EL CONOCIMIENTO MAL USADO.
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Juan18:1-5.
Juan18:1-5.
EL CONOCIMIENTO MAL USADO
“Habiendo dicho Jesús estas cosas, salió con sus discípulos al otro lado del torrente de,Cedrón, donde había un huerto, en el cual entró con sus discípulos. Y también Judas, el que le entregaba, conocía aquel lugar, porque muchas veces Jesús se había reunido
allí con sus discípulos. Judas, pues, tomando una compañía de soldados, y alguaciles,de los principales sacerdotes y de los fariseos, fue allí con linternas y antorchas, y con,armas. Pero Jesús, sabiendo todas las cosas que le habían de sobrevenir, se adelantó
y les dijo: ¿A quién buscáis? Le respondieron: A Jesús nazareno. Jesús les dijo: Yo,soy. Y estaba también con ellos Judas, el que le entregaba. Juan 18:1-5 RVR1960.
VERDAD CENTRAL: El poseer conocimiento del cristianismo no asegura la salvación del alma.
Tres años y medio andubieron los discipulos con Jesus al final Pedro lo nego los discipulos dejaron y Juda lo lo traiciono.
El orden en que los apóstoles fueron llamados no es el enfoque principal en las cuentas de su llamado. Más bien, el énfasis está en el hecho de que fueron llamados en absoluto. Ninguno de ellos era digno del llamado de Jesús. Pocos, si acaso alguno, era de origen noble, y ninguno de ellos tenía peso religioso. Al menos cuatro de los discípulos eran pescadores. Simón era un Zelote, parte de un grupo político que buscaba derrocar al gobierno romano. Mateo trabajaba para el gobierno romano como recaudador de impuestos y habría sido visto esencialmente como un traidor a los israelitas. Judas Iscariote eventualmente traicionó a Jesús.
A pesar de la diversidad de antecedentes y niveles de educación entre estos hombres, ellos tuvieron un llamado importante como los doce discípulos originales de Jesús. El suyo fue un trabajo honorable. Se convirtieron en testigos presenciales de las obras de Jesús en la tierra, así como de su resurrección. Fueron estos hombres (excluyendo a Judas Iscariote) quienes sentaron las bases de la iglesia (Efesios 2:20). Fue a través de su testimonio Empoderado por el Espíritu que la iglesia comenzó (Hechos 2.). Su trabajo ayudó a proporcionar los escritos del Nuevo Testamento que tenemos hoy. Los doce fundamentos del muro de la futura Nueva Jerusalén tendrán grabados en ellos los nombres de los doce apóstoles (Apocalipsis 21:14.).
Aunque no podemos estar absolutamente seguros del por qué Judas traicionó a Jesús, algunas cosas son ciertas. Primero, debemos reconocer que, aunque Judas fue elegido para ser uno de los doce (Juan 6:64.), toda la evidencia en la Escritura señala el hecho de que él nunca creyó que Jesús era Dios, y tal vez ni siquiera estaba convencido de que Jesús fuera el Mesías (como Judas lo entendía). A diferencia de los otros discípulos que llamaban a Jesús “Señor” (lo cual es significativo en muchas maneras), Judas nunca utilizó este título para Jesús, y en cambio lo llamaba “Rabí”, a quien reconocía como solamente como un maestro. Mientras que los otros discípulos en ocasiones hicieron grandes profesiones de fe y lealtad (Juan 6:68, 11:16), Judas jamás lo hizo y más bien parece haber permanecido siempre al margen, de acuerdo a la narración bíblica. Esta falta de fe en Jesús es la base para todas las otras consideraciones descritas a continuación. Lo mismo puede decirse de nosotros. Si fallamos en reconocer a Jesús como Dios encarnado, y por lo tanto el único Ser que puede proporcionar el perdón por nuestros pecados – y la eterna salvación que esto conlleva – entonces estaremos sujetos a otros numerosos problemas que se derivan de una visión equivocada de Dios.
Segundo, Judas no solo no tenía fe en Cristo, sino que tenía muy poca o ninguna relación personal con Jesús. Cuando los evangelios sinópticos mencionan a los doce, generalmente ellos son mencionados siempre en el mismo orden, con pequeñas variaciones (Mateo 10:2-4; Marcos 3:16-19; Lucas 6:14-16). Se cree que el orden general indica la relativa cercanía de su relación personal con Jesús. A pesar de las variaciones, Pedro y los hermanos Jacobo y Juan siempre son los primeros en la lista, lo cual es consistente con su relación con Jesús. Judas siempre es mencionado al final de la lista, lo cual puede indicar su relativa falta de relación personal con Cristo. Adicionalmente, al examinar los evangelios, vemos que el único diálogo documentado entre los dos, menciona a Judas siendo reprendido por Jesús, después de su reacción motivada por la avaricia hacia María (Juan 12:1-8), cuando Judas niega su traición (Mateo 26:25), y la traición misma (Lucas 22:48).
Tercero, Judas era consumido por la avaricia, al punto de traicionar la confianza no solo de Jesús, sino también de sus condiscípulos, como lo vemos en Juan 12:5-6. Judas bien pudo haber deseado seguir a Jesús simplemente porque vio la gran cantidad de seguidores y creería que podría beneficiarse de las ofrendas hechas para el grupo. El hecho de que Judas era quien se encargaba de la bolsa del dinero, indicaría su interés que tenía por el (Juan 13:29).
Adicionalmente, Judas, como la mayoría de la gente de su tiempo, creía que el Mesías iba a terminar con la ocupación romana y a tomar la posición de un poderoso gobernante sobre la nación de Israel. Judas pudo haber seguido a Jesús esperando beneficiarse de su asociación con Él, como el nuevo poder político reinante. Sin duda, él esperaba estar entre la elite gobernante cuando esto sucediera. Para cuando Judas cometió la traición, Jesús ya había dejado en claro que Él planeaba morir, no iniciar una rebelión contra Roma. Así que Judas pudo haber asumido – como lo hicieron los fariseos - que, puesto que Él no derrocaría a los romanos, Él no podía ser el Mesías que estaban esperando.
Hay algunos versículos del Antiguo Testamento que apuntan hacia la traición, algunos más específicos que otros. Aquí hay dos de ellos: “Aun el hombre de mi paz, en quien yo confiaba, el que de mi pan comía, alzó contra mí el calcañar” (Salmo 41:9, ver su cumplimiento en Mateo 26:14; 48-49). También, “Y les dije: Si os parece bien, dadme mi salario; y si no, dejadlo. Y pesaron por mi salario treinta piezas de plata. Y me dijo JEHOVÁ: Échalo al tesoro; ¡hermoso precio con que me han apreciado! Y tomé las treinta piezas de plata y las eché en la casa de JEHOVÁ al tesoro” (Zacarías 11:12-13, ver Mateo 27:3-5 para el cumplimiento de la profecía de Zacarías). Estas profecías del Antiguo Testamento indican que la traición de Judas era conocida por Dios, y que fue soberanamente planeada de antemano, como el medio por el cual Jesús habría de ser llevado a la muerte.
Pero si la traición de Judas era conocida por Dios, ¿tenía Judas alguna elección, y será tenido por culpable por su participación en la traición? Es difícil para muchos reconciliar el concepto del “libre albedrío” (como la mayoría de la gente lo entiende) con el conocimiento anticipado de Dios sobre los eventos futuros. Esto se debe en gran parte a nuestra limitada experiencia de avanzar a través del tiempo en forma lineal. Si vemos a Dios como alguien que existe fuera del tiempo, ya que Él creó todo antes de que el "tiempo" comenzara, entonces podemos entender que Dios ve cada momento en el tiempo como el presente. Experimentamos el tiempo de forma lineal, lo vemos como una línea recta y nosotros pasamos gradualmente de una sección a otra, recordando el pasado por el que ya hemos viajado, pero no el futuro al que nos aproximamos. Sin embargo, Dios, siendo eterno y habiendo creado la construcción del tiempo, no estaría “sincronizado” con nuestra línea de tiempo, sino más bien fuera de ella. Así que podríamos pensar del tiempo (en relación con Dios) como un círculo con Dios en el centro y por lo tanto a una igual distancia de todos los puntos, pero no limitado a estar en solo un punto en el tiempo o en la línea del tiempo.
En tal caso, Judas tuvo la capacidad total para tomar sus propias decisiones – al menos hasta el punto donde “Satanás entró en él” (Juan 13:27) – y el anticipado conocimiento de Dios (Juan 13:10, 18, 21) de ninguna manera reemplaza la capacidad de Judas para tomar cualquier decisión determinada. Más bien, lo que eventualmente decidiría hacer Judas, Dios lo vio como si fuera una observación del presente, y Jesús dejó en claro que Judas era responsable por su decisión y tendría que dar cuenta por ello. “De cierto os digo que uno de vosotros, que come conmigo, me va a entregar” (Marcos 14:18). Nótese que Jesús caracteriza la participación de Judas como una traición. Y respecto a su responsabilidad por esta traición, Jesús dijo. “… mas ¡hay de aquel hombre por quien el Hijo del Hombre es entregado! Bueno le fuera a ese hombre no haber nacido” (Marcos 14:21). Satanás también tuvo su parte en esto como vemos en Juan 13:26-27, y también a él se le tomarán cuentas por sus hechos. Dios en Su sabiduría era capaz como siempre de manipular aún la rebelión de Satanás para beneficiar a la raza humana. Satanás ayudó a enviar a Jesús a la cruz, y en la cruz, el pecado y la muerte fueron vencidos, y la provisión de Dios para la salvación está gratuitamente disponible para todos aquellos que acepten a Jesucristo como su Salvador personal para el perdón de pecados.
INTRODUCCIÓN.
En los versículos que leímos y que vamos a estudiar se nos presenta el relato que Juan hace sobre los sufrimientos que vinieron del Señor desde el momento de su captura y, que terminarían con su muerte en la cruz.Conviene que nos acerquemos a este relato con mucha reverencia y con corazón
sensible, pues, aquí se nos presenta la manera en que el Señor obró la salvación a favor de su pueblo. Por esta misma razón es que todos los evangelios narran con mucho detalle estos eventos. Resulta triste el darse cuenta que si el Señor cayó en manos de pecadores fue por la traición de uno de sus hombres de confianza. La conducta de Judas es algo que siempre ha intrigado a los hijos de Dios. ¿Cómo es posible que alguien que había convivido tanto tiempo con el Señor y que había visto muy de cerca sus milagros pudiera ahora cometer semejante falta? este es un tema
muy serio que exige consideración completa por nuestra parte. Si una persona tan relacionada con el Señor tuvo tan triste fin, conviene que nos cuidemos para no correr por igual suerte.
1-) LOS CONOCIMIENTOS RELIGIOSOS PUEDEN SER USADOS PARA MAL
Judas era uno de sus discípulos y, como tal, conocía íntimamente al Señor Jesús. Tan grande era este conocimiento que Judas conocía las costumbres y hábitos del maestro.Conocía sus preferencias y lugares favoritos como dice la escritura: “Judas, el que le entregaba, conocía aquel lugar, porque muchas veces Jesús se había reunido allí con sus discípulos” (v-2) Por espacio de más de tres años Judas había acompañado al
maestro y había aprendido de él su rutina y sus lugares de oración. Lastimosamente, Judas no usó este conocimiento para bien sino para mal. En lugar de acompañar a Jesús en la oración del huerto, aprovechó el hecho de saber que estaba allí para traicionarlo. Ahora Judas estaba en el bando contrario. Esta misma historia vuelve a repetirse en personas que habiendo adquirido cierto conocimiento del evangelio, después, usan ese mismo conocimiento para atacarlo. Lógicamente no hay enemigo más peligroso que aquel que conoce las intimidades de nuestra fe. Pero a la
vez, esto debe ser para nosotros una advertencia para que nuestra confianza no esté puesta en conocimientos que de ninguna manera aseguran la salvación de nuestras almas. Uno puede conocer a cabalidad las doctrinas cristianas y, sin embargo, estar
completamente perdido. El conocimiento es una cosa muy diferente a la conversión. El conocimiento simplemente implica mayor cantidad de información; pero, la conversión significa una rendición al hijo de Dios. A los ojos de Dios, el conocimiento no tiene
mayor importancia, lo que vale es el nacer de nuevo.
2-) EL CONOCER MUCHO ACERCA DE CRISTO NO ASEGURA QUE NO
CAEREMOS EN GRAVES PECADOS.
Muy a pesar de los muchos privilegios que Judas había disfrutado, vemos que según las Escrituras él fue el guía de los que capturaron al Señor Jesús.
Judas, pues, tomando una compañía de soldados, y alguaciles de los principales sacerdotes y de los fariseos, fue allí con linternas y antorchas, y con armas.”(Juan 18:3. A pesar de que Judas era el hombre de confianza del Señor al punto de ser
nombrado tesorero del grupo, cometió el enorme pecado de traicionarlo y venderlo por unas pocas monedas de plata. Este ejemplo debe brindarnos la gran lección de que por grande que sea el conocimiento del evangelio que una persona pueda tener, eso no
asegura que el corazón de tal persona haya sido cambiado. Si Judas entregó al maestro traicionándolo, quiere decir que todo lo que había escuchado y aprendido no le había servido de ningún provecho. Tengamos, entonces el cuidado de que por mucho
que conozcamos no vayamos a confiarnos. Aún así corremos el peligro de cometer graves pecados. El conocimiento sin santidad no es de ningún provecho para el alma humana. Es sólo cuando al conocimiento le añadimos pureza que alcanzamos la gracia de Dios.
CONCLUSIÓN
La tragedia de Judas debe convertirse para nosotros en una seria advertencia para cuidarnos de poner nuestras esperanzas de salvación tan sólo en nuestro conocimientos religiosos, por grandes que éstos sean. La historia de Judas Iscariote ha quedado plasmada en las Escrituras para que sirva de lección para nosotros. El hombre es una criatura tan dañada por el pecado, que goza de los más altos
privilegios, pero puede caer a los más bajos vergonzosos pecados. Amen…