Sermón sin título (16)

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Introducción

Santiago 5:16–18 “16 Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho. 17 Elías era hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras, y oró fervientemente para que no lloviese, y no llovió sobre la tierra por tres años y seis meses. 18 Y otra vez oró, y el cielo dio lluvia, y la tierra produjo su fruto.”
Tengo un amigo que siempre me busca y me dice oye lenin tu que estas mas cerca de Dios ora por mi, ora por esto,seguro te escucha a ti, o la oracion va mas rapido.
La verdad que todos comenzamos teniendo ideas equivocadas acerca de la oración.
Cuando recién llagamos a la fe en Cristo, generalmente pensamos que solo las personas más espirituales reciben una respuesta de Dios. Uno tiene que estar entre esa elite espiritual para que Dios lo escuche. Así que el creyente promedio no tiene muchas expectativas.
Una vez escuché una historia sobre un agricultor en una zona donde la sequía había afectado gravemente la cosecha. Desesperado por la falta de lluvia, decidió organizar una oración comunitaria, invitando a todo el pueblo para pedir a Dios que enviara lluvia. El día de la reunión, la plaza del pueblo se llenó de personas. Sin embargo, el agricultor notó algo curioso: de todos los presentes, solo un niño había traído consigo un paraguas. Esa pequeña acción hablaba más que cualquier palabra: el niño no solo oraba, sino que esperaba que Dios respondiera. A veces nos acercamos a Dios en oración como el resto de la gente del pueblo, sin el "paraguas", sin expectativas reales de que Él vaya a responder. Nos sentamos a la mesa con nuestros abrigos puestos, listos para salir y buscar otras soluciones, en lugar de confiar plenamente en que Dios puede y quiere actuar en nuestras vidas.
Hermanos lo que usted espera de la oración va a determinar en gran medida su vida de oración.
Y, al llegar a los últimos párrafos de su epístola, Santiago quiere que el creyente ore literalmente por todo.
Él sabe que la resistencia y la perseverancia en la vida dependen de la comunión.
La perseverancia va a requerir oración y la determinación espiritual va a depender de la comunicación espiritual.
En el último capítulo de Santiago, en el versículo 13, el Apóstol comienza dándonos al menos 5 oportunidades distintas en las que podemos poner en practica la oración.
Santiago 5:13 “13 ¿Está alguno entre vosotros afligido? Haga oración. ¿Está alguno alegre? Cante alabanzas.”

Santiago nos reta a acudir a Dios en oración en cualquier situación emocional que estemos enfrentando.

En el versículo 13, él dice: “¿Está alguno entre vosotros afligido? Haga oración. ¿Está alguno alegre? Cante alabanzas.”
En otras palabras, sin importar si estamos pasando por momentos de tristeza o alegría, debemos dirigirnos a Dios. Ya sea para pedir su consuelo cuando estamos abatidos, o para darle gracias cuando estamos llenos de gozo, siempre es fundamental mantener una conversación con Él, sin importar cómo nos sentimos.
Después, Santiago continúa presentándonos otra situación en la que también debemos buscar a Dios.

Uno debe orar cuando esta débil

Santiago 5:14 “14 ¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor.
Santiago 5:15 “15 Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados.”
Las palabras traducidas como ‘enfermo’ en los versículos 14 y 15. pueden traducirse como ‘débil’ en el versículo 14 y ‘cansado’ en el versículo 15.
Ambas palabras aparecen a través del Nuevo Testamento para referirse a la fatiga física y a las personas débiles que han pasado por pruebas difíciles.
El escritor de Hebreos usa la misma palabra mientras nos exhortar a correr “…con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.
Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar.” Hebreos 12:1-3 Esa misma palabra traducida aquí como ‘cansarse hasta desmayar” es la palabra que usa Santiago. Y esas son las únicas dos veces que esta palabra aparece en el Nuevo Testamento.
Entonces, uno debe orar cuando esta débil.

En tercer lugar, debemos orar cuando nos sentimos vencidos por el pecado.

Los ancianos de la iglesia visitan a este individuo porque se encuentra débil y fatigado, especialmente a causa de un pecado sin confesar.
Es necesario que vengan los ancianos porque se está tratando a un creyente disciplinado que ahora desea arrepentirse.
Esta persona ha llegado al punto de sentirse agobiado por la culpa y el dolor. En consecuencia de su desobediencia, él se siente fatigado y débil.
Como el Rey David, que describió su vida mientras no se arrepentía de su pecado en el Salmo 34:3-4 diciendo: “Mientras callé, se envejecieron mis huesos En mi gemir todo el día. Porque de día y de noche se agravó sobre mí tu mano; se volvió mi verdor en sequedades de verano.”
Los ancianos acuden a la casa de este hermano y lo ungen con aceite –una practica que los judíos de esa época comprendían a la perfección.
Esta palabra usada para ‘ungir’ no significa poner aceite con un hisopo en la frente; sino que este participio griego significa que la persona esta siendo masajeada con aceite en todo el cuerpo.[i]
Ese era el mejor tratamiento que había para un cuerpo cansado. Era como un tratamiento de spa.
Pero lo mas importante aquí es el problema de fondo – el espiritual. La persona fatigada admite su pecado y es restaurada a la comunión de los hermanos.
Así que la Biblia nos manda a orar:
Cuando estamos llenos de emociónCuando estamos débilesCuando nos sentimos vencidos por el pecado
Ahora Santiago continúa dándonos una cuarta razón para orar.

Ore cuando se tenga necesidades espirituales.

Note lo que dice el versículo 16, “ Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros…”
En otras palabras, ya han visto lo que pasa cuando no confesamos nuestro pecado- han visto la disciplina de los ancianos de la iglesia- han visto que el pecado produce agotamiento mental, físico y espiritual. Todo eso es lo que trae el pecado sin confesar … así que no se meta en eso. Mantengan sus cuentas en orden.
De hecho, estos son dos mandatos –podríamos traducirlos como: “Hagan las paces confesando sus pecados. Practiquen el orar los unos por los otros.”[ii]
Esta palabra traducida ‘confesaos’ es una palabra compuesta que da la idea de compartir honesta y abiertamente con otro hermano sus luchas y fracasos.[iii]
Santiago no esta promoviendo algún tipo de sacramento de confesión entre un creyente y un sacerdote. De hecho si usted se fija bien, Santiago esta diciendo que reconozcamos nuestro pecado, no ante una autoridad espiritual, ¿sino frente a quien? La Biblia dice: Los unos a los otros.
La idea de la confesión sacramental no existió sino hasta el siglo quinto, cuando el papa Leo 1 la instituyo de manera oficial en la iglesia Católica.[iv]
Una de las doctrinas que nosotros disfrutamos y apoyamos es el sacerdocio individual del creyente. Usted, como creyente, tiene acceso inmediato a Dios por medio de Cristo.
No existe jerarquía alguna entre usted y Dios- hay un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre – I Timoteo 2:5
Lo que Santiago esta recomendando aquí es que admitamos nuestra debilidad y fracaso y pecado a otros hermanos y de esa manera nos ayudemos los unos a los otros en oración y comunión.
En el versículo 14, Santiago estaba hablando de alguien que estaba solo. Esa persona tenia que llamar a los ancianos porque no estaba en comunión con el resto de la congregación.
Santiago esta resaltando el maravilloso beneficio de pertenecer a la iglesia. El confesar y rendirle cuentas a otros hermanos nos ayuda a protegernos espiritualmente – nos ayuda a permanecer firmes y no caer en los mismos pecados.
Hace poco comencé a leer la Biografía de Dietrich Bonhoeffer, un pastor de Alemania que eventualmente fue asesinado por órdenes directas de Adolfo Hitler.
Bonhoeffer escribió, en uno de sus libros, de cómo el pecado nos aísla. Escuche bien esto que dijo: “El pecado aparta al creyente y produce un individualismo muy malo- una independencia mortal. El pecado nos aleja de la comunidad. Cuanto mas aislada esta una persona, mas destructivo será le poder del pecado en esta.” Pero la confesión a un hermano en Cristo destruye esa autonomía mortal. Baja la barrera y permite que la gracia fluya nuevamente.[v]
Es por eso que Santiago dice en el versículo 16: “Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros…” ¿Para que? “…para que seáis sanados.”
La palabra ‘sanados’ se refiere a recuperar el bienestar espiritual. Si Santiago solo se estaba refiriendo a la salud física –por lo que también podemos orar- esto seria una garantía de salud. De ser así una vez que esta enfermo, solo tiene que ir a la iglesia, allí alguien ora por usted y listo, queda sano.
Pero el resto de la Biblia no apoya esa interpretación. De hecho, los creyentes no reciben ninguna garantía de que tendrán buena salud. Nosotros también nos enfermamos. Y hombres piadosos como Job y Pablo nos prueban que la enfermedad puede ser parte de la voluntad de Dios.
La misma palabra griega que Santiago usa para ‘sanar’ aparece en Hebreos 12:12-13, adonde leemos:
“Por lo cual, levantad las manos caídas y las rodillas paralizadas; y haced sendas derechas para vuestros pies, para que lo cojo no se salga del camino, sino que sea sanado.”
El escritor allí esta usando la palabra como una metáfora de la fortaleza espiritual –manos fuertes, rodillas fuertes, pies fuertes al caminar en obediencia –  lo cual le dará…perseverancia.
¡Así que no camine solo!
Esta es la bendición de la asamblea. Esta es la bendición de tener un círculo íntimo de hermanos en Cristo con quienes podemos compartir y confesar nuestras faltas. Es la bendición de una familia creyente…de un cónyuge creyente.
Es difícil de expresar la bendición que fue para mi contar con una gran mujer de oración como mi abuela; tener unos padres que oran por mi; tener una maravillosa esposa, que ora por mi comunión con Cristo.
Querido oyente, necesitamos orar los unos por los otros –debemos orar para tener manos espiritualmente fuertes, al igual que las rodillas, pies, corazón y mente.
Hace un tiempo atrás, un oyente del programa se comunicó con nosotros- era el padre de un muchacho que estaba en terapia intensiva. Su hijo estaba jugando solo en el patio, y por accidente se había enredado y había terminado colgando del cuello. Unos días después, este hombre se comunicó conmigo para decirme que su hijo había muerto y que en su funeral, por la gracia de Dios, unas 15 personas entregaron sus vidas a Cristo.
Luego me comento algunas cosas personales y me dijo: “Mire, yo se que usted no tiene tiempo y le estoy haciendo algunas preguntas que no tienen respuestas… pero la verdad es que lo llame para que ore por mi.” Lo que hice.
Santiago no dice que uno encuentra fortaleza espiritual al recibir respuestas. No. Él dice que debemos orar… que debemos ser honestos los unos con los otros y orar los unos por los otros.
Ore:
Cuando esté lleno de emociónCuando este débilCuando el pecado lo este venciendoCuando tenga necesidades espirituales
Y en quinto lugar:

Ore cuando se encuentre sobrecogido con deseos piadoso

Santiago primero nos da una declaración y luego una ilustración. Note esta declaración al final del versículo 16. “La oración eficaz del justo puede mucho.”
El creyente promedio lee eso y dice “ese es justamente mi problema. No soy efectivo porque no soy justo- tal vez de ser mas santo, recibiría mas respuestas a mis oraciones.”
Entonces ¿que hacemos? Tratamos de orar con mas efectividad –con mas pasión…intentamos ganarnos una respuesta de Dios. Oramos mas largo y lo hacemos mas temprano…o sea, por algún lado hay que empezar para  ser más justo, y recibir el favor de Dios.
Recuerdo que durante mis primeros años en el seminario, pensaba que Dios no me prestaría atención a menos que de alguna manera captar su atención. Así que yo supuse que si me levantaba a orar mientras los demás dormían –a Dios le llamaría la atención. Entonces comencé a levantarme a las 5 de la mañana para orar. Estaba convencido que eso a Dios lo iba a impresionar.
Pero luego uno mira el final del versículo y lee: “la oración del justo puede mucho” y piensa: “mis oraciones no parecen lograr mucho. Al menos yo no veo muchos cambios. Debe ser porque no soy lo suficientemente justo, o lo suficientemente efectivo, o lo suficientemente disciplinado.”
Ahora, no me malinterprete –esta no es una excusa para ser perezoso. Los holgazanes no son buenos intercesores. Pablo le dijo a Timoteo que se ejercitara en la piedad (1 Timoteo 4:7).
Santiago aquí se esta refiriendo a algo diferente. De hecho, Santiago no esta desestimando el poder de la oración de los grandes hombres y mujeres de Dios, sino que nos dice que todos tenemos la posibilidad de orar eficazmente.
Es por eso que, en un momento, él va a darnos el ejemplo del profeta Elías, un gran hombre de oración, pero que era una persona tal como nosotros.
Ahora, ¿Qué quiere decir Santiago específicamente aquí? Bueno, él describe primeramente a la persona que está orando como ¿que? Como una persona justa.
¿Y quien es esa persona justa? ¿Una persona perfecta? Gracias a Dios, no. La palabra ‘justo’ hace referencia a una persona que ha nacido de nuevo. Ahora esa persona tiene la justicia de Cristo.
Pablo le escribió a los Filipenses en el capítulo 1, versículo 11, que ellos estaban “… llenos de frutos de justicia que son por medio de Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios.”
Pablo también le escribió a los Corintios, diciéndoles que Dios “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.” – 2 Corintios 5:21
Así que, este es el punto que Santiago esta enfatizando. Si usted ha confiado en Cristo, entonces ahora usted tiene la justicia de Cristo en su cuenta, que antes estaba en bancarrota.
Y la justicia de Cristo es abundante. Nunca se acaba. Pablo escribió en Romanos 5:17, “Pues si por la transgresión de uno solo reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por uno solo, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia.”
Entonces, ¿Quién puede orar oraciones efectivas que Dios responde? El creyente común y corriente. Usted y yo tenemos acceso a Su presencia…y El esta escuchando.
Ahora, a la luz de este contexto, el creyente que aquí se describe es alguien que confiesa su pecado, no es alguien que oculta su pecado.
De haber pecado en su vida, la primera oración que debe hacer es una oración de arrepentimiento, ¿no es así? El Salmo 66:18 dice, “Si en mi corazón hubiese yo mirado a la iniquidad, El Señor no me habría escuchado.”
Entonces ¿Quién puede orar con la expectativa de que Dios le va a contestar? Un creyente que esta bien con Dios –primero, gracias a la justicia de Cristo y en segundo lugar, por medio de la confesión diaria de pecado.
Entonces, aquí no se está hablando de algún tipo súper santo. No. Si usted es salvo, sin importar cuan común usted piense ser, usted tiene una invitación para acercarse al trono de Dios “…con confianza por medio de la fe en [Cristo].” Efesios 3:12
Y esa invitación sirve para cualquier momento- las 24 horas del día.
Y Santiago dice aquí que la oración de un creyente común y corriente es efectiva. Esa palabra también se podría traducir como ‘poderosa’.
A propósito, la palabra para oración aquí es distinta a la que vemos en el versículo 15. En el versículo 15 se nos exhorta a orar los unos por los otros –y esa palabra para oración hace referencia a todo y todos.
Pero esta palabra que vemos en el versículo 16 es mas precisa y se refiere a un pedido en especial. Los griegos usaban esta palabra para describir a alguien que tenia un pedido para un gobernante.[vi]
Así que uno podría parafrasear esta frase de la siguiente manera: “El pedido de un creyente común y corriente es poderoso.”[vii]
Esta verdad me impactó. Es por eso que me he tomado el tiempo de explicar todo esto en detalle. Porque quiero que entienda algo que muchas personas malinterpretan, y causa mucho desánimo.
Santiago esta diciéndonos: “la petición del creyente común y corriente es poderosa.”
Esto es, joven y ancianos, un niño en la fe, o un creyente experimentado, sea maduro o no en la fe. ¡Sus oraciones son escuchadas!
Un predicador contó la historia acerca de un niño que no se portaba bien durante la reunión. Sus padres trataban lo mejor que podían para mantener cierto orden, pero el chico no se comportaba. Finalmente, el padre tomo al niño de la mano y partió raudamente por le pasillo central hacia fuera. El jovencito estaba en problemas. Ni bien llegaron a la puerta trasera y se disponían a salir, el niño le grito a la congregación “ ¡oren por mi! ¡Oren por mi!”
Ahora, el problema es que seguramente el padre lo disciplinó igual. Y es posible que el niño haya pensado que la congregación no oro por él o que sus oraciones no subieron del techo.
Y es posible que usted haya pensando lo mismo. Puede que usted diga, “muchas gracias por hacerme saber que mis oraciones llegan a la presencia de Dios, pero mis oraciones no parecen lograr mucho- y si se fija al final del versículo, ahí dice que la oración del justo ‘puede mucho’.”
Ahora bien, preste atención a lo siguiente. La palabra traducida como ‘puede mucho’ es una palabra que aparece varias veces en el Nuevo Testamento –y cada vez que aparece, hace referencia al obrar de Dios.[viii]
Este es el verbo griego ‘energoume’ (ενεργουμενη) de donde sale nuestra palabra ‘energía’.
Lo que Santiago esta diciendo es esto: “La petición poderosa de un creyente común, esta energizada.”
Esto quiere decir que la oración funciona si alguien la energiza- en lingüística esto se llama voz pasiva.
O sea, la oración tiene que ser energizada por otra persona, para que funcione. Y ese es justamente el contexto que Santiago esta por ilustrar.
Las oraciones de Elías, de por si, no eran efectivas. Pero sus oraciones eran actos de obediencia que correspondían con la voluntad de Dios. De hecho, cuando uno lee la biografía de Elías en 1 Reyes, descubre que Dios ya le había dicho a Elías que era lo que tenía que orar y cuando debía hacerlo.
Elías estaba orando la voluntad de Dios, y Dios respondió esas oraciones porque estaban alineadas a Su voluntad – y la oración pudo mucho.
Y lo mismo se puede decir de nuestras oraciones- cuando estas están alineadas con la voluntad de Dios –Él las energiza y hace que entren en acción.
Ahora, note la ilustración del versículo 17. “Elías era hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras…”
Pausa por un momento, ¿Por qué Santiago dice esto? Porque su audiencia judía creía que Elías era un súper santo.
Él era considerado como uno de los personajes mas grande de la historia de Israel. Y para cuando Santiago estaba escribiendo la epístola, habían muchas tradiciones y mitos circulando en cuanto a Elías, que hasta le atribuían poderes sobrenaturales.
O sea, mire las cosas que el hizo- resucito personas, hizo descender fuego del cielo, acabó con los profetas de Baal, corrió más rápido que el carruaje del rey…este hombre era Superman.
Las personas tenían un concepto equivocado de Elías porque no estaban tomando en cuenta el Dios de Elías. Elías no tenía poder en si mismo. Era Dios quien, por medio de Elías, hizo cosas maravillosas. Elías solo tenia que obedecer a Dios.
¡Santiago quiere que sepamos que, él era un ser humano común y corriente, como nosotros!
Elías simplemente era un hombre piadoso al cual Dios usó grandemente. Porque su nación se estaba rebelando contra Dios- y según Deuteronomio 28, el castigo por la apostasía era la sequía – él oro para que no lloviese.[ix]
Elías estaba orando, ni mas ni menos, que se cumpliera la voluntad de Dios. Note como sigue Santiago 5:17:
…y oró fervientemente para que no lloviese, y no llovió sobre la tierra por tres años y seis meses. Y otra vez oró, y el cielo dio lluvia, y la tierra produjo su fruto.”
Cuando tenga tiempo lea 1 Reyes. Allí descubrirá que la lluvia llego una vez que los profetas de Baal perdieron el duelo- una vez que el pueblo clamo que regresarían al Dios de sus padres y declararon que Jehová es Dios. Y luego llovió.
Querido oyente, nosotros oramos, con confianza y fe- pero no oramos para que se haga nuestra voluntad, sino la voluntad de Dios.
Nosotros debemos orar no solo para recibir respuestas:
Oramos porque el hacerlo desarrollamos nuestra relación con Cristo.Oramos porque Dios nos manda a hacerlo.Oramos porque el hacerlo nos recuerda que dependemos de Dios.Oramos porque el hacerlo reafirma que dependemos de Dios.Oramos porque la oración es un acto de adoración.Oramos porque otros necesitan nuestra intercesión.Oramos porque nuestra mente y corazón necesitan ser purificados a diario.Oramos porque el hacerlo nos entrega a la voluntad de Dios.Oramos porque sabemos que Dios siempre nos responde- y esa respuesta puede ser:
No- jamásPuede ser: espera- ahora no.Puede ser si- pero no de la manera que lo habías pedido.Puede ser si- exactamente como lo habías pedido.
Ahora, quizás usted este pensando: “Bueno, Dios va a hacer lo que Él quiera, así que yo no necesito orar al respecto.” O puede que piense: “Si no oro, entonces  Dios no va a hacer lo que quería hacer en mi vida, y ahí si que voy a estar en problemas.”
Querido oyente, ambos pensamientos son extremistas, y no son verdad.
Cuando oramos, podemos descansar y estar seguros que nuestros pedidos serán escuchados por el Señor. Él hará que su petición se entrevere con Sus propósitos divinos, y el resultado será una combinación energizada por el poder de Dios que dará fruto y gran gozo a la persona que haya orado con deseos piadosos.
Seamos como el famoso misionero, William Carey, que vivía bajo el lema: “Emprended grandes cosas por Dios. Esperad grandes cosas de Dios.”
Ese es el equilibrio que debemos tener. Así que oremos:
Cuando estemos llenos de emociónCuando estemos débilesCuando se sienta vencido por el pecadoCuando tenga necesidades espiritualesY cuando se encuentre sobrecogido con deseos piadosos… para la gloria y honra de nuestro Dios.
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