Demostrando el Valor del Evangelio.
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Introducción:
Introducción:
La semana anterior vimos que en la medida que comprendemos la grandeza de la santidad de Dios y la grandeza de nuestro pecado comprendemos la grandeza del evangelio y este llega a ser más valioso para nuestra vida.
¿Cómo se manifiesta que hemos crecido en nuestra comprensión del evangelio?
Hoy veremos el ejemplo de dos mujeres de la Biblia que comprendieron la grandeza y el valor del evangelio y cómo lo demostraron.
Desarrollo:
Desarrollo:
I. Historias de las dos mujeres.
I. Historias de las dos mujeres.
(Lectura)
Lucas 7:36–50 (RVR60)
36 Uno de los fariseos rogó a Jesús que comiese con él. Y habiendo entrado en casa del fariseo, se sentó a la mesa.37 Entonces una mujer de la ciudad, que era pecadora, al saber que Jesús estaba a la mesa en casa del fariseo, trajo un frasco de alabastro con perfume;38 y estando detrás de él a sus pies, llorando, comenzó a regar con lágrimas sus pies, y los enjugaba con sus cabellos; y besaba sus pies, y los ungía con el perfume.39 Cuando vio esto el fariseo que le había convidado, dijo para sí: Este, si fuera profeta, conocería quién y qué clase de mujer es la que le toca, que es pecadora.40 Entonces respondiendo Jesús, le dijo: Simón, una cosa tengo que decirte. Y él le dijo: Di, Maestro.41 Un acreedor tenía dos deudores: el uno le debía quinientos denarios, y el otro cincuenta;42 y no teniendo ellos con qué pagar, perdonó a ambos. Di, pues, ¿cuál de ellos le amará más?43 Respondiendo Simón, dijo: Pienso que aquel a quien perdonó más. Y él le dijo: Rectamente has juzgado.44 Y vuelto a la mujer, dijo a Simón: ¿Ves esta mujer? Entré en tu casa, y no me diste agua para mis pies; mas ésta ha regado mis pies con lágrimas, y los ha enjugado con sus cabellos.45 No me diste beso; mas ésta, desde que entré, no ha cesado de besar mis pies.46 No ungiste mi cabeza con aceite; mas ésta ha ungido con perfume mis pies.47 Por lo cual te digo que sus muchos pecados le son perdonados, porque amó mucho; mas aquel a quien se le perdona poco, poco ama.48 Y a ella le dijo: Tus pecados te son perdonados.49 Y los que estaban juntamente sentados a la mesa, comenzaron a decir entre sí: ¿Quién es éste, que también perdona pecados?50 Pero él dijo a la mujer: Tu fe te ha salvado, ve en paz.
Marcos 14:3–9 (RVR60)
3 Pero estando él en Betania, en casa de Simón el leproso, y sentado a la mesa, vino una mujer con un vaso de alabastro de perfume de nardo puro de mucho precio; y quebrando el vaso de alabastro, se lo derramó sobre su cabeza. 4 Y hubo algunos que se enojaron dentro de sí, y dijeron: ¿Para qué se ha hecho este desperdicio de perfume? 5 Porque podía haberse vendido por más de trescientos denarios, y haberse dado a los pobres. Y murmuraban contra ella. 6 Pero Jesús dijo: Dejadla, ¿por qué la molestáis? Buena obra me ha hecho. 7 Siempre tendréis a los pobres con vosotros, y cuando queráis les podréis hacer bien; pero a mí no siempre me tendréis. 8 Esta ha hecho lo que podía; porque se ha anticipado a ungir mi cuerpo para la sepultura. 9 De cierto os digo que dondequiera que se predique este evangelio, en todo el mundo, también se contará lo que ésta ha hecho, para memoria de ella.
II. Cómo estas mujeres demostraron su valor por el evangelio.
II. Cómo estas mujeres demostraron su valor por el evangelio.
(Explicación y aplicación)
A. Fueron mujeres las que demostraron su valor por el evangelio.
A. Fueron mujeres las que demostraron su valor por el evangelio.
El Señor da un valor especial a las mujeres y por eso resalta este acto que realizaron.
Lucas 8:1–3 “1 Poco después, Jesús comenzó a recorrer las ciudades y aldeas, proclamando y anunciando las buenas nuevas del reino de Dios. Con Él iban los doce discípulos, 2 y también algunas mujeres que habían sido sanadas de espíritus malos y de enfermedades: María, llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios; 3 Juana, mujer de Chuza, mayordomo de Herodes; Susana y muchas otras que de sus bienes personales contribuían al sostenimiento de ellos.”
Marcos 15:40–41 “40 Había también unas mujeres mirando de lejos, entre las que estaban María Magdalena, María, la madre de Jacobo el menor y de José, y Salomé, 41 las cuales cuando Jesús estaba en Galilea, lo seguían y le servían; y había muchas otras que habían subido con Él a Jerusalén.”
Marcos 16:1–2 “1 Pasado el día de reposo, María Magdalena, María, la madre de Jacobo, y Salomé, compraron especias aromáticas para ir a ungir el cuerpo de Jesús. 2 Muy de mañana, el primer día de la semana, llegaron* al sepulcro cuando el sol ya había salido.”
B. Ambas valoraron el evangelio porque comprendieron una gran verdad.
B. Ambas valoraron el evangelio porque comprendieron una gran verdad.
Lucas 7:47–48 “47 »Por lo cual te digo que sus pecados, que son muchos, han sido perdonados, porque amó mucho; pero a quien poco se le perdona, poco ama». 48 Entonces Jesús le dijo a la mujer: «Tus pecados han sido perdonados».”
Marcos 14:8–9 “8 »Ella ha hecho lo que ha podido; se ha anticipado a ungir Mi cuerpo para la sepultura. 9 »Y en verdad les digo, que dondequiera que el evangelio se predique en el mundo entero, también se hablará de lo que esta ha hecho, para memoria suya».”
C. Ambas demostraron su valor por el evangelio entregando algo al Señor.
C. Ambas demostraron su valor por el evangelio entregando algo al Señor.
37 Entonces una mujer de la ciudad, que era pecadora, al saber que Jesús estaba a la mesa en casa del fariseo, trajo un frasco de alabastro con perfume;38 y estando detrás de él a sus pies, llorando, comenzó a regar con lágrimas sus pies, y los enjugaba con sus cabellos; y besaba sus pies, y los ungía con el perfume.39 Cuando vio esto el fariseo que le había convidado, dijo para sí: Este, si fuera profeta, conocería quién y qué clase de mujer es la que le toca, que es pecadora.40 Entonces respondiendo Jesús, le dijo: Simón, una cosa tengo que decirte. Y él le dijo: Di, Maestro.41 Un acreedor tenía dos deudores: el uno le debía quinientos denarios, y el otro cincuenta;42 y no teniendo ellos con qué pagar, perdonó a ambos. Di, pues, ¿cuál de ellos le amará más?43 Respondiendo Simón, dijo: Pienso que aquel a quien perdonó más. Y él le dijo: Rectamente has juzgado.44 Y vuelto a la mujer, dijo a Simón: ¿Ves esta mujer? Entré en tu casa, y no me diste agua para mis pies; mas ésta ha regado mis pies con lágrimas, y los ha enjugado con sus cabellos.45 No me diste beso; mas ésta, desde que entré, no ha cesado de besar mis pies.46 No ungiste mi cabeza con aceite; mas ésta ha ungido con perfume mis pies.
3 Pero estando él en Betania, en casa de Simón el leproso, y sentado a la mesa, vino una mujer con un vaso de alabastro de perfume de nardo puro de mucho precio; y quebrando el vaso de alabastro, se lo derramó sobre su cabeza. 4 Y hubo algunos que se enojaron dentro de sí, y dijeron: ¿Para qué se ha hecho este desperdicio de perfume? 5 Porque podía haberse vendido por más de trescientos denarios, y haberse dado a los pobres. Y murmuraban contra ella. 6 Pero Jesús dijo: Dejadla, ¿por qué la molestáis? Buena obra me ha hecho. 7 Siempre tendréis a los pobres con vosotros, y cuando queráis les podréis hacer bien; pero a mí no siempre me tendréis.
Conclusión:
Conclusión:
De la historia de estas dos mujeres concluimos las siguientes verdades:
Demostramos que hemos crecido en nuestra comprensión del evangelio en que este llega a ser más valioso en nuestra vida.
Mientras más valoramos el evangelio más estamos dispuestos a dar por el Señor.