Tres Características los Miembros de una Iglesia Local

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Buenas noches, bienvenidos a este nuevo Tiempo con Dios del jueves 19 de septiembre de 2024.

‌Me da mucho gusto saludarlos, yo soy Hector Viruega, y soy el responsable de los grupos pequeños de nuestra iglesia. Y para mi es un gusto el poder estar con ustedes en esta noche.

Antes de comenzar, quiero dar unos breves anuncios:

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Mañana nuevo sencillo de Satélite Music.

CENTRO. Pastor o líder de otra iglesia, te invitamos, 4 y 5 de octubre. Compartimos nuestra esencia como iglesia. Habrá talleres, conferencias.

CGL.

SALUDOS

ORACIÓN

Como ustedes saben, nuestro pastor ha estado predicando acerca de la iglesia en este mes, y es por eso que en este Tiempo con Dios quise abordar también este tema para compartirlo con ustedes.

Hoy vamos a hablar acerca de tres características que deben tener los miembros de una iglesia local, y para ello quiero que empecemos recordando ¿Qué es precisamente una Iglesia Local?

No voy a pasar mucho tiempo hablando de la definición de lo que es una iglesia local porque ya nuestros queridos pastores Gary y Chucho dieron varias definiciones, pero a manera de recordatorio (y esta es una definición mía) diría que:

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La iglesia local es un grupo de creyentes regenerados, la cual ha sido establecida por el Espíritu Santo, y cuya autoridad es la Palabra de Dios. Estos hermanos en la fe se reúnen voluntariamente para la adoración, edificación, proclamación y servicio. Además de identificarse con Cristo, los miembros de la iglesia se mantienen unidos y comprometidos, unos con otros.

Y para estudiar acerca de ella, quisiera que tomásemos como parámetro la primera iglesia local, la que surgió en Jerusalén y que estudiemos tres características que tuvo esta iglesia y que nos sirven de ejemplo.

Estas tres características de la iglesia, hicieron que esta iglesia primitiva como algunos le llaman, tuviera un crecimiento exponencial

Luego que el Señor Jesús ascendiera al cielo, sus seguidores se dedicaron a la oración.

Hechos de los Apóstoles 1:14–15 “Todos, en un mismo espíritu, se dedicaban a la oración, junto con las mujeres y con los hermanos de Jesús y su madre María. Por aquellos días Pedro se puso de pie en medio de los creyentes, que eran un grupo como de ciento veinte personas,”

Estaban unánimes hasta que descendió el Espíritu Santo Hechos de los Apóstoles 2:1–3 “Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos juntos en el mismo lugar. De repente, vino del cielo un ruido como el de una violenta ráfaga de viento y llenó toda la casa donde estaban reunidos. Se les aparecieron entonces unas lenguas como de fuego que se repartieron y se posaron sobre cada uno de ellos.”

Quiero leerles Hechos de los Apóstoles 2:4 “Todos fueron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en diferentes lenguas, según el Espíritu les concedía expresarse.”

Entonces, aquí vemos tres puntos muy importantes para que una iglesia crezca:

#1 Debe estar unida, en un mismo espíritu.

#2 Debe ser una iglesia que ora, que busca la dirección del Espíritu Santo, y

#3 Debe ser una iglesia que actúa en el poder del Espíritu Santo, y no en sus recursos o habilidades, sino en el poder de Dios.

Esta iglesia concretó de inmediato dos prioridades, primero es que veían unos por otros.

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Hechos de los Apóstoles 4:32–35 (NVI)

Todos los creyentes eran de un solo sentir y pensar. Nadie consideraba suya ninguna de sus posesiones, sino que las compartían. Los apóstoles, a su vez, con gran poder seguían dando testimonio de la resurrección del Señor Jesús. La gracia de Dios se derramaba abundantemente sobre todos ellos, pues no había ningún necesitado en la comunidad. Quienes poseían casas o terrenos los vendían, llevaban el dinero de las ventas y lo entregaban a los apóstoles para que se distribuyera a cada uno según su necesidad.

La iglesia vivía en comunidad, compartiendo todo lo que tenía. Cuidaban unos de otros. No había necesitados en la comunidad.

Y segundo lugar, la iglesia reconoció el principio de autoridad que tenían los apóstoles.

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En Hechos 16:4 dice:

Hechos de los Apóstoles 16:4 (NVI)

Al pasar por las ciudades, entregaban los acuerdos tomados por los apóstoles y los ancianos de Jerusalén, para que los pusieran en práctica.

Esta era una iglesia unida.

Les comento que por el contrario, la iglesia de Corinto era una iglesia dividida. Unos decían: yo soy Team Pablo, otros decían yo soy Team Pedro, otros decían yo soy Team Apolos, y finalmente unos decían yo soy Team Cristo.

Esta iglesia perdió de vista que la iglesia no es de tal o cual pastor, y que tal o cual pastor la hace crecer, sino que la iglesia es de Cristo, porque Él la compró con su sangre.

Por ello, el apóstol Pablo le escribe a los Corintios, 1 Corintios 3:6 “Yo sembré, Apolos regó, pero Dios ha dado el crecimiento.”

El crecimiento lo da Dios, no lo damos las personas. No lo da tal líder, tal pastor, tal ministro.

Sin embargo, estoy convencido de que Dios puede usar a las personas para impulsar el crecimiento de Su iglesia. O, el otro lado de la moneda, las personas pueden ser obstáculo para el crecimiento de la iglesia. Y miren, nada detendrá a la iglesia de Jesucristo, ni siquiera las puertas del reino de la muerte, o del Hades como dice la RV60 la detendrá, pero en ocasiones hay personas, inclusive cristianos, que pueden ser un obstáculo para el crecimiento de la iglesia.

Dicho esto, quiero cerrar diciendo que creo que estos dos puntos que ya comenté. En la iglesia primitiva:

Veían unos por otros y por ende no tenían necesitados en la iglesia, y

Se sujetaban a sus pastores, en este caso los apóstoles.

Fueron fundamentales para el crecimiento de la iglesia primitiva.

Ahora bien, y aquí es donde quiero que pongamos especial atención porque esto ya es para ca uno de nosotros como miembros de la iglesia.

Creo que hay tres puntos que cada miembro de esa iglesia primitiva tenía muy presente, y el primero de ellos era su:

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1. Preocupación por el ministerio

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El último mandamiento del Señor Jesús que vemos en Mateo 28:19-20 fue:

Mateo 28:19–20 (NVI)

Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo.

El mandato era, vayan a todas las naciones.

Y el médico Lucas ofrece otra perspectiva, porque en Hech. 1:8 vemos que Jesús le dice a sus seguidores:

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Hechos de los Apóstoles 1:8 (NVI)

Pero cuando venga el Espíritu Santo sobre ustedes, recibirán poder y serán mis testigos tanto en Jerusalén como en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra.

Jesús les dijo, van a dar testimonio de mi, van a ser testigos en Jerusalén, Judea, Samaria, y hasta lo más lejano de la tierra. Pero, de repente a los discípulos se sintieron muy cómodos en Jerusalén, y no salieron. Y Dios permitió, (1) que Esteban fuese preso, y no solo eso, además apedreado, y como resultado de esto, dice la Biblia:

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Hechos de los Apóstoles 8:1 (NVI)

Y Saulo estaba allí, aprobando la muerte de Esteban. Aquel día se desató una gran persecución contra la iglesia en Jerusalén, y todos, excepto los apóstoles, se dispersaron por las regiones de Judea y Samaria.

Los seguidores de Jesús no habían cumplido con lo que el Maestro les había dicho en Hechos 1:8, y ahora en Hechos 8:1 lo estaban cumpliendo a causa de la gran persecución que sufrió la iglesia.

Pero lo bueno, dentro de esto malo, es que (Hechos 8:4) dice:

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Hechos de los Apóstoles 8:4 (NVI)

Los que se habían dispersado predicaban la palabra por dondequiera que iban.

No salieron huyendo y se escondieron, fueron dispersos pero predicaban la palabra por donde quiera que iban.

Ellos recordaron que el mandato era ir a todas las naciones y Dios tuvo que permitir una persecución para que lo recordaran y lo hicieran.

Déjenme les doy un dato interesante. La iglesia de Roma, a la cual Pablo le escribe la carta a los Romanos, se cree que fue fundada por cristianos que salieron del Pentecostés, o bien huyendo de Jerusalén a causa de esta persecusión.

Lo que si es un hecho es que no fue fundada por Pablo. Es más cuando el escribe la carta, les menciona que quiere ir a visitarlos, casi que dice, porque no es literal, quiero ir a conocerlos.

Entonces un primer punto es que la iglesia entendía y cumplía con su ministerio: ir a predicar el evangelio.

Un segundo punto muy importante es que la iglesia buscaba el:

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2. Desarrollo del cuerpo

En varios pasajes Pablo compara a la iglesia con un cuerpo.

En 1a Corintios 12:12 Pablo escribe: aunque el cuerpo es uno solo, tiene muchos miembros, y todos los miembros, no obstante ser muchos, forman un solo cuerpo. Así sucede con Cristo. 13 Todos fuimos bautizados por un solo Espíritu para constituir un solo cuerpo.

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El apóstol le escribió a los Efesios 4:11-12

Ephesians 4:11–12 NVI

Él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; y a otros, pastores y maestros, a fin de capacitar al pueblo de Dios para la obra de servicio, para edificar el cuerpo de Cristo.

Dios otorgó dones a los creyentes para que éstos pudieran ejercer con eficacia los distintos ministerios espirituales y así la iglesia pudiera ser edificada, creciendo tanto en cantidad como en calidad de sus miembros.

Si tu eres un hijo de Dios, Él te ha dado por lo menos un don. Yo estoy seguro que tienes más de uno, pero aunque solo fuera uno, Dios te ha capacitado y quiere que lo uses de la siguiente manera:

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Para edificar el Cuerpo de Cristo.

Para glorificar el nombre de Dios.

Para que el reino de Dios se extienda en esta tierra.

Debemos remarcar que los dones espirituales son dados por Dios según su voluntad y no según la nuestra (1 Corintios 12:11).

Si me preguntan ¿qué don creo que tiene nuestro Pastor Gary? yo diría que varios, pero podría nombra el de la enseñanza, el de profecía o predicación, el de liderazgo. Por otra parte, ¿Qué don tiene nuestro querido Otto Bermúdez? yo diría que el de sabiduría, el de administración (entre otros). ¿Qué don tiene nuestro querido Juan Carlos Albavera? yo diría que el de liderazgo, generosidad, misericordia, entre otros.

Cada uno somos diferentes. Tenemos diversidad, porque el Espíritu Santo nos ha dotado de dones diferentes, y a pesar de la diversidad, es precisamente estas diferencias las que nos hacen ser uno, dependiendo unos de los otros; ya que los hijos de Dios nos necesitamos y complementamos en nuestras funciones según el o los dones recibidos, llevando esto a una iglesia activa y eficaz, donde el poder de Dios se manifiesta y Su Nombre es glorificado.

Lo importante de esa iglesia primitiva es que ponían en práctica sus dones. Por eso Dios la multiplicó. Pedro escribió:

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1 Peter 4:10 NVI

Cada uno ponga al servicio de los demás el don que haya recibido, administrando fielmente la gracia de Dios en sus diversas formas.

Y esto me lleva al tercer y último punto y es que cada miembro de la iglesia primitiva, buscaba

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3. Ejercer su mayordomía

¿Qué significa esto?

Bueno, un mayordomo es alguien que administra, por ejemplo, una hacienda. No es el dueño de la hacienda, pero el dueño la ha dejado a su cuidado. Es un administrador que debe ser diligente con lo que se le ha confiado.

Bueno, desde que los miembros de la iglesia de Jerusalén aprendieron que nada de lo que poseían les pertenecía (Hechos 4:32), se dieron cuenta que Dios era dueño de todo y en consecuencia ofrendaron con liberalidad (Hechos 11:29).

Esta práctica pasó a otras congregaciones y todas aprendieron a conducirse como mayordomos fieles, porque miren, cuando la iglesia de Jerusalén pasó por necesidad, las iglesias de Acaya y Macedonia, particularmente la de Corinto estuvieron dispuestos a dar ofrendas para sus hermanos en necesidad (2 Corintios 9:12–13) porque operaban bajo la gracia de Dios (2 Corintios 8:1–7), y miren, las iglesias de esa región estaban formadas por gente pobre, que estuvieron dispuestos a dar aun desde su pobreza para bendecir a otros.

Ahora bien, en el aspecto ministerial, debemos dar de gracia lo que de gracia hemos recibido, y por ello, según el don recibido debemos ministrar a otros (1 Pedro 4:10) con humildad (1 Corintios 4:7).

El crecimiento de la iglesia exige una buena dosis de humildad, reconociendo que somos personas imperfectas, llenos de pecado.

Spurgeon, solía predicar con vehemencia sobre el tema del siguiente modo:

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“¿Sabéis por qué tantos que profesan ser cristianos se parecen al terreno espinoso? Porque han omitido ciertos procesos. La obligación del labrador era arrancar las espinas o quemarlas allí mismo, cuando hay conversión debe ir acompañada de lo que llamamos convicción de pecado.

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Ese gran arado, que es la angustia del alma, era usado para penetrar hasta lo profundo de ella. Pero ahora nos aturden los alardes de las salvaciones rápidas. En cuanto a mí creo en las conversiones instantáneas, me alegro de verlas; pero aún me alegro más, cuando veo una profunda obra de la gracia de Dios, un hombre sentido por el pecado, y una herida causada por la ley. Nunca nos libraremos de los espinos si usamos arados que solamente rascan la superficie”.

Para ser parte de la obra que a la cual Dios nos ha llamado, debemos:

Ocuparnos de nuestro ministerio.

Buscar el desarrollo, el crecimiento del cuerpo de Cristo, y

Ser unos buenos mayordomos de lo que Dios nos ha encomendado.

Cierro diciéndoles que el crecimiento del cristianismo en el primer siglo fue espectacular. De tan solo unos cientos, pasaron a varios miles. Pero déjenme les cuento una historia de algo que pasó en nuestro país, específicamente en Monterrey.

Quisiéramos que nos situáramos en el año 1857, donde Benito Juárez promueve las leyes de reforma permitiendo la libertad religiosa, y aunque desde antes ya había misioneros cristianos que habían incursionado en el territorio mexicano, ahora podían hacerlo de manera no-clandestina.

Por ese entonces un irlandés de nombre Santiago Hickey, bautista, quien era un colportor, esto es que se dedicaba a la distribución y venta de Biblias, había sido misionero durante 30 años en Pennsylvania, Maryland, Texas y Missouri, donde por cierto había aprendido a hablar español.

Hickey, quien vivía al sur de Texas, conoció a John William Butler, otro colportor de la Sociedad Bíblica Británica quien había tomado la decisión de venir a México para hacer obra misionera. Butler, ya instalado en Monterrey, le habló de Hickey a su colega Thomas Westrup para que le escribiera y le invitara a ser colaborador suyo en la obra protestante que estaba comenzando en nuestro país. Y así fue cómo Hickey se convirtió en un inmigrante misionero en México.

Al llegar Hickey a Monterrey, en noviembre de 1862, estableció una obra de difusión de las Escrituras y un estudio bíblico. Contactó a otros creyentes de habla inglesa de la localidad y fundó la Sociedad para la Evangelización.

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En marzo de 1863, Hickey predicó su primer sermón protestante en Monterrey, y, ante la buena acogida, organizó una escuela dominical y reuniones en inglés y castellano.

El 30 de enero de 1864 Hickey bautizó a Thomas Westrup y a los hermanos mexicanos José María Uranga y Arcadio Uranga, quienes, junto a Hickey y su esposa, constituyeron la escueta congregación que daría lugar a la primera iglesia bautista en México, la PIB Monterrey, o la primera iglesia bautista de Monterrey. Con un humilde inicio de tan solo 5 miembros, la PIB MTY fue la primera iglesia evangélica constituida en territorio nacional, fue la primera iglesia local organizada, no solo bautista, sino cristiana, en México y en América Latina.

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Alguien tal vez podría decir, solo eran 5 miembros, bueno, El SEÑOR Jesús dijo en, Mateo 18:20

Matthew 18:20 NVI

Porque donde dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.

Para finales del año 1864 la PIB MTY habría crecido a 22 miembros, y es una iglesia que continúa hasta el día de hoy. Después de un inicio muy humilde con una iglesia local de tan solo 5 miembros, hoy, 160 años después, tenemos más de 1,600 iglesias bautistas en México.

Dios nos permita ser parte del extendimiento de Su reino en esta tierra.

Dios nos permita ser colaboradores diligentes de Su obra en nuestra comunidad, en nuestra ciudad, en nuestro país.

OREMOS

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