El cristiano y el gobierno.
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La biblia siempre nos habla acerca de la relación entre Dios y el estado.
A.T.
Faraones y Reyes.
Profetas cortesanos.
Persecuciones en contra de profetas.
N.T
Césares, gobernadores, pro cónsules…
Persecucuciones en contra de la predicación del evangelio.
Persecuciones en contra de los apóstoles.
No es un tema ajeno a la biblia.
Por la tanto, podemos encontrar los principios necesarios para tener una relación sana entre la iglesia, la religión, el cristianismo con el estado.
La historia
Persecuciones crueles, acusaciones falsas en contra de el pueblo cristiano.
Obedecer a la autoridad no es fácil.
Nos irritamos cada vez que escuchamos que alguien nos dice: “Debes hacer esto; tienes que hacer aquello”.
Nos gustaría poder decir: “No me digas lo que tengo que hacer. Quiero hacer lo que yo quiera hacer”.
Esta en nuestra naturaleza.
En la Palabra de Dios encotramos algunos principios que nos ayudan a entender la relación que debemos tener como cristianos con el gobierno.
Texto base: Romanos 13.
Romanos 13 comienza:
Todos debemos someternos a las autoridades, pues no hay autoridad que no venga de Dios. Las autoridades que hay han sido establecidas por Dios.
Por lo tanto, aquel que se opone a la autoridad, en realidad se opone a lo establecido por Dios, y los que se oponen acarrean condenación sobre ellos mismos.
Pablo comienza este estudio del gobierno con el mandato apostólico de que todos se sometan a la autoridad de gobierno.
Esto sienta un marco para la obediencia civil cristiana.
La enseñanza de Pablo en Romanos 13:1–2 no es un caso aislado en el Nuevo Testamento.
Aquí Pablo simplemente está reiterando lo que enseña en otro lugar, lo que también enseña Pedro en sus epístolas —y nuestro propio Señor también lo hace—, que el cristiano tiene una obligación fundamental de ser ejemplo de obediencia civil.
Este es mi punto… Como cristianos, nos olvidamos muchas veces que debemos esforzarnos por ser buenos vecinos, buenos compañeros de trabajo, buenos ciudadanos.
Estamos llamados a ser tan obedientes como podamos.
Recordemos que Pablo está escribiendo esto a personas que están bajo la opresión del gobierno romano. Él les está diciendo que sean sumisas a un gobierno que finalmente lo ejecutaría.
En ese mismo contexto vivió el Señor Jesucristo.
Observe a Cristo, Él vino a un mundo muy interesante.
Él vino a un Imperio Romano, en donde la esclavitud florecía.
Había tres esclavos, aproximadamente tres esclavos, por cada hombre libre.
Él también vino a un mundo que estaba dominado por el absolutismo, en términos de gobierno.
Los hombres eran los monarcas absolutos, gobernantes absolutos.
Los césares entraron y adoptaron o asumieron el poder, ellos gobernaban con autoridad absoluta.
El senado romano declaró a Augusto procónsul y tribuno de Roma de por vida. Y él tenía poder absoluto y total. Él era el comandante en jefe de todos los soldados, él estaba por encima del senado, y él controlaba todos los asuntos civiles.
Usted tenía lo mismo en Palestina
El gobernante de Palestina, quien había sido colocado en cierta manera como un rey títere bajo Roma, era un hombre llamado Herodes.
Herodes era edomita. Herodes no era judío.
Ese gobernante edomita de Palestina, el rey con gran poder, tenía la autoridad absoluta de demandar que todo bebé en cierta región fuera masacrado y nadie podía detener su mano.
Él tenía autoridad absoluta sobre la vida y la muerte.
Él asesinó a su familia entera, su madre, su esposa, sus hijos; y nadie le pidió cuentas.
Impuestos exorbitantes - no les subió la gasolina porque no había…
La biblia nos ofrece principios contemporáneos para relacionarnos sanamente con el gobierno.
Pablo comienza a exponer su argumentación diciendo: “Todos debemos someternos a las autoridades”. ¿Por qué? “Pues no hay autoridad que no venga de Dios”.
Pedro lo expresa de otra forma. Él dice que nos sometamos a las autoridades terrenales por causa del Señor (1 Pedro 2:13).
Por causa del Señor someteos a toda institución humana, ya sea al rey, como a superior,
Eso significa que si no muestro respeto hacia una persona a la que Dios ha puesto en autoridad entre él y yo, mi falta de respeto llega más allá de esa persona y en definitiva alcanza a Dios en cuanto dador de dicha autoridad.
Toda autoridad en última instancia depende de Dios, y no existe autoridad investida sobre ninguna institución o persona sino la autoridad delegada por Dios
Si Cristo es el primer ministro del universo, eso significa que todos los reyes de este mundo tienen un rey que reina sobre ellos y que todos los señores terrenales tienen un Señor superior a quien rendirle cuentas.
Nuestra primera lealtad como cristianos se la debemos a nuestro Rey celestial.
Esto se debe ver reflejado desde la familia.
Ej.: Hoy en día el enemigo esta ganando terreno quitando autoridad a los padres, maestros, autoridades.
La culminación de ese irrespeto puede terminar en una anarquia, que traerá caos a una nación.
Estamos llamados a respetar y honrar a nuestras autoridades terrenales, a orar por ellas y sujetarnos a ellas, pero en el momento en que elevemos a la autoridad terrenal por sobre la autoridad de Cristo, habremos sido desleales, y habremos cometido traición contra el Rey de reyes
Si no te gusta el presidente de tu país, recuerda que quien emitió el voto decisivo en su elección fue el Dios todopoderoso.
Desde luego, Dios no aprueba o respalda todo lo que hace el presidente; tampoco se da el caso de que Dios le traspase la autoridad al presidente y le diga: “Adelante, gobierna a esta gente como mejor te parezca”.
Cada rey está sujeto a las leyes de Dios y será juzgado según esas leyes. Puede que el presidente sea totalmente impío, pero por razones que solo Dios conoce, él lo ha puesto en ese puesto de autoridad.
Pablo prosigue en Romanos 13: “Por lo tanto, aquel que se opone a la autoridad, en realidad se opone a lo establecido por Dios, y los que se oponen acarrean condenación sobre ellos mismos” (v. 2).
Es importante señalar que Pedro y Pablo no dicen que las autoridades que se deben obedecer necesariamente sean autoridades piadosas. Lo que sí dicen es que Dios las ha designado. Dios levanta gobiernos y Dios los derriba.
El Antiguo Testamento está lleno de casos (como el que está registrado en el libro de Habacuc) en los que las personas se rebelan contra Dios y él las castiga dándoles gobernadores malvados que traen opresión y dolor, en medio de lo cual la gente lucha hasta que se arrepiente.
Si desobedezco a cualquier autoridad que Dios haya puesto, le desobedezco a él. A eso se refiere Pedro cuando dice: “Sométanse por causa del Señor a toda autoridad humana” (1 Pedro 2:13)
¿Hay algún momento cuando para la iglesia o el cristiano sea legítimo actuar en resistencia al estado?
Historia de la navidad.
Lucas 2.
Augusto César.
Su programa tributario, César ordenó que todos regresaran a su ciudad natal para que pudieran ser contados en el censo.
Le gente no estaba volviendo a sus orígenes por vacaciones, sino más bien para someterse a la autoridad de gobierno
José y María
Él arriesgó la vida de su esposa y su bebé para cumplir con la ley aun cuando para ellos esa ley significaba un gran inconveniente. El ejemplo de José plantea un asunto importante: el de la desobediencia civil
Cuando Pablo escribió: “Todos debemos someternos a las autoridades” (Romanos 13:1), escribía a personas que estaban sufriendo bajo la opresión del gobierno romano.
No obstante, Pablo enseñó a los creyentes de Roma a ser buenos súbditos del imperio, a pagar impuestos, a honrar a las autoridades sobre ellos, y a orar regularmente por aquellos que tenían cargos de poder y autoridad (v. 7).
Confesión de fe de Westminster - Conjunto doctrinal que marca el rumbo de la iglesia para no desviarse en otras herejías. (siglo 17)
La Confesión de Fe de Westminster dice: “Es el deber del pueblo orar por los magistrados, honrar sus personas, pagarles tributo y otros derechos, obedecer sus mandatos legales y estar sujetos a su autoridad por causa de la conciencia. La infidelidad o la diferencia de religión no invalida la autoridad legal y justa del magistrado, ni exime al pueblo de la debida obediencia a él” (23.4).
Esto significa que si el estado es irreligioso y difiere de nosotros en términos de nuestras convicciones religiosas, eso no nos exime de nuestra responsabilidad de honrarlo como gobierno.
El primer principio es la obediencia civil. El principio de obediencia civil consiste en que estamos llamados a someternos a las autoridades que nos gobiernan, y no solo cuando estamos de acuerdo con ellas.
En efecto, los cristianos estamos llamados a ser ciudadanos ejemplares.
Esta fue la defensa de los apologistas cristianos de los siglos I y II cuando se levantó la persecución contra ellos en el Imperio Romano.
Por ejemplo, Justino Mártir se defendió a sí mismo y a otros ante el emperador Antonino Pío diciendo que los cristianos eran los ciudadanos más leales, con la orden del Rey Jesús de honrar al emperador.
Justino entendía la ética de la obediencia civil que tiene profundas raíces en el Nuevo Testamento
¿Significa eso que siempre debamos obedecer? Absolutamente no
Considera un episodio del libro de Hechos, cuando Pedro y Juan fueron llamados ante el Sanedrín, el consejo de los gobernantes judíos, después de sanar a un hombre inválido.
Acts 4:13–17 (NTV)
Los miembros del Concilio quedaron asombrados cuando vieron el valor de Pedro y de Juan, porque veían que eran hombres comunes sin ninguna preparación especial en las Escrituras.
También los identificaron como hombres que habían estado con Jesús. Sin embargo, dado que podían ver allí de pie entre ellos al hombre que había sido sanado, no hubo nada que el Concilio pudiera decir.
Así que les ordenaron a Pedro y a Juan que salieran de la sala del Concilio, y consultaron entre ellos.
«¿Qué debemos hacer con estos hombres? —se preguntaban unos a otros—. No podemos negar que han hecho una señal milagrosa, y todos en Jerusalén ya lo saben.
Asi que para evitar que sigan divulgando su propaganda aún más, tenemos que advertirles que no vuelvan a hablar con nadie en el nombre de Jesús».
Las autoridades ordenaron a Pedro y Juan que nunca volvieran a hablar o enseñar acerca de Cristo. A la luz de esto considera lo siguiente: ¿estarías leyendo este libro en este momento si Pedro y Juan hubiesen obedecido esa orden?
Si la comunidad apostólica se hubiera sometido a las autoridades y hubiera acatado ese mandato, el cristianismo se habría terminado en ese preciso momento y lugar.
En respuesta a ello, considera el principio que surge en el verso siguiente:
“Pero Pedro y Juan les respondieron: ‘Juzguen ustedes: ¿Es justo delante de Dios obedecerlos a ustedes antes que a él? Porque nosotros no podemos dejar de hablar acerca de lo que hemos visto y oído’ ” (vv. 19–20).
¿A quién obedeces cuando hay un conflicto directo, inmediato e inequívoco entre la ley de Dios y el gobierno de los hombres?
A veces, los gobernadores humanos exigen que las personas hagan lo que Dios prohíbe, o les prohíben hacer lo que Dios ordena.
El principio es muy simple. Si cualquier gobernante —un oficial o una institución del gobierno, un maestro de escuela, un jefe, o un comandante militar— te ordena que hagas algo que Dios prohíbe o te prohíbe hacer algo que Dios ordena, no solo puedes desobedecer, sino que debes desobedecer.
Ej.: La ley de Dios es una ley moral mas alta que una ley civil que exista en una nación.
Ej.: Leyes morales generales.
Proteger niño,ancianos, embarazadas. Mentir para proteger una vida.
Si te enfrentas a una decisión de este tipo, debes obedecer a Dios.
Si mi jefe me pidiera que maquille los libros de contabilidad para evitar ser acusado de fraude, yo tendría que desobedecer.
Si una autoridad de gobierno te dijera que tienes que practicar un aborto, tendrías que desobedecer, porque obedeces a una autoridad superior.
Ej.: EStas leyes las establece el gobierno civil para alcanzar a cada sector de la población, pero la decisión última la tiene la persona.
Recae en la voluntad y en el temor a Dios.
Si las autoridades dicen que no se nos permite distribuir Biblias o predicar la Palabra de Dios, tenemos que hacerlo de todos modos, porque tenemos un mandato de Cristo de discipular a las naciones.
Es de vital importancia que dominemos los principios básicos concernientes a la relación entre la iglesia y el estado.
Como dice Pablo en Romanos 13, debemos sujetarnos a las autoridades que están puestas sobre nosotros, porque su poder es un poder derivado que Dios mismo les ha dado.
Este es el principio de obediencia civil. Pero cuando esas autoridades nos ordenan que hagamos algo que Dios prohíbe, o nos prohíben hacer algo que Dios ordena, debemos obedecer a Dios antes que a las autoridades terrenales.
La ley moral de Dios esta por encima de cualquier ley civil que pueda existir en un país.
Vivamos bajo los principios de nuestro Rey Soberano, Cristo.
Estos principios nos ayudan:
Gobernar nuestras vidas.
Gobernar nuestras familias.
Si Dios permite ocupar puestos de autoridad, hacerlo para gloria y honra de Él.
Pablo predicó a gobernantes. Tenemos historia de Reyes que temieron al Señor y sus vidas, generaciones y naciones fueron bendecidas.
Lo que Dios ve es la intención en el corazón de cada uno.
¿Deseamos vivir mejor? Comencemos con nosotros, con nuestra casa, con nuestra iglesia, con nuestro trabajo.
Afectamos las sociedades de adentro, al cambiar los corazones, no la estructura.
Si deseamos que nuestra vida de un buen fruto, gobernemos bien nuestro caminar.
Si deseamos que nuestra familia mejore, gobernemos bien.
Si desea que el país mejore, ore por su gobierno, y esfuercese por ser mejor ciudadano.
Todo esto inicia con Cristo en su corazón.