LA IMPORTANCIA DEL REGRESO DE CRISTO POR SU IGLESIA
Sermón predicado el domingo 25 de Agosto de 2024
La vida cristiana es una vida de espera. El creyente es una persona que “aguarda” con gran expectación el retorno de Jesucristo y su propia manifestación como hijo de Dios (Romanos 8:19). Aunque somos llamados a vivir en el mundo presente (2:12), nuestro corazón no pertenece a él, sino que está puesto en el siglo venidero y en el mundo invisible (Colosenses 3:1–2). Vivimos reconociendo que nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde aguardamos ardientemente al Salvador, al Señor Jesús, el Mesías (Filipenses 3:20).
Una leyenda árabe dice que cierto molinero un día fue sorprendido por un camello que metió la cabeza por la puerta de la tienda en que estaba durmiendo, y que le dijo: “Afuera hace mucho frío, permíteme meter tan sólo las narices.” El árabe le dio permiso de hacerlo así; pero pronto había metido todo el cuerpo, lo cual no era muy agradable al molinero, quien comenzó a quejarse diciendo que el cuarto era muy chico para los dos. Entonces el camello respondió “Si tú estás incómodo puedes salirte; yo, por mi parte, voy a quedarme donde estoy.”
Hay pecados, que a manera de ese camello, sólo quieren un lugarcito en el corazón humano, y cuando se les da, se meten y ocupan todo el corazón, después no quieren salir y dicen: “Aquí nos quedamos, suceda lo que suceda; no saldremos para nada.”
22 Pues sabemos que, hasta el día de hoy, toda la creación gime de angustia como si tuviera dolores de parto; 23 y los creyentes también gemimos —aunque tenemos al Espíritu de Dios en nosotros como una muestra anticipada de la gloria futura— porque anhelamos que nuestro cuerpo sea liberado del pecado y el sufrimiento. Nosotros también deseamos con una esperanza ferviente que llegue el día en que Dios nos dé todos nuestros derechos como sus hijos adoptivos, incluido el nuevo cuerpo que nos prometió. 24 Recibimos esa esperanza cuando fuimos salvos. (Si uno ya tiene algo, no necesita esperarlo; 25 pero si deseamos algo que todavía no tenemos, debemos esperar con paciencia y confianza
8Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida.