Contextos Literarios
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La lección anterior vimos que es imprescindible conocer los diversos contextos que rodean un texto. Pues el significado de una frase es la suma del texto y los contextos que confluyen. Estudiamos los contextos históricos y sociales. Ahora nos centraremos en los diversos contextos literarios que enmarcan un texto. En términos técnicos a esto se le suele llamar contexto.
Los diversos contextos literarios
Los diversos contextos literarios
Cuando examinamos un texto cualquiera, a su alrededor, como si fueran distintas capas de una cebolla confluyen diversos contextos. Craig Blomberg lo ilustra así:
Al centro del círculo se ubica el pasaje con los versículos que lo preceden o suceden. Para definir esto hay que observar el texto griego, cómo se conectan las oraciones en nuestro texto. Luego se observa el párrafo o serie de párrafos en que nuestro texto se encuentra. Para esto es de gran ayuda la división por párrafos que el texto griego ya sea el de SBU4 o el NA27, 28 proponen. A su vez, esta subsección es parte de una sección mayor del libro. En libros pequeños normalmente las secciones mayores serán de por sí uno o dos párrafos. Pero en libros grandes, una sección estará compuesta por varias subsecciones. Luego viene el contexto del contenido global de un libro. Pero el contexto para entender un pasaje no termina ahí. Hay ideas y conceptos que un autor desarrolla a lo largo de sus escritos. Así que en personas como Lucas, Pablo, Juan o Pedro, debemos mirar los otros libros del mismo autor. Finalmente debemos entender nuestro pasaje a la luz del resto del Nuevo Testamento, y luego de la Escritura completa.
El bosquejo del libro
El bosquejo del libro
Para enmarcar un pasaje ayuda mucho elaborar un bosquejo exegético. Para eso hay que fijarse en los cambios gramaticales que un autor introduce en su discurso. Stanford Orth elaboró una lista de cambios que suelen ayudarnos a ver que un autor está cambiando de una sección a otra. Los llamó “leyes de la estructura literaria”. Las leyes 1‐3 son para distinguir lo principal y lo secundario. La ley 4 ayuda a identificar las partes de una unidad literaria. Leyes 5‐14 contribuyen a identificar la lógica que une las partes del documento.
1. La Ley de Prioridad. Una idea dominante ‐ otras ideas subordinadas.
2. La Ley de Repetición. ¿La repetición de una palabra, una frase, o una idea sugiere el énfasis o tema del pasaje?
3. La Ley de Proporción. ¿Cuánto espacio se dedica a este tema? ¿Por qué?
¿Sugiere esto lo que es de mayor importancia y lo que es secundario?
4. La Ley de Cambio. Observe los cambios de lugar, tiempo, personas, temas, emoción o género literario (como narración, biografía, exposición, exhortación, oración, poesía, parábola).
5. La Ley de Contraste o Comparación. ¿Se ven elementos diferentes o elementos similares?
6. La Ley de Causa y Efecto. ¿Se encuentran algunos elementos que son resultados o consecuencias de otra idea o evento? ¿Se relacionan los medios con las metas? ¿Se expresan condiciones que tienen que cumplirse para que haya un resultado?
7. La Ley de Explicación y Razón. ¿Contribuyen algunos elementos para ampliar, explicar, comprobar o justificar una idea principal?
8. La Ley de Generalización y Particularización. ¿Existen afirmaciones generales y después algunos ejemplos? O ¿primero los detalles y después una generalización para resumir?
9. La Ley de Progresión. ¿Hay una serie de elementos que se relacionan como eslabones en una cadena y mueven hacia una meta, conclusión o clímax? ¿Suben o descienden en importancia y fuerza?
10. La Ley de Clímax. ¿Cuál es la cima o la meta a la cual los otros elementos tienden a llevar al lector?
11. La Ley de Crucialidad. ¿Existe un punto 'eje' por el cuál giran los elementos del pasaje? ¿Distingue usted los elementos que difieren antes y después del punto crucial?
12. La Ley de lo Inesperado. ¿Omite algo el autor que uno esperaría encontrar? ¿Incluye algo que es sorprendente? ¿Por qué?
13. La Ley de Selectividad. ¿Por qué incluyó el autor este pasaje? ¿Por qué está en este contexto? ¿Por qué está en este libro?
14. La Ley del Contexto. ¿Cuál es el tema o mensaje principal del libro o de la división del libro? ¿Cuál es la contribución que este pasaje hace para el tema o mensaje general? Es decir, ¿cómo se relaciona cada parte con el libro o la división entera?
Uno puede entonces leer exhaustivamente un libro y dividirlo en pequeñas unidades literarias. A su vez estas las puede agrupar en párrafos afines. Luego esos párrafos constituyen las secciones mayores de un libro. Las cartas del Nuevo Testamento tienden a tener una estructura bastante estándar. Los acercamientos retóricos han permitido notar que usualmente se pueden detectar las estructuras retóricas típicas de los discursos greco‐romanos del primer siglo. Ben Witherington elabora este bosquejo retórico de Colosenses:4
Prescrito epistolar: 1:1‐2
Exordio/Oración de acción de gracias 1:3‐14
Narratio: El modelo de Cristo 1:15‐20
Propositio/Partitio: 1:21‐23
Probatio: Argumento 1: Ministro del misterio 1:24‐2:5 Probatio: Argumento 2: El punto central de discordia 2:6‐3:4 Probatio: Argumento 3: La necesidad de virtud 3:5‐4:1
Peroratio: Oración y sabiduría 4:2‐6
Cierre epistolar: 4:7‐18
De esta manera, cuando analizamos un pasaje debemos entender en qué sección del argumento del autor se enmarca. También podemos tener una idea más clara de cuáles son los temas principales y cuáles secundarios. Podemos notar si una idea se plantea y luego se desarrolla a lo largo de la obra. Santiago, por ejemplo, presenta casi todos sus temas en los primeros 20 versículos de la carta.
Luego desarrolla paulatinamente cada uno de ellos a lo largo de la carta. Pablo en cambio, tiende a desarrollar sus ideas en secuencias continuas. Los evangelios tienen la historia de Jesús ordenada de manera diferente. Mateo agrupa la información en cinco discursos con historias que los enmarcan. Lucas, por su parte, ordena el material partiendo de Belén hacia Galilea en la infancia, y luego de Galilea hacia Jerusalén durante su ministerio. Marcos dedica la mitad de su libro para presentar la semana de la pasión. Los primeros siete capítulos son una introducción larga. Eso nos lleva al siguiente punto, la importancia del género literario del escrito que estamos examinando.
Formas y géneros literarios
No es lo mismo leer una carta que leer el periódico. Definitivamente el género literario de un escrito influye en cómo leemos y entendemos un texto. El Nuevo Testamento tiene unos cuatro grandes estilos: Evangelios, Cartas, Hechos y Apocalipsis. Cada uno tiene distintos géneros y formas. Vea el siguiente cuadro:
Por lo tanto, lo primero que debemos tomar en cuenta al analizar nuestro pasaje es definir el género literario principal en que se encuentra. Luego poner atención a los subgéneros. También debemos poner atención a las figuras literarias que estén presentes en nuestro pasaje. El lenguaje metafórico es muy común en Las Escrituras. Un error típico al leer Apocalipsis, por ejemplo, es no tomar en cuenta el lenguaje metafórico detrás de prácticamente cada frase en el libro. De la misma manera, tenemos que mirar si estamos frente a una metáfora ya sea genérica o específica. Pablo, por ejemplo, usa la metáfora del edificio o el cuerpo frecuentemente para referirse a las dinámicas sociales dentro de la comunidad de creyentes y su relación con Jesús. Otra figura presente en discursos paulinos, o en diálogos de Jesús con sus oponentes es la ironía. Martínez clasifica las principales figuras en simples: De comparación, de dicción, de relación, de contraste, de índole personal; y compuestas: Alegoría, fábula, enigma.
Acercamientos literarios
Acercamientos literarios
Recientemente acercamientos literarios han contribuido enormemente al estudio del texto bíblico. Sobresalen los acercamientos retóricos. Estos estudian cómo un discurso sigue cierta estructura dependiendo de lo que el autor quiere conseguir o lograr en su audiencia. También está el análisis narrativo. Este es muy útil en el estudio de los Evangelios o Hechos. Se centra en analizar la trama de una narración, los personajes, el clímax, el desenlace, la perspectiva del narrador, de los lectores implícitos, etc.
Un estudio más avanzado del texto bíblico usará uno de estos métodos para el estudio exegético de un texto. Por el momento, usted debe estar atento/a a ver el pasaje en su marco literario. Debe recordar que las epístolas fueron escritas circunstancialmente para resolver asuntos puntuales. No son tratados teológicos con órdenes universales automáticas. Debemos analizar cuidadosamente un texto antes de brincar a las aplicación contextual para nuestra propia audiencia. Se requiere de paciencia para aprender a mirar con ojos literarios, para lograr apreciar el arte de comunicación que los hagiógrafos usan al escribir el Nuevo Testamento guiados por el Espíritu.