Señales y Pretextos
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Introducción
Introducción
Primera protesta de Moisés
11 Pero Moisés protestó: —¿Quién soy yo para presentarme ante el faraón? ¿Quién soy yo para sacar de Egipto al pueblo de Israel?
Respuesta de Dios - “Yo estaré contigo”.
Segunda protesta de Moisés
13 Pero Moisés volvió a protestar: —Si voy a los israelitas y les digo: “El Dios de sus antepasados me ha enviado a ustedes”, ellos me preguntarán: “¿Y cuál es el nombre de ese Dios?”. Entonces, ¿qué les responderé? Dios le contestó a Moisés:
Respuesta de Dios - “Yo Soy el que soy”
En los primeros versículos del capítulo 4 vemos la tercera protesta formal de Moisés por su llamado. Lo que detona la tercera respuesta de aliento de Dios. Esta vez a través de lo que en hebreo se denomina “hieroi logoi”, tres señales milagrosas para convencer a los demás de su autoridad para representar a Dios.
Las tres señales milagrosas implicaban el cambio de algo en otra cosa. En el caso de los dos primeros, lo que cambiaba volvía inmediatamente a ser lo que era al principio, cambio temporal. En el caso de la tercero, lo que cambiaba permanecía cambiado y las consecuencias eran mucho más amplias y potencialmente mortales.
La protesta de Moisés
La protesta de Moisés
1 Moisés respondió: «¿Y si no me creen, ni escuchan mi voz? Porque quizá digan: “No se te ha aparecido el Señor”».
Las dos primeras protestas de Moisés (3:11, 13) fueron de tipo formal, expresando adecuadamente humildad ante una tarea tan grande.
Pero aquí en el v. 1 sus palabras revelaron la presencia de incertidumbre en su mente.
La semana pasado leímos que Dios ya le había asegurado en un lenguaje muy claro que los líderes israelitas le escucharían (3:18): “Ellos escucharan tu voz”.
Ahora se preguntaba si podía estar seguro de que esto sucedería, de que creerían su afirmación de que el Señor se le había aparecido y harían lo que él decía.
Esta timidez no era desobediencia, eso viene más adelante en la quinta y última protesta. Lo que aquí vemos es una preocupación inicial por la facilidad con que los demás aceptarían la promesa de Dios al pie de la letra.
MOISÉS NO DUDA DE LA PROMESA, DUDABA DE LOS ISRAELITAS. Pero Dios estaba preparado.
Tres señales
Tres señales
Dios es un Dios de señales.
20 ”Tú realizaste señales y portentos en la tierra de Egipto hasta este día, y en Israel y entre los hombres, y te has hecho un nombre, como se ve hoy. 21 ”Sacaste a Tu pueblo Israel de la tierra de Egipto con señales y portentos, con mano fuerte y con brazo extendido y con gran terror, 22 y les diste esta tierra, que habías jurado dar a sus padres, tierra que mana leche y miel.
9 Envió señales y prodigios en medio de ti, oh Egipto, Sobre Faraón y todos sus siervos.
¿Qué señales le da Dios a Moisés?
La vara y la serpiente
La vara y la serpiente
2 Y el Señor le preguntó: «¿Qué es eso que tienes en la mano?». «Una vara», respondió Moisés. 3 «Echala en tierra», le dijo el Señor. Y él la echó en tierra y se convirtió en una serpiente. Moisés huyó de ella; 4 pero el Señor dijo a Moisés: «Extiende tu mano y agárrala por la cola.” Él extendió la mano, la agarró, y se convirtió en una vara en su mano. 5 «Por esto creerán que se te ha aparecido el Señor, Dios de sus padres, Dios de Abraham, Dios de Isaac, Dios de Jacob.
¿Qué es eso que tienes en la mano? - Esto refleja un principio precioso con respecto a cómo Dios usa a las personas. DIOS USO LO QUE MOISÉS TENÍA EN SU MANO.
Los años que Moisés pasó atendiendo ovejas no fueron en vano. Esos años depositaron en la mano de Moisés cosas que él podría usar para la gloria de Dios. Dios no usó el cetro que estuvo en la mano de Moisés cuando el vivía en Egipto, pero sí uso la sencilla vara del pastor. A Dios le gusta usar lo que tenemos en nuestra mano. (La honda de David, la quijada de burro de Sansón, los cinco panes y dos peces del muchacho)
Primero, la vara en su mano se convierte en el objeto del milagro/señal, con solo arrojarla de su mano se convierte en una serpiente; la recoge y se convierte de nuevo en vara.
Moisés pareció acoger con agrado esta señal, respondiendo con prontitud y obediencia a cada orden, incluso cuando tuvo que agarrar una serpiente de la que acababa de huir. El hecho de que su común cayado de pastor de madera pudiera convertirse en serpiente y viceversa sería una demostración perfectamente convincente del poder divino en sí mismo.
El uso del bastón tiene una importancia mayor que la que se deriva meramente de su disponibilidad: es el comienzo del desarrollo del concepto de que el bastón de Moisés simbolizaba el poder de Yahvé, la misma vara que partiría el Mar Rojo, que sacaría agua de una piedra y que sería levantada hasta que Israel ganara la batalla de Refidim. (De hecho más adelante podemos encontrar referencias a esta vara como “la vara de Dios”)
Podemos inferir que este milagro era algo que Moisés tuvo a su disposición en más de una ocasión.
El tema de la serpiente es interesante, porque las serpientes asustan a la mayoría de la gente si te las encuentras de repente. Por lo tanto el control de Dios sobre algo tan temible como una serpiente, incluida su capacidad para hacer que se materializara a partir de un trozo de madera, era una prueba de su poderosa realidad.
Quiero resaltar un pequeño detalle que aprendí gracias a mi hijo, agarrar a una serpiente por la cola es lo más peligroso que se puede hacer, pero Moisés obedeció, extendió su mano y la tomo; salió ileso. A VECES HACER LO QUE DIOS DICE ES INCÓMODO.
La mano leprosa
La mano leprosa
6 »Ahora mete la mano en tu seno», añadió el Señor. Y Moisés metió la mano en su seno, y cuando la sacó, estaba leprosa, blanca como la nieve. 7 «Vuelve a meter la mano en tu seno», le dijo Él. Y él volvió a meterla en su seno, y cuando la sacó, se había vuelto como el resto de su carne. 8 «Y sucederá que si no te creen, ni obedecen el testimonio de la primera señal, quizá crean el testimonio de la segunda señal.
Ahora viene un milagro de repuesto. El v. 8 dice: “si no te creen... quizá crean”. Dios sabe lo díficil que sería para los ancianos israelitas confiar en Dios.
Este segundo milagro es, en general, similar al primero en el sentido de que implicaba el cambio de algo inofensivo en algo dañino y luego volver a cambiarlo, y de nuevo, sería algo que Moisés podría hacer repetidamente (metiendo la mano dentro de su manto hasta el pecho y sacándola de nuevo) para convencer a diversos grupos de personas en diversos momentos de que Dios estaba con él.
Las enfermedades de la piel se agrupaban en el termino “lepra”, y eran enfermedades infecciosas graves, muy temidas en tiempos bíblicos, y nunca se esperaba una curación inmediata.
Pero, ¿podría este milagro convencer a personas que no habían sido convencidas por el primero, como da a entender la redacción del v. 8? La respuesta es afirmativa. En el pensamiento antiguo existía una fuerte asociación entre la enfermedad y el poder de los dioses, concretamente su poder de juicio/castigo. Una función importante en la religión antigua, como en la moderna, era la de ofrecer sacrificios en adoración a varios dioses y diosas para apelar a su capacidad de retirar la enfermedad de un suplicante. Que Moisés dijera, en efecto: "¡Mirad lo que Yahvé puede hacer con la enfermedad!" era prácticamente preguntar: "¿Puede algún dios de los que habéis estado adorando curar así?".
Había un verdadero mensaje en las dos primeras señales. La primera decía: Moisés, si me obedeces, tus enemigos quedarán impotentes. La segunda decía: Moisés, si me obedeces, tu contaminación puede ser hecha pura.
El mismo Moisés batallaba con este tema, las señales también eran para Moisés, antes de que esas señales le hablaran a alguien más, le hablaron a Moisés. Ese es el patrón con todos los líderes de Dios - DIOS ME PREDICA A MI ANTES QUE A USTEDES.
Agua hecha sangre
Agua hecha sangre
9 »Pero si todavía no creen estas dos señales, ni escuchan tu voz, entonces sacarás agua del Nilo y la derramarás sobre la tierra seca; y el agua que saques del Nilo se convertirá en sangre sobre la tierra seca»
Esta tercera señal es de mucho mayor nivel/poder: anticipa la primera plaga (7:14-24), en la que el agua -principalmente del Nilo en el caso de la plaga- se convierte en sangre, insinuando que Dios tenía preparadas serias amenazas para desatar sobre los egipcios, que primero demostraría, a través de esta muestra, a su propio pueblo.
La tercera señal, en otras palabras, no tenía tanta relación con Moisés sino con Egipto, y concretamente con el Nilo. Para Moisés, demostrar a través de este simple acto el poder de Dios sobre el Nilo sería demostrar el poder de Dios en general sobre Egipto y los egipcios.
La tercera señal era simplemente una señal de juicio. Las aguas buenas y puras se volvieron inmundas y sanguinolentas por la obra de Dios y no volvieron a su estado original. Esto mostraba que si los milagros de la transformación no cambiaban el corazón de la gente, entonces quizás la señal del juicio lo haría.
Dios es un Dios misericordioso, pero también, es un Dios justo, por lo tanto podemos tener la seguridad de que EL JUICIO APARECE CUANDO LA INCREDULIDAD PERMANECE.
Dos pretextos
Dos pretextos
A partir del v. 10 nos encontramos con dos pretextos adicionales de Moisés.
El primer pretexto de alguna manera aún tiene que ver con su necesidad de ayuda divina.
El segundo pretexto representa un intento descarado de ser eximido de la misión en sí y eso provoca la ira inmediata de Dios.
De hecho, muchos piensan que este segundo pretexto forma parte del trasfondo de la continua ira de Dios en relación con otro caso de resistencia de Moisés a cumplir las instrucciones de Dios.
1. No puedo hablar bien
1. No puedo hablar bien
10 Entonces Moisés dijo al Señor: «Por favor, Señor, nunca he sido hombre elocuente. Ni ayer ni en tiempos pasados, ni aun después de que has hablado a Tu siervo; porque soy tardo en el habla y torpe de lengua».
Este versículos ha generado muchos malentendidos, porque se ha tomado de manera literal, como si Moisés tuviera un defecto en el habla o fuera un mal orador. Moisés fue educado en el palacio, de hecho a lo largo del resto de la narrativa del Pentateuco esto es evidente.
¿Por qué, entonces, afirmó no ser elocuente, tardo en el habla y torpe de lengua? La respuesta no está en la fisiología, sino en la cultura, en el estilo de la "humildad exagerada" del antiguo Cercano Oriente, a menudo empleada en situaciones en las que uno está pidiendo ayuda o misericordia a otra persona o mostrando su auto-desprecio amanerado al recibir una gran tarea. Esto es algo común en la Biblia:
21 Saúl respondió: «¿No soy yo benjamita, de la más pequeña de las tribus de Israel, y no es mi familia la menos importante de todas las familias de la tribu de Benjamín? ¿Por qué, pues, me habla de esta manera?».
Familia menos importantes, cuando los benjamitas eran una familia prominente.
23 Así que los siervos de Saúl hablaron estas palabras a oídos de David. Pero David dijo: «¿Les parece poca cosa llegar a ser yerno del rey, siendo yo un hombre pobre y de poca estima?».
David cuando ya era un héroe de guerra popular.
13 Entonces Hazael dijo: «Pero, ¿qué es su siervo, sino un perro, para que haga tan enorme cosa?». Y Eliseo respondió: «El Señor me ha mostrado que usted será rey de Aram».
Hazael ya era un líder importante en Siria
6 Entonces dije: «¡Ah, Señor Dios! No sé hablar, Porque soy joven».
Este es el paralelismo más cercano, “no sé hablar”, algo que hizo muy bien durante los 41 años siguientes.
Todos estos paralelismos apuntan al simple hecho de que Moisés no hablaba aquí literalmente, sino en sentido figurado, respondiendo a un gran encargo con el tipo adecuado de exagerada humildad y auto-desprecio que se esperaba y valoraba en su cultura. No hay pruebas en ninguna parte de la Biblia de que le faltara habilidad para hablar, en público o en privado, y hay pruebas abrumadoras de lo contrario.
22 »Moisés fue instruido en toda la sabiduría de los egipcios, y era un hombre poderoso en palabras y en hechos.
¿Qué pretexto pones tu cuando te falta confianza? ¿A qué te esta llamando Dios y no lo haces, porque no te gusta o porque no eres bueno?
Dios responde
Dios responde
11 Y el Señor le dijo: «¿Quién ha hecho la boca del hombre? ¿O quién hace al hombre mudo o sordo, con vista o ciego? ¿No soy Yo, el Señor? 12 »Ahora pues, ve, y Yo estaré con tu boca, y te enseñaré lo que has de hablar»
Me gusta que el pretexto de Moisés es acerca del habla, y Dios aprovecha y le dice acerca del oído y la vista.
Moisés no afirmó tener ningún problema de oído ni de vista- demuestra que se trata más bien de un estímulo general para Moisés, ya que su protesta había sido más figurativa que literal.
La promesa de ayuda para saber qué decir y cómo decirlo (v. 12) es relevante para cualquier llamado, porque Dios como dador de todos los dones, conoce los dones de las personas y las llama a su servicio -y las apoya en él- en consecuencia.
Hay algo importante acerca de la soberanía de Dios en este punto: LA SOBERANÍA DE DIOS Nunca es: “Dios es tan poderoso que nosotros no podemos hacer nada”, sino que siempre es: “Dios es tan poderoso que puede obrar a través de nosotros si nos hacemos disponibles”. - ¿Estas disponible para Dios?
2. Envía a alguien más
2. Envía a alguien más
13 Pero Moisés dijo: «Te ruego, Señor, envía ahora el mensaje por medio de quien Tú quieras» 14 Entonces se encendió la ira del Señor contra Moisés, y le dijo: «¿No está allí tu hermano Aarón, el levita? Yo sé que él habla bien. Y además, ahora él sale a recibirte. Al verte, se alegrará en su corazón. 15 »Y tú le hablarás, y pondrás las palabras en su boca. Yo estaré con tu boca y con su boca y les enseñaré lo que tienen que hacer. 16 »Además, Aarón hablará por ti al pueblo. Él te servirá como boca y tú serás para él como Dios. 17 »Y esta vara la llevarás en tu mano, y con ella harás las señales»
Básicamente Moisés esta diciendo: “No quiero hacerlo”, pero lo redacta de la forma más neutral y no ofensiva posible.
Esta ultima protesta es un cambio radical con respecto a las otras 4 protestas. Esta protesta ya no era al respecto de su falta de capacidad o de la magnitud del desafío. Moisés pidió a Dios que enviara a otro para hacer el trabajo; en otras palabras, intentó negarse a aceptar la llamada. Algo como lo que pasó con Jonás.
Pero no podemos olvidar algo: SI DIOS QUIERE USARTE, LO HARA.
El v. 13 deja muy claro que Dios no acepto la protesta de Moisés, al contrario solo despertó su ira.
En este caso, el hermano de Moisés, Aarón, aparece inesperadamente como ayudante de Moisés, seguramente la idea de que Aarón estuviera a su lado y que la hostilidad del llamado no cayeran exclusivamente sobre Moisés, debió de ser un estímulo muy bienvenido. En otras palabras, se proporcionó a Aarón como apoyo de Moisés, no porque Moisés no pudiera hablar bien, sino por el aliento que Aarón aportaría a Moisés en la tarea de enfrentarse a la hostilidad del faraón de Egipto.
El v. 15 deja claro que Moisés y Aarón hablarían en nombre de Dios. Con el tiempo, Moisés se encargó de la mayor parte de las intervenciones y se deja de mencionar intervención publica de Aarón. A medida que aumentaba el valor y a fe de Moisés, disminuía la necesidad de Aarón.
Los v. 15 y 16 juntos también sugieren que, desde el principio, Moisés fue el verdadero profeta (aquel en cuya mente Dios puso sus palabras con la intención de que fueran transmitidas a otros) y que Aarón fue el portavoz de Moisés más que un receptor directo de la revelación de Dios. Así pues, Dios era el revelador; Moisés, el profeta; y Aarón, el repetidor público, una disposición no muy distinta de la que existe en la iglesia moderna, en la que intervienen Dios, las Escrituras como lugar de su palabra, y el predicador como repetidor público.
Cuando Dios trajo a Aarón para ayudar a liderar con Moisés, fue una expresión de Su disciplina hacia Moisés, no de Su aprobación ni de ceder ante Moisés. A la larga Aarón fue más un problema para Moisés que una ayuda. Aarón fue el que dirigió la adoración del becerro de oro, los hijos de Aarón blasfemaron contra Dios con ofrendas impuras, incluso en algun momento Aarón lidero abiertamente un motín contra Moisés.
A medida que se desarrollaron estos episodios, seguramente Moisés miró hacia atrás y vio por qué el Señor le dio a Aarón a Moisés como compañero – porque Dios estaba enojado por la falta de disposición de Moisés
Y finalmente el v. 17 destaca la importancia del bastón de Moisés, un objeto que desempeña un papel significativo en la historia del éxodo.
Conclusión
Conclusión
Dios no se enojó cuando Moisés pregunto, ¿quién soy yo? (Éxodo 3:11). Él no se enojó cuando Moisés preguntó, “¿quien diré que me envía? (Éxodo 3:13). Él no se enojó cuando Moisés mostró incredulidad al mensaje de Dios y dijo, “y si no me creen, ni escuchan mi voz” (Éxodo 4:1). Ni siquiera se enojó cuando Moisés falsamente declaró que él no era elocuente (Éxodo 4:10) – sino que Dios se enojó cuando Moisés simplemente no estuvo dispuesto.
Puede haber cientos de razones comprensibles por las que Moisés no estaba dispuesto, algunas de ellas con mucho sentido. Quizás Moisés realmente quería servir, pero no estaba dispuesto a hacerlo debido al rechazo pasado. Sin embargo, la verdad básica era que Moisés no estaba dispuesto, no que era incapaz.
Cuando estas dispuesto, Dios usará lo que tengas en la mano… ¿Cual es tu pretexto para no seguir/obedecer las señales?
Bendición y Oración
Bendición y Oración
Iglesia Identidad, que el Señor te bendiga y te guarde, que el Señor haga resplandecer Su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia, que el Señor alce sobre ti Su rostro, y te de paz, en el nombre de Jesús, Amén.
PROPÓSITO DE IDENTIDAD
“Acercar a las personas a Jesús de una manera real y práctica, dándoles las herramientas para alcanzar la madurez en Cristo y hacerlos miembros de Su familia. Con el objetivo de prepararlas para servir a la Iglesia y a la comunidad, para que el nombre de Dios sea glorificado.”
AÑO DEL ORDEN
1 En el principio Dios creó los cielos y la tierra 2 La tierra estaba sin orden y vacía, y las tinieblas cubrían la superficie del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la superficie de las aguas. 3 Entonces dijo Dios: «Sea la luz». Y hubo luz.