La gloria venidera
La gloria de Cristo • Sermon • Submitted • Presented
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Resive el gozo por adelantado, el niño que resive las buenas nuevas, nos vamos a acampar
El Señor plantó una viña
23 Porque yo recibí del Señor lo mismo que os he enseñado: que el Señor Jesús, la noche en que fue entregado, tomó pan,
24 y después de dar gracias, lo partió y dijo: Esto es mi cuerpo que es para vosotros; haced esto en memoria de mí.
25 De la misma manera tomó también la copa después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; haced esto cuantas veces la bebáis en memoria de mí.
26 Porque todas las veces que comáis este pan y bebáis esta copa, la muerte del Señor proclamáis hasta que Él venga.
1 Ahora bien, la fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.
2 «En aquel día, canten acerca del viñedo fértil.
3 Yo, el Señor, lo vigilaré, y lo regaré con cuidado. Día y noche lo vigilaré para que nadie pueda hacerle daño.
10 Y sucederá que cuando el Señor tu Dios te traiga a la tierra que juró a tus padres Abraham, Isaac y Jacob que te daría, una tierra con grandes y espléndidas ciudades que tú no edificaste,
11 y casas llenas de toda buena cosa que tú no llenaste, y cisternas cavadas que tú no cavaste, viñas y olivos que tú no plantaste, y comas y te sacies;
9 Y comenzó a referir al pueblo esta parábola: Un hombre plantó una viña, y la arrendó a labradores, y se fue de viaje por mucho tiempo.
10 Y al tiempo de la vendimia envió un siervo a los labradores para que le dieran parte del fruto de la viña; pero los labradores, después de golpearlo, lo enviaron con las manos vacías.
11 Volvió a enviar otro siervo; y ellos también a este, después de golpearlo y ultrajarlo, lo enviaron con las manos vacías.
12 Volvió a enviar un tercero; y a este también lo hirieron y echaron fuera.
13 Entonces el dueño de la viña dijo: «¿Qué haré? Enviaré a mi hijo amado; quizá a él lo respetarán».
14 Pero cuando los labradores lo vieron, razonaron entre sí, diciendo: «Este es el heredero; matémoslo para que la heredad sea nuestra».
15 Y arrojándolo fuera de la viña, lo mataron. Por tanto, ¿qué les hará el dueño de la viña?
16 Vendrá y destruirá a estos labradores, y dará la viña a otros. Y cuando ellos oyeron esto, dijeron: ¡Nunca suceda tal cosa!
17 Pero Él, mirándolos fijamente, dijo: Entonces, ¿qué quiere decir esto que está escrito: «La piedra que desecharon los constructores, esa, en piedra angular se ha convertido»?
18 Todo el que caiga sobre esa piedra será hecho pedazos; y aquel sobre quien ella caiga, lo esparcirá como polvo.
19 Los escribas y los principales sacerdotes procuraron echarle mano en aquella misma hora, pero temieron al pueblo; porque comprendieron que contra ellos había dicho esta parábola.
1 Al tercer día se celebró una boda en Caná de Galilea, y estaba allí la madre de Jesús;
2 y también Jesús fue invitado, con sus discípulos, a la boda.
3 Cuando se acabó el vino, la madre de Jesús le dijo*: No tienen vino.
4 Y Jesús le dijo*: Mujer, ¿qué nos va a ti y a mí en esto? Todavía no ha llegado mi hora.
5 Su madre dijo* a los que servían: Haced todo lo que Él os diga.
6 Y había allí seis tinajas de piedra, puestas para ser usadas en el rito de la purificación de los judíos; en cada una cabían dos o tres cántaros.
7 Jesús les dijo*: Llenad de agua las tinajas. Y las llenaron hasta el borde.
8 Entonces les dijo*: Sacad ahora un poco y llevadlo al maestresala. Y se lo llevaron.
9 Cuando el maestresala probó el agua convertida en vino, y como no sabía de dónde era (pero los que servían, que habían sacado el agua, lo sabían), el maestresala llamó* al novio,
10 y le dijo*: Todo hombre sirve primero el vino bueno, y cuando ya han tomado bastante, entonces el inferior; pero tú has guardado hasta ahora el vino bueno.
11 Este principio de sus señales hizo Jesús en Caná de Galilea, y manifestó su gloria, y sus discípulos creyeron en Él.
14 Pero el entendimiento de ellos se endureció; porque hasta el día de hoy, en la lectura del antiguo pacto el mismo velo permanece sin alzarse, pues solo en Cristo es quitado.
18 Pues considero que los sufrimientos de este tiempo presente no son dignos de ser comparados con la gloria que nos ha de ser revelada.
19 Porque el anhelo profundo de la creación es aguardar ansiosamente la revelación de los hijos de Dios.
20 Porque la creación fue sometida a vanidad, no de su propia voluntad, sino por causa de aquel que la sometió, en la esperanza
21 de que la creación misma será también liberada de la esclavitud de la corrupción a la libertad de la gloria de los hijos de Dios.
22 Pues sabemos que la creación entera a una gime y sufre dolores de parto hasta ahora.
23 Y no solo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, aun nosotros mismos gemimos en nuestro interior, aguardando ansiosamente la adopción como hijos, la redención de nuestro cuerpo.
24 Porque en esperanza hemos sido salvos, pero la esperanza que se ve no es esperanza, pues, ¿por qué esperar lo que uno ve?
25 Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos.
7 “El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al vencedor le daré a comer del árbol de la vida, que está en el paraíso de Dios”».