La Iglesia, su gobierno y lederazgo.
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Introducción: Definición y Naturaleza de la Iglesia
Introducción: Definición y Naturaleza de la Iglesia
Oración Inicial:
“Señor, te damos gracias por el privilegio de ser parte de tu iglesia, por la obra de Cristo que nos redimió y por el Espíritu Santo que nos une como un solo cuerpo. Que durante este curso podamos entender mejor el propósito de tu iglesia y cómo podemos servirte fielmente en ella. Abre nuestras mentes y corazones para que tu Palabra guíe cada aspecto de nuestra vida y nos prepare para servirte mejor. En el nombre de Jesús, amén.”
Todos los hombres hemos sido llamados a servir en la iglesia del Señor, sea como esposos, padres o líderes. Tenemos la enorme responsabilidad de representar a Cristo en este mundo, no solo en nuestros hogares, sino también en la iglesia. En cada uno de estos roles, ya sea como cabeza de familia o como siervos en el cuerpo de Cristo, estamos reflejando algo mucho más grande que nosotros mismos: estamos reflejando la obra de Dios y Su reino en la tierra.
En nuestra clase anterior, profundizamos en el rol del hombre en la familia, donde vimos que Dios nos ha diseñado como líderes en nuestros hogares, responsables de pastorear y cuidar a nuestras esposas e hijos como Cristo cuida de Su iglesia. Hoy, daremos un paso más allá de la familia nuclear y entraremos en el rol del hombre dentro de la familia de Dios, es decir, la iglesia. Así como Dios nos ha llamado a liderar en nuestras casas, también nos ha dado responsabilidades en la iglesia, ya sea como laicos comprometidos o como futuros oficiales. Lo que aprenderemos en este curso nos ayudará a ver cómo ese liderazgo en la familia se extiende a la vida de la iglesia local.
Durante los próximos tres meses, nos sumergiremos en las Escrituras, en la rica herencia teológica reformada y en el Libro de Orden de nuestra denominación, para tener una comprensión sólida de lo que significa gobernar y servir en la iglesia. Abordaremos temas claves como la definición bíblica de la iglesia, el oficio de los ancianos y diáconos, la adoración pública, la disciplina eclesiástica, y mucho más.
Hoy, en esta primera clase, comenzaremos por lo fundamental: ¿Qué es la iglesia? Antes de poder entender su gobierno, debemos tener una clara comprensión de su definición y su naturaleza según la Palabra de Dios. La iglesia no es solo una organización o una institución humana; es el cuerpo de Cristo (Efesios 1:22-23), un organismo vivo y espiritual, llamado a reflejar la santidad de Dios y la comunión de los santos.
Vamos a comenzar con una reflexión en Mateo 16:18, donde Cristo dice: “Yo edificaré mi iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella”. Esta es una promesa firme y clara: Cristo está construyendo Su iglesia, y nada podrá destruirla. Nosotros, como parte de Su iglesia, somos piedras vivas en esa construcción (1 Pedro 2:5), y nuestro llamado es entender cómo podemos contribuir, desde nuestros roles como laicos o como oficiales, en este proceso de edificación que Dios ha iniciado y llevará a cabo hasta el fin de los tiempos.
Este curso no solo nos dará una visión clara de cómo Dios ha diseñado el gobierno de la iglesia, sino que también profundizaremos en cómo ese diseño impacta nuestro día a día como líderes en nuestras familias, extendiendo ese liderazgo a la iglesia local. El gobierno de la iglesia es una manifestación del orden divino, y cada uno de nosotros tiene un papel que desempeñar en ese orden, ya sea como líderes o como miembros comprometidos.
Al finalizar este curso, nuestro deseo es que cada uno de ustedes pueda tener una visión clara y bíblicamente fundamentada de cómo Dios ha establecido el gobierno de Su iglesia, y que estén mejor preparados para servir fielmente
Definición Bíblica de la Iglesia
Definición Bíblica de la Iglesia
Vamos a adentrarnos ahora en lo que la Biblia nos enseña acerca de la Iglesia. Esto es esencial, ya que nuestra comprensión de la Iglesia, como cuerpo de Cristo, determina no solo nuestra identidad como creyentes, sino también cómo debemos vivir y servir dentro de esta comunidad divina. En esta sección, examinaremos cómo las Escrituras definen a la Iglesia, apoyándonos en los recursos que nos ofrecen teólogos como Herman Bavinck, Bannerman, Clowney, Geerhardus Vos, la Confesión de Fe de Westminster, y el Comentario del Libro de Orden.
»Yo también te digo que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré Mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.
Este versículo es clave para entender la naturaleza y el fundamento de la Iglesia, tanto desde una perspectiva bíblica como teológica. El término griego que Jesús usa para “iglesia” es ekklesia.
a. El Significado de Ekklesia y su Uso Bíblico
La palabra ekklesia proviene de dos términos griegos: ek (fuera de) y kaleo (llamar). La ekklesia es, literalmente, “la asamblea de los llamados afuera”. En el contexto del Nuevo Testamento, se refiere a aquellos que han sido llamados por Dios a salir del mundo de pecado y oscuridad para ser parte de Su pueblo redimido. Es crucial entender que la Iglesia no es simplemente una organización humana, sino una comunidad convocada por Dios para cumplir Su voluntad en la tierra.
La idea de ekklesia en el Nuevo Testamento también tiene sus raíces en el Antiguo Testamento, específicamente en el qahal de Israel, la asamblea del pueblo de Dios convocada en torno a la presencia divina. En Deuteronomio 9:10, Moisés habla de “el día de la asamblea” (qahal), cuando el pueblo fue reunido en el Monte Sinaí para recibir la ley de Dios. Esta conexión entre el qahal del Antiguo Testamento y la ekklesia del Nuevo Testamento refuerza la idea de que la Iglesia es una continuación de la comunidad del pacto de Dios, ahora ampliada y transformada por la obra redentora de Cristo.
b. La Iglesia como Asamblea de los Llamados
El uso del término ekklesia implica que la Iglesia es una asamblea santa, separada del mundo. Los que forman parte de la Iglesia no son simplemente individuos que han decidido seguir una religión o un sistema moral; son aquellos que han sido llamados por Dios, regenerados por Su Espíritu y unidos a Cristo por la fe. Este llamado divino es fundamental en la teología reformada, que subraya la iniciativa soberana de Dios en la salvación. La Iglesia es el pueblo de Dios porque Él mismo los ha elegido, llamado y redimido.
Herman Bavinck, en su Dogmática Reformada, refuerza esta idea al destacar que la Iglesia no es una creación humana, sino una institución divina. Para Bavinck, la Iglesia es la “obra del Espíritu Santo”, una comunidad creada y sostenida por la acción soberana de Dios en la historia de la redención. En este sentido, la Iglesia no es simplemente una comunidad de personas que comparten creencias similares, sino una comunidad unida espiritualmente en Cristo.
c. La Iglesia como Realidad Sobrenatural
La declaración de Jesús en Mateo 16:18 también nos muestra que la Iglesia tiene una dimensión sobrenatural. Cuando Él dice que “las puertas del Hades no prevalecerán contra ella”, está subrayando que la Iglesia es indestructible porque es Suya, y está construida sobre el fundamento eterno de Su persona y obra. El Hades, como representación de la muerte y las fuerzas del mal, no puede destruir lo que Cristo está edificando.
Geerhardus Vos señala que la Iglesia es más que una mera institución terrenal; es un organismo vivo y sobrenatural, el cuerpo de Cristo, que trasciende las realidades de este mundo. Esta idea nos da consuelo y confianza: aunque la Iglesia enfrente pruebas y persecuciones, su existencia y misión están garantizadas por la promesa divina.
d. Implicaciones para la Vida de la Iglesia
Esta visión de la Iglesia como ekklesia tiene implicaciones prácticas para nuestra vida y ministerio. Al entender que somos parte de una asamblea convocada y separada por Dios, debemos vivir de una manera que refleje esa realidad. La santidad y el compromiso con Cristo deben ser las marcas distintivas de nuestra vida en comunidad. No estamos simplemente asistiendo a una institución religiosa; estamos participando en la obra redentora de Dios como parte de Su pueblo escogido.
En este contexto, aquellos que sirven como oficiales en la iglesia, ya sean ancianos o diáconos, deben recordar que su llamado no es meramente administrativo. Son pastores, líderes espirituales encargados de guiar al pueblo de Dios en el cumplimiento de Su misión en el mundo. La naturaleza espiritual de la Iglesia implica que nuestras acciones y decisiones deben estar fundamentadas en la Palabra de Dios y en la guía del Espíritu Santo, no en principios meramente humanos.
La Confesión de Fe de Westminster también subraya que la Iglesia es “la comunión de los santos”, una comunidad de fe donde cada miembro es llamado a servir, edificar y amar a los demás. Esta unidad espiritual no solo es un ideal teológico, sino una realidad práctica que debe ser vivida en la comunión diaria de los creyentes.
En resumen, la Iglesia como ekklesia nos llama a reflexionar sobre nuestra identidad como pueblo de Dios, separado para Su gloria. Nos desafía a vivir en santidad, a participar activamente en la vida y misión de la iglesia local, y a cumplir con el llamado de Cristo de edificar Su reino en la tierra.
2. La Iglesia en el Antiguo y Nuevo Testamento
a. Continuidad del Pueblo de Dios: El Pacto a lo Largo de la Historia
La Iglesia de Cristo no es una realidad exclusiva del Nuevo Testamento. Aunque en su forma visible y estructural la iglesia cristiana comenzó a desarrollarse tras la obra redentora de Cristo y el derramamiento del Espíritu Santo en Pentecostés (Hechos 2), la Iglesia como pueblo de Dios tiene sus raíces en el Antiguo Testamento. Desde la creación, Dios ha estado reuniendo para sí mismo un pueblo santo, separado del mundo, para Su propia gloria.
En el Antiguo Testamento, Israel fue el *qahal*, la asamblea o congregación del Señor. Dios los llamó para ser su pueblo especial, sellando este llamado con un pacto en el Monte Sinaí, cuando les entregó Su ley (Éxodo 19:5-6). Este pacto formaba a Israel como una comunidad del pacto, elegida para ser "una nación santa" y "reino de sacerdotes". La identidad de Israel como pueblo de Dios estaba basada en su relación de pacto con Él.
Bannerman, en su *The Church of Christ*, destaca que aunque Israel fue una entidad nacional, esta no era su identidad esencial. Más bien, la verdadera identidad de Israel era ser el pueblo redimido por Dios, un pueblo del pacto que vivía en obediencia a sus mandamientos. Este carácter distintivo de la comunidad del pacto es lo que subraya la conexión profunda y orgánica entre la iglesia del Antiguo Testamento (Israel) y la iglesia del Nuevo Testamento.
b. La Iglesia del Nuevo Pacto: Cumplimiento en Cristo
Con la llegada de Cristo y la inauguración del nuevo pacto, la Iglesia en el Nuevo Testamento ya no está limitada a una nación étnica (Israel), sino que se expande para incluir a personas de toda tribu, lengua y nación (Apocalipsis 5:9). Este es un aspecto central del cumplimiento de las promesas hechas en el Antiguo Testamento. El pueblo de Dios ahora incluye a todos aquellos que, por medio de la fe en Cristo, han sido injertados en la familia de Abraham (Romanos 11:17). Esta inclusión de los gentiles no significa el rechazo de Israel, sino la expansión del pueblo del pacto para cumplir el plan redentor de Dios.
En Efesios 2:11-22, Pablo nos da una visión clara de esta unidad en Cristo. En este pasaje, él enseña que, aunque en un tiempo los gentiles estaban "sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa", ahora han sido "hechos cercanos por la sangre de Cristo". Aquí vemos que la iglesia en el Nuevo Testamento es la continuidad y la consumación del pueblo de Dios del Antiguo Testamento, ya no limitada por barreras étnicas, sino unida en Cristo.
Geerhardus Vos, en su Reformed Dogmatics, señala que el Nuevo Testamento no crea un nuevo pueblo de Dios, sino que la iglesia es el cumplimiento de las promesas del pacto hechas a Abraham. Los creyentes del nuevo pacto son hijos de la promesa, no por descendencia física, sino por la fe en Cristo, el verdadero Israel de Dios.
c. Comparación: La Iglesia del Antiguo Pacto y la Iglesia del Nuevo Pacto
Aunque existe una continuidad esencial entre la iglesia del Antiguo y del Nuevo Testamento, también existen diferencias significativas en cuanto a la forma en que la iglesia se manifiesta en cada pacto. En el Antiguo Testamento, la iglesia estaba estrechamente vinculada a una nación específica: Israel. Esto significaba que la membresía en el pueblo de Dios se basaba principalmente en la descendencia física de Abraham, aunque había provisiones para los gentiles que se unían a Israel (Éxodo 12:48-49).
En el Nuevo Testamento, sin embargo, la membresía en la iglesia no depende de la descendencia física, sino de la fe en Cristo. La iglesia del nuevo pacto está formada por todos aquellos que han sido llamados a la fe en Cristo, tanto judíos como gentiles. Esta distinción se refleja en 1 Pedro 2:9-10, donde Pedro describe a la iglesia como "linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios". Estas palabras, que antes se aplicaban exclusivamente a Israel, ahora son usadas para describir a todos los creyentes en Cristo.
Herman Bavinck describe esta diferencia en su *Dogmática Reformada*, subrayando que la iglesia del nuevo pacto es más universal y espiritual en su naturaleza. Si bien en el antiguo pacto los ritos, sacrificios y regulaciones ceremoniales desempeñaban un papel central, en el nuevo pacto es la fe en Cristo y la obra del Espíritu Santo las que forman el núcleo de la vida de la iglesia.
d. Implicaciones para Nosotros Hoy
Esta continuidad entre la iglesia del Antiguo y Nuevo Testamento tiene profundas implicaciones para nuestra comprensión de la naturaleza de la iglesia y nuestro rol en ella. Primero, nos muestra que la iglesia es una comunidad histórica, arraigada en las promesas de Dios desde la creación del mundo. No somos parte de una entidad nueva o improvisada, sino de un pueblo que ha sido llamado por Dios a lo largo de los siglos, desde Adán hasta el día de hoy.
Además, nos ayuda a ver la iglesia como un reflejo visible del plan redentor de Dios. Como pueblo del pacto, estamos llamados a vivir de manera que refleje la santidad de Dios y Su propósito redentor en el mundo. Nuestra identidad no está en nuestras nacionalidades, etnicidades o trasfondos culturales, sino en nuestra unidad en Cristo.
Finalmente, entender esta continuidad nos recuerda que, aunque somos parte de la iglesia visible en este momento, también somos parte de una iglesia invisible, unida con los santos de todas las épocas y lugares. Esto nos lleva a valorar la santidad, la comunión y la misión de la iglesia en el mundo de manera más profunda.
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En conclusión, la iglesia en el Antiguo y Nuevo Testamento nos revela la fidelidad de Dios a lo largo de la historia y nos llama a vivir como Su pueblo redimido, llamados a una misión global y eterna.
3. La Iglesia como Cuerpo de Cristo (Efesios 1:22-23)
a. Cristo como Cabeza de la Iglesia
Efesios 1:22-23 presenta una imagen central para la teología de la iglesia: Cristo es la cabeza, y la iglesia es su cuerpo. Esta metáfora de la iglesia como el cuerpo de Cristo subraya varias verdades esenciales sobre la naturaleza de la iglesia y su relación con Cristo.
Primero, vemos que Cristo, como la cabeza, es quien guía, dirige y sustenta a la iglesia. La iglesia no es una institución autónoma; depende de Cristo para su vida, crecimiento y misión. Así como el cuerpo no puede funcionar sin la cabeza, la iglesia no puede cumplir su propósito aparte de Cristo. Cristo es quien gobierna a la iglesia, tanto en su misión como en su vida interna, siendo Él mismo la fuente de la unidad y de la dirección de su pueblo.
Bavinck, en su Dogmática Reformada, subraya que la iglesia, en tanto cuerpo de Cristo, no es meramente una organización, sino un organismo vivo y espiritual. La relación de la iglesia con Cristo no es simplemente jerárquica, como la relación entre un líder y sus seguidores, sino una unión vital, donde la vida, santidad y poder de Cristo fluyen hacia los miembros de la iglesia. Esta relación es tanto orgánica como espiritual, lo que distingue a la iglesia de cualquier otra institución humana.
b. La Iglesia como un Organismo Vivo
La metáfora del cuerpo enfatiza que la iglesia no es una simple estructura organizativa, sino un organismo vivo. Cada miembro del cuerpo de Cristo tiene un papel único que cumplir, y juntos forman una unidad funcional. Este concepto se desarrolla aún más en 1 Corintios 12:12-27, donde Pablo explica cómo cada miembro del cuerpo tiene diferentes dones y funciones, pero todos son necesarios para el bienestar del cuerpo.
La diversidad dentro del cuerpo de Cristo no es un problema, sino una bendición. Cada miembro, con sus dones y habilidades particulares, contribuye al bienestar de todo el cuerpo. Esto significa que la iglesia está llamada a valorar tanto la unidad como la diversidad en sus miembros. No todos cumplen el mismo rol, pero todos son igualmente importantes para la salud y misión de la iglesia.
Como señala Bannerman en The Church of Christ, esta idea del cuerpo de Cristo resalta la interdependencia de los creyentes. Nadie en la iglesia puede decir que no necesita a los demás, y nadie puede ser aislado de la comunidad. La interconexión de los miembros refleja la unidad y la diversidad que existe dentro de la Trinidad misma. Así como el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son uno y, sin embargo, distintos en su rol dentro de la economía de la redención, así también la iglesia refleja esa unidad en la diversidad.
c. Cristo Llena Todo en Todos
Efesios 1:23 enfatiza que la iglesia es “la plenitud de aquel que todo lo llena en todo”. Esta frase revela que Cristo no solo es la cabeza de la iglesia, sino que también la llena con Su presencia, Su vida y Su poder. La iglesia es el medio por el cual Cristo manifiesta Su gloria en el mundo. La iglesia es el cuerpo en el que Cristo habita y a través del cual actúa para cumplir Su misión de redención y restauración en la tierra.
Geerhardus Vos, en Reformed Dogmatics, señala que la iglesia es el lugar donde la redención de Cristo se realiza y se aplica a la vida de los creyentes. Cristo llena a la iglesia con Su Espíritu, capacitándola para llevar a cabo la misión de Dios en el mundo. La iglesia no es un fin en sí misma; es el medio a través del cual Cristo continúa Su obra en el mundo, llamando a los pecadores al arrepentimiento y a la fe, y transformando la vida de los creyentes a la imagen de Cristo.
d. Implicaciones para Nosotros Hoy
La imagen de la iglesia como el cuerpo de Cristo tiene profundas implicaciones para nuestra vida como creyentes y para la iglesia local:
1. Unidad en Cristo: Como miembros del cuerpo de Cristo, estamos unidos no solo a Cristo, sino también unos a otros. La división y el individualismo no tienen lugar en la iglesia. Nuestra identidad primaria es la de ser parte del cuerpo de Cristo, y esa identidad debe moldear cómo interactuamos con otros creyentes. Debemos buscar la unidad y trabajar juntos, sabiendo que Cristo es nuestra cabeza común.
2. Diversidad de Dones: Cada miembro de la iglesia tiene un rol único que desempeñar. No todos tienen el mismo don o la misma función, pero todos son igualmente importantes. Esto significa que debemos apreciar y cultivar los dones de los demás, reconociendo que cada miembro contribuye al bienestar de todo el cuerpo. No hay lugar para la envidia o el desprecio de los dones de los demás, ya que todos somos parte del mismo cuerpo.
3. Dependencia de Cristo: La iglesia no puede cumplir su misión aparte de Cristo. Como cuerpo, dependemos completamente de nuestra Cabeza para guiar, fortalecer y sostenernos. Esto nos lleva a una profunda humildad y dependencia en la oración, sabiendo que sin Cristo, no podemos hacer nada (Juan 15:5).
4. Misión y Testimonio: Como cuerpo de Cristo, somos llamados a ser sus manos y pies en el mundo. Cristo nos ha llenado con Su Espíritu para que podamos continuar Su obra redentora en el mundo. Esto significa que la iglesia tiene una misión que cumplir: proclamar el evangelio, mostrar el amor de Cristo y buscar la justicia y la paz en el mundo.
Conclusión
La iglesia como cuerpo de Cristo es una imagen poderosa que revela tanto nuestra identidad como nuestra misión. Estamos unidos a Cristo, y en Él, estamos unidos unos a otros. Como cuerpo, estamos llamados a reflejar la gloria de Cristo en el mundo, siendo sus representantes en cada esfera de la vida. Esta es una alta vocación, pero también es una gran bendición, ya que Cristo mismo nos llena con Su poder y nos guía como nuestra cabeza.
III. Naturaleza de la Iglesia: Visible e Invisible
Ahora que hemos explorado la definición bíblica de la Iglesia y su fundamento en las Escrituras, vamos a profundizar en un aspecto que ha sido objeto de reflexión teológica a lo largo de la historia de la Iglesia: la naturaleza dual de la Iglesia como visible e invisible. Aunque esta distinción no aparece literalmente en la Biblia, es fundamental reconocer que las Escrituras sí enseñan sobre estos dos aspectos de la Iglesia. Esta distinción entre la Iglesia visible e invisible es crucial no solo para nuestra comprensión teológica, sino también para la manera en que ejercemos el liderazgo dentro de la iglesia local. En particular, en el contexto de debates contemporáneos, como el que existe con los bautistas reformados, quienes tienden a hablar de una membresía exclusivamente regenerada o “membresía regeneradora”, esta distinción es vital. Si no comprendemos adecuadamente la naturaleza visible e invisible de la Iglesia, podemos caer en errores que afectan negativamente la vida práctica de la iglesia.
La Iglesia Visible
La Iglesia visible se refiere a la comunidad externa de aquellos que profesan fe en Cristo, juntamente con sus hijos, y que están organizados bajo el gobierno eclesiástico de acuerdo con las Escrituras. En otras palabras, la Iglesia visible es la expresión externa de la Iglesia, la congregación de aquellos que han sido llamados a adorar a Dios, a recibir los sacramentos y a vivir bajo la disciplina de la Palabra de Dios.
La Iglesia Visible en las Escrituras
Uno de los textos que claramente señala la existencia de una iglesia visible es Hechos 2:42-47, donde se describe la vida de la primera comunidad cristiana:
“Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones… Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos.”
Este pasaje muestra que la iglesia no es una realidad invisible o meramente espiritual, sino una comunidad concreta que comparte la enseñanza apostólica, participa de los sacramentos, y vive en comunión. Aquí tenemos un claro ejemplo de cómo el pueblo de Dios, visiblemente reunido, testifica de su fe y atrae a otros al evangelio.
Otra prueba bíblica de la existencia de una iglesia visible la encontramos en la administración de los sacramentos. En 1 Corintios 11:26, Pablo exhorta a la iglesia en Corinto a celebrar la Cena del Señor:
“Porque todas las veces que comáis este pan y bebáis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que él venga.”
Este mandato no se puede cumplir en aislamiento. La Cena del Señor es una ordenanza visible que solo puede ser observada dentro de una comunidad visible. La iglesia local, como expresión de la iglesia visible, es el contexto en el que los creyentes participan en los sacramentos, manifestando públicamente su fe.
James Bannerman, en The Church of Christ, sostiene que los sacramentos son una de las marcas esenciales de la iglesia visible. Son señales externas y visibles de la gracia interna e invisible que actúan como testimonio para la comunidad y el mundo de la presencia de Cristo en medio de su pueblo. Así, la iglesia visible es el contexto en el que se administran y reciben los medios de gracia.
Otro texto clave que refleja esta idea es Efesios 4:4-6, donde el apóstol Pablo nos habla de “un solo cuerpo y un solo Espíritu”, refiriéndose a la unidad visible que debe caracterizar a la Iglesia en la tierra. Esta es una realidad tangible, en la cual los creyentes se reúnen, reciben la enseñanza apostólica, celebran los sacramentos y participan activamente en la misión de Dios en el mundo. Aunque la Iglesia visible no está exenta de errores y pecados, es el medio ordinario por el cual Dios administra su gracia en este mundo, hasta que Cristo regrese.
En este sentido, Bannerman en The Church of Christ señala que la Iglesia visible incluye a todos aquellos que profesan la fe cristiana y participan de los medios de gracia, aunque entre ellos pueden haber creyentes verdaderos y falsos. Este punto es esencial: no todos los que están en la Iglesia visible son necesariamente parte de la Iglesia invisible, es decir, de los verdaderamente regenerados. Esta distinción nos ayuda a mantener un equilibrio entre la membresía externa y la realidad interna de la salvación.
Una característica importante de la Iglesia visible en la teología reformada es la inclusión de los hijos de los creyentes como miembros de la comunidad del pacto. En Génesis 17:7 y Hechos 2:39, vemos que la promesa del pacto no se limita solo a los adultos que profesan fe, sino que también abarca a sus hijos. En este sentido, los niños son considerados miembros de la Iglesia visible desde su nacimiento y son bautizados como señal y sello de las promesas del pacto.
James Bannerman, en su obra The Church of Christ, sostiene que los niños bautizados son miembros de la iglesia visible, no en virtud de una regeneración automática, sino porque están dentro del marco del pacto de gracia, esperando la obra del Espíritu en sus vidas. Esto no garantiza su inclusión en la Iglesia invisible, pero sí los coloca en una posición de privilegio y responsabilidad, ya que son criados en el contexto de la fe.
La iglesia visible también tiene raíces profundas en el concepto del qahal del Antiguo Testamento. En Deuteronomio 9:10, el término qahal se usa para describir la asamblea del pueblo de Dios que fue llamado a escuchar y obedecer la ley divina. Este término hebreo es el precursor del concepto de la ekklesia en el Nuevo Testamento, mostrando una continuidad en el propósito de Dios de formar una comunidad visible que testifique de su verdad en el mundo.
Herman Bavinck, en su Dogmática Reformada, explica que la iglesia visible es la sucesora del qahal de Israel, pero con un alcance más amplio, ya que ahora incluye a creyentes de todas las naciones. Esta continuidad refuerza la idea de que Dios siempre ha tenido un pueblo visible en el mundo, encargado de proclamar su gloria y guardar sus mandamientos.
mplicaciones Prácticas para el Liderazgo
Para aquellos que están en formación para el liderazgo dentro de la iglesia, comprender la naturaleza de la Iglesia visible es crucial. El liderazgo en la Iglesia visible implica guiar a una congregación que, aunque externamente profesa la fe, siempre incluirá una mezcla de verdaderos creyentes y aquellos que no han sido regenerados. Bannerman enfatiza que la Iglesia visible no es perfecta y que su pureza no se mide por la ausencia de pecadores, sino por su fidelidad a la Palabra y a los sacramentos.
Clowney, en The Church, también nos recuerda que la responsabilidad de los líderes es fortalecer esta comunidad visible, asegurándose de que se mantenga centrada en Cristo y en su Palabra. La Iglesia visible actúa como una luz en el mundo, y los líderes deben ser fieles administradores de los medios de gracia que Dios ha confiado a la iglesia.
La Relación entre la Iglesia Visible y la Santidad
La iglesia visible está llamada a ser un reflejo de la santidad de Dios. En 1 Pedro 2:9, se nos recuerda que la iglesia es una “nación santa”, un pueblo que ha sido llamado a vivir en santidad y testimonio. Sin embargo, como señala Geerhardus Vos, esta santidad no es una perfección presente, sino una realidad que se manifiesta a través del crecimiento y la disciplina dentro de la Iglesia visible. La santidad se manifiesta externamente en la fidelidad a la Palabra, en la administración correcta de los sacramentos, y en la disciplina que busca la restauración de los pecadores.
Implicaciones para el Liderazgo en la Iglesia Visible
Para los hombres que están en formación para el liderazgo en la iglesia, entender la naturaleza visible de la iglesia es fundamental. La iglesia visible no es una comunidad perfecta, pero está llamada a reflejar la santidad de Dios a través de su fidelidad a las Escrituras, la administración de los sacramentos, y la disciplina amorosa. Como futuros líderes, debemos entender que el propósito de la iglesia visible no es meramente organizativo, sino redentor: somos la luz del mundo, llamados a testificar de Cristo en nuestra vida cotidiana.
Geerhardus Vos, en su Dogmática Reformada, subraya que la iglesia visible, aunque imperfecta, tiene una función vital en el plan redentor de Dios. Es el lugar donde la Palabra es predicada, las almas son alimentadas, y el pueblo de Dios es preparado para su misión en el mundo.
Conclusión
La iglesia visible es la manifestación concreta del pueblo de Dios en el mundo. Es una comunidad real, formada por aquellos que profesan fe en Cristo y participan de los medios de gracia. Como futuros líderes, debemos entender y abrazar la importancia de guiar, pastorear, y servir en la iglesia visible, sabiendo que aunque incluye una mezcla de verdaderos creyentes y profesantes externos, es el cuerpo en el que Dios ha decidido manifestar su obra redentora.
La Iglesia Invisible: El Verdadero Pueblo de Dios
Mientras que la iglesia visible se refiere a la comunidad externa de los que profesan fe en Cristo, la iglesia invisible es el conjunto de aquellos verdaderamente regenerados y unidos a Cristo por la fe. Esta distinción es clave para entender la enseñanza reformada sobre la iglesia, especialmente cuando hablamos de la naturaleza interna y espiritual de la salvación. La iglesia invisible, aunque no siempre perceptible para los ojos humanos, es real y está presente en todas las épocas y lugares, formada por los elegidos que han sido regenerados por el Espíritu Santo.
La Iglesia Invisible: El Verdadero Pueblo de Dios
Mientras que la iglesia visible se refiere a la comunidad externa de los que profesan fe en Cristo, la iglesia invisible es el conjunto de aquellos verdaderamente regenerados y unidos a Cristo por la fe. Esta distinción es clave para entender la enseñanza reformada sobre la iglesia, especialmente cuando hablamos de la naturaleza interna y espiritual de la salvación. La iglesia invisible, aunque no siempre perceptible para los ojos humanos, es real y está presente en todas las épocas y lugares, formada por los elegidos que han sido regenerados por el Espíritu Santo.
Fundamento Bíblico de la Iglesia Invisible
La Biblia no utiliza directamente el término “iglesia invisible,” pero presenta claramente la idea de que no todos los que son parte de la iglesia visible son verdaderamente regenerados. Jesús mismo enseña que la verdadera fe no es algo meramente externo, sino que implica una transformación interna del corazón. Un pasaje clave es Romanos 2:28-29:
“Porque no es judío el que lo es exteriormente, ni es la circuncisión la que se hace exteriormente en la carne; sino que es judío el que lo es en lo interior, y la circuncisión es la del corazón, en espíritu, no en letra; la alabanza del cual no viene de los hombres, sino de Dios.”
Este texto señala que la verdadera pertenencia al pueblo de Dios no es meramente externa, sino que depende de una obra interna del Espíritu. De la misma manera, la iglesia invisible es la verdadera asamblea de aquellos que, en su corazón, han sido transformados por la gracia de Dios.
Elección y la Iglesia Invisible
En su Dogmática Reformada, Herman Bavinck señala que la iglesia invisible es el conjunto de los elegidos de Dios a lo largo de la historia. La elección divina es una de las características que define a la iglesia invisible, ya que solo aquellos que han sido elegidos por Dios para salvación forman parte de ella. Esto se refleja en pasajes como Efesios 1:4:
“Según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él.”
Aquí vemos que la membresía en la iglesia invisible no es determinada por la asistencia a una congregación o la participación en los sacramentos, sino por el decreto soberano de Dios, quien escoge a su pueblo desde la eternidad para ser santos y sin mancha.
La Iglesia Invisible como el Cuerpo de Cristo
Otro aspecto importante de la iglesia invisible es su unidad con Cristo como su Cabeza. En Efesios 5:25-27, Pablo describe la relación entre Cristo y la iglesia:
“Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha.”
Este pasaje subraya la realidad espiritual de la iglesia invisible: es el cuerpo purificado y santo de Cristo, compuesto por aquellos que han sido verdaderamente lavados y regenerados. Aunque la iglesia visible puede contener una mezcla de creyentes genuinos y profesantes externos, la iglesia invisible está formada únicamente por aquellos que han sido redimidos y santificados por la sangre de Cristo.
James Bannerman, en The Church of Christ, explica que la iglesia invisible es la comunión de los verdaderos santos, el conjunto de aquellos que han sido justificados y adoptados como hijos de Dios. La verdadera membresía en la iglesia, en su sentido espiritual, es invisible, porque solo Dios conoce los corazones y las intenciones de las personas.
La Iglesia Invisible y la Perseverancia de los Santos
Una de las características distintivas de la iglesia invisible es que todos sus miembros perseverarán hasta el fin. En Juan 10:27-29, Jesús enseña que aquellos que son verdaderamente suyos no pueden ser arrancados de su mano:
“Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano.”
La iglesia invisible es el conjunto de los que han sido predestinados para la vida eterna y que, por la obra del Espíritu Santo, perseverarán en la fe hasta el fin. Esto nos enseña que, aunque la iglesia visible puede fluctuar en su número y en su fidelidad, la iglesia invisible está garantizada por la promesa de Dios de que ninguno de sus verdaderos hijos se perderá.
Implicaciones para la Práctica Eclesial
La distinción entre la iglesia visible e invisible tiene implicaciones importantes para el liderazgo y la práctica en la iglesia local. En la iglesia visible, se requiere de una administración fiel de los sacramentos y la disciplina para reflejar lo mejor posible la realidad de la iglesia invisible. Sin embargo, debemos reconocer que la iglesia visible nunca será perfecta, y que nuestra responsabilidad es pastorear a todos los que profesan fe, sabiendo que solo Dios conoce a los que son verdaderamente suyos.
Bavinck menciona que la disciplina eclesiástica es un medio para tratar de mantener la pureza de la iglesia visible, pero nunca será perfecta. Por lo tanto, los líderes deben ser humildes, sabiendo que el éxito de la iglesia no depende de nuestra habilidad para discernir entre los verdaderos y falsos creyentes, sino de la obra soberana de Dios en la iglesia invisible.
Conclusión
La iglesia invisible es el verdadero pueblo de Dios, formado por los elegidos que han sido regenerados y unidos a Cristo. Aunque no siempre visible para los ojos humanos, es la iglesia que persevera hasta el fin y que será glorificada en la venida de Cristo. Esta verdad debe darnos confianza como líderes, sabiendo que aunque la iglesia visible es imperfecta, Dios sigue edificando su iglesia invisible, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.
IV. Los Miembros de la Iglesia: El Sacerdocio de Todos los Creyentes
IV. Los Miembros de la Iglesia: El Sacerdocio de Todos los Creyentes
Después de haber comprendido la naturaleza de la Iglesia como visible e invisible, es importante dirigir nuestra atención a uno de los principios más centrales en la teología reformada: el sacerdocio de todos los creyentes. Este principio nos enseña que todos los miembros de la iglesia tienen una dignidad y responsabilidad única en su relación con Dios y su servicio dentro del cuerpo de Cristo. Este concepto es vital para comprender cómo cada cristiano, ya sea laico o líder, participa activamente en el gobierno y la misión de la Iglesia.
1. Fundamento Bíblico del Sacerdocio de Todos los Creyentes
El sacerdocio de todos los creyentes tiene su fundamento en el Nuevo Testamento, particularmente en el libro de 1 Pedro, donde se nos enseña que todos los creyentes han sido llamados a ejercer un sacerdocio santo.
Fundamento bíblico:
• 1 Pedro 2:9: “Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable.”
• Apocalipsis 1:6: “Y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre.”
Comentario de Bannerman:
En su obra The Church of Christ, Bannerman subraya que el sacerdocio universal de los creyentes no implica una igualdad de funciones, sino una igualdad en acceso a Dios. Todos los creyentes pueden acercarse a Dios por medio de Cristo, sin la necesidad de un intermediario humano, como se hacía en el Antiguo Testamento con los sacerdotes levíticos. Sin embargo, este sacerdocio también conlleva responsabilidades, como el ofrecimiento de sacrificios espirituales y el servicio a los demás.
2. Sacerdocio Universal: Un Llamado a la Santidad y al Servicio
El sacerdocio de todos los creyentes tiene profundas implicaciones en la vida cristiana. No solo nos otorga acceso directo a Dios a través de Cristo, sino que también nos llama a vivir una vida de santidad y servicio. El sacrificio del creyente no es uno de animales, sino de una vida entregada al servicio de Dios y su iglesia, ofreciendo “sacrificios espirituales aceptables a Dios” (1 Pedro 2:5).
Fundamento bíblico:
• Romanos 12:1: “Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional.”
Comentario de Bavinck:
En Dogmática Reformada, Bavinck destaca que este sacrificio espiritual no es solo individual, sino también comunitario. La vida de cada creyente está entrelazada con la de otros en la iglesia. Todos, desde el más nuevo creyente hasta el líder más experimentado, tienen el deber de edificar el cuerpo de Cristo.
3. Responsabilidad y Privilegios de Todos los Miembros
En la tradición reformada, el sacerdocio de los creyentes otorga a cada miembro de la iglesia ciertos privilegios, como el acceso directo a Dios y la participación en la adoración. Sin embargo, estos privilegios están ligados a responsabilidades. Cada creyente es llamado a participar activamente en la vida de la iglesia, contribuyendo con sus dones y talentos al bien común y a la misión de la iglesia.
Fundamento bíblico:
• Efesios 4:11-12: “Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo.”
Comentario de Clowney:
Clowney, en su libro The Church, señala que todos los miembros de la iglesia tienen un papel en el ministerio. Aunque algunos han sido llamados a posiciones de liderazgo, todos los creyentes son responsables de compartir el evangelio, discipular a otros y edificar a la iglesia. En este sentido, el gobierno de la iglesia no está reservado solo para los oficiales, sino que todos los creyentes participan de manera significativa.
4. El Rol de los Oficiales en Relación al Sacerdocio de los Creyentes
A pesar de que todos los creyentes son sacerdotes, la iglesia reformada también enseña la importancia de los oficiales (ministros, ancianos y diáconos) en la vida de la iglesia. Estos oficiales no reemplazan el sacerdocio universal, sino que lo sirven y lo capacitan para que cada miembro pueda cumplir su llamado.
Fundamento bíblico:
• Hebreos 13:17: “Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta.”
Comentario del Church Order Commentary (Van Dellen y Monsma):
Los oficiales son responsables de gobernar la iglesia con sabiduría y justicia, pero siempre en servicio al pueblo de Dios. Su autoridad no es jerárquica, sino pastoral, buscando el bienestar espiritual de la congregación y asegurando que cada miembro esté equipado para vivir como sacerdote en su vida diaria.
5. Implicaciones del Sacerdocio Universal en el Gobierno de la Iglesia
El sacerdocio de todos los creyentes tiene importantes implicaciones en cómo se gobierna la iglesia. En la teología reformada, el gobierno de la iglesia es representativo, lo que significa que los oficiales son elegidos por la congregación para representarlos y guiarles. Sin embargo, esto no disminuye la responsabilidad de cada creyente de participar activamente en las decisiones de la iglesia, la adoración y el testimonio.
Fundamento bíblico:
• Hechos 6:3: “Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete varones de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes encarguemos de este trabajo.”
Comentario de Vos:
En Reformed Dogmatics, Vos enfatiza que, aunque los oficiales tienen un papel importante en la administración de la iglesia, el gobierno de la iglesia es un acto en el que participa todo el cuerpo. Los oficiales son elegidos por la congregación para servirles, no para ejercer dominio sobre ellos. Esto refleja la enseñanza del sacerdocio universal, donde cada creyente tiene un papel activo en la vida y misión de la iglesia.
6. Implicaciones Prácticas para los Creyentes
El concepto del sacerdocio de todos los creyentes tiene implicaciones directas para cómo vivimos nuestra vida cristiana:
• Participación activa: Todos los creyentes deben involucrarse activamente en la vida de la iglesia. Esto incluye el servicio en diversos ministerios, la adoración y la evangelización.
• Responsabilidad espiritual: Cada creyente es responsable de su propio crecimiento espiritual y del bienestar espiritual de los demás. Esto implica oración, estudio de la Palabra y cuidado mutuo.
• Humildad y servicio: Si bien todos los creyentes son sacerdotes, también están llamados a vivir en humildad, sirviendo a los demás y sometiéndose a los oficiales de la iglesia.
Conclusión
El sacerdocio de todos los creyentes es uno de los principios fundamentales de la teología reformada, recordándonos que todos, sin importar nuestro rol, somos llamados a servir en la iglesia de Cristo. Este sacerdocio no solo otorga privilegios, como el acceso a Dios, sino también grandes responsabilidades, como el servicio y el liderazgo espiritual en el cuerpo de Cristo
V. El Gobierno de la Iglesia en el Modelo Presbiteriano
Después de explorar la naturaleza de la Iglesia y el papel que cada miembro tiene como parte del sacerdocio universal, es esencial que comprendamos cómo se organiza y gobierna la Iglesia según el modelo presbiteriano. Este modelo no es solo una estructura funcional, sino que refleja los principios bíblicos de liderazgo, autoridad y servicio dentro del cuerpo de Cristo. Vamos a profundizar en cómo el gobierno presbiteriano se desarrolla a partir de las Escrituras y cómo cada creyente, tanto laico como oficial, participa en este gobierno.
1. Fundamento Bíblico del Gobierno Presbiteriano
El gobierno de la iglesia en el modelo presbiteriano se basa en una estructura de liderazgo representativo que emana de las Escrituras. La autoridad en la iglesia no reside en un solo individuo, sino en un cuerpo de ancianos que gobierna colectivamente, bajo el liderazgo de Cristo.
Fundamento bíblico:
• Hechos 14:23: “Y constituyeron ancianos en cada iglesia, y habiendo orado con ayunos, los encomendaron al Señor en quien habían creído.”
• 1 Timoteo 5:17: “Los ancianos que gobiernan bien, sean tenidos por dignos de doble honor, mayormente los que trabajan en predicar y enseñar.”
Comentario de Bannerman:
Bannerman, en The Church of Christ, subraya que el gobierno presbiteriano sigue el patrón de la Iglesia primitiva, donde los ancianos eran elegidos para supervisar el bienestar espiritual de la congregación. Este modelo de liderazgo representativo asegura que la autoridad en la iglesia sea compartida y que ninguna persona tenga dominio sobre el cuerpo de Cristo.
2. La Estructura de Gobierno en el Modelo Presbiteriano
El término presbítero proviene del griego presbyteros, que significa “anciano”. En el modelo presbiteriano, la iglesia es gobernada por un cuerpo de ancianos (presbíteros) que incluyen tanto ministros (ancianos docentes) como laicos (ancianos gobernantes). Este cuerpo, llamado consistorio o sesión, representa a la iglesia local y es responsable de guiar a la congregación bajo la autoridad de la Palabra de Dios.
Fundamento bíblico:
• Tito 1:5: “Por esta causa te dejé en Creta, para que corrigieses lo deficiente, y establecieses ancianos en cada ciudad, así como yo te mandé.”
Comentario del Church Order Commentary (Van Dellen y Monsma):
El Comentario del Libro de Orden de Van Dellen y Monsma explica que el gobierno presbiteriano refleja la responsabilidad colectiva de los ancianos en cada iglesia local. Cada anciano es igual en autoridad y debe gobernar en consulta con los demás, bajo la dirección de Cristo, quien es la cabeza de la Iglesia.
3. Autoridad y Servicio en el Gobierno de la Iglesia
Una de las características distintivas del gobierno presbiteriano es que la autoridad se ejerce de manera servicial. Los ancianos no son gobernantes en el sentido secular de la palabra, sino siervos que cuidan del rebaño de Cristo, guiando con humildad y amor.
Fundamento bíblico:
• 1 Pedro 5:2-3: “Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto; no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey.”
Comentario de Clowney:
En The Church, Edmund Clowney enfatiza que el liderazgo en la iglesia presbiteriana no es jerárquico, sino pastoral. Los ancianos son llamados a ejercer autoridad con el corazón de un pastor, cuidando de las almas bajo su responsabilidad, en lugar de ejercer control sobre ellas. Este liderazgo tiene como objetivo edificar a la iglesia y glorificar a Cristo.
4. Las Asambleas en el Gobierno Presbiteriano: Congregación, Presbiterio y Sínodo
En el modelo presbiteriano, la iglesia local no está aislada. Cada iglesia es parte de una conexión más amplia de iglesias a través de presbiterios y sínodos. Estas asambleas permiten que las iglesias trabajen juntas y supervisen la fidelidad doctrinal y disciplinaria.
Fundamento bíblico:
• Hechos 15:6, 22: “Y se reunieron los apóstoles y los ancianos para conocer de este asunto… Entonces pareció bien a los apóstoles y a los ancianos, con toda la iglesia…”
Comentario de Bavinck:
Bavinck, en Dogmática Reformada, destaca que el modelo presbiteriano refleja la interdependencia de las iglesias que forman una unidad más amplia. A través del presbiterio y el sínodo, las iglesias mantienen la pureza doctrinal y resuelven asuntos que afectan a la iglesia en general, siguiendo el modelo de las asambleas apostólicas.
5. La Congregación y su Papel en el Gobierno de la Iglesia
En el gobierno presbiteriano, la congregación tiene un papel activo. Los ancianos y oficiales son elegidos por la congregación, lo que asegura que el liderazgo de la iglesia represente a la comunidad local. Esta elección es una expresión del sacerdocio de todos los creyentes, donde cada miembro tiene voz en el proceso de gobierno.
Fundamento bíblico:
• Hechos 6:3: “Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete varones de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes encarguemos de este trabajo.”
Comentario de Vos:
Geerhardus Vos, en Reformed Dogmatics, subraya que la elección de oficiales por la congregación es un aspecto crucial del gobierno presbiteriano. No es un ejercicio de poder, sino un reconocimiento del don de liderazgo que Dios ha dado a ciertos miembros para el bienestar del cuerpo de Cristo. Así, la congregación participa activamente en el gobierno, pero siempre bajo la dirección de los ancianos.
6. La Importancia de la Disciplina en el Gobierno Presbiteriano
La disciplina es un aspecto esencial del gobierno de la iglesia. No se trata de un castigo, sino de un medio de preservar la santidad y pureza de la iglesia. En el gobierno presbiteriano, los ancianos son responsables de ejercer disciplina de manera bíblica, buscando siempre la restauración del miembro en falta.
Fundamento bíblico:
• Mateo 18:15-17: “Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú y él solos; si te oyere, has ganado a tu hermano.”
Comentario del Church Order Commentary (Van Dellen y Monsma):
La disciplina eclesiástica es uno de los deberes más solemnes de los ancianos. Su objetivo no es excluir, sino restaurar. La iglesia presbiteriana sigue el mandato bíblico de corregir con amor y guiar al arrepentimiento, para el bienestar espiritual del cuerpo.
Conclusión: Participación Activa en el Gobierno de la Iglesia
El modelo presbiteriano de gobierno no es solo una estructura organizativa, sino una expresión viva del orden que Dios ha establecido para su iglesia. Cada miembro tiene un papel activo en este gobierno, ya sea como oficial o como parte de la congregación. Este sistema refleja tanto la autoridad de Cristo como la responsabilidad mutua dentro del cuerpo de Cristo, asegurando que la iglesia sea guiada en fidelidad a la Palabra y en servicio amoroso unos a otros.
VI. La Participación de los Laicos en el Gobierno de la Iglesia
VI. La Participación de los Laicos en el Gobierno de la Iglesia
La iglesia presbiteriana no ve el gobierno de la iglesia como una tarea exclusiva de los oficiales ordenados (ministros y ancianos), sino como una responsabilidad compartida con toda la congregación. Los laicos, como parte integral del cuerpo de Cristo, juegan un papel crucial en la dirección, sostenimiento y cuidado de la iglesia. Este principio es esencialmente una manifestación del sacerdocio de todos los creyentes, donde cada miembro tiene un llamado a participar activamente en la vida y gobierno de la iglesia local.
1. El Sacerdocio de Todos los Creyentes
En 1 Pedro 2:9, la Biblia nos enseña que todos los creyentes son parte de un “real sacerdocio”. Este principio fundamental del protestantismo enseña que cada cristiano, ya sea ordenado o laico, tiene acceso directo a Dios y comparte la responsabilidad de llevar a cabo el ministerio de la iglesia. La participación en el gobierno de la iglesia es una expresión de esta realidad espiritual.
Fundamento bíblico:
• 1 Pedro 2:9: “Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable.”
Comentario de Bavinck:
Herman Bavinck, en Dogmática Reformada, subraya que el sacerdocio universal de los creyentes no es una simple noción espiritual, sino que implica una participación activa en la vida de la iglesia. Esto incluye el derecho y la responsabilidad de los laicos en la elección de oficiales, la toma de decisiones y la supervisión de los asuntos espirituales y materiales de la congregación.
2. La Elección de Oficiales
Una de las formas más directas en que los laicos participan en el gobierno de la iglesia es a través de la elección de sus oficiales (ancianos y diáconos). En el modelo presbiteriano, la congregación es la que elige a los hombres que servirán como líderes espirituales, reconociendo en ellos los dones y el llamado que Dios les ha dado.
Fundamento bíblico:
• Hechos 6:3: “Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete varones de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes encarguemos de este trabajo.”
Comentario de Vos:
Geerhardus Vos enfatiza en Reformed Dogmatics que la elección de oficiales es un acto comunitario que refleja el reconocimiento del liderazgo dado por Dios dentro de la iglesia. No se trata de una designación arbitraria, sino de la confirmación por parte de la congregación de aquellos que están capacitados para guiar espiritualmente y gobernar con sabiduría.
3. La Participación en Asambleas Congregacionales
Otra manifestación de la participación de los laicos en el gobierno de la iglesia es su rol en las reuniones congregacionales, donde se toman decisiones importantes relacionadas con la dirección y misión de la iglesia. Estas reuniones son una oportunidad para que los miembros laicos expresen sus opiniones, participen en la toma de decisiones, y contribuyan a la misión de la iglesia en el mundo.
Fundamento bíblico:
• Hechos 15:22: “Entonces pareció bien a los apóstoles y a los ancianos, con toda la iglesia, elegir de entre ellos varones y enviarlos a Antioquía con Pablo y Bernabé.”
Comentario del Church Order Commentary (Van Dellen y Monsma):
Van Dellen y Monsma destacan que en el modelo presbiteriano, las asambleas congregacionales son una expresión visible del gobierno colectivo de la iglesia. Los laicos, a través de sus aportaciones y participación, aseguran que la iglesia sea guiada en fidelidad a las Escrituras y que cada decisión se tome en oración y comunión.
4. El Rol de los Laicos en la Supervisión y Apoyo del Ministerio
Los laicos no solo eligen a los oficiales, sino que también tienen la responsabilidad de apoyar y supervisar su ministerio. Esto incluye aspectos prácticos como la administración financiera, el mantenimiento de las instalaciones, y el apoyo a las necesidades espirituales de la congregación. Los laicos son esenciales en el cumplimiento de la misión de la iglesia, asegurando que los líderes puedan concentrarse en la enseñanza, la predicación y la oración.
Fundamento bíblico:
• 1 Corintios 12:27-28: “Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular. Y a unos puso Dios en la iglesia, primeramente apóstoles, luego profetas, lo tercero maestros, luego los que hacen milagros, después los que sanan, los que ayudan, los que administran…”
Comentario de Clowney:
En The Church, Clowney explica que el gobierno presbiteriano no depende solo de los ancianos, sino que cada miembro tiene un lugar en el cuerpo y una responsabilidad que cumplir. Desde los ministerios de enseñanza hasta la administración y el servicio práctico, los laicos son vitales para la salud y crecimiento de la iglesia.
5. La Participación en el Ministerio de la Palabra y los Sacramentos
Aunque el ministerio de la Palabra y los sacramentos es llevado a cabo por oficiales ordenados, los laicos participan activamente en estos actos de adoración. La respuesta de la congregación en la enseñanza y en la recepción de los sacramentos es una forma de testimonio y de participación en el ministerio espiritual de la iglesia.
Fundamento bíblico:
• 1 Corintios 11:26: “Así, pues, todas las veces que comáis este pan y bebáis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que él venga.”
Comentario de Bavinck:
Bavinck subraya que el ministerio de la Palabra y los sacramentos, aunque administrado por los oficiales, no es completo sin la respuesta activa de la congregación. El acto de participar en la Cena del Señor, de recibir el bautismo o de responder a la enseñanza de la Palabra es un ejercicio del sacerdocio de todos los creyentes, confirmando su comunión en Cristo y su participación en la vida de la iglesia.
6. El Sacerdocio Activo en la Disciplina Eclesiástica
Los laicos también participan en la disciplina eclesiástica, apoyando a los ancianos en la corrección y restauración de los miembros que han caído en pecado. Aunque los ancianos lideran el proceso, la congregación tiene el deber de orar por los miembros, confrontarlos amorosamente y ser instrumentos de gracia en su restauración.
Fundamento bíblico:
• Mateo 18:15-17: “Si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú y él solos… Si no los oyere, dilo a la iglesia.”
Comentario de Bannerman:
Bannerman enseña que la disciplina es una obra conjunta de toda la iglesia. Mientras que los ancianos tienen el liderazgo formal, la congregación debe estar activamente involucrada en el proceso de disciplina, apoyando con amor a aquellos que están bajo corrección y asegurando que la iglesia refleje la santidad de Dios.
Conclusión: El Privilegio y la Responsabilidad de los Laicos
El modelo presbiteriano reconoce el papel vital de los laicos en el gobierno y la vida de la iglesia. No se trata de una mera formalidad, sino de una responsabilidad espiritual donde cada creyente tiene el llamado de participar activamente en el avance del Reino de Dios a través de su servicio, apoyo y liderazgo. En la iglesia de Cristo, cada miembro es necesario y valioso en la edificación del cuerpo, y el gobierno presbiteriano proporciona la estructura para que esto ocurra de manera bíblica y ordenada.
VII. Conclusión: La Iglesia como Reflejo del Orden Divino
La Iglesia, tal como la hemos definido y explorado en esta clase, no es simplemente una institución humana; es un reflejo del orden divino revelado en las Escrituras. Desde su naturaleza dual como visible e invisible, hasta la participación activa de los laicos y oficiales en su gobierno, la Iglesia es la manifestación concreta del Reino de Dios en la tierra.
1. La Soberanía de Cristo sobre Su Iglesia
Cristo, como cabeza de la Iglesia (Efesios 1:22-23), gobierna soberanamente sobre Su pueblo. Todo el orden de la Iglesia, tanto en su aspecto visible como invisible, refleja la autoridad de Cristo. Su gobierno no es tiránico ni distante, sino un liderazgo de amor y servicio, que llama a todos los miembros del cuerpo a participar activamente en Su misión.
Fundamento bíblico:
• Colosenses 1:18: “Y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia; él que es el principio, el primogénito de los muertos, para que en todo tenga la preeminencia.”
Comentario de Vos:
Geerhardus Vos nos recuerda que la iglesia no es un fin en sí misma, sino que existe para glorificar a Cristo y participar en la redención del mundo. El gobierno de la iglesia es, por lo tanto, un reflejo de cómo Cristo rige y dirige a su pueblo con sabiduría y justicia, estableciendo un orden que refleja su carácter.
2. El Orden como Manifestación de la Sabiduría de Dios
El gobierno presbiteriano, con su énfasis en la pluralidad de ancianos, la elección de oficiales por la congregación y la participación activa de todos los creyentes, es una expresión de la sabiduría de Dios en el diseño de Su Iglesia. En lugar de depender de un solo líder humano, la iglesia se organiza de manera que cada miembro tiene un papel, y los oficiales sirven bajo la autoridad de la Palabra de Dios.
Fundamento bíblico:
• 1 Corintios 14:40: “Pero hágase todo decentemente y con orden.”
Comentario de Bavinck:
Herman Bavinck afirma que la estructura de la iglesia no es arbitraria, sino una manifestación del orden que Dios estableció desde la creación. La iglesia visible, con su gobierno, sacramentos y disciplina, es una expresión concreta de cómo Dios gobierna con orden, justicia y gracia.
3. El Llamado a Servir en la Iglesia Local
Al concluir esta clase, debemos recordar que cada uno de nosotros está llamado a participar activamente en la vida y gobierno de la iglesia local. Ya sea como oficial o laico, nuestra participación es parte del diseño de Dios para Su iglesia. Servir en la iglesia es una responsabilidad seria, pero también un privilegio que refleja nuestra identidad como hijos de Dios y miembros del cuerpo de Cristo.
Fundamento bíblico:
• Romanos 12:4-5: “Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función, así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros.”
Comentario de Bannerman:
Bannerman señala que la iglesia es una comunidad espiritual que existe para glorificar a Dios y servir al prójimo. No es suficiente asistir pasivamente a la iglesia; debemos involucrarnos activamente en su vida, ejerciendo nuestros dones para la edificación del cuerpo.
Conclusión Final: La Iglesia como Comunidad del Pacto
La iglesia es, en última instancia, la comunidad del pacto de Dios, llamada a reflejar Su carácter y Su reino en la tierra. Como parte de esta comunidad, estamos llamados a vivir en obediencia a Cristo, sirviéndonos mutuamente y sometiéndonos a Su gobierno. En el gobierno presbiteriano, vemos un modelo que nos ayuda a vivir esta realidad, promoviendo la participación activa de todos los creyentes y la unidad del cuerpo de Cristo bajo la autoridad de Su Palabra.
Fundamento bíblico:
• Efesios 4:15-16: “Sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor.”
Comentario del Church Order Commentary (Van Dellen y Monsma):
La iglesia local no solo es una comunidad, sino un organismo vivo en el que cada miembro tiene un papel que cumplir en el avance del Reino de Dios. La participación de todos en el gobierno de la iglesia asegura que este organismo crezca en unidad, santidad y eficacia en su misión de ser la luz de Cristo en el mundo.
Este es nuestro llamado y desafío: vivir como miembros activos del cuerpo de Cristo, sirviendo bajo Su dirección y reflejando Su gloria en todas las esferas de la vida.
Lectura:
1. El Líder Pastor: Prólogo e Introducción (páginas 1-20).
2. Cómo Jesús dirige a su iglesia: Capítulo 1 (páginas 1-15).
• Tareas:
• Reflexión: Reflexionar sobre la importancia de la iglesia como el cuerpo de Cristo y su relación con el gobierno de la iglesia. En esta reflexión, considera cómo el gobierno de la iglesia refleja la autoridad y el señorío de Cristo.
• Resumen: Preparar un resumen breve de cómo puedes, como laico, participar activamente en la vida de la iglesia y contribuir a su edificación. Menciona áreas específicas donde crees que Dios te ha llamado a servir y cómo podrías apoyar a los oficiales de la iglesia en sus responsabilidades.
Preguntas para la Discusión en Clase:
1. ¿Qué significa que la iglesia es el “cuerpo de Cristo” según las Escrituras, y cómo esta imagen afecta nuestra comprensión de la vida comunitaria y el gobierno de la iglesia?
2. ¿Cuál es la relación entre el liderazgo en la iglesia y el liderazgo en el hogar? ¿Cómo puede un hombre practicar el liderazgo bíblico en ambas esferas?
3. ¿Cómo el modelo presbiteriano de gobierno eclesiástico refleja los principios bíblicos de pluralidad de ancianos y la participación congregacional?
4. En tu opinión, ¿qué implica el concepto del “sacerdocio de todos los creyentes” para los laicos? ¿Cómo deberían los miembros no oficiales involucrarse activamente en la iglesia?
Estas preguntas ayudarán a los participantes a conectarse con el material de manera práctica y a profundizar en su comprensión del gobierno de la iglesia.