Edifica tu Fe sobre la Roca

Reforzando la Fe  •  Sermon  •  Submitted   •  Presented
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Edifica tu FE sobre la Roca

De las profesiones para las que no soy bueno, es el tema de la construcción. Hasta para hacer una tapa sencilla del registro ¡necesito ayuda! Ahora, no se diga en construcciones. Porque se necesita un sentido de la perspectiva o proporción que yo no tengo.
Cuando me preguntan ¿cómo cuanto mide la iglesia? ya mejor no intento calcular, porque me quedo muy corto o me paso por mucho.
Cuando empezó la construcción de la casa, fuimos a ver el terreno cuando tenía árboles, matorrales, se me hacía una selva enorme, después ya estaba limpio, sólo dejaron un nispero por ahí y se me hizo pequeño. Hicieron los trazos para la cimentación y me decían: aquí está la sala, aquí el baño, la recámara, al ver los espacios ¡los veía demasiado pequeños! Pues está bien que somos chaparritos, pero no exagere inge. Ellos pueden ver cosas que el ojo común no puede ver.
Esto ha sido así desde que se construye, quienes edifican pueden “ver” con anticipación lo que sólo está en la mente. Si después el edificio sufre un desperfecto eso es otro asunto.
Algo así pasó con una torre famosa que los constructores nunca pensaron que sería famosa por todo el mundo por las razones equivocadas. Es la Torre inclinada de Pisa que es famosa no por su altura, escasos 57 metros, o por su arquitectura romántica, esa famosa porque se inclinó.
De seguir inclinándose será inevitable que se caiga. Se hizo por etapas, la primera planta se terminó en el año 1173, y el quinto piso se terminó el año 1178 y pocos meses después empezó a inclinarse. Lo que debía estar recto ahora esta así: inclinada. Es más para hacer referencia a esa torre tienes que usar la frase: Torre inclinada de Pisa.
Esto bien puede ser una representación de nuestra vida. Una vida recta o una vida que parece una atracción turística porque estás inclinado ¿prefieres permanecer firme recto o inclinado?
Pareciera que el apóstol Pedro tiene esto en mente cuando escribe su 2a carta. En la primera carta está preocupado por los peligros externos, como la persecución y la opresión. En la 2a está más preocupado por los peligros internos: falsas enseñanzas, engaños. Quiere que quienes lo lean tomen esta enseñanza y la apliquen en su vida para su crecimiento espiritual. Leeré los primeros 11 versos del capítulo 1.
Yo, Simón Pedro, esclavo y apóstol de Jesucristo, les escribo esta carta a ustedes, que gozan de la misma preciosa fe que tenemos. Esta fe les fue concedida debido a la justicia e imparcialidad de Jesucristo, nuestro Dios y Salvador. Que Dios les dé cada vez más gracia y paz a medida que crecen en el conocimiento de Dios y de Jesús nuestro Señor. Mediante su divino poder, Dios nos ha dado todo lo que necesitamos para llevar una vida de rectitud. Todo esto lo recibimos al llegar a conocer a aquel que nos llamó por medio de su maravillosa gloria y excelencia; y debido a su gloria y excelencia, nos ha dado grandes y preciosas promesas. Estas promesas hacen posible que ustedes participen de la naturaleza divina y escapen de la corrupción del mundo, causada por los deseos humanos. En vista de todo esto, esfuércense al máximo por responder a las promesas de Dios complementando su fe con una abundante provisión de excelencia moral; la excelencia moral, con conocimiento; el conocimiento, con control propio; el control propio, con perseverancia; la perseverancia, con sumisión a Dios; la sumisión a Dios, con afecto fraternal, y el afecto fraternal, con amor por todos. Cuanto más crezcan de esta manera, más productivos y útiles serán en el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo; pero los que no llegan a desarrollarse de esta forma son cortos de vista o ciegos y olvidan que fueron limpiados de sus pecados pasados. Así que, amados hermanos, esfuércense por comprobar si realmente forman parte de los que Dios ha llamado y elegido. Hagan estas cosas y nunca caerán. Entonces Dios les dará un gran recibimiento en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.” (2 Pedro 1:1–11, NTV)
¿Estás creciendo o sólo envejeciendo? Esta es una pregunta que todos debemos hacer, porque es cierto que todos estamos envejeciendo -a algunos se les nota más que a otros-, pero también debe haber crecimiento del carácter. Cuando tenemos hijos pequeños soportamos el ruido, gritos, llantos porque sabemos que no será así siempre, ese niño va a crecer y madurar. A veces hasta marcamos el crecimiento en alguna pared o puerta de la casa. FOTO DE LA PARED DE LA CASA.
La vida cristiana comienza con el nacimiento espiritual, cuando aceptamos a Jesús como Salvador, la Palabra dice que es necesario “nacer de nuevo”, pero después de nacer sigue el crecimiento, desarrollo hasta llegar a la madurez.
Veamos 2 principios generales sobre el crecimiento espiritual:
El crecimiento espiritual NO tiene que ver con la edad física. Puedes ser adulto pero un infante espiritual. “Hay niños espirituales de 60 años, y por otro lado hay gente sabia, estable que son relativamente jóvenes. Esto lo dijo Charles Spurgeon.
Puedes crecer espiritualmente, tanto como quieras. Esto es lo que nos está diciendo el apóstol Pedro. El secreto es usar las herramientas o todo lo que Dios te ha dado. Empieza dándote la FE para creer, esa fe que te da al principio, pero ¡tú debes crecer en esa fe!
Veamos nuestra vida como si fuera una construcción de un edificio o estructura. La construcción de una fe que dura para siempre y para eso hay 3 requisitos que necesitas para poder construir:
1. Un Inversor.
En cualquier construcción necesitas tener al inversor adecuado. Alguien que financie el proyecto. Y en el proyecto de nuestra fe tenemos a Dios como inversionista. Todo comienza con Dios, ÉL nos da la salvación. Es el capital inicial. Pero además, nuestro inversos tiene 2 cosas más que son importantes: Poder y Promesas. PODER
Mediante su divino poder, Dios nos ha dado todo lo que necesitamos para llevar una vida de rectitud. Todo esto lo recibimos al llegar a conocer a aquel que nos llamó por medio de su maravillosa gloria y excelencia;” (2 Pedro 1:3, NTV)
Creo que no hemos meditado lo suficiente sobre lo que ese poder divino puede hacer. Ese poder divino ¡creó el Universo! Sostiene todas las fuerzas de la naturaleza en el mundo, ese poder divino sana enfermos, se manifiesta en SU iglesia, ese poder divino ¡resucita a los muertos! Jesús dijo:
“… «Se me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra.” (Mateo 28:18, NTV)
¿Qué tanto puedes crecer en la fe? ¡tanto como quieras! El cielo es el límite y es así, porque tienes acceso a esa poder divino ¡esto es lo que dice Pedro! ¿Te imaginas tener una batería que nunca se agota? esto le encantaría a los jóvenes, horas y horas de juego sin tener que recarga la batería.
Imagina tener una fuente de Poder, que nunca se agota ¡así es nuestro Dios! Dios ha invertido SU poder en tu crecimiento espiritual. El apóstol Pablo lo dice así:
Pues todo lo puedo hacer por medio de Cristo, quien me da las fuerzas.” (Filipenses 4:13, NTV)
Entonces para la edificación de tu fe debes tener al inversor adecuado, alguien con poder y nuestro Señor, nuestro inversos ¡lo tiene! Dios espera que nos atrevamos, que lo intentemos, porque es ÉL quien nos capacita para poder lograr ese crecimiento y es por medio de SU Poder.
Además el inversos debe hacer ciertos compromisos o promesas. PROMESAS. Veamos lo que dice:
y debido a su gloria y excelencia, nos ha dado grandes y preciosas promesas. Estas promesas hacen posible que ustedes participen de la naturaleza divina y escapen de la corrupción del mundo, causada por los deseos humanos.” (2 Pedro 1:4, NTV)
Si vas a construir un proyecto, tienes un inversionista. Él hace la transferencia, hace años diríamos que ÉL escribe el cheque. El cheque era la promesa entregada pero aún no recibida. En el momento que te daban el cheque era la promesa entregada ¡pero aún no recibida! ¿Qué hacía falta para que ese cheque cumpliera su propósito? ¡ser cambiado en el banco!
Mientras tenías el cheque en la mano ¡no te servía de nada! tiene tu nombre, la cantidad completa, pero no sirve de nada, hasta que cobras ese cheque.
El dinero está en el banco ¡ese es el poder! El cheque está escrito ¡esas son las promesas! Nuestro Dios tiene el poder y las promesas, pero una promesa es tan buena como el que la hace. Puedes hacer una promesa pero si no tienes el poder de respaldarla ¡no sirve de nada!
Yo puedo decirte: te voy a transferir 5 millones. Pongo tu Clabe, escribo la cantidad y no servirá de nada, porque no tengo esa cantidad, bueno ni el .5% de esa cantidad. Puedo hacerte la promesa, pero no tengo el poder para respaldarla.
Dios ha prometido que podemos escapar de la corrupción del mundo, de la vieja vida y que podemos participar de SU naturaleza divina. Podemos ir en una dirección completamente nueva. Pero para eso ¡debemos cobrar el cheque! Tienes que tomar esa promesa Y: “ aplicar esa promesa en tu vida” ¡eso es cobrar el cheque! Es recordar SU Promesa y SU Poder cuando estás sujeto a pruebas o debilidades.
Creo que la predica de la semana pasada vino a recordarnos viejas promesas, vino a empujarnos para que nos enfoquemos y esforcemos; quizá olvidamos las promesas o hasta empezamos a dudar de Su Poder. Pero nos lo volvieron a recordar.
Seamos de quienes refuerzan la fe, de quienes volvemos a creer cada una de las promesas que Dios nos ha dado como iglesia, como pastores, como personas miembros de Casa de FE. Si Dios ha escrito el cheque, quiere decir que ¡puedo cobrarlo! Puedo llevar esa promesa al banco de la vida y hacerlo efectivo, porque ¡hay poder detrás de la promesa!
Necesitas al inversor adecuado y nuestro inversionista tiene poder y promesas grandes.
y debido a su gloria y excelencia, nos ha dado grandes y preciosas promesas...” (2 Pedro 1:4, NTV)
¿Sabes porque son grandes y preciosas? Porque nuestro Dios es grande y precioso que nos quiere llevar a una gran vida ¿cuál es esa promesa? en parte que seamos parte de su naturaleza divina.
Pensemos en el tipo de vida que hasta este momento hemos llevado ¡seamos sinceros! Al entender este texto, nos está diciendo que como creyentes nacido de nuevo puedes tener la vida que ÉL quiere. Al nacer de nuevo, eres revestido de Jesucristo, y puedes enfrentar el futuro con esa confianza que te hace decir: “no importa lo que se me presente, el Poder de Dios estará allí y Sus promesas, para enfrentar todas esas dificultades, problemas o crisis en el camino”.
Por eso ¡necesitas tener al inversor adecuado! El poder humano promete ser buen inversor, las drogas prometen mucho, la fama, pero nada de eso puede cumplir la promesa de la vida eterna, de una vida libre de la corrupción del mundo.
El segundo requisito para edificar o reforzar tu fe es:
2. Tener un código o planos de la construcción.
Dios lo reveló a través de la carta del apóstol Pedro:
En vista de todo esto, esfuércense al máximo por responder a las promesas de Dios complementando su fe con una abundante provisión de excelencia moral; la excelencia moral, con conocimiento; el conocimiento, con control propio; el control propio, con perseverancia; la perseverancia, con sumisión a Dios;” (2 Pedro 1:5–6, NTV)
Dios nos ha dado el poder y las promesas, pero hay una parte que nos corresponde hacer. Quizá alguien recuerde lo que dijimos antes y piensa: Si Dios ya me ha dado todo, por qué tengo que complementar la fe o añadir. ¿Cómo puedo añadir, complementar a todo?
Es así, porque el crecimiento requiere cooperación, debo cooperar con lo que Dios ya está haciendo, ya tenemos la promesa, nos corresponder a nosotros el siguiente paso. Nosotros quisiéramos que dijera: Dios hará todo para que crezca, sólo déjate ir, descansa, no hagas nada ¡per no dice eso! Nos dice que nos esforcemos al máximo, significa hacer todo el esfuerzo posible.
Aclaro que este esfuerzo ¡no es para salvación! La salvación es un regalo, lo recibes por Fe. Pero el hecho de permanecer santo, permanecer cada día cerca de Dios es un trabajo en equipo. No podemos sentarnos a esperar ver cómo sucede; estás involucrado en el proceso.
El crecimiento espiritual no es por accidente ¡es intencional! Es lo que hacemos los miércoles a través de los estudios, es a las 6:00 en la oración en Frente de Guerra, estamos creciendo los Hombres en la Trinchera leyendo la Palabra, las Mujeres que Edifican, eso es esforzarte, invertir. Si no haces nada en tu vida, si no te unes a otras personas para crecer ¡no esperes crecimiento en tu fe! Pablo lo dice así:
Queridos amigos, siempre siguieron mis instrucciones cuando estaba con ustedes; y ahora que estoy lejos, es aún más importante que lo hagan. Esfuércense por demostrar los resultados de su salvación obedeciendo a Dios con profunda reverencia y temor.” (Filipenses 2:12, NTV)
Obedeciendo a Dios con profunda reverencia y temor; otra versión dice: con temor y temblor. Pero el verso 13 dice:
Pues Dios trabaja en ustedes y les da el deseo y el poder para que hagan lo que a él le agrada.” (Filipenses 2:13, NTV)
Dios trabaja en nosotros, con nosotros. Dios obra en ti, te da el poder y el deseo. En tercer lugar:
3. Ocúpate de tu propia salvación.
¿Qué quiere decir esto, si la salvación es por fe? Usemos una analogía: un compositor se sienta a escribir una obra en una partitura musical. Escribe todo lo que se necesita, la melodía al escribir las notas; anota el “tempo”, cadencia, todo lo necesario para la producción, sin embargo; aún se necesita un músico para resolverlo y tocar esa partitura y dar sonido, voz a lo que está escrito.
En otras palabras, ya tienes la partitura, el Instrumento ¡ejecuta la obra cada día!
Vas al médico te hace un examen y da el diagnóstico y tratamiento. Hasta este momento tú no has hecho nada más que escuchar lo que te dice. No le dices: agregue este medicamento porque me gusta su sabor ¡no haces eso! El doctor te dio lo que necesitas, pero aun tienes que hacer algo con disciplina y temor: tomar el medicamento siguiendo las instrucciones. Por eso requiere cooperación.
Es como cenar pozole: no puedes comerlo si falta el rábano, col, guacamole. Salió el platillo de la cocina pero tú cooperas para darle el toque final.
Dios nos da el poder, ÉL hace las Promesas, pero somos nosotros quienes ponemos en acción todo lo que nos ha dado y hasta en esto, ÉL interviene con SU Santo Espíritu.
Cuanto más crezcan de esta manera, más productivos y útiles serán en el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo; pero los que no llegan a desarrollarse de esta forma son cortos de vista o ciegos y olvidan que fueron limpiados de sus pecados pasados. Así que, amados hermanos, esfuércense por comprobar si realmente forman parte de los que Dios ha llamado y elegido. Hagan estas cosas y nunca caerán. Entonces Dios les dará un gran recibimiento en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.” (2 Pedro 1:8–11, NTV)
Si construimos o reforzamos nuestra fe con esta enseñanza seremos productivos, sabemos que somos parte de quienes Dios ha llamado y elegido y permaneceremos firmes.
Hay quienes dicen que Dios o Jesús o ser cristiano “no les funcionó”. La verdad no es que no funcionó, sino que dejaron de esforzarse, de cooperar, de depender, de hacer lo que les corresponde hacer.
Uno de los agregados de tener una fe reforzada, es que empezamos a dar fruto. El Señor Jesús habló de quienes escuchan SU Palabra, las toman en serio y las practican dijo que producen fruto, algunos al 30, al 60 y otros al 100% por uno. Luego dice a Sus discípulos que así como la rama unida a la vid recibe alimento de la vid, y esa rama alimenta el fruto para que otras personas sean refrescadas. Eso es lo que hace el fruto, refresca, da alimento a otras personas. Que seamos como el mar de Galilea, que recibe abundantes aguas pero también la reparte.
La idea es que la Vida de Cristo fluya hacia ti y luego desborde a otros más.
Nuestra fe pasa por etapas. Todos tuvimos la fe “primeriza”, que dice que sí cree, pero no se entrega. Hay quienes dicen “Yo creo en Dios” y está bien para empezar, es primeriza. Porque la Biblia dice:
¿Tú crees que hay un solo Dios? ¡Magnífico! También los demonios lo creen, y tiemblan.” (Santiago 2:19, NVI)
Cada demonio en el infierno cree en Dios y hasta tiembla. Así que si sólo crees, ya sabes quienes son tus compañeros. Si dices: creo en Dios a mi manera, creo en Dios pero no es para tanto. Lo mismo dicen otros, esa es la fe primeriza.
Después la Fe estable. Es una fe genuina, eres edificado sobre el fundamento firme de la obra que nuestro Señor Jesús terminó en la Cruz. Has sido justificado por la fe, eres Salvo. Es una fe estable.
Después la Fe que desborda. Estás tan bien plantado que recibes el beneficio de la Vida de Cristo a través de permanecer firme en ÉL con reverencia y temor. Es una fe que ¡desborda! y otros se benefician con el fruto de tu fe.
La Biblia dice que cuando Jacob llamó a sus hijos para bendecirles, le dice esto a José:
»José es un retoño fértil, fértil retoño junto al agua, cuyas ramas trepan por el muro.” (Génesis 49:22, NVI)
Esa es una imagen de una vid firme que da fruto ¿en qué categoría de fe estás? Sin importan en cuál estás, tu fe puede crecer, el Señor Jesús en la fiesta de los Tabernáculos dijo:
El último día del festival, el más importante, Jesús se puso de pie y gritó a la multitud: «¡Todo el que tenga sed puede venir a mí! ¡Todo el que crea en mí puede venir y beber! Pues las Escrituras declaran: “De su corazón, brotarán ríos de agua viva”».” (Juan 7:37–38, NTV)
No sólo bebas y bebas, no te atragantes tú sólo. Que de ti broten ríos de agua viva. Quizá necesitas empezar a beber de esa agua, pero no permitas que se quede estancado. Sino que el agua que recibas sea agua que bendice a otras personas.
Volviendo a la Torre inclinada de Pisa. Algunos pronosticaban que en el 2007 se caería, pero no lo hizo ¿sabes por qué? porque caería sobre un restaurante de la zona y lo que hicieron fue restaurarla, poner contrapeso sin alterarla demasiado que perdiera su atractivo. Ahora dice que caerá el año 2300.
Pero si no hubieran intervenido esa torre hubiera caído. La pregunta es ¿qué fue lo que falló? ¿cuál fue el problema que los constructores no vieron?
El problema fue que la primera capa de terreno de unos 10 mts. de espesor eran depósitos blandos de limos arenosos y arcillosos depositados en condiciones de marea, después una arcilla blanda, hasta una profundidad de 40 mts. y después más arena densa hasta una profundidad de 60 mts.
En otras palabras la torre seguirá inclinándose porque el terreno donde se construyó ¡no es sólido!
Nuestras vidas deben estar edificadas sobre una base sólida, que es ¡Cristo! ÉL debe ser la Piedra Angular que sostiene toda la construcción de tu vida. Así podrás decir: ¡estoy parado en una Roca firme! Todo lo demás en lo que quieras edificar es arena que se hunde, tierra pantanosa.
Demos gracias as Dios por el apóstol Pedro, un humilde pescador que entendió lo que es importante y nos lo dice de manera fácil de entender. Seamos sabios para escucharlo y ponernos en acción; que podamos reconocer nuestra necesidad de edificar nuestra FE sobre la Roca sólida, que nos esforcemos y trabajemos de tal manera que demos fruto que desborde, producto de una FE firme.
Palabra de Dios
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