanza!
Jesús llega 4 días después ¡No hay esperanzas! Lázaro ha muerto ¿puedes imaginar la situación? La pena de los discípulos, llegar a Betania, la gente los ve y murmura en voz alta: ¡qué desvergüenza! ¡qué descaro! ¡cómo se atreven a venir! ¡no vino a sanar a su amigo que amaba! Y tampoco tuvo el detalle de llegar al funeral ¿para qué viene a esta hora? ¡mejor no hubiera venido!
“Cuando Marta supo que Jesús llegaba, fue a su encuentro; pero María se quedó en la casa.” (Juan 11:20, NVI)
Marta era la organizada, la que siempre quiere hacer las cosas ¿qué sentirá? ¿qué pensará? ¡está enojada! y ¿qué haces con esas emociones? ¿dónde las pone? Está herida, decepcionada, le dice a Jesús que enviaron el mensajero ¿por qué no vino? Sanaste extraños, romanos y finalmente dice algo que tú y yo hemos dicho:
“—Señor—le dijo Marta a Jesús—, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto.” (Juan 11:21, NVI)
En otras palabras ¡es tu culpa! Si hubieras llegado esto no habría pasado.
“Pero yo sé que aun ahora Dios te dará todo lo que le pidas.” (Juan 11:22, NVI)
Escucha la respuesta de Jesús:
“—Tu hermano resucitará—le dijo Jesús.” (Juan 11:23, NVI)
Marta dice: ¡Ya lo se! Ahora me quieres consolar y decir que está en un mejor lugar, que ya no sufre, y que lo volveré a ver algún día. Marta cree que eso es lo que hará Jesús.
“—Yo sé que resucitará en la resurrección, en el día final—respondió Marta.” (Juan 11:24, NVI)
¡No me digas cosas religiosas! ¡debiste venir! No debió morir. Esto es dramático. Lo que Jesús dice después o es de un loco, impostor, o es algo que sólo el Hijo de Dios puede decir. La ve a los ojos, ve el dolor, la angustia, el enojo de Marta que ama a su hermano. Jesús le dice y te dice a ti y a mí:
“Entonces Jesús le dijo: —Yo soy la resurrección y la vida. …” (Juan 11:25, NVI)
Marta ¿crees que la resurrección es en el futuro? Y así es, pero Marta YO SOY RESURRECCIÓN, YO SOY VIDA. ¿Quién le dice eso a una mujer cuyo hermano acaba de morir? ¡Sólo Jesús!
“Entonces Jesús le dijo: —Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí vivirá, aunque muera; y todo el que vive y cree en mí no morirá jamás…” (Juan 11:25–26, NVI)
Después pregunta algo que es para ti. Cada uno lo interpreta dependiendo del momento difícil que esté pasando. Si se lo dices a un niño de 6 años, te dirá que sí fácilmente, pero se vuelve más difícil de creer al ser adulto. Cuando tienes 23 0 53 años, y estás a punto de enterrar a un ser querido no es fácil de aceptar. Jesús la ve a los ojos y le pregunta:
“…¿Crees esto?” (Juan 11:26, NVI)
¿Lo crees? Con todo lo que has pasado y sufrido. Sabiendo que pude evitar el sufrimiento ¿aún confías en mí? ¿confías que SOY quién pensaste que soy, aunque no actué como pensaste que debía actuar? ¿lo crees? ¿crees esto? Esto es asombroso. Jesús crea esa situación no solo por el bien de sus discípulos, de Marta, María, sino por tu bien y el mío. Marta responde:
“—Sí, Señor; yo creo…” (Juan 11:27, NVI)
Marta dice lo que cree. Quizá no entiende todo lo que ha pasado, pero ¡cree!
“Dicho esto, Marta regresó a la casa y, llamando a su hermana María, le dijo en privado: —El Maestro está aquí y te llama.” (Juan 11:28, NVI)
María tiene una plática parecida con Jesús ¿por qué no llegaste a tiempo? Sólo tú lo podías sanar. Juan dice que cuando la vio llorando Jesús se conmovió profundamente, y pregunta algo que él ya sabe la respuesta.
“—¿Dónde lo han puesto? —preguntó. —Ven a verlo, Señor—le respondieron.” (Juan 11:34, NVI)
Juan registra algo que nos ayuda a entender cuando pasas por dificultades y aunque sabes que Dios pudo hacer algo, debió hacer algo y ¡decidió no hacerlo! No es que esté distante, puedes saber que Dios entiende, se duele aun cuando decide no hacer lo que crees que debe hacer.
“Jesús lloró.” (Juan 11:35, NVI)
No está lejos ¡está cerca! No está distante ¡sabe lo que pasas! Cuando sufres, cuando lloras, cuando no entiendes, cuando sientes que te ha abandonado. Dios se inclina y te dice ¡YO sé! ¡YO te entiendo! ¡aquí estoy!
“—¡Miren cuánto lo quería! —dijeron los judíos. Pero algunos de ellos comentaban: —Éste, que le abrió los ojos al ciego, ¿no podría haber impedido que Lázaro muriera?” (Juan 11:36–37, NVI)
¿Por qué no hizo algo? ¿por qué no llegó a tiempo?
“—Quiten la piedra—ordenó Jesús…” (Juan 11:39, NVI)
Ellos no esperan esa instrucción. Los confunde, porque Lázaro ¡está bien muerto!
“… Marta, la hermana del difunto, objetó: —Señor, ya debe oler mal, pues lleva cuatro días allí.” (Juan 11:39, NVI)
Una cachetada con guante blanco ¡Contando hoy, van 4 días! Por si no recuerdas, el funeral fue hace 4 días. Jesús dice algo que puedes creer, porque te lo dice a ti:
“—¿No te dije que si crees verás la gloria de Dios? —le contestó Jesús.” (Juan 11:40, NVI)
Si confías en mí, si depositas tu confianza en mí. Y vemos otra vez la frase ¡la Gloria de Dios! Jesús ¿permites que tu amigo muera para que aprendamos algo de tu gloria?
Jesús dice: Si confías en mí, si crees en mí, si caminas conmigo, si crees que SOY el Hijo de Dios ¡verás algo de mi gloria! Aun en tus momentos más difíciles. Después hace una pequeña oración.
“Entonces quitaron la piedra. Jesús, alzando la vista, dijo: —Padre, te doy gracias porque me has escuchado. Ya sabía yo que siempre me escuchas, pero lo dije por la gente que está aquí presente, para que crean que tú me enviaste. Dicho esto, gritó con todas sus fuerzas: —¡Lázaro, sal fuera! El muerto salió, con vendas en las manos y en los pies, y el rostro cubierto con un sudario. —Quítenle las vendas y dejen que se vaya—les dijo Jesús.” (Juan 11:41–44, NVI)
¿Por qué les dijo que le quitarán las vendas? Porque nadie se quería acercar. No pueden creer que Lázaro esté vivo.
“Muchos de los judíos que habían ido a ver a María y que habían presenciado lo hecho por Jesús, creyeron en él.” (Juan 11:45, NVI)
¡Claro que creyeron! Todo el pueblo creyó, la noticia se corrió, no sólo sanó, sino que ¡lo levantó de la muerte después de 4 días! Ya apestaba. No había nada más qué hacer.
La pregunta ¿por qué Dios no hace algo en mi problema? La respuesta es ¡no lo sé! Lo que sí sabemos, por este día en Betania y por la gente que amaba, sabemos que Dios ¡Todo lo puede! Algunas veces espera, pero debes saber que siempre puedes confiar en ÉL ¡Siempre!
¿Por qué no hace algo con mi hijo? ¿el matrimonio, el negocio? ¡no se! Lo que sí sabes es que ÉL todo lo puede. Algunas veces espera, pero siempre puedes confiar en ÉL, lo sabemos porque prometió que si crees ¡verás la Gloria de Dios!
Si crees, si confías, si esperas en ÉL en medio de lo peor, en medio de eso que no puedes explicar, Dios usará esa situación para SU Gloria y para la tuya también, solo si crees y confías en ÉL.
Ese es el mensaje que dijo antes de ir con SU Padre. Esa ha sido la esperanza y el mensaje desde ese día. Cree en ÉL y verás Su Gloria en medio de eso que te está pasando. Puedes tener la certeza que Dios puede hacer algo, aún que todavía no lo haga.
Cuando parece que Dios no está, cuando ves que tu problema crece, la enfermedad empeora, cuando parece que Dios no coopera porque no hace lo que crees que debe hacer ¡sigue confiando! Aun cuando las circunstancias no cambien. Si crees que Dios llega tarde, ten por seguro que verás Su Gloria, porque si puedes creer, si sigues confiando en algún momento ¡verás la Gloria de Dios!
Hay algo más, y con esto terminó. Los años pasaron, Lázaro envejeció, también Marta y Maria. Se volvieron a enfermar y a estar en agonía, pero esa vez vivieron este proceso de forma diferente, porque hace años aprendieron que pueden confiar en Dios siempre y que el que cree vivirá para siempre.
¿Qué ha muerto en ti? ¿la confianza en el esposo, en ti misma? ¿la tranquilidad? ¿qué ha muerto? Dios lo va a resucitar. Pero primero ¡Tienes que creer! Creer que SU muerte en la cruz es suficiente para que seas hecho hijo o hija de Dios
Palabra de Dios
Oremos