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1. Economía en el matrimonio: Administración de los bienes materiales para la gloria de Dios
1. Economía en el matrimonio: Administración de los bienes materiales para la gloria de Dios
La economía en el matrimonio no es simplemente una cuestión de manejar dinero, sino de cómo los esposos pueden reflejar su mayordomía cristiana, utilizando sus recursos para la gloria de Dios y el bienestar de su familia y la iglesia. Desde el principio, la Escritura enseña que todo lo que poseemos le pertenece a Dios. Salmo 24:1 dice: “De Jehová es la tierra y su plenitud; el mundo, y los que en él habitan.” Esto implica que los esposos son administradores de los bienes que Dios les ha confiado, y su llamado es a manejar esos recursos de manera sabia y piadosa.
A. El matrimonio como unidad económica para la gloria de Dios
A. El matrimonio como unidad económica para la gloria de Dios
El primer principio en la economía del matrimonio es reconocer que ambos cónyuges son llamados a unirse en la administración de los recursos materiales. Así como son una sola carne (Génesis 2:24), también deben ser uno en la forma en que manejan el dinero y las posesiones. La unidad en el matrimonio incluye tomar decisiones financieras juntos, con oración y discernimiento. Ambos deben estar de acuerdo en que su prioridad no es acumular riquezas, sino buscar primero el reino de Dios (Mateo 6:33).
1 Timoteo 6:10 advierte sobre el peligro del amor al dinero, el cual puede ser la raíz de todos los males. Los esposos deben tener cuidado de no caer en la trampa del materialismo, que puede llevar al descontento, la codicia y el egoísmo. En lugar de ello, deben vivir conforme a los principios de contentamiento que Pablo enseña en Filipenses 4:11-13, confiando en que Dios proveerá todas sus necesidades.
B. La importancia de la fidelidad en la administración
B. La importancia de la fidelidad en la administración
En Lucas 16:10, Jesús enseña que el que es fiel en lo poco, será fiel en lo mucho. Este principio se aplica perfectamente a la economía del matrimonio. Ser fieles en el uso de los recursos materiales que Dios ha dado implica vivir dentro de sus medios, evitar las deudas innecesarias y priorizar lo que realmente tiene valor eterno. Esto no significa vivir en escasez, sino aprender a ser buenos administradores, usando lo que Dios ha provisto para bendecir a la familia, la iglesia y la comunidad.
El manejo de las deudas: Proverbios 22:7 enseña que el deudor es siervo del acreedor, lo que resalta la importancia de vivir libres de deudas innecesarias. Las parejas deben esforzarse por evitar endeudarse por lujos innecesarios o por vivir más allá de sus posibilidades. La prudencia y la planificación son fundamentales para asegurar que el hogar no se convierta en una carga financiera.
La práctica de la generosidad: 2 Corintios 9:6-7 nos recuerda que Dios ama al dador alegre. Un matrimonio centrado en el evangelio no solo busca acumular para sí mismo, sino que practica la generosidad. Al abrir su hogar y compartir sus recursos con otros, las parejas reflejan el amor de Dios hacia el prójimo y son una bendición para su comunidad.
C. La economía del hogar como parte de la misión del matrimonio
C. La economía del hogar como parte de la misión del matrimonio
El hogar es más que un lugar donde se administran finanzas, es también una base para la hospitalidad y el servicio a los demás. La Biblia nos llama a ser hospitalarios (1 Pedro 4:9), lo que significa que nuestras finanzas también deben estar alineadas con este llamado. La hospitalidad no se trata solo de abrir las puertas del hogar, sino de usar los recursos que Dios ha dado para bendecir a otros y compartir el evangelio.
Un matrimonio que entiende su misión ve la economía de su hogar como una plataforma para el ministerio. El uso de los recursos no se limita a satisfacer las necesidades familiares, sino que se extiende al servicio de la iglesia, el apoyo a los misioneros, y la ayuda a los necesitados (Hechos 20:35). El hogar puede ser un lugar de refugio para aquellos que necesitan consuelo, consejo o simplemente una muestra del amor de Cristo.
D. Contentamiento y gratitud en el matrimonio
D. Contentamiento y gratitud en el matrimonio
La economía del matrimonio también está relacionada con el contentamiento y la gratitud. 1 Timoteo 6:6 enseña que la piedad acompañada de contentamiento es gran ganancia. Es fácil para los matrimonios caer en la trampa de la comparación, deseando lo que otros tienen o buscando satisfacción en las cosas materiales. Sin embargo, la Escritura nos enseña a estar agradecidos por lo que Dios ha provisto, sabiendo que cada buena dádiva proviene de Él (Santiago 1:17).
El contentamiento no es pasividad, sino una confianza activa en la soberanía de Dios, sabiendo que Él suple nuestras necesidades según Sus riquezas en gloria (Filipenses 4:19). Las parejas cristianas están llamadas a vivir con gratitud, reconociendo que todo lo que tienen es un don de Dios y usándolo para glorificarle a Él. Esta actitud de gratitud fortalece la relación, alivia tensiones económicas y promueve una vida de fe en lugar de ansiedad.
E. Economía y sexualidad en el matrimonio
E. Economía y sexualidad en el matrimonio
La economía en el matrimonio también tiene implicaciones en la relación sexual entre los cónyuges. En 1 Corintios 7:3-5, Pablo enseña que los esposos deben cumplir con sus deberes conyugales, y esto incluye tanto el aspecto material como el físico y emocional. La sexualidad en el matrimonio no está desconectada de la economía del hogar. La forma en que los esposos manejan las finanzas puede influir directamente en la intimidad y la paz en su relación.
Por ejemplo, cuando las parejas viven con estrés financiero, es probable que esto afecte su relación emocional y física. El apoyo mutuo, la comunicación abierta y el manejo adecuado de los recursos pueden contribuir a una mayor armonía en todas las áreas de la vida matrimonial, incluyendo la sexualidad.
F. Uso de los recursos para la expansión del Reino
F. Uso de los recursos para la expansión del Reino
Finalmente, la economía del matrimonio está conectada con la misión del Reino de Dios. Jesús nos enseña en Mateo 6:19-21 a no acumular tesoros en la tierra, sino en el cielo. La forma en que los esposos manejan sus finanzas debe estar orientada hacia el avance del Reino. Esto implica apoyar a la iglesia local, a los misioneros y a los ministerios que llevan el evangelio a los confines de la tierra.
Los recursos materiales no son un fin en sí mismos, sino un medio para cumplir los propósitos de Dios en el mundo. Las parejas deben preguntarse constantemente: ¿Cómo podemos usar nuestras finanzas para avanzar el Reino de Dios?Esta mentalidad de misión transforma la forma en que ven sus ingresos, sus gastos y sus prioridades financieras.
Aplicación práctica:
Aplicación práctica:
Creación de un presupuesto centrado en Dios: Cada pareja debe trabajar en un presupuesto que priorice las ofrendas, la generosidad, el ahorro y las necesidades básicas, con la meta de ser buenos mayordomos.
Establecimiento de metas económicas comunes: Los cónyuges deben orar y planificar juntos sobre cómo quieren usar sus recursos para servir a Dios, su familia y su comunidad.
Práctica de la hospitalidad: Planificar momentos regulares para abrir su hogar a otros, integrando la hospitalidad como una parte clave de su economía.
Conclusión
Conclusión
La economía en el matrimonio es un reflejo de la mayordomía que Dios ha encargado a los esposos. Cuando se administran los recursos conforme a los principios bíblicos, las parejas no solo experimentan paz financiera, sino que también pueden participar activamente en la misión de Dios en el mundo. La economía cristiana es una oportunidad para glorificar a Dios, servir a los demás y mostrar que Cristo es nuestra verdadera riqueza.
2. Sexualidad en el matrimonio: Intimidad y santidad
2. Sexualidad en el matrimonio: Intimidad y santidad
La sexualidad en el matrimonio es un tema profundamente importante y, a menudo, mal entendido. A lo largo de las Escrituras, vemos que la sexualidad fue creada por Dios como parte de Su diseño para el matrimonio, no solo para la procreación, sino también para la expresión de intimidad y unidad entre esposo y esposa. La sexualidad, en su contexto bíblico, es un reflejo del pacto, del amor de entrega mutua, y de la comunión entre Cristo y Su Iglesia. Por eso, es vital que los esposos comprendan la dimensión espiritual de su intimidad, que no es algo meramente físico, sino un área en la que Dios desea obrar santidad y plenitud.
A. El diseño de Dios para la sexualidad en el matrimonio
A. El diseño de Dios para la sexualidad en el matrimonio
Desde el principio, Dios creó al hombre y a la mujer como seres sexuales, diseñados para reflejar Su gloria en su relación matrimonial. Génesis 2:24 establece que el hombre dejará a su padre y a su madre, se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne. Esta unión "de una sola carne" incluye la intimidad sexual, que es una expresión de la unidad profunda que Dios diseñó para el matrimonio.
La relación sexual no es algo mundano o sucio, sino algo sagrado. Hebreos 13:4 nos dice que "Honroso sea en todos el matrimonio, y el lecho sin mancilla." Esto significa que la intimidad en el matrimonio es santa y debe ser respetada, preservada y cuidada. Los esposos deben ver su relación íntima como una bendición de Dios, un don para ser disfrutado dentro del contexto del pacto matrimonial.
B. El propósito de la sexualidad en el matrimonio
B. El propósito de la sexualidad en el matrimonio
El propósito principal de la sexualidad en el matrimonio es la intimidad y la expresión de amor mutuo. En 1 Corintios 7:3-5, Pablo enseña que el esposo debe cumplir con su deber conyugal con su esposa, y de igual manera, la esposa con su esposo. Aquí, vemos que la sexualidad es una responsabilidad mutua, no basada en egoísmo o deseos desmedidos, sino en el servicio, el amor y la entrega mutua. Ninguno debe negarse al otro, salvo por mutuo consentimiento y por un tiempo limitado para dedicarse a la oración.
La sexualidad, entonces, no es un medio para satisfacer exclusivamente los deseos personales, sino una forma de profundizar en la unidad emocional, física y espiritual del matrimonio. Es una forma en que los esposos se conectan profundamente y fortalecen su relación.
C. La santidad en la sexualidad
C. La santidad en la sexualidad
El pecado ha distorsionado la visión del mundo sobre la sexualidad, promoviendo el placer desmedido, el abuso, la lujuria y la perversión. Sin embargo, la Escritura nos llama a la santidad en todas las áreas de nuestras vidas, incluyendo la intimidad sexual. Efesios 5:3 nos advierte que "ni aún se nombre entre vosotros la inmoralidad sexual." Esto implica que el matrimonio cristiano debe ser un lugar de pureza, donde la sexualidad se viva en el marco de los estándares de Dios y no conforme a las normas corruptas del mundo.
La santidad en la sexualidad se refleja en cómo los esposos se tratan mutuamente en la intimidad. 1 Pedro 3:7 llama a los maridos a vivir con sus esposas sabiamente, tratándolas con honor como coherederas de la gracia de la vida. Esto significa que la intimidad debe ser marcada por el respeto mutuo, la comprensión y el amor sacrificial. Los esposos no deben buscar sus propios intereses en la relación sexual, sino el bienestar de su cónyuge, honrando y preservando la dignidad de la otra persona.
D. El poder sanador de la intimidad en el matrimonio
D. El poder sanador de la intimidad en el matrimonio
La intimidad sexual en el matrimonio no es solo una experiencia física, sino una herramienta que Dios usa para sanar, fortalecer y unir a los esposos. Cantares de Salomón es un hermoso retrato de cómo el amor romántico y la intimidad sexual pueden reflejar la belleza del amor redentor de Dios. En este libro, vemos cómo la relación entre un hombre y una mujer es celebrada, disfrutada y vista como algo bueno y saludable.
Es importante que los esposos comprendan que la intimidad sexual puede ser un medio de restauración en tiempos de conflicto. A menudo, los problemas en la relación pueden manifestarse en el área sexual, y por eso es crucial que los esposos busquen la reconciliación y el perdón en su matrimonio. Efesios 4:26-27 nos dice que no debemos dejar que el sol se ponga sobre nuestro enojo, lo cual también se aplica a la intimidad. La falta de perdón, el resentimiento y la amargura pueden convertirse en barreras para una relación sexual saludable y santa.
E. Los peligros de la inmoralidad sexual
E. Los peligros de la inmoralidad sexual
La Biblia advierte repetidamente sobre los peligros de la inmoralidad sexual. 1 Tesalonicenses 4:3-5 nos llama a abstenernos de la inmoralidad sexual y a vivir en santidad y honor, no como los gentiles que no conocen a Dios. La inmoralidad sexual incluye cualquier actividad sexual fuera del matrimonio entre un hombre y una mujer, y es un grave pecado que afecta no solo la relación conyugal, sino también nuestra relación con Dios.
La pornografía, la infidelidad y la lujuria son trampas que el enemigo usa para destruir los matrimonios. Jesús mismo advierte que incluso el deseo lujurioso en el corazón es pecado (Mateo 5:28). Por eso, los esposos deben estar vigilantes, protegiendo sus mentes y corazones de cualquier cosa que pueda corromper la pureza de su relación.
F. Comunicación y apertura en la intimidad
F. Comunicación y apertura en la intimidad
La sexualidad en el matrimonio requiere una comunicación abierta y honesta entre los esposos. En 1 Corintios 7, Pablo alienta a los cónyuges a no privarse el uno al otro, lo que implica que debe haber un diálogo constante sobre sus necesidades y deseos. La falta de comunicación en este aspecto puede llevar a malentendidos, frustraciones y tensiones innecesarias.
La Escritura nos enseña que el amor verdadero no busca lo suyo propio (1 Corintios 13:5), por lo tanto, en la intimidad, los esposos deben estar dispuestos a hablar sobre sus preocupaciones, inseguridades y expectativas. Al hacerlo, pueden encontrar formas de servirse mutuamente y fortalecer su relación.
G. La sexualidad como reflejo de la unión con Cristo
G. La sexualidad como reflejo de la unión con Cristo
La relación sexual dentro del matrimonio no es solo un acto físico, sino un reflejo de la unión espiritual entre Cristo y Su Iglesia. Efesios 5:31-32 enseña que el misterio del matrimonio es grande, porque refleja la relación entre Cristo y la Iglesia. Así como Cristo se entregó por Su Iglesia, los esposos están llamados a entregarse mutuamente en amor y servicio.
La sexualidad en el matrimonio cristiano, entonces, es un recordatorio tangible del amor sacrificial de Cristo. Los esposos deben ver su intimidad no solo como un don para disfrutar, sino como una manera de reflejar el evangelio en sus vidas. Este entendimiento transforma la relación sexual en algo sagrado y lleno de propósito eterno.
Aplicación práctica:
Aplicación práctica:
Orar juntos antes de la intimidad: Al reconocer que Dios es el autor de la sexualidad, las parejas pueden orar para que su relación íntima sea bendecida y protegida por Dios.
Fortalecer la comunicación: Los esposos deben tener conversaciones abiertas sobre la intimidad, buscando siempre el bienestar del otro y la santidad en su relación.
Mantener la pureza: Proteger la relación matrimonial de las influencias externas como la pornografía, infidelidad y pensamientos impuros, buscando siempre honrar a Dios en cada aspecto de su vida sexual.
Conclusión
Conclusión
La sexualidad en el matrimonio es un don precioso de Dios que debe ser disfrutado y protegido con santidad y honor. Al vivir conforme a los principios bíblicos, los esposos no solo experimentan una relación más profunda y satisfactoria, sino que también reflejan el evangelio de Cristo en su unión. La intimidad y la santidad van de la mano, y es a través de esta combinación que las parejas pueden experimentar la plenitud del plan de Dios para su matrimonio.
3. El matrimonio como una misión: Cómo la economía y la sexualidad son medios para reflejar el evangelio
3. El matrimonio como una misión: Cómo la economía y la sexualidad son medios para reflejar el evangelio
El matrimonio cristiano no es solo una unión entre un hombre y una mujer para compartir una vida juntos; es una misión divina para reflejar el evangelio de Cristo al mundo. Cada aspecto de la vida conyugal, desde la economía hasta la sexualidad, está diseñado por Dios para ser un medio a través del cual Su gloria sea revelada y Su amor redentor sea reflejado. Cuando comprendemos esto, vemos que tanto la administración de los bienes materiales como la intimidad sexual son oportunidades para testificar del amor sacrificial de Cristo y de la relación pactual entre Cristo y Su iglesia.
A. La economía del matrimonio: Mayordomía como reflejo del evangelio
A. La economía del matrimonio: Mayordomía como reflejo del evangelio
La administración de los bienes materiales dentro del matrimonio no es solo una cuestión de planificación financiera, sino una expresión de nuestra fe y confianza en Dios. La economía del hogar refleja nuestra mayordomía ante Dios, reconociendo que todo lo que tenemos proviene de Él y debe ser usado para Su gloria. 1 Corintios 4:2 dice que "se requiere de los administradores que cada uno sea hallado fiel." Esta fidelidad incluye cómo manejamos nuestras finanzas en el contexto del matrimonio.
El matrimonio es una plataforma para practicar y demostrar la responsabilidad financiera bíblica. Jesús enseña en Mateo 6:19-21 que no debemos acumular tesoros en la tierra, sino en el cielo, porque donde está nuestro tesoro, allí estará nuestro corazón. Esto significa que la forma en que los esposos manejan sus recursos materiales debe reflejar una dependencia en Dios, y no en las riquezas terrenales. Al establecer prioridades financieras que honren a Dios —como el diezmo, la generosidad y el ahorro sabio— los esposos demuestran su confianza en el Señor y su compromiso con Su misión.
1. Unidad en la mayordomía
1. Unidad en la mayordomía
En el matrimonio, la administración de los recursos debe ser una responsabilidad compartida. Ambos cónyuges están llamados a ser mayordomos sabios de los bienes que Dios les ha confiado. La Escritura enseña en Amos 3:3 que “¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo?” La unidad en las decisiones financieras es esencial para mantener la paz y reflejar el orden de Dios en el hogar. Esto requiere comunicación constante y decisiones mutuas basadas en principios bíblicos.
Los esposos pueden hacer un presupuesto juntos, orar por sabiduría en las decisiones financieras importantes y buscar maneras de usar sus recursos para bendecir a los demás. La hospitalidad, por ejemplo, es una forma práctica en la que los matrimonios pueden reflejar el evangelio al compartir sus bienes con la iglesia y la comunidad, extendiendo el amor de Cristo a través de la generosidad.
2. La economía como un testimonio de fe
2. La economía como un testimonio de fe
El manejo de los recursos materiales en el matrimonio es también una oportunidad para testificar al mundo sobre nuestra confianza en Dios. En tiempos de abundancia o escasez, los esposos deben mostrar contentamiento (Filipenses 4:12-13), sabiendo que Dios es quien provee para sus necesidades. Este contentamiento, demostrado en la forma en que usan y comparten sus bienes, refleja el evangelio de Cristo, quien, siendo rico, se hizo pobre por nosotros, para que a través de Su pobreza fuésemos enriquecidos (2 Corintios 8:9).
B. La sexualidad en el matrimonio: Intimidad como reflejo del amor de Cristo
B. La sexualidad en el matrimonio: Intimidad como reflejo del amor de Cristo
La intimidad sexual en el matrimonio es otra área crucial donde los esposos pueden reflejar el evangelio. Como ya se ha mencionado anteriormente, la sexualidad fue diseñada por Dios no solo para la procreación, sino para fortalecer la unidad y la intimidad en el matrimonio. Más allá de eso, la relación sexual dentro del matrimonio es un reflejo de la unión íntima y amorosa que Cristo tiene con Su iglesia.
1. Entrega mutua y amor sacrificial
1. Entrega mutua y amor sacrificial
En Efesios 5:25-28, Pablo describe cómo los esposos deben amarse mutuamente de la misma manera que Cristo amó a la iglesia y se entregó por ella. Este amor sacrificial también se refleja en la relación sexual dentro del matrimonio. Los esposos deben buscar el bienestar del otro antes que el propio, sirviéndose mutuamente con un amor que refleja el sacrificio de Cristo. Esta entrega mutua no es solo física, sino emocional y espiritual.
La sexualidad en el matrimonio se convierte en un lugar donde los esposos pueden practicar el amor ágape: un amor que da sin esperar nada a cambio, que se sacrifica por el bien del otro y que refleja la pureza y santidad del evangelio.
2. Santidad y pureza en la intimidad
2. Santidad y pureza en la intimidad
Así como Cristo es santo y Su iglesia es llamada a ser santa, la relación sexual en el matrimonio debe ser un lugar de santidad y pureza. Hebreos 13:4 nos dice que el lecho matrimonial debe mantenerse sin mancilla. Esto significa que los esposos deben proteger su relación de cualquier forma de inmoralidad sexual, lujuria o abuso. La pureza en la intimidad sexual refleja el carácter santo de Dios y Su deseo de que el matrimonio sea un reflejo puro del amor entre Cristo y Su iglesia.
3. La sexualidad como un testimonio de redención
3. La sexualidad como un testimonio de redención
La relación sexual en el matrimonio no es solo un medio de placer, sino una expresión de la redención que Cristo ha traído a nuestras vidas. Donde el pecado ha distorsionado la sexualidad, Cristo trae sanidad, restauración y santificación. Los esposos deben ver su intimidad sexual como un recordatorio constante de la gracia redentora de Dios, donde el amor y el perdón son practicados regularmente.
Cuando los esposos viven su sexualidad conforme al diseño de Dios, pueden dar testimonio de la belleza y la plenitud que se encuentra en la obediencia a la Palabra. Esto no solo fortalece su relación, sino que también sirve como un testimonio a otros de que el verdadero gozo y satisfacción se encuentran en seguir los caminos del Señor.
C. Economía y sexualidad: Testimonio del pacto
C. Economía y sexualidad: Testimonio del pacto
Tanto la economía como la sexualidad dentro del matrimonio tienen algo en común: ambas son expresiones del pacto matrimonial. Así como Cristo hizo un pacto eterno con Su iglesia, los esposos hacen un pacto de amor y fidelidad. Cada decisión económica y cada acto de intimidad dentro del matrimonio debe ser visto como una oportunidad para fortalecer ese pacto y reflejar la relación entre Cristo y Su iglesia.
En un mundo donde el dinero y la sexualidad son frecuentemente mal utilizados, los matrimonios cristianos tienen la oportunidad de ser luz, mostrando cómo la economía y la sexualidad pueden ser redimidos y usados para la gloria de Dios. La administración sabia de los recursos y la intimidad santa en el matrimonio no solo bendicen a los esposos, sino que también impactan a aquellos que los rodean, demostrando que el evangelio transforma cada área de la vida.
Conclusión
Conclusión
El matrimonio es una misión que va mucho más allá de la felicidad personal. Es una oportunidad para reflejar el evangelio en todas las áreas de la vida, desde la administración de los recursos hasta la intimidad sexual. Al vivir conforme al diseño de Dios en estas áreas, los esposos no solo fortalecen su relación, sino que también glorifican a Dios y dan testimonio de Su amor redentor al mundo. Cada decisión económica y cada acto de intimidad en el matrimonio son una oportunidad para mostrar al mundo el amor de Cristo, Su sacrificio y Su deseo de redimir todas las cosas para Su gloria.
Aplicación práctica:
Aplicación práctica:
Tener un presupuesto conjunto y orar por decisiones financieras importantes.Orar por la santidad y pureza en la intimidad sexual, reconociendo a Dios como el Señor de cada aspecto del matrimonio.Buscar formas de servir a la iglesia y la comunidad con los recursos y talentos que Dios ha provisto en el matrimonio.
En resumen, el matrimonio es un reflejo del pacto de amor de Cristo con Su iglesia. Cuando los esposos entienden y viven su vida económica y sexual conforme a los principios bíblicos, pueden cumplir su propósito de glorificar a Dios y de ser un testimonio vivo del evangelio.