1 corintios 4:14-21
1 corintios 4:14-21
INTRODUCCION:
Idea central expositiva y cristocentrica
V.v14
MOTIVOS PARA DIRIGIRNOS A OTROS (4:14)
1. Debe ser para amonestarlos, mostrarles el buen camino.
2. Nunca debemos desear avergonzarlos.
3. Tienen que sentir que los amamos como si fueran nuestros hijos.
V.v15-16
El amor del líder
4:15
El oficio de instructor o pedagogo, en el tiempo de Pablo, recaía por lo regular en un esclavo de confianza que llevaba y traía a los hijos de su amo. Este los ayudaba en las tareas y les presentaba enseñanzas que él mismo iba adquiriendo por el hecho de escuchar al maestro de los hijos del amo.
El amor del líder hacia su congregación debe medirse como en Pablo, siendo ese esclavo que lleva y trae, pero además instruye sin esperar recibir un reconocimiento especial.
“tutor”, éste era en la sociedad común sólo un esclavo, a menudo de rango inferior. Le tocaba llevar y traer al hijo del amo a sus clases de instrucción. No le competía dar instrucción al niño él mismo, sino sólo era un “vehículo” de transporte para el heredero
V.v17:
En la conclusión del tema, Pablo menciona dos cursos de acción para buscar remedio a los problemas. El primero era enviar a su ayudante Timoteo como delegado suyo. El segundo, ir él personalmente. Hay situaciones en que sólo un contacto personal es eficaz, un encuentro cara a cara, cuando es posible apelar más a los sentimientos y a factores que de otra manera no surgen.
Sumamente atareado por la obra en Efeso (donde se producía un bendecido crecimiento y también ciertas luchas), el apóstol piensa primeramente en que viaje otro como representante. Tenía confianza en Timoteo, ya que conocía a fondo su modo de pensar y también había estado con él en Corinto. De todos modos, no tenemos certeza de que realmente haya ido.
Una de las grandes capacidades de Pablo era la formación de discípulos. La nómina es extensa: Timoteo, Tito, Filemón (que recibieron sus cartas), así como Epafrodito, Onésimo, Silas, Tíquico, Lucas, Marcos, Onesíforo, Epafras y otros más.
LA FORMACIÓN DE DISCÍPULOS (4:17)
1. Revela la grandeza de alma del maestro.
2. Requiere dedicación de tiempo y afanes.
3. Desarrolla la capacidad para delegar trabajo.
4. Permite ver continuidad y ampliación en la tarea.
5. Demuestra que admitimos que la obra no es nuestra, sino del Señor.
La explicación que da el apóstol de por qué manda a su ayudante (v. 17a) es por lo que acaba de explicar: ellos necesitaban un mensaje que, sin dejar de ser claro y enérgico, pudiera demostrar lo que él sentía como su padre en Cristo. Para transmitirlo, nadie mejor que alguien a quien pudiera calificar como “hijo amado”.
CONDICIONES DE UN DISCÍPULO (4:17)
1. Su afecto era como de hijo a padre.
2. Era un buen hijo, que merecía ser “amado”.
3. Era “fiel en el Señor”, siguiendo la buena senda.
4. Estaba preparado y listo para cumplir aun misiones duras.
V.v18-19
(v. 18). Con la ausencia del Apóstol, algunos se habían dejado corromper con una actitud de superioridad respecto a su sabiduría. Por esto, Pablo emplea un término poco halagador respecto a su soberbia. El inflarse de soberbia hacía que los corintios se olvidaran de que tendrían que responder ante el Apóstol al llegar este a Corinto. Por su concepto demasiado elevado de sí mismos, los corintios también habían empezado a menospreciar la autoridad de Pablo. Lo tildaban de inepto e incapaz. Creyendo así, los corintios dudaban que el Apóstol llegara a Corinto para confrontarlos. Por esta misma razón, Pablo les recuerda que su ausencia no sería permanente.
Lo anterior es confirmado por el Apóstol (v. 19). Pablo no mide sus palabras contra aquellos que ponían en tela de duda su propósito al ir a Corinto. Su resolución era la de comprobar la madera de sus opositores. Pablo mismo estaba convencido de que ellos sólo eran palabreros, hombres llenos de aire caliente (como globos aerostáticos), pero sin fuerza de carácter. Sus muchas palabras (incluso contra el apostolado de Pablo), desde la óptica cristiana, son reflejo de debilidad y no de fuerza. Esto es así debido a las características del reino de Dios