Familias que Adoran 3
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Permanecen Adorando por Generaciones
Permanecen Adorando por Generaciones
Como padre, madre, tío, tía, tía abuela vas a influenciar no sólo a ellos, sino que vas a ser influencia sobre varias generaciones.
Somos lo que somos por las personas que vivieron antes que nosotros y a su vez estamos en el proceso, intencional o no, de ser parte de la siguiente generación.
Al pensar en tu familia quizá recuerdes alguna historia de tus bisabuelos, abuelos que ha seguido narrándose por generaciones. Y eso influyó en tu abuelo, en tus padres y en ti. Porque eres lo que eres por lo que fueron tus generaciones pasadas. Eres fruto de la generación anterior y serás un recuerdo en la vida de alguien más en tu familia del futuro. Dentro de 3 generaciones alguien dirá: “me dijeron de un tío abuelo que no conocí, que se reía mucho, que era bien enojón” y estarán ¡hablando de ti! Un bisabuelo tomó buenas decisiones y por eso ahora toda mi familia cree en Dios y ese bisabuelo ¡serás tú! Lo que hagas ahora va a impactar a tu generación futura.
Eres lo que eres por la familia que fue antes que tú y la familia que viene después de ti serán lo que serán en gran parte por tu influencia. Tienes una familia del pasado y una familia del futuro. Y actualmente estás en el proceso de poner tu marca en esa familia del futuro.
La Biblia nos da una ilustración de esto. Es una familia con sus problemas como muchas. Esta historia cubre un periodo de unos 60 años. La mayoría conoce la 2a mitad de la historia, es algo milagroso, pero esta parte no tiene sentido total, hasta que entiendes la 1a parte de la historia, porque ilustra el poder de la familia generacional, ilustra la importancia de pensar ¿qué legado quiero dejar a la siguiente generación? Veremos la parte que la mayoría conoce y después la otra parte para hacer la conexión.
La historia empieza con Abraham, que tiene un hijo llamado Isaac, quién tiene 2 hijos: Jacob y Esaú, son gemelos y el primero en nacer fue Esaú y por nacer primero era considerado el primogénito. Como hijo mayor tenía ventajas únicas como doble porción de la herencia, sería el juez de la familia, la autoridad, cuando papá muriera él sería el patriarca, el que haría las leyes para todo el clan.
Jacob tiene 12 hijos, el más famoso se llama: ¡José! Esta es la historia que muchos conocen. Cuando José tiene unos 17 años, descubre que sus hermanos son tremendos. En esta parte de la historia aún no ha nacido el menor. Los 10 hermanos odian a José, la razón ahora se oye medio rara, lo odian porque es el hijo favorito por ser hijo de la esposa favorita de su papá.
Un día Jacob le pide a José que vaya a ver dónde están sus hermanos, ha escuchado que andan haciendo cosas, José iría a buscarlos, los observaría y regresaría a decirle a su papá lo que están haciendo. Los hermanos están en el campo, no están donde debería estar, José los busca y los encuentra, cuando lo ven dicen: “aquí viene ese soñador, el chismoso, el que ira a rajar con papá”, ya no lo aguantan más y deciden matarlo y terminar con todo esto de una vez por todas.
Cuando se acerca lo atrapan, le quitan la ropa y lo avientan a un pozo seco mientras deciden qué hacer; les entra lo buena gente y dicen ¡no lo matemos! es nuestro hermano, nada más vendámoslo y le diremos a papá que un animal lo mató, que murió. Esa es la decisión y eso hacen.
Lo venden a unos mercaderes, le dicen a su papá, que quizá un animal mató a José, porque encontraron su túnica manchada de sangre, ponen cara de tristeza y se ponen tristes al ver la reacción de su papá al saber que su hijo favorito, de su esposa favorita ha muerto. Mientras tanto José va camino a Egipto y a la esclavitud.
Al leer la Biblia tendemos a romantizarla, porque no podemos oler, sentir, comprender lo que leemos. Pero imagina a ese joven de 17 años, que va encadenado, desnudo caminando detrás de los camellos, descalzo, cruzando el desierto. Ha crecido teniendo esclavos, sabe lo que es esa vida, sabe que su vida como hijo favorito ha terminado, no sabe si llegará con vida a Egipto, no tiene idea si lo van a vender, matar o que le pasará el resto de su vida.
Llegan a Egipto y es vendido a un hombre llamado Potifar, que es uno de los capitanes en la guardia de faraón, era influyente y poderoso.
En la casa de Potifar descubrimos algo más de José, y es que él decide vivir su vida como si Dios está con él, cuando parece que lo ha abandonado. En cada etapa vemos a José haciendo lo bueno, aunque a él no le han pasado cosas buenas. Vive como si Dios está con él, aunque parece que el destino lo lleva a lugares difíciles.
Se gana el favor de su amo Potifar, pero también llamó la atención de la esposa de Potifar quién le dice a José que lo quiere en su cama, él responde que no puede hacer eso y deshonrar a su amo, además que deshonraría a Dios.
Y le preguntamos a José ¿qué Dios, el que permitió que tus hermanos te vendieran en lugar de matarte? ¿ese Dios? ¿quién permitió todo esto y no hizo nada para protegerte? Pero José decide hacer lo correcto, y la esposa de Potifar lo acusa falsamente de que lo quiso violar y el esposo no tuvo más remedio que hacer lo que ella pedía.
Ya es esclavo, pero ahora ¡se va al calabozo! Es malo ser esclavo, pero es peor ser esclavo en el calabozo. Porque no hay juicio, no hay abogado que lo defienda, sólo le queda esperar a morir ahí, y aún así, José sigue viviendo como un hombre que sabe que Dios está con él, aunque parece que Dios lo ha abandonado. Sigue haciendo lo correcto, aunque nada correcto le ha pasado en su vida. Después tenemos este verso en Génesis que resume la vida de José en ese tiempo.
“pero el Señor estaba con José en la cárcel y le mostró su fiel amor. El Señor hizo que José fuera el preferido del encargado de la cárcel.” (Génesis 39:21, NTV)
Y decimos, si Dios está contigo ¡no eres el preferido del encargado de la cárcel! porque ¡no estás en la cárcel! Si Dios está contigo, no te preocupa lo que el encargado piense, ¡no lo quieres conocer! Esa tensión que provoca saber que Dios le dice a José: ¡estoy contigo! Sí, pero ¡estoy en la cárcel! no quiero ser el preferido del carcelero, lo único es que de vez en cuando me da otro pedazo de pan ¡wow, gracias! Eso no es evidencia que Dios está conmigo, no es evidencia que tengo el favor de Dios, sólo porque soy el preferido del encargado de la cárcel.
Pero José sigue haciendo lo que hace quién confía que Dios está con él, aunque parece que Dios lo ha abandonado. ¿De dónde viene eso? ¿de dónde obtiene esa confianza, esa fe en Dios?
El tiempo pasa, faraón se enoja con 2 empleados y los manda al calabozo, ahí tienen un sueño y conocen a José que les interpreta sus sueños, le dice al copero de faraón: vas a recuperar tu trabajo, por favor, cuando estés ahí ¡habla de mí con alguien! Diles que no soy de aquí, he estado aquí por años, primero mis hermanos me traicionaron, después la esposa de Potifar me acusó falsamente, por favor ayúdame a salir. El copero le dice: si sucede como dices, claro que diré tu historia.
El copero sale del calabozo, vuelve a estar frente faraón pero ¡se olvidó de José! Por 2 años más, cada día despierta a lo mismo, una y otra vez; su consuelo es que es el preferido del encargado de la cárcel.
2 años después faraón tiene un sueño que nadie puede interpretar, faraón sabe que es un sueño importante y está preocupado, cuando de pronto el copero se acuerda de José. Señor, disculpe, pero recuerda que hace 2 años nos enojamos y yo terminé en el calabozo, muy merecido que me lo tenía por cierto, pero estando ahí tuve un sueño y un joven lo entendió, me dijo que volvería a su servicio y ¡aquí estoy! quizá él pueda interpretar su sueño.
Van al calabozo buscando a un hebreo llamado José, él levanta la mano, no sabe qué pasa. Lo bañan, lo rasuran, perforan su oído, tatúan sus ojos, lo visten y parece un egipcio más. Lo llevan a palacio, al cuarto del trono, está frente al hombre más poderoso de todo el mundo: faraón. Y desde su trono enorme le dice: ¡joven, escuché que Dios está contigo y que tú puedes interpretar un sueño que tuve! Y José dice lo más tonto o valiente: ¡Pues qué cree! que no soy yo, yo no puedo pero ¡mi Dios sí puede! Mi Dios puede darle a faraón la interpretación del sueño. Los presentes se enojan de su insolencia: por qué habla de un Dios a este hombre que es considerado un dios.
José dice: lo que soñó significa que los siguientes 7 años, Egipto tendrá abundancia de cosechas, no vas a saber qué hacer con tanto grano, comida, ganado; después vendrán 7 años de hambre, de escasez, la economía de esta gran nación y las naciones alrededor será destruida. Tendrás 7 años de abundancia y 7 años de escasez. Y José se va de largo, no se detiene con la interpretación, sino que le da consejo a faraón de lo que debe hacer.
Se que no soy de aquí, huelo a calabozo, pero la daré consejos oh gran faraón. Lo que debe hacer es encontrar a un buen administrador, lo pones al frente del proyecto de construcción de Silos en cada ciudad de la nación, además cobra el 20% de impuestos de granos, durante los 7 años de abundancia. Como gobierno los recaudas, los pones en los silos y los guardas para los 7 años de escasez.
La gente se quedará sin granos, pero tú faraón les venderás y eso te hará ganar mucho dinero. La gente de las naciones alrededor se van a enterar que es la única nación con granos y también vendrán a comprar. Para cuando terminen los 7 años, serás millonario; pero para eso debes encontrar un administrador hábil, que cada día despierte pensando en este proyecto.
Los escribas toman nota, Faraón les pregunta ¿qué piensan? dicen: es buena idea, creo que podemos hacer una convocatoria…cuando faraón levanta su dedo señalando a José: ¡tú serás ese encargado! Todos se sorprenden y le dicen: apenas y conocemos a este tipo de hace 15 minutos, ni siquiera es de aquí. Faraón dice: ¿acaso vamos a encontrar alguien más sabio que él en todo el reino? Y ese día José se vuelve el primer ministro de todo Egipto, el segundo hombre más poderoso, después de Faraón.
Se va a trabajar y los primeros 7 años hay tanta cosecha que tienen que construir más bodegas en todo el país y los llena de grano. El 1o de Enero del año 8, todo termina, nadie cosecha nada, la gente empieza a sufrir de hambre. José que guardó el grano empieza a venderlo a los egipcios. Se corre la voz en otras naciones que en Egipto hay comida y la gente de toda la región va a comprar grano.
A 2 años que empezó la escasez la familia de José se queda sin comida, no tienen opción más que ir a Egipto a comprar granos. Lee tu Biblia es super interesante.
“Así que los hijos de Jacob llegaron a Egipto junto con otras personas para comprar alimento, porque el hambre también había llegado a Canaán.” (Génesis 42:5, NTV)
Los hijos de Jacob, o sea hermanos de José.
“Como José era gobernador de Egipto y estaba encargado de vender el grano a todas las personas, sus hermanos tuvieron que acudir a él. Cuando llegaron, se inclinaron delante de él, con el rostro en tierra.” (Génesis 42:6, NTV)
“José reconoció a sus hermanos enseguida...” (Génesis 42:7, NTV)
Ahora tiene 39 años, han pasado 22 años desde que vio por última vez a sus hermanos. Ahora ahí los tiene y todos están inclinados ante él y él recuerda sus voces mientras estaba en ese pozo seco, recuerda el terror de un chico de 17 años al ver como sus 10 hermanos decidían su destino. Recuerda las risas al venderlo, el sonido de las monedas que pagaron por él, recuerda las burlas, la falta de interés en él, para fines prácticos para ellos José era hombre muerto.
Recuerda esos años sentado en el calabozo, pensando que era el final. Él no sabía el fin de la historia, no tenía el AT, no sabía que hablaríamos de él 4 o 5 mil años después. No tenía idea.
Ahí están sus hermanos, inclinados ante él y el destino de sus hermanos está en sus manos. Pero José también recuerda algo más, una escena de su niñez y por esa historia familiar pudo unir los puntos de una historia más amplia. Aquí es la parte de la historia que casi no se conecta.
¿Recuerdas Abraham, Isaac y a sus gemelos? Esaú y Jacob. Cuando Esaú y Jacob eran adolescentes, quizá unos 13 o 15 años, aunque eran gemelos eran muy diferentes. Esaú era de campo, de caza y pesca, Jacob era buen cocinero, chefs les dicen ahora. Tienen diferentes habilidades. Génesis dice que Esaú salió a cazar por varios días sin tener éxito. Regresa muerto de hambre y al entrar le llega un olor que le llena la mente, en la cocina ve a Jacob moviendo una pala en la olla con un guisado y Jacob le dice: pache, pache, barato como la carne de gato. Esaú dice: ¡Jacob dame algo de comer o muero!
Este es un momento único para Jacob, porque los hermanos mayores no necesitan nada de los menores. Así que no había muchas situaciones de las que pudiera sacar ventaja. Este es el momento de pedir algo, está dispuesto para aprovechar la situación. ¿Qué ventaja puedo sacar? Empezaré por algo grande, si no pega, me voy bajando. Moviendo el guiso le dice: muy bien, pero hagamos un trueque, te doy de mi guiso a cambio de tu derecho de hijo primogénito.
El derecho es que hereda más de su padre millonario, quizá 2 o 3 veces más riqueza que su hermano menor. Esaú es adolescente, el lóbulo frontal aun no se ha desarrollado del todo, tiene mucha hambre y sólo piensa en el ahora y responde: trato hecho. Cambia su primogenitura por un plato de guisado.
La Biblia dice que ese día despreció su derecho de hijo mayor, comió su guiso pero se acabó, fue el guiso más caro de su historia, al entregar lo más valioso que tenía como hermano mayor.
Pasó el tiempo, quizá días o semanas, su padre Isaac es anciano, empieza a perder la vista, es tiempo que los hermanos se presenten ante él para la bendición. Esa bendición era legalmente vinculante, todo lo que el padre dijera se volvía legal, obligatorio. La bendición para el hermano mayor es que el padre pone las manos en Esaú y derrama el poder de ser juez sobre toda la familia, a quién lo bendiga será bendecido a quién lo maldiga será maldecido, ahora es el jefe de familia, ahora toma el lugar como patriarca sobre todo el clan.
Jacob con la ayuda de sus mamá entra con el papá, antes que Esaú. La tienda es oscura, se pone una piel en los brazos para parecer a su hermanos velludo, baja la voz y dice: papá, vine a recibir la bendición. Isaac está confundido, no es la voz de Esaú, pero Jacob miente y le asegura que sí es el mayor; el padre pone sus manos sobre él y le da la bendición de autoridad como hijo primogénito. Jacob sale de la tienda.
Momentos después entra Esaú por la bendición, pero su padre compungido le dice: lo siento ¡ya di la bendición a alguien más! y sólo puedo darla una vez. Ahora su hermano, le robó todo lo que era suyo en derecho y no puede hacer nada. La Biblia dice:
“Desde ese momento, Esaú odió a Jacob, porque su padre le había dado la bendición a él. Entonces Esaú comenzó a tramar: «Pronto haré duelo por la muerte de mi padre y después mataré a mi hermano Jacob».” (Génesis 27:41, NTV)
Tan pronto papá muera ¡mataré a mi hermano! Al matarlo el derecho de primogénito será mío otra vez, la bendición será mía y no me inclinaré ante mi hermano menor.
Jacob se entera que las cosas no van bien, su mamá le dice: tienes hasta que tu padre muera para desaparecer, si no huyes te unirás a tu padre en el más allá. Jacob huye de su casa y por más de 20 años se va a vivir a la casa de un tío, que tiene 2 hijas: Lea la mayor y Raquel la hija menor. Con el tiempo Jacob se casa con Lea y después con Rebeca. Raquel será la esposa favorita. Pero es Lea quien empieza a tener hijos, un varón, después 4 niños más. Raquel no se puede embarazar, así que le da su sierva a Jacob y los hijos de ella, serán sus hijos.
Después Lea hace lo mismo, le da su sirviente; cada vez que Jacob regresa a casa, hay una mujer diferente esperándolo: ¡vamos a tener un hijo! En el curso de 20 años tiene 4 mujeres y 11 hijos. Lean su Biblia.
Además se vuelve millonario, con tanto ganado que no puede quedarse con el suegro porque los campos no son suficientes para las ovejas de los 2. Después de 20 años, Dios le dice:
“Entonces el Señor le dijo a Jacob: «Regresa a la tierra de tu padre y de tu abuelo, y a tus parientes de allí y yo estaré contigo».” (Génesis 31:3, NTV)
Es mejor que estés conmigo porque si Esaú es el mismo de hace 20 años, no solo me matará a mí, sino a todos mis hijos y tomará a mis esposas como sus esposas. También tomará todas mis propiedades y al ver la riqueza con que vengo, se va a alegrar al pensar que al fin Dios lo ha recompensado, dirá: mi hermano Jacob me trae de regreso todas las riquezas que me robó cuando eramos adolescentes.
Estas son las historias que narraban sus esposas, que sus hijos oyeron y vivieron cuando dijeron: ¿vamos de regreso a ver a tío Esaú? pero ¿no es peligroso? ¡Claro que sí! Vamos a ver al tío Esaú, el que dijo que mataría a papá después que muriera el abuelo. Pues ahí van, empacan sus cosas, familia, ganado, esclavos, riquezas, esposas y sus 11 hijos. Empiezan la jornada de regreso a la tierra de sus padres. Esaú se entera que su hermano viene de camino a su territorio, esta es la historia:
“Entonces Jacob levantó la vista y vio a Esaú, quien se acercaba con sus cuatrocientos hombres. Por eso, repartió a los niños entre Lea, Raquel y sus dos esposas esclavas.” (Génesis 33:1, NTV)
Un pequeño ejército de 400 hombres. Jacob sospecha lo que le espera, ya es tarde para querer hacer algo más, así que divide a las esposas, a la favorita y a las otras:
“Colocó en el frente a sus dos esposas esclavas con sus respectivos hijos, después a Lea con sus hijos...” (Génesis 33:2, NTV)
Lea la 2a favorita.
“...y por último a Raquel y a José.” (Génesis 33:2, NTV)
José es el único de los hijos que se menciona por nombre. Y pone a José y a Raquel por último, o sea al final de la caravana de camellos, pero todos pueden asomarse y ver lo que está pasando.
“Entonces Jacob se adelantó a todos ellos. Cuando se aproximó a su hermano, se inclinó hasta el suelo siete veces delante de él.” (Génesis 33:3, NTV)
Imagina la escena. Esaú con 400 hombres frente a él, viene con su caravana, con mucha riquezas, es un objetivo fácil. Jacob se pone enfrente de sus esposas, hijos y camina a terreno desconocido, hacia su hermano Esaú y se inclina, da otros pasos y se vuelve a inclinar, en total 7 veces. Sus sirvientes, esposas, sus hijos lo observan, porque el destino de este hombre está en las manos de un hombre que no conocen. Jacob tiene más de 20 años que no ve a su hermano. Al acercarse Esaú hace lo siguiente según Génesis:
“Entonces Esaú corrió a su encuentro y lo abrazó, puso los brazos alrededor de su cuello y lo besó. Y ambos lloraron.” (Génesis 33:4, NTV)
Y en ese momento Esaú ve a sus acompañantes y pregunta:
“Después Esaú miró a las mujeres y a los niños, y preguntó: —¿Quiénes son esas personas que vienen contigo? —Son los hijos que Dios, en su misericordia, me ha dado a mí, tu siervo —contestó Jacob.” (Génesis 33:5, NTV)
“Después las esposas esclavas se presentaron con sus hijos y se inclinaron ante él.” (Génesis 33:6, NTV)
“Luego se presentó Lea con sus hijos, quienes también se inclinaron ante él...” (Génesis 33:7, NTV)
“...Finalmente se presentaron José y Raquel, y ambos se inclinaron ante él.” (Génesis 33:7, NTV)
El único nombre que se menciona es José.
Esta es la historia que José escuchó toda su vida, del día que su tío Esaú perdonó la vida de su padre. José, tu tío perdonó la vida de sus esposas, de tu mamá y José, tu tío perdonó la vida de tus hermanos y te perdonó a ti la vida. Es la historia que José escuchó toda su vida: José, tu tío perdonó a tu papá, tu padre merecía todo lo que tu tío Esaú decidiera hacer, pero ese día hubo reconciliación que nadie esperaba, nadie merecía y José por eso estás con vida hoy.
Ahora, 30 años después, ahí está José con sus propios hermanos alrededor de él con el rostro en tierra, y él tiene el poder de la vida y la muerte en sus manos y decide hacer por ellos lo que él vio que su tío hizo por su padre.
En un momento de crisis, de muchas emociones, conflicto emocional, decidió hacer lo que vio que alguien más hizo por él, decidió hacer lo mismo que la historia que creció escuchando. Extendió misericordia a sus hermanos que no merecían misericordia.
Lo demás de la historia léela en casa. Eventualmente José se da a conocer a sus hermanos: ¡Soy José su hermano! Y ellos ven a través del maquillaje los ojos de su hermano de 17 años. José los abraza y todos lloran, José les dice:
“Pero no se inquieten ni se enojen con ustedes mismos por haberme vendido. Fue Dios quien me envió a este lugar antes que ustedes, a fin de preservarles la vida.” (Génesis 45:5, NTV)
Ahí José restauró la relación, proveyó para toda la familia y aún después que su padre murió y sus hermanos pensaron que ahí se vengaría, él dijo ¡no! Esto es para nuestro bien, es Dios quien me trajo a este lugar.
La moraleja de la historia es que: lo que tus hijos, nietos, sobrinos te ven hacer es la cimentación de lo que ellos harán en sus tiempos de crisis. Se olvidarán de todo lo que les digas, pero no de lo que eres. No olvidarán las cosas que te vean hacer.
Hacer lo correcto cuando es difícil hacer lo correcto, cuando huir es lo más fácil, cuando no pagar las deudas sea lo más fácil, cuando malgastar sea lo más fácil. Quizá no recuerden lo que les digas pero sí lo que haces, sí lo que eres.
Padres, abuelos, lo que haces es lo mismo que tus nietos, hijos, hijas, sobrinos harán. ¿Lo que haces, es el ejemplo que los marcará toda su vida? ¿tú eres el ejemplo de cómo van a tratar a tu futuro yerno o nuera? ¿tu eres el modelo de cómo van a criar a tu nieto? ¿de como van a tratar los temas difíciles? ¿tú eres el modelo de cómo van a responder a las crisis de la vida? ¿qué si toman el ejemplo de ti?
Mamá, ¿tu hija tomará tu ejemplo de cómo tratar, cómo hablar o cómo responder a tu yerno o nuera? ¿toman el ejemplo de ti para educar a tus nietos? ¿toman el ejemplo de ti de cómo ven el dinero o cómo respondes al llamado de Dios? ¿de cómo respondes a todos los temas espirituales y de ir a la iglesia? ¿eres tú quién está determinando lo que tu familia del futuro va a hacer con respecto a Dios?
Las probabilidades de que ya lo estés haciendo ¡son muchas!
Quizá no veas las implicaciones de tus decisiones, pero debes saber que las decisiones serán tomadas con la marca que tu dejes, con la impresión de tu vida en sus mentes.
El fondo del tema es que las acciones no sólo hablan más fuerte que las palabras, algunas veces el eco de esas acciones llegarán a tu familia del futuro, a las siguientes generaciones.
Las acciones hablan más fuerte que las palabras, pero no sólo aquí y ahora, no sólo de los siguientes 10 años, sino que algunas acciones tendrán eco en la siguiente generación de tu familia del futuro.
Que por la gracia de Dios pueda ser abuelo, bisabuelo de nietos y bisnietos que quizá no me recuerden, pero que el eco de mi vida, siga en esa siguiente generación ¿Qué eco de tu vida quieres en tu siguiente generación?
Tus acciones hablan más fuerte que las palabras, pero es más amplio, más grande, más profundo y poderoso; quiere decir que tienes grande oportunidades de marcar a tu familia del futuro, más de las que quizá has podido imaginar.
Puedes tomar decisiones ahora, puedes decidir cómo responder a la tentación del dinero, trabajo, orgullo. Puedes administrar el dinero, responder a la crisis de manera que el eco de esa acción llegue a tu familia del futuro.
Si esto es verdad ¿qué debes hacer? si es verdad ¿qué debes hacer de forma diferente? si esto es verdad ¿qué necesitamos cambiar? si esto es verdad ¡por qué no cambiarías! por qué no cambiaríamos tan pronto como sea posible.
Palabra de Dios
Oremos