Sermón para niños: Servir a Dios con gratitud y reverencia

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Introducción:
Niños, ¿alguna vez han tenido mucha sed? Imaginen que están corriendo y jugando bajo el sol, y de repente tienen mucha sed. Todo lo que quieren es un vaso de agua fría, ¿verdad? Hoy les contaré la historia de una niña llamada Jill, que estaba perdida y tenía mucha sed. Pero cuando encontró agua, algo inesperado sucedió.
La historia de Jill y Aslan:
Jill estaba perdida en un bosque. Tenía tanta sed que buscaba desesperadamente agua. De repente, escuchó un arroyo y corrió hacia él. Pero cuando llegó, vio algo que la detuvo: un gran león estaba sentado al lado del arroyo. Era Aslan, el león poderoso de Narnia.
Jill tenía miedo, pero Aslan le dijo: “Si tienes sed, ven y bebe.” Jill, temerosa, preguntó: ”¿Me prometes que no me harás daño?” Aslan respondió: “No prometo nada.” Jill estaba asustada y dijo: ”¿Te comes a las niñas?” Aslan respondió: “He devorado a niñas y niños, reyes y ciudades.”
Jill, muy asustada, dijo: “Entonces iré a buscar otro arroyo.” Pero Aslan le respondió: “No hay otro arroyo.”
¿Qué significa esto para nosotros?
Niños, Aslan representa a Dios en esta historia. Jill tenía sed, pero para saciarla, tenía que acercarse al león. Así somos nosotros con Dios. Dios nos ofrece lo que nuestras almas necesitan, pero debemos acercarnos a Él con respeto. Como Aslan, Dios es muy poderoso, pero también es muy bueno.
Dios como fuego consumidor:
La Biblia nos dice que Dios es un fuego consumidor. Eso significa que Él es muy santo y poderoso. No podemos acercarnos a Dios de cualquier manera, sino con mucho respeto y gratitud.
En Hebreos 12, la Biblia nos dice que hemos recibido un “reino inconmovible”. Eso significa que cuando creemos en Jesús, somos parte de algo que durará para siempre. Nuestra respuesta debe ser vivir con gratitud y temor reverente.
Gratitud y respeto hacia Dios:
Cuando decimos “gracias” a Dios, mostramos nuestra gratitud por todo lo que Él ha hecho por nosotros. Al mismo tiempo, debemos tener respeto por Dios. Eso significa que cuando oramos, leemos la Biblia o venimos a la iglesia, debemos recordar lo grande y santo que es.
Así como Jill tenía que acercarse a Aslan con cuidado, nosotros también debemos acercarnos a Dios con respeto, sabiendo que Él nos ama, pero también es muy poderoso.
Conclusión:
Niños, solo hay un “arroyo” que puede saciar la sed de nuestras almas, y ese arroyo es Dios. Acerquémonos a Él con corazones agradecidos, sabiendo que Él es bueno, pero también con respeto, reconociendo su grandeza y poder.
Oremos juntos para que siempre podamos acercarnos a Dios con gratitud y reverencia.
Oración final:
Señor, gracias por amarnos y darnos lo que necesitamos. Ayúdanos a acercarnos a ti con gratitud y respeto, reconociendo lo grande y santo que eres. En el nombre de Jesús. Amén.
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