De la esperanza y la fe a la duda y el resentimiento

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Introducción

Después de su reunión con los ancianos de Israel comienzan los encuentros con el faraón. Hay tres temas clave de esos encuentros. La demanda hecha por Yahvé, (5:1,3); la resistencia del faraón al no mostrar el temor suficiente de Yahvé (5:2,4); y la terquedad del faraón al no hacer nada, e incluso al hacer totalmente lo contrario a lo que Dios estaba pidiendo (5:4-14).
Esta dinámica es algo que vamos a ver representado de forma explicita e implícita hasta el capitulo 11, lo interesante es que durante este proceso los israelitas no avanzarían hacia la libertad, sino que en realidad sufrirían una opresión aún más dura como resultado de las demandas de su Dios en su favor.
Es muy importante que no perdamos de vista la identidad de los combatientes en este proceso. Es fácil asumir que el conflicto por la liberación de los israelitas era entre Moisés y el faraón, o entre Israel y Egipto. Pero el conflicto es entre Yahvé y los dioses de Egipto, siendo faraón un devoto, representante humano de esos “dioses”.

La demanda de Yahvé (5:1,3)

Exodus 5:1 NBLA
1 Después Moisés y Aarón fueron y dijeron a Faraón: «Así dice el Señor, Dios de Israel: “Deja ir a Mi pueblo para que me celebre una fiesta en el desierto”».
Además de favor y gracia de Dios, no sabemos muy bien porque Moisés y Aarón tuvieron derecho a ver personalmente al faraón. Al fin y al cabo, eran miembros de un pueblo odiado y reprimido. La razón probablemente tuviera que ver con el derecho de audiencia, el cual estaba presente en el sistema jurídico tradicional del mundo antiguo. Por lo que se esperaba que los reyes estuvieran a disposición tanto de los más humildes como de los más grandes.
Cuando la Biblia usa la palabra “Después”, no específica cuanto tiempo tuvieron que esperar para esta audiencia, y al final esto no es importante, lo importante es que ya estan frente a él.
En este versículo se encuentra el primer uso real de la formula verbal del mensajero profético: “Así dice el Señor” (kōh ʾāmar yahweh) - Dios mismo se la enseño.
Exodus 4:22 NBLA
22 »Entonces dirás a Faraón: “Así dice el Señor: ‘Israel es Mi hijo, Mi primogénito.
Moisés agrega “Dios de Israel”, para dejar claro y explicar al faraón quien era Yahvé. En el futuro vamos a ver que la mayoría de los profetas hicieron lo mismo, muchos consideran a Moisés “el profeta paradigma”
Sin “el Dios de Israel”, el faraón pudo asumir que “Yahvé” era algún rey o líder menor de los israelitas en lugar de su Dios, ya que el nombre era nuevo para él.
La exigencia de Dios de que se permita a su pueblo “celebrar una fiesta” para Él en el desierto, tiene que ver con lo que vimos hace dos semanas con una petición inicial formulada a propósito de forma modesta, aunque lo que en realidad se buscaba era mucho más: la completa y permanente salida de Egipto. (Y así lo entiende el faraón).

La resistencia del faraón (5:2,4)

Exodus 5:2 NBLA
2 Pero Faraón dijo: «¿Quién es el Señor para que yo escuche Su voz y deje ir a Israel? No conozco al Señor, y además, no dejaré ir a Israel».
El tema del desconocimiento de Yahvé por parte del faraón sigue una cierta progresión, especialmente desde este punto hasta el final de los relatos de las plagas.
El faraón empezó por no saber quién era Yahvé, en el sentido de no reconocer el nombre Yahvé; después, evidentemente, reconoció el nombre pero no se dio cuenta de quién era Yahvé en realidad; y finalmente, antes de que todo acabara, supo muy bien quién era Yahvé y lamentó tener que descubrirlo por las malas.
En otras palabras, hay dos significados para "¿Quién es Yahvé?"
(1) "¿De quién estás hablando? No reconozco ese nombre".
(2) "¿Qué te hace pensar que me importaría obedecer a Yahvé?". Este último uso se encuentra, por ejemplo, en Proverbios 30:9
Proverbs 30:9 NBLA
9 No sea que me sacie y te niegue, y diga: «¿Quién es el Señor?». O que sea menesteroso y robe, Y profane el nombre de mi Dios.
Así, cuando el faraón dijo además: "No conozco a Yahveh" (lōʾ yādaʿtı̂ ʾet-yahweh), estaba empleando en concepto el segundo sentido de "¿Quién es Yahveh?", a saber, "tomar en serio a Yahveh").
En comparación con el faraón que no conocía a José (1:8), ahora leemos de un faraón que no conocía a Yahvé.
Moisés y Aarón habían recibido su primer rechazo, como Dios había predicho, y habría muchos más.
Exodus 5:3–4 NBLA
3 «El Dios de los hebreos nos ha salido al encuentro», contestaron ellos. «Déjenos ir, le rogamos, camino de tres días al desierto para ofrecer sacrificios al Señor nuestro Dios, no sea que venga sobre nosotros con pestilencia o con espada». 4 Pero el rey de Egipto les dijo: «Moisés y Aarón, ¿por qué apartan al pueblo de sus trabajos? Vuelvan a sus labores.
La mayor parte de lo que dijeron al Faraón fue palabra por palabra lo que se les dijo que dijeran en 3:18, con la afirmación añadida acerca de "la pestilencia/plaga y espada", presumiblemente su manera de asegurar al Faraón que hablaban muy en serio sobre obedecer al Señor y que la obediencia no era algo sobre lo que en sus mentes hubiera alguna opción.
Irónicamente, fueron los egipcios, no los israelitas, los que finalmente serían golpeados con plagas (las diez) y la espada ("espada" es una termino estándar del Antiguo Testamento para la derrota y la muerte en batalla, que los egipcios experimentaron en el Mar Rojo).
"Plaga" y "espada" son dos de las famosas tres expresiones que resumen las diversas maldiciones de Dios contra sus enemigos.
Es posible que con su afirmación "¿Por qué apartan al pueblo de sus trabajos?" el rey sólo quisiera sugerir que los israelitas habían estado eludiendo el trabajo desde entonces, o al menos recientemente, como resultado de haber sido organizados por Moisés y Aarón en los inicios de un movimiento de resistencia.
Seguramente le habían llegado informes de paros y ralentizaciones en el trabajo de los israelitas (algunos de los cuales podrían estar relacionados con su recién descubierta adoración del Dios verdadero, como se menciona en 4:31).
Sin embargo, dado que la forma verbal imperfecta hebrea empleada aquí en el contexto puede transmitir no sólo "¿por qué te llevas al pueblo?", sino también "¿por qué te llevarías al pueblo?", es probable que el faraón también estuviera verbalizando las implicaciones de lo que entendía que estaban pidiendo en nombre de su Dios: un abandono físico real del lugar de trabajo.

La terquedad del faraón (5:4-14)

Exodus 5:4–5 NBLA
4 Pero el rey de Egipto les dijo: «Moisés y Aarón, ¿por qué apartan al pueblo de sus trabajos? Vuelvan a sus labores. 5 »Miren», añadió Faraón, «el pueblo de la tierra es mucho ahora, ¡y ustedes quieren que ellos cesen en sus labores!»
En cualquier caso, del v. 5 ("el pueblo de la tierra es mucho ahora, ¡y ustedes quieren que ellos cesen sus labores!”) se desprende claramente que la mayoría de los israelitas, o todos ellos, en ese momento no sólo dejaron de trabajar, sino que se reunieron en algún lugar para esperar el informe del encuentro en el palacio y tal vez para orar por el éxito inmediato de ese encuentro.
El lenguaje del faraón en el v. 5 tiene un matiz de la paranoia xenófoba que vimos en 1:9-14, donde la población peligrosamente numerosa de los israelitas dio lugar a un plan a largo plazo para suprimirlos mediante trabajo pesado.
Aquí, la población, aún mayor, debía -según la lógica de ese plan egipcio a largo plazo- ser aún más suprimida mediante aún más trabajo.
En consecuencia, el faraón tomó el control, tal y como le dictaban su cargo y su formación, y propuso a continuación un aumento de la carga de trabajo que tenía todo el sentido desde el punto de vista del remedio egipcio acordado para una población israelita numerosa y potencialmente hostil.
Exodus 5:6–9 NBLA
6 Aquel mismo día, Faraón dio órdenes a los capataces que estaban sobre el pueblo, y a sus jefes y les dijo: 7 «Ya no darán, como antes, paja al pueblo para hacer ladrillos. Que vayan ellos y recojan paja por sí mismos. 8 »Pero exigirán de ellos la misma cantidad de ladrillos que hacían antes. No la disminuyan en lo más mínimo. Porque son perezosos, por eso claman y dicen: “Déjanos ir a ofrecer sacrificios a nuestro Dios” 9 »Recárguese el trabajo sobre estos hombres, para que estén ocupados en él y no presten atención a palabras falsas»
La solución propuesta por el rey era predecible: si el trabajo era la forma de mantener a los israelitas tranquilos y obedientes (un método que había funcionado bien durante décadas), más trabajo era la forma de restaurar la tranquilidad y la obediencia.
Según el capítulo 1, la carga de trabajo forzado que soportaban los israelitas estaba relacionada principalmente con la fabricación de ladrillos.
Ahora, para aumentar la carga de trabajo, el faraón ordenó a los israelitas que recogieran su propia paja para la fabricación de ladrillos.
Así pues, inmediatamente ("aquel mismo día") después de oír las exigencias de Yahvé en nombre de su pueblo, el faraón mostró su desprecio haciendo sus exigencias al pueblo de Yahvé: la misma producción de ladrillos que antes, con un problema de suministro mucho mayor en relación con la paja.
Aquí el faraón llama perezosos a los israelitas y menciona que quiere ir a ofrecer sacrificios a “su Dios”, omitiendo el nombre Yahvé.
No había olvidado el nombre divino, que utilizó en el v. 2 y volvería a mencionar fácilmente hasta 8:8, cuando desesperado necesitó la oración de Moisés a Yahvé para aliviar la plaga de las ranas.
Más bien, esta omisión transmite sutil y eficazmente la impresión del desdén del faraón por Yahvé, que para él era, en efecto, simplemente "el dios al que adora este pueblo".
Para él, las palabras de Yahvé no eran válidas; sólo eran mentiras.
Este es siempre el punto de vista del no creyente: Las palabras de Dios son mentiras que te impiden conformarte a las expectativas del mundo en el que vives y disfrutar de la vida en tus propios términos; básicamente “hacer lo que quieres, cuando quieres y disfrutar la vida”
Exodus 5:10–14 NBLA
10 Salieron, pues, los capataces del pueblo y sus jefes y hablaron al pueblo y dijeron: «Así dice Faraón: “No les daré paja. 11 ”Vayan ustedes mismos y recojan paja donde la hallen. Pero su tarea no será disminuida en lo más mínimo”». 12 Entonces el pueblo se dispersó por toda la tierra de Egipto para recoger rastrojos en lugar de paja. 13 Los capataces los apremiaban, diciendo: «Acaben sus tareas, su tarea diaria, como cuando tenían paja» 14 Y azotaban a los jefes de los israelitas que los capataces de Faraón habían puesto sobre ellos, diciéndoles: «¿Por qué no han terminado, ni ayer ni hoy, la cantidad de ladrillos requerida como antes?»
Los israelitas habían creído en el Señor, y Moisés y Aarón habían transmitido fielmente su palabra al faraón, pero las cosas empeoraron en lugar de mejorar.
Sin duda, este relato relativamente detallado del aumento de la carga de trabajo y del sufrimiento que engendró pone de manifiesto un punto principal: El pueblo de Dios no debe suponer que el cumplimiento de sus mandatos aumentará su propia comodidad.
Por supuesto, se había advertido a Moisés de que el faraón se resistiría (3:19; 4:21), pero no se indicaba explícitamente la gravedad y amplitud del sufrimiento que su resistencia causaría a los israelitas; es probable que Moisés, Aarón, los capataces israelitas y los israelitas en general no estuvieran preparados para un aumento punitivo de la carga de trabajo.
Lo que el Faraón exigía no era simplemente que los israelitas empezaran a recoger y cortar paja, un trabajo que antes hacían otros.
Más bien, "no les daré paja" significa que no podían tenerla ni cultivarla ellos mismos: no se les proporcionaría paja en absoluto, ni por otros ni por sus propias manos (v. 10).
Lo que tuvieron que hacer entonces, según el v. 12, fue ir por todas partes en busca de rastrojo que les sirviera como sustituto de la paja.
La paja son tallos vegetales conservados de los cereales y hortalizas de tallo largo, más rígidos. La paja procede de aquellas plantas que se cosechan pero cuyos tallos no son comestibles para el hombre y/o los animales.
Los rastrojos son los tallos muy cortos que quedan de las plantas después de la cosecha: la parte entre la raíz y el lugar donde la guadaña o la hoz cortan la planta.
Sólo era un sustituto relativamente pobre de la paja, lo que dificultaba enormemente el proceso de producción de ladrillos adecuados, pero también era mucho más difícil de recoger de los campos cosechados incluso cuando la temporada es adecuada (requería un cuidadoso y tedioso trabajo de arrancar y cortar a mano) en comparación con la paja conservada a propósito (y normalmente atada) y era casi desesperadamente difícil de recoger fuera de temporada.
El hecho de que los israelitas, bajo las nuevas reglas, simplemente no pudieran cumplir con sus cuotas de ladrillos no es sorprendente: El faraón había hecho la tarea prácticamente imposible.
Cuando los capataces, incluso bajo pena de ser golpeados, no pudieron conseguir que la gente produjera más ladrillos (vv. 13-14), la situación era obviamente intolerable. No es de extrañar que siguiera un angustiado llamamiento al Faraón en busca de alivio (vv. 15-16), aunque tal llamamiento era esencialmente un acto de desesperación, presumiblemente con pocas posibilidades de éxito.

Reacción Negativa

Exodus 5:15–21 NBLA
15 Entonces los jefes de los israelitas fueron y clamaron a Faraón y dijeron: «¿Por qué trata usted así a sus siervos? 16 »No se da paja a sus siervos, sin embargo, siguen diciéndonos: “Hagan ladrillos”. Y además sus siervos son azotados. Pero la culpa es de su pueblo» 17 Pero él contestó: «Son perezosos, muy perezosos. Por eso dicen: “Déjanos ir a ofrecer sacrificios al Señor”. 18 »Ahora pues, vayan y trabajen. Pero no se les dará paja, sin embargo, deben entregar la misma cantidad de ladrillos» 19 Los jefes de los israelitas se dieron cuenta de que estaban en dificultades, cuando les dijeron: «No deben disminuir su cantidad diaria de ladrillos» 20 Al salir de la presencia de Faraón, se encontraron con Moisés y Aarón, que los estaban esperando, 21 y les dijeron: «Mire el Señor sobre ustedes y los juzgue, pues nos han hecho odiosos ante los ojos de Faraón y ante los ojos de sus siervos, poniéndoles una espada en la mano para que nos maten».
Esta sección del relato contiene varias repeticiones de información ya conocida de versículos anteriores del capítulo.
El material repetido refuerza la gravedad del problema al que se enfrentan los israelitas.
Su énfasis especial radica en que se centra en el rechazo del llamamiento y la desesperación de los israelitas: cuando el faraón dijo: "'No les daré paja, sin embargo, deben entregar la misma cantidad de ladrillos”, los jefes de los israelitas se dieron cuenta de que estaban en apuros" (vv. 18-19).
De pronto la situación cambió de esperanza y fe:
Exodus 4:31 NBLA
31 El pueblo creyó, y al oír que el Señor había visitado a los israelitas y había visto su aflicción, se postraron y adoraron.
a resentimiento y duda.
Exodus 5:21 NBLA
21 y les dijeron: «Mire el Señor sobre ustedes y los juzgue, pues nos han hecho odiosos ante los ojos de Faraón y ante los ojos de sus siervos, poniéndoles una espada en la mano para que nos maten».
¿Por qué? La terquedad del faraón.
Aquí se le describe claramente como inflexible, decidido a poner a los israelitas en su lugar, lo que sugiere que los israelitas iban a necesitar algo mucho más fuerte que las palabras para convencerle de que cambiara de opinión.
Como indica el v. 20, Moisés y Aarón no intentaron volver a la corte real para gestionar esta apelación, lo que sugiere que no veían ninguna esperanza en ello o que se dieron cuenta de que no habrían sido bien recibidos.
El faraón era el tribunal final de apelación. Por lo tanto, su veredicto final ya había sido dado a Moisés y Aarón, y puede que incluso se les hubiera impedido volver a verle tan pronto sobre esencialmente el mismo asunto.
Cuando recibieron las malas noticias y los capataces abandonaron el tribunal y encontraron a Moisés y Aarón fuera (al parecer, esperando para recibir apoyo), el resentimiento y la frustración engendrados por su derrota en el tribunal se desbordaron en una airada acusación contra los dos líderes hermanos.
Cabe destacar que los líderes no declararon que habían perdido la fe en Yahvé. Al parecer, no habían renunciado a su nueva fe. Sin embargo, parece que pensaban que Moisés y Aarón no habían representado bien el caso ni lo habían llevado bien y, por tanto, habían desobedecido a Yahvé ("Mire el Señor sobre ustedes y los juzgue").
Detrás de esta reprimenda parece estar la convicción de que Moisés y Aarón necesitaban ser juzgados porque el Dios de la nación, Yahvé, no habría permitido que tal cosa sucediera sin que su voluntad hubiera sido frustrada por estos líderes.
La presunción de que un Dios bueno nunca permite que a su pueblo le sucedan sucesos peligrosos o dañinos, por falsa que haya sido siempre, es una creencia muy antigua.

Conclusión

En Éxodo 5:1-21, Moisés y Aarón obedecen el mandato de Dios al presentarse ante el faraón para exigir la liberación de los israelitas. Sin embargo, en lugar de obtener un resultado positivo, el faraón endurece su corazón y aumenta la carga de trabajo de los israelitas, lo que provoca el desánimo del pueblo y su crítica hacia Moisés y Aarón.
¿Qué aprendemos?
1. Obedecer a Dios no siempre trae resultados inmediatos o fáciles: Moisés y Aarón siguieron la dirección de Dios, pero al principio los resultados fueron adversos. Esto nos enseña que obedecer a Dios no garantiza que inmediatamente veremos las bendiciones o soluciones. Debemos perseverar a pesar de las dificultades iniciales.
2. La oposición puede intensificarse antes de que llegue la liberación: A veces, las circunstancias empeoran antes de mejorar. Esto nos recuerda que, antes de ver el cumplimiento de las promesas de Dios, es posible que enfrentemos mayores pruebas o resistencia.
3. El desánimo puede llevar a culpar a otros: Los israelitas no perdieron la fe en Dios, pero sí creyeron que Moisés y Aarón habían manejado mal la situación, y por eso pidieron juicio contra ellos. Esto nos recuerda que, en tiempos de dificultad, es fácil buscar culpables, incluso cuando otros están intentando cumplir la voluntad de Dios. Es importante ser pacientes y discernir el propósito de Dios antes de reaccionar.
4. El liderazgo implica enfrentar malentendidos y críticas, pero requiere seguir confiando en Dios: Moisés y Aarón enfrentaron críticas del pueblo debido a la reacción del faraón, aunque estaban siguiendo las instrucciones divinas. El liderazgo espiritual muchas veces implica ser malentendido o criticado, pero es esencial continuar confiando en Dios y en su plan, sin desviar el enfoque.
5. Dios tiene un plan, aunque los resultados inmediatos no parezcan alentadores: Aunque la situación empeoró temporalmente, Dios estaba orquestando algo mucho más grande: la liberación total de los israelitas. Esto nos recuerda que debemos confiar en el plan de Dios, aunque no entendamos completamente lo que está sucediendo en el momento.

Bendición y Oración

Iglesia Identidad, que el Señor te bendiga y te guarde, que el Señor haga resplandecer Su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia, que el Señor alce sobre ti Su rostro, y te de paz, en el nombre de Jesús, Amén.
PROPÓSITO DE IDENTIDAD
“Acercar a las personas a Jesús de una manera real y práctica, dándoles las herramientas para alcanzar la madurez en Cristo y ser miembros de Su familia; con el objetivo de prepararlas para servir a la Iglesia y a la comunidad, glorificando así el nombre de Dios.”
AÑO DEL ORDEN
Genesis 1:1–3 NBLA
1 En el principio Dios creó los cielos y la tierra 2 La tierra estaba sin orden y vacía, y las tinieblas cubrían la superficie del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la superficie de las aguas. 3 Entonces dijo Dios: «Sea la luz». Y hubo luz.
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