Dirección del Culto
Dirección del Culto
I. Oración Inicial
II. Lectura del Salmo 78
David descendía de la noble tribu de Judá, pero era un sencillo pastorcito, no un entendido escriba, ni un sagrado sacerdote, ni un experto militar. Fue sacado de los apriscos, como Moisés, pues Dios se complace en honrar a los humildes que son diligentes y suele hallar los más apropiados para los puestos de responsabilidad en su pueblo en quienes han pasado sus primeros años en la soledad y la contemplación. Al Hijo de David le echaron en cara su oscuro origen: «¿No es éste el carpintero?» Fue un gran honor el que otorgó Dios a David, al elegirle para el trono de Israel, para gobernar al pueblo escogido de Dios; con ello, le daba no sólo un gran privilegio, sino también una grave responsabilidad, que él desempeñó con la integridad de su corazón y la pericia de sus manos (v. 72), no buscaba, en general, otra cosa que la gloria de Dios y el bien del pueblo. ¡Dichoso el pueblo que disfruta de tal gobierno!